Conquistando a un Heterosexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SoloKevin.
Por seguridad cambiaré los nombres y me haré llamar Kevin, en esos días tenía 15 años, soy de piel morena clara, cabello y ojos oscuros, medía 1.65 , complexión normal, nalgón y con un pene de 19 cm. Nacido y crecido mexicano.
Nací en una población donde la homosexualidad es abrazada y respetada, aun se tienen algunos estereotipos un tanto discriminadores, pero van más bien en relación a la personalidad de cada uno. Los hombres en especial tienen una mentalidad muy abierta, y es común que hombres homosexuales mantengan económicamente a hombres heterosexuales a cambio de relaciones sentimentales/sexuales, y es así como las generaciones menores consideran que eso es lo "normal". En una ocasión fue la boda de una tía, y por supuesto yo estaba invitado, sin embargo no pensé toparme con Javier.
Él era un conocido y amigo de mi familia, sus tías y las mías son muy amigas desde hace años, sin embargo a él tenía mucho tiempo sin verlo. Nos conocimos cuando eramos niños, él era más alto que yo, muy delgado, de piel blanca, cabello y ojos color café oscuro y con aspecto un poco tonto; me llevaba muy bien con él, pero nunca nos hicimos los "mejores amigos".
La verdad es que me sorprendí demasiado al verlo, había cambiado muchísimo, Javier tenía ahora 17 años, seguía siendo de piel blanca y medía como 1.76, su espalda se había anchado y estaba bastante fornido (su cuerpo se lo debía a que en ese entonces se hacía cargo de la purificadora de agua de su familia, y cargaba y repartía muchísimos garrafones de agua al día), las facciones de su cara se habían hecho fuertes, como de macho, y tenía marcada la barba de candado aunque acababa de afeitársela.
Se acercó a la mesa donde me encontraba y me invitó una cerveza, acepté y nos fuimos a otro lugar porque a mi familia no le gustaba que yo bebiera. Pasadas unas cervezas (ninguno de los dos se encontraba ebrio, ni cerca) nos fuimos afuera del salón de fiestas. Aunque era un lugar céntrico, la calle ya estaba desierta pues era la madrugada y se veía color naranja por la iluminación del alumbrado público. Él comenzó a preguntarme sobre si tenía novia o novio, a lo que yo respondí que varios, pero nada en serio (Ok, MENTÍ! nunca había tenido ninguna relación de ningún tipo con nadie), fue entonces que me pidió que fuéramos a hablar en privado para que le contara.
Nos movimos a un lado del salón en un callejón oscuro y nos pusimos atrás de un bote de basura, inmediatamente puse mi mano sobre su pectoral y dije "wow! que buenos pectorales tienes…" a lo que respondió "Abajo del pantalón tengo una que está más buena. Se la iba a dar a tu tía pero ya se casó" agarrándose la verga sobre sus jeans. Con su comentario me di cuenta que era un completo patán! Pero estaba tan caliente que decidí ignorar lo que dijo y le levanté la camisa y entre metí mi mano abajo se su pantalón (esa parte entre el abdomen y el vello púbico de los hombre siempre me ha parecido muy sexy), bajé poco a poco a través de sus vellos hasta que tuve entre mis manos aquella vergota. Semi-erecta, larga, cabezona y con unas bolas grandes, un poco velludas y cargadas de leche.
"Mmm… es pequeña" Dije entre una pequeña sonrisa sacando rápidamente mi mano de ahí, trataba de bajarle su actitud un poco (En realidad nunca había tocado otra aparte de la mía, pero la suya era bastante grande). Él solo sonrió y dijo "Es que la tengo dormida, pero espérate a que la tengas en la boca y vas a saber lo que es bueno" desabrochándose los jeans y jalándosela. No pude contenerme más y apreté mi cuerpo contra el suyo besándolo, su pantalón cayó al suelo y desabroché su camisa, su pecho era velludo y lo fui lamiendo poco a poco, saboreándolo y bajando, hasta que llegué a su verga. Ésta ya empezaba a gotear y con una pequeña lamida recogí esas gotas para que no se desperdiciaran, entonces bajé aun más hasta sus testículos, los cuales succionaba con mucho cuidado, mientras Javier acariciaba su verga contra mi rostro. Luego de un rato de chuparle los huevos seguí a su verga, lentamente lamí su cabeza, era deliciosa la leche que ya le escurría y esa textura de su glande como de goma, luego la comencé a lamer bastante bien a lo largo hasta que la metí toda en mi boca. Mientras la metía y sacaba procuraba mojarla un poco más, la masajeaba por dentro con mi lengua y tenía mucho cuidado con mis dientes al mismo tiempo que succionaba un poco para que sintiera más apretado.
Su pene ya estaba muy duro, sus venas hinchadas las sentía rozar mis labios y cada vez se movía más rápido. Incliné la mirada hacia arriba y pude ser sus expresiones de placer que eran fuertes, fuertes en el sentido de que no gritaba como niña, hacía sonidos de hombre rudo dándome mi lechita. Al poco rato explotó dentro de mi boca y sólo dio un suspiro.
Yo me levanté y me limpié mientras él se acomodaba la camisa y se subía los jeans. Me dijo que si yo tenía ganas él me arrimaba la verga mientras yo me masturbaba para venirme. Pero le dije que no, que me gustaría más quedarnos abrazados un rato ahí. Y así fue, me recosté sobre su pecho y el pasó sus fuertes brazos alrededor de mi, nuestros cuerpos aun se sentían calientes y quedamos en silencio.
Al regresar a la fiesta él se sentó y yo me puse a bailar (me encanta bailar, es mi hobbie favorito), sólo me miraba y su expresión era como de cansancio. "¿Ya tienes sueño?" pregunté en algún momento que me acerqué, me puso una de sus grandes manos en mi cadera apretando un poco y dijo "No se que me hiciste, pero fue la mejor mamada que me han hecho, me dejaste relajado". La fiesta terminó y cada uno se fue con su familia.
A los pocos días recibí un mensaje de él, había conseguido mi número con unas de mis tías y quería irme a visitar. Como era bien recibido por mi familia, pasó el fin de semana allá y durmió en mi habitación. Esos eventos se repitieron durante algunas semanas más, de fajes y sexo oral esas noches ("Fajar" en el lugar donde vivo, se conoce como besos apasionados y manoseo). Al principio Javier me pedía dinero por el sexo, sin embargo mi dignidad me impedía hacerlo, al grado que se desesperaba, pues a toda costa quería volver a tener ese placer y por otro lado quería "seguir las costumbres del lugar" por llamarlo de alguna forma. Así que antes mi postura de negativa a darle dinero, se rindió y comenzamos esa relación.
Yo me interesaba por sus cosas (se me da la facilidad de escuchar a las personas) y en lo que podía lo aconsejaba, me comportaba dulce y hogareño con él, cuando iba los fines de semana a mi casa aveces cocinaba para él (nunca se me dio la cocina, pero hacía mi esfuerzo) y Javier hacía trabajos pesados, como podar el jardín o aveces algo de albañilería, por lo cual la relación se hacía más y más íntima. Me tomó con un poco con sorpresa cuando me pidió que fueramos novios (a escondidas de nuestras familias) pero yo sabía que con su machismo y calentura (y por la distancia de nuestras casas) me sería infiel, por lo cual le propuse mejor tener una relación libre por el momento, intentar y ver como resultaba, a lo que él accedió.
El sexo era demasiado rico y la relación iba bastante bien, creí que no podría mejorar, hasta que me propuso penetrarme…
Muchos saludos y gracias por leerme! Es el primer relato que escribo y basado en hecho reales, se que a lo mejor la parte sexual fue solo como el 40% del relato pero no me gustar mentir agregando o quitando detalles que no van. Un cálido abrazo hasta donde se encuentren, Kevin.
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