Coqueteo en la combi.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo empezó una noche que me subí a la combi de regreso a casa de la escuela, la combi se esperó unos minutos más para ver si agarraba más pasaje, y así fue, se subió una señora y detrás de ella un chavo, güero, delgado, como de unos 1.70 cm de alto, 17 años de edad; pagó el pasaje y se puso del otro lado de la combi, con la cara mirándome, puso marcha a la combi y nos fuimos, en la siguiente parada se subió una chica, bastante guapa y los dos nos le quedamos viendo, tal vez para disimular o tal vez porque estaba bonita, por un momento pensé que le iba a hablar pero no fue así, continuo el camino y empezamos a intercambiar miradas, diría yo como un pequeño coqueteo…
Las miradas se empezaron a volver cada vez más continuas, al punto que cuando el otro volteaba a verlo, fingíamos que no nos veíamos, pero era obvio, sentía algo. Pasaban 5 minutos, 10 minutos y la combi iba cada vez más despacio, me le quedaba viendo y el a mi, con miradas de esas que levantas tus ojos y lo ves. Se llegaba la hora en que yo me tenía que bajar, esperando que se bajara antes y me diera una señal, algo que me incitara a hablarle; mientras eso pasaba, se empezó a parar mi pene dentro de mi pantalón, era algo notorio, pero era excitante, ya que él ya lo había notado y miraba de rápido de vez en cuando. Hizo un movimiento y mi corazón se empezó a acelerar "Tienes que hacer algo" dije hacia mis adentros "no puede escaparse así nada más", "tienes que intentarlo"; luchaba conmigo mismo, hasta que se levanto, tocó el botón para bajarse y nos vimos, intercambiamos miradas y con su cabeza, hizo un movimiento hacia afuera, esa era la señal que yo deseaba, que tanto anhelaba, se bajó de la combi y me bajé inmediatamente detrás de él.
Lo seguí y lo alcancé
-Hola- fue lo único que salió de mi boca
-Hola- contestó asombrado -pensé que no me entenderías la seña.
-No lo hice, de hecho, fue impulso- me empezaban a sudar las manos, mientras trataba de ocultar mi reciente erección con mi maleta de la escuela.
-Y bien, cuéntame, sobre ti- Evidentemente quería conocerme.
Empezamos a caminar sobre la banqueta mientras intercambiábamos información básica sobre cada uno, a qué escuela vas, la edad, preferencias, hobbies, cuando llegamos a este asunto, no sabía si decirle todo, me podía considerar quizá un poco extraño. Seguimos caminando y me fui enterando de cosas que me excitaban más: le gustaba el soccer, era ameno a mi equipo, lo cual me enamoró (jaja), le gustaba masturbarse, ver películas, en fin, cosas que a su edad y la mía, son comunes.
-Oye, ¿gustas acompañarme a mi casa?- me preguntó dudoso mientras doblaba hacia una calle lateral a la que ibamos caminando.
-Si- tartamudeaba del nerviosismo que tenía.
-Yo también estoy nervioso, no te preocupes- me dijo
Solté una carcajada y seguí caminando a su lado, tal vez por la circunstancia o simplemente roce, juntamos nuestras manos, las entrelazamos y nos miramos a la cara, sin pensarlo, lo tomé de las mejillas y lo besé; un beso exquisito, de los mejores que he dado, inclusive a mujeres, mi pene se volvía a parar y el de él también, estaba pegado a mi, como no queriéndome soltar, pero lo tuvo que hacer. Nos separamos y continuamos el viaje, me explicó que su casa no quedaba lejos, que de hecho, no había nadie porque su mamá había salio a cenar con sus amigas, yo, entusiasmado por esa noticia, empecé a caminar más rápido. Cuando por fin llegamos, sacó sus llaves y abrió la puerta, entramos y nos dirigimos a su cuarto.
.-Pon tus cosas en el sofá, mientras acomodo mi desmadre- soltó una risa y recogió su ropa. Le ayude a hacerlo para así terminar más rápido. Cuando hubimos acabado, me tomó de la cara y me volvió a besar, ahora si, pude tocar sobre su pantalón esa cosa que tanto anhelaba; continuábamos besándonos, de tal forma que no tardamos en caer a la cama juntos, yo arriba de él. Yo frotaba su pene mientras el agarraba mis nalgas, me empezó a quitar el pantalón y quede en boxers, mi pene erecto se marcaba; hice lo mismo con el y lo mismo, su pene erecto se marcaba aún más. No podía evitar dejar de verlo, nos quitamos las camisas, calcetines, zapatos, todo, quedamos totalmente desnudos, nuestros cuerpos conspirando en contra nuestra.
-Chupamela- me susurró al oído mientras bajaba para besarme el cuello. Le obedecí y le baje el boxer, salió su pene y al fin pude verlo, un pene güero, rico, de unos 16 cm, sin circuncidar, lo mejor de todo era que estaba rasurado, no sé si fue mi expresión al verlo, pero sonrió y me hizo una seña de que era hora. Baje mi cara hacia su miembro y empecé a mamarsela sin parar, solamente escuchaba como respiraba y de vez en cuando gemía. -Voltea a verme- le escuchaba decir mientras subía mi mirada a esa cara hermosa. Agarró mi barbilla y me levantó de nuevo a su boca -Que ricos saben tus besos- se le cortaba la voz de lo agitado, empezó a bajar su cara hacia mi pecho, de ahí a mi abdomen, llegó a mi bulto y lo empezó a acariciar, me bajó mi boxer y saltó mi pene erecto, lo introdujo dentro de su boca y empezó a mamarmela, era la mamada mas rica que había recibido, mientras seguía, agarraba mis huevos con sus manos, gemía yo de placer -continua- le decía, esperando no venirme antes de tiempo. Se despegó de mi verga y me volvió a besar, está vez más intenso, más rápido, con más pasión mientras agarraba nuestros penes y los juntaba.
-cógeme, cógeme por favor- me dijo, en ese momento, me entró un frío, por un segundo me paralicé. Quería hacerlo, lo deseaba. -¿tienes condones?- le alcancé a decir. Me miró y sonrió, me explicó donde estaban y tomé uno, me lo puse, le di la vuelta y empecé a tocar sus nalgas, lo puse en cuatro (de perrito) y empecé a ponerle saliva en su ano, para dilatarlo. Coloqué mi pene en medio e intentaba meterlo.
-Con cuidado- me decía con su cara de satisfacción
-No te preocupes, no lo forzaré- le contesté -¿es tu primera vez? -le volví a preguntar
-si- me contestó con una voz a punto de llorar.
-me dices si te duele- le dije mientras metía cada vez más mi pene, ya iba a la mitad.
-que rico- es lo único que alcazaba a escuchar.
Seguía cogiéndolo, ya sin dolor ni preocupación, solamente escuchaba como gemía del placer, le gustaba evidentemente. Me gustaba a mi. Cambiamos a dos posiciones, y me corrí, una corrida como nunca antes, en su pecho la deje y se empezó a masturbar mientras yo lo besaba -me voy a venir- me dijo y así fue, chorros de semen salían de su pene hacia su pecho, parecía que nunca se la había jalado, lo lamí un poco y de ahí nos metimos a bañar, me despedí y me fui, no sin antes darle otro beso y prometiendo volverlo a ver. Salí de su casa hacia la mia, unicamente pensando en ese momento.
Pasaron dos semanas y nos volvimos a encontrar, fue como si se repitiera la historia, nada más que aquí ya sabíamos como sería el desenlace.
Gracias por leer. Después subiré más relatos con este chico.
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