Cornudo otra vez
Después de lo acontecido en el primer relato, empecé a espiar a mi marido, lo que descubrí me dejó sin palabras..
Después de lo acontecido con mi pareja y Alberto, me sentía muy confundido, algunos días estuve pensativo y no sabía si decirle a mi esposo lo que había visto, sentía mucho coraje pero al mismo tiempo recordaba lo sucedido en nuestra sala y tenía una erección casi al momento, con Alberto no noté cambios en su comportamiento pero sabía que era cuestión de tiempo para que volvieran a coger, sentía una maraña de nervios y celos combinados con lujuria y en medio de todas esas emociones compré una mini cámara espía para el carro de mi pareja, que simulaba ser un aromatizante de esos que se conectan al tomacorriente del tablero, de tal forma que no se notaba que fuera una cámara, sabía que estaba mal lo que hacía, pero si me era infiel nuevamente era algo que quería saber y al mismo tiempo quería verlo.
Tengo que contarles que soy diseñador gráfico freelance y a diferencia de Saúl casi no salgo del estudio, ya que me la paso la mayor parte del día pegado a la computadora, el por su parte; se reúne constantemente con clientes y tiene que realizar visitas a las diferentes dependencias del estado o visitar a otros abogados de diferentes ramas según lo requiera su trabajo, por lo general viste de traje y ocasionalmente se lleva a su asistente en turno cuando tiene que entregar documentación, los primeros días, cada que me avisaba que tenía que salir con Alberto y encendía el carro, pensaba en lo que grabaría la cámara y que no podría ver hasta su regreso, ya que la cámara necesitaba conectarse a internet para enviar a la aplicación lo que había grabado durante el día y me temblaban las manos… me temblaban solo de pensar, de imaginar lo que vería y preferí centrarme en un diseño de página web que tenía que terminar. Así pasó la mayor parte del día, aproximadamente a las 4 pm me encontraba viendo la TV en la sala cuando escuché que Saúl entraba y estacionaba el carro, se bajaron con algunas carpetas de documentos y entraban ambos a la casa, me puse tenso, ellos entraron de lo más normal y saludaron desinteresadamente, noté que Alberto tenía el abdomen inflamado en comparación de como lo había visto recién por la mañana, se notaba incomodo y se tocaba el estómago, se dirigieron al despacho y hablaron durante unos 5 minutos, luego salió Alberto y se dirigió al baño que estaba junto a la sala, no le tomé importancia hasta que escuché que hacía mucho ruido y a la vez trataba de disimularlo, parecía que estaba enfermo del estomago y se quejaba, este detalle me hizo imaginar cosas, todo el que haya sido pasivo alguna vez sabe que después de una buena cogida a pelo queda lleno de esperma y aire que después necesitará expulsar, produciendo ese ruido.. mi corazón se aceleró y al cabo de algunos minutos de tensión Alberto salió del baño y supongo que habré tenido un gesto inusual porque se puso nervioso, se despidió y salió rápidamente hacía su moto… Saúl por su parte se encontraba realizando algunas llamadas en el despacho, sin pensarlo entré al sanitario y de inmediato capté olor a sexo, olor a verga a semen y a culo después de coger, Alberto no estaba enfermo del estómago, no había duda, cogieron en algún momento del día y cabrón de Alberto había ido a sacar el semen de mi esposo en el inodoro de mi propia sala, justo a metros de donde me encontraba.
Nuevamente sentí muchos celos y dolor, no sabía a donde iba parar esta situación, entonces Saúl entró a la sala sonriente y se comportaba más cariñoso que de costumbre, me abrazó por la espalda y me besó el cuello, casi por reflejo lo rechacé apartándolo de mí, normalmente me hubiera comenzado a gritar y pelear con algún reclamo pero no lo hizo, solo sonrió nervioso y se sentó en la sala, nuestra mirada se cruzó por un momento y pude ver culpa en sus ojos o acaso era lástima?, ambos sabíamos lo que había ocurrido sin siquiera mencionarlo, sin decirlo, en silencio me decía que había vuelto a suceder, le dije que me sentía cansado y subí al baño para ver lo que había grabado la cámara… Nervioso y dolido esperé a que cargara la imagen y durante los primeros minutos no pasaba nada relevante, ese día mi esposo llevaba un traje azul marino con sutiles rayas que le ajustaba muy bien marcando mucho su bulto y nalgas, Alberto por su parte vestía jeans y una camisa negra, Saúl manejaba y Alberto iba en el asiento del copiloto, solo hablaban de trabajo y se dirigieron a ver a un cliente para firmar algunos documentos, todo parecía normal hasta que salieron de la oficina del cliente y se dispusieron a ir a comer, en el camino Alberto parecía tocar a mi esposo más de lo habitual y sonreían mucho, mientras hablaban, Alberto le tocaba el hombro o la pierna hasta que su mano terminó en el bulto de Saúl, mi esposo ni se inmutó, tan solo se acomodó en su asiento, abriendo más las piernas para que Alberto pudiera agarrarle la verga con comodidad, siguieron hablando de trabajo mientras Alberto le masajeaba el paquete por encima del pantalón, parecía que esa verga iba a romper la tela, se veía muy duro y se le marcaba el glande en la tela, poco a poco fueron acelerando el ritmo y mi marido ponía cara de satisfacción, había empezado a mojar los pantalones, una gota escurrió de su glande, atravesando la tela y Alberto ni corto ni perezoso tomó el precum con su mano y lo llevó a su boca, saboreándolo, así estuvieron un rato, ya no hablaban, solo era Alberto sobando el paquete de Saul y saboreando todo el precum que salía de su verga, hasta que llegaron al restaurante, se bajaron del coche y Saúl se acomodó la verga antes de cerrar la puerta del carro aunque le quedó la mancha de precum. Comieron durante aproximadamente una hora y media, en la que estuve en ascuas, pensando en lo que estaba pasando, me recorría un escalofrío por todo el cuerpo así que adelanté el video hasta que volvieron a subir al carro, todo transcurrió con normalidad, viajaron de regreso a casa y por un momento pensé que no pasaría nada más, ya ni siquiera hablaban de nada, hasta que Saúl se desvió en un camino sin pavimento, no se podía ver mucho hacía fuera del carro ya que la cámara se centraba en el interior, solo veía una parte el cristal trasero y parecía que entraban a una zona de sembradíos solitaria hasta que ya no se veía más la carretera, solo arboles y un camino de terracería interminable, pararon junto a lo que parecía ser un árbol grande y Saúl apagó el carro, miró hacía todas direcciones, asegurándose que no venía nadie y cuando estuvo seguro puso su mano en el bulto de Alberto, con desesperación le bajó el cierre y liberó aquella verga joven, no era grande, en realidad era de tamaño muy común y sin circuncisión y eso si, muy peluda, mis ojos se abrieron como platos a la vez que una erección se gestaba en mis pantalones, mi esposo siempre me había dejado en claro que era activo y solo una vez me había mamado la verga, decía que era algo que no le gustaba y no lo volvió a hacer jamás, pero ahí estaba jalándole la polla a Alberto y cuando estuvo lo suficientemente dura se agachó para mamarla con desesperación, se la metió hasta la base, hasta que los huevos de Alberto le quedaron en la barbilla, se la mamó un rato mientras Alberto reclinó el asiento y se relajaba disfrutando de los labios de mi marido, Saúl jadeaba y se atragantaba de polla, no lo reconocí tragando verga como hambriento, sentí muchos celos pero también una lujuria ardiente de ver a mi marido así… al paso de unos minutos se pasaron al asiento trasero, Alberto recostado a lo largo del asiento y mi esposo fuera del carro con la puerta entre abierta, le bajo el boxer y el pantalón y levantó las piernas de Alberto, dejando ver su redondo culo peludo, el puto de Alberto tenía puesto un suspensorio rojo, seguramente los hijos de puta habían planeado desde antes este momento… y ahi estaba Saúl, mamandole el hoyo con ansias,
— Lo traes sudado perrita — dijó Saúl mientras sonreía
— Callate y cómeme el culo — contestó Alberto, mientras tomaba la el cabello de Saúl y lo jalaba hacía su culo, mi marido gimió como una bestia y sumergió su cara en el culo peludo y redondo de su asistente, parecía que lo disfrutaba, de pronto se detuvo, volvió a voltear a todos lados y cuando estuvo seguro que no venía nadie se levantó y se sacó la verga por el cierre del pantalón, estaba muy hinchada y venosa, parecía que iba a reventar de lo gorda que se veía, se la ensalivó y la fue metiendo poco a poco en el culo de aquel joven.
— Métemela hasta los huevos papi — pidió Alberto, mientras gemía de placer
— Eso no lo dudes putita, se que te encanta mi verga — contestó Saúl y se la empujó a tope, Alberto lanzó un pequeño grito entre dolor y placer, pero Saúl ni siquiera esperó, una vez dentro empezó a darle fuertes embestidas provocando que todo el carro se moviera frenéticamente, mi mente explotaba de lujuria y celos por no poder complacer a mi pareja de esa forma, de pronto pararon para cambiar de posición, mi marido se sentó en la parte trasera aún vestido, solo con la verga de fuera y Alberto ya casi desnudo se montó en él, de tal forma que la escena quedaba justo frente a la cámara, no les veía los rostros, solo se veía el culo y espalda de Alberto y asomaban los huevos de mi esposo entre aquellas nalgas y sus pantalones de vestir, enrojecidos por la presión que se cernía sobre ellos, el putito de Alberto daba fuertes sentones en la verga de mi marido, había puesto los pies en el asiento y ahora controlaba completamente el ritmo de la cogida, el tragón era insaciable, le encantaba la verga y no parecía tener ningún problema con el tamaño, mi marido daba fuertes gemidos de placer, ya ni siquiera se movía, tan solo estaba sentado con las manos a cada lado del asiento mientras Alberto le comía el rabo con locura
— A este paso me vas a hacer venir, ricura — dijo Saúl
— No te preocupes, quiero que me preñes, lléname de tu leche papi, estos huevos están llenos porque el pendejo de tu esposo no sabe complacerte — contestó Alberto
Sentí ganas de matarlo, el muy cabron se burlaba de mi, pero era cierto, yo nunca habría imaginado complacer a Saúl de esa forma, al cabo de unos 20 minutos Saúl se vino dentro de Alberto, metiéndole el pito a tope y gotas de semen escurrían saliendo de su culo, sin embargo Alberto no se detuvo, siguió dando frenéticos sentones y mi marido comenzó a gemir mas fuerte intentando detenerlo
— ya para cabrón, esperateeee — ordenó Saúl
— no papi, todavía quiero más de tu verga, te enseñaré algo que aprendí con mi primer novio — dijo Alberto
Así que continuó, siguió dándole sentones hasta que la leche que escurría por sus nalgas parecía crema y al cabo de un par de minutos nuevamente Saúl pareció venirse
— Aaahhh si mi amooorrr — jadeó Saúl, parecía tener un segundo orgasmo consecutivo, sin parar y en ese momento Alberto se sacó rápidamente la verga de Saúl para seguirlo masturbando con sus manos a la vez que combinaba sus movimientos con chupadas en el glande, la verga de mi marido a estas alturas tenía las venas muy pero muy marcadas, estaba bastante roja y parecía haber crecido unos centímetros más, el glande parecía un champiñón de lo hinchado que lo tenía, nunca lo había visto de esa forma, parecía otra polla completamente diferente a la que era habitualmente, había escuchado que cuando la excitación de un hombre llega al punto máximo pasaba algo como esto pero jamás lo había visto en realidad, el cuerpo de Saúl daba fuertes espasmos y tenía una expresión de placer y entrega absoluta en el rostro, pero ya no intentaba detener a Alberto, la muy putita se había propuesto deslechar a mi esposo hasta dejarlo seco, con el semen que parecía crema continuó masturbando a Saúl a la vez que le lamía las bolas peludas, ambos sudaban… finalmente esa verga con cabeza de champiñón se ensanchó un poco más, disparando los últimos 3 chorros de esperma que le quedaban y Alberto bebió como becerro sediento, lamiendo a su vez la espuma de las corridas previas, recogiéndola de los huevos vacíos de mi esposo, lamió hasta la ultima gota y por fin dejó descansar la verga que poco a poco quedaba flácida, parecía un pedazo de carne por lo roja que había quedado, Saúl le dio un largo beso a Alberto mientras lo masturbaba para que terminara, no tardó mucho y su esperma fue a parar a la camisa de Saúl, ambos se limpiaron y acomodaron sus ropas, Saúl se acomodó la verga en los bóxer y al hacerlo hizo una expresión de molestia, parecía que le hubiese quedado adolorida después de toda la cogida
— Eres un puto insaciable, no te cansas de comerme la verga, tienes un culo y una boquita muy hambrientos nene— dijó Saúl
Hace tiempo que a mi me llamaba así, «nene» pero luego dejó de hacerlo
— Con la verga que tienes te la comería todo el día papi, cuando quieras que alguien te desleche, aquí me tienes — contestó Alberto limpiándose las últimas gotas de semen de la boca
Saúl tenía una gran sonrisa en el rosto, ahora entendía porque el había llegado tan feliz, mi corazón latía con fuerza, sentía que la cabeza me iba a explotar y no resistí más, me saqué la verga y me masturbé en ese momento, lanzando una corrida espectacular, saque mucha leche, estos orgasmos eran muy intensos y estaba experimentando placer en el placer que mi pareja sentía con otro hombre, decidí no pensar mucho en el tema antes de decidir que hacer con mi relación, entonces Alberto me gritó desde nuestra recamara, nervioso limpie mi semen del piso y guarde mi teléfono, salí del baño y lo encontré acostado en la cama descansando, sentía ganas de llorar y mostrarle todo, pero no pude, quería golpearlo pero también lo amaba, a pesar de su traición, me límite a acostarme en su pecho mirando su bulto, recordando como se lo había entregado al puto de Alberto, lo toqué y rápidamente me quitó la mano, fingió tener cosquillas, pero se notaba que aún estaba dolorido.
Nos quedamos dormidos, cuando me levanté al baño era de madrugada, de pronto se encendió la pantalla de su teléfono, era una notificación de Alberto, me aseguré de que estuviera dormido, de hecho roncaba y abrí el mensaje, era un mensaje de telegram que decía «más viajes como este, jefe».
Necesito más , no te imaginas cuánto me la jale!!!
Que rico tu nombre, tienes telegram?