Cortos: Vergüenzas… el secreto que debemos guardar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
¡Cuidado! El pensamiento consiente es virtual y, como tal, libera nuestra imaginación, pero al mismo tiempo, está sujeto a graves distorsiones. [Augusto Cury – El Coleccionista de Lagrimas]
1. Si yo fuera tu novia.
– Estaba sentado en el sofá, veía televisión y, también se tomaba una birra. Sergio es el tipo de hombres, que son machos hasta en el modo de sentarse. Lleva puesto un mono de algodón y color gris, es de cuerpo ancho y grueso, musculoso sin tanta pretensión. Lo que desea, lo obtiene. Al mirar a los ojos del otro chico, que está junto con él, en la misma habitación, da rienda suelta al deseo del otro.
UNO
Al visualizar mi rostro en el espejo, me peino de lado, tratando mi cabello tan suave, y sintiendo un orgullo de tenerlo un poco largo. Cuando salgo del baño, está ahí el, sentado en el sofá; no solo lo deseo, sino, también que lo amo.
Hace poco se ha ido la novia. Papá y mamá no están en casa. Lo único que agradezco a la novia, es que, me lo ha dejado caliente, y siendo ella tan estúpida, no imagina, que esa calentura la desahoga en mi boca y, también en el culo.
Con esa cara de culo, me da un vistazo. Murmura algo, pero no le oigo por el ruido del televisor. Se mete la mano dentro, y se toca la entrepierna, señal que conozco y me llego al sofá.
Aun actuó como la primera vez; me tiembla la mano, pero llego hasta su miembro erecto. Si está parado, es porque desea una mamada, y cuando deja descubierto su erección, bajo y le mano la verga.
La conozco, desde hace un rato que le he mamado la verga. El olor, su sabor, la textura; es como un alimento necesario. Mi dulce, mi manjar…
Al prensarla, el glande hinchado queda rojo. El frenillo le impide quedar totalmente expuesto, pero mi lengua disfruta el sabor que segrega. Me hunde su falo, mi garganta se atraganta, le mamo el guebo de arriba abajo, le chupo la cabeza y luego le mamo las bolas, él se contrae, me sujeta y me devuelve su miembro viril a mi boca.
Lo estamos haciendo en la sala, en el sofá donde juntos, con mama y papa, vemos televisión. Esto me gusta y cuando más, le dedico a chuparlo, me sorprende la leche. El comienza acabar, a borbotón y muy caliente, zaceando mi sed de semen, de su semen; tan dulce como pegajoso, y tanto amargo cuando lo trago, pero me he acostumbrado a él, a su sabor y textura, y no pierdo ni un poco, todo me lo tomo.
DOS
Hace dos semanas que no hago nada, ya me carcome la ansiedad, y Alicia le ha venido a visitar. La odio, pero agradecería mucho, que de nuevo me lo deje totalmente caliente.
Era medio día, y estábamos los tres en casa. Pero ellos dos encerado, sabía muy bien que la puta de Alicia, no le permitía llegar ni siquiera a sus piernas, por eso me lo dejaba muy cabreado. Cuando lo veo salir de la habitación, el manchón colorado de un rojo oscuro en la sabana que traía en la mano, me dejo totalmente helado. Ahí iba, lo que había sido la virginidad de Alicia. Me miro a los ojos, y el gesto fue, que fuese cómplice de su acto, dejando escondida la sabana, para luego lavarla.
– Eliot estaba en su habitación, hiperventilado, jadeante y traicionado. Si antes no quería a Alicia, ahora deseaba matarla. Como podía reclamar, quien era el, si era el plato de último momento en la mesa, ahora se debía conformar, cuando quisieran darle su ración limitada.
Me veía al espejo, y casi creía tener el cuerpo de una mujer, pero mis hombros son anchos, y tengo la barbilla muy pronunciada. Como deseaba ser Alicia, la mujer entre sus brazos, la que era dichosa de recibir sus labios en los suyos, afortunada de sentir su afecto y cariños.
No me ha enviado ni una señal, desde hace dos meses. Ahora estoy en la puerta de su habitación. Entro y me quedo viéndolo; como duerme, su cuerpo casi desnudo, los tonos azules de la noche, brillando en la piel blanca, respirando lento y con la mano muy debajo del pecho. Esos finos pelos, que van desde el ombligo hasta la ingle. Me acerco y recuerdo que así mismo fue, como todo empezó…
– Fue una noche. Estaba Eliot inquieto en su cama. En la tarde lo ha visto haciéndose una paja, entro al baño y ahí lo vio. Las miradas de ambos se dijeron todo, pero la Eliot quedo fija en la virilidad del otro. Sergio le ha mirado, y se da cuenta del pensamiento de Eliot; le sujeta la mano y la lleva hasta su miembro, este lo siente al tacto, mojado por el agua, pero caliente y palpitando. Lo apretó y Sergio jadeo, se la pelo y la volvió jalar, Sergio casi acababa en el acto, pero alguien venia y rápido tuvieron que dejarlo.
Pero la noche estaba tranquila, sin ruidos, sin brisa. Eliot fue a la habitación de Sergio, entro y él estaba acostado, desnudo y con el guebo templado, mirando al techo. No hizo más falta, se llegó a la cama y directo se fue a la entrepierna de Sergio. La está chupando, y este sabor nuevo le deja marcado, se engulle la verga entera, ve a su hermano mayor, como jadea. Ambos cierran los ojos y tanto la boca de Eliot, como la pelvis de Sergio, se unen en un solo compas…
Temblaba, cuando estaba por poner mi mano en su bulto. Al tocarlo, he sentido lo mismo, pero ahora más intenso, sin saber, si voy hacer rechazado, pero ahora su bulto crece en mi mano, la aprieto y el palpita. Toco su torso, y jalo la pretina del bóxer, le saco el miembro un tanto erecto y de una me lo llevo a la boca. Está un poco salado, y en mi boca crece, hasta estar totalmente parado. Al abrir los ojos, mi hermano me ve, soñoliento, pero aun así, despierto y sabiendo que le estoy mamando la verga. Su cuerpo de relaja, y se deja mamar. Al rato me pone de cuatro en su cama, levanto el culo, como a él le gusta, y sin piedad me la manda hasta adentro. Chocan sus bolas, el sonido es contaste, en cada embestida de su pelvis, enterrando más y más adentro su herramienta gruesa. Me está reventando el culo, me sujeta de la cintura y me hace sentir la mujercita que soy por dentro. Su verga se expande dentro de mí, el glande lo siento muy hinchado, y al momento de un sacarlo lo mete hasta al fondo, y me llena todo el culo de su semen. Me sentía preñado por su leche, jadeante y excitado me la he corrido y he acabado.
2. La cama fue cómplice
Dormíamos en una colchoneta, pero ahí estaba incomodo, la compartíamos con cinco más, hermanos y primos. El calor era sofocante, me levante y le di mi queja a mi madre, la repuesta que me dio, fue la mejor solución; – ¡ve y duerme en el último cuarto! –.
UNO
– Raúl despego la cabeza, que tenía pegada a la entrepierna. Sonó como un corcho expulsado, y solo atino ver la sombra, que le estaba mamando la verga. Se levantó, y fue a prender la luz, y lo vio ahí de rodillas al piso.
Días antes, marquito había experimentado algo nuevo. Cuando ha salido al patio, Raúl estaba bañándose; no percato el muchacho que estaba desnudo, cuando ve, que la pipote de agua le cubría la desnudes a Raúl.
Un hombre alto, joven, delgado y ancho, blanco como leche, de cabello negro oscuro, a igual que su pubis es de pelo grueso y negro. Cayendo el trozo de carne, grueso como un bollo, apenas dejando ver el prepucio, un poco de su glande rojo y, par de bolas que cuelgan y también peludas. Quizás Raúl no era muy simpático de rostro, aún hay marcas del acné provocado en la adolescencia, pero atraía su masculinidad y seriedad. Raúl no procuro cubrir, su desnudes, los tazados de aguas, caía por todo su cuerpo, marquito despego la mirada, obligándose a retirarse de ahí, y así lo hizo.
Al dormir con mi tío, esperábamos la media noche, me tanteaba el culo, y si no lo hacia él, yo le tocaba y el me buscaba.
Me bajo el short, abrió mis piernas, se montó sobre mí, y apunto su miembro a la entrada del culo. Se hundió, jadee y beso mi cuello. El compás se hizo unísono; suave, muy adentro y llenándome por completo. La verga le palpitaba dentro de mí, y mi culo se expande. Me penetra fuerte y hondo, hasta chocas su bolas, y gime cerca de mi oído, me lame el lóbulo, me aferro a su cintura con mis piernas, lo abrazo y el sigue cogiendo y llenado mi culo de verga. Estalla, se expande y se contrae, el semen es caliente y humedece mi esfínter, mi recto y todo muy adentro. He acabado y le llenado su abdomen, sale dentro de mí, y me toco el culo, sintiendo lo caliente que ha quedado, mojado y rojo.
Se coloca de nuevo la bermuda, y se va hacia la pared de la cama, dando la espalda me deja terminar mi limpieza y luego me duermo a igual que él…
DOS
– Cuando marquitos comenzó a dormir con su tío, Elías jamás pensó que, con el pasar de las noches, algo sucedería. Comenzó tal vez de manera inocente, pero los roces se convirtieron en placer prohibido.
El chico se movía mucho cuando dormía, eso creía Elías. El chico monto la pierna sobre él, abrazándolo, pero la rodilla estaba encima de su entrepierna, que justo en el momento estaba parada. Marquitos cruzó un más la pierna, y rozaba la entrepierna. Elías se engañó, con el pesar de no despertarlo, y las siguientes noches se repitió una y otra vez.
Ya no colmaba, con solo sobarle la verga con mi rodilla, quería tocarle con la mano y esta noche fue el atrevimiento. Fingía que estaba dormido, moví mi mano y poco a poco quedo cerca del botón de la bermuda, y cuando termine de bajar, sentí al tacto de sus pelos púbicos. Ensortijados, él tenía la casi la bermuda abierta, y cuando ejecute el movimiento << inconsciente >>, su verga templada, brinco cuando mi mano caía en ella. Palpitaba con fuerza, cada tres minutos, y con un movimiento lento empezaba a sobarlo.
Al rato el cierre cedió, y ya el miedo de mi cuerpo se ha esfumado. Le sobe por encima del slip, la tenia de lado, casi saliéndole la cabeza, y al momento que la tocaba, su herramienta palpitaba, hasta que no pude más, y la saque del slip. Completamente templada en mi mano, era pesada y caía rápido a su cuerpo, la sujete con la mano y baje el prepucio, y fue como jalarle un espasmos de placer, que mi tío no pudo controlar y jadeo con un soplido. Me engañaba que dormía, pero ese gemido me alerto el peligro.
No podía dejar tranquila esa verga, mi mano quería sentir su grosor, y al tanto de estar pelándola, el olor de su sexo, el aroma volatizado en el espacio, animo mi paladar.
Baje y estaba cerca de ella, oliendo su olor, mi nariz fue la primera en tocar su glande. Estaba lizo y cuando mi lengua sintió su textura, como loco por ella, abrí toda mi boca y la engullí hasta al fondo. El sabor fue exquisito, y lo caliente que estaba fue una necesidad para mi lengua. La sujete con la mano y la mamaba a medio tronco, le chupe el glande y el frenillo. Metía la punta de la lengua en su pequeña boquita y luego todo adentro la tragaba, y pegar la punta de mi nariz al pubis.
Al poner su mano en mi cabeza, lejos de espantarme, me deje hacer. El guiando el movimiento de mamadas, como experto en el asunto; bajaba y le chupaba con deleite y exquisitez, baje a sus bolas y a cada una las he lamidos. Cuando sujeto mi quijada abrió mi boca y me lleno el primer chorro de semen. Lo trague como un dulce, todo me ha gustado, y luego del placer, en ambos la vergüenza nos ha noqueado.
– A marquito, le sorprendió ver a su hermano mayor de pie cerca de la puerta y con la mano en el encendedor de luz. Raúl aun estaba con la verga afuera, cayéndole un poco flácida y brillante por la saliva de este. Ambos con ojos muy abiertos, marquito creía y era su tío Elías, y Raúl despertando de un sueño húmedo, y era su hermano menor. A Raúl las mejillas se coloraron, se guardó la verga dentro del short, apago la luz y se acostó.
Pasaron varios minutos. La noche se puso pesada, el frio se acojono en las bolas, los pies y las manos. Marquito aún estaba de rodilla al suelo; imaginado lo peor, y con el corazón acelerado. Quería llorar y suplicar, pero le era imposible soltar una lágrima, a pesar de todo el miedo, cuando recordaba el sabor y la forma del miembro viril de su hermano, su entrepierna se levantaba y armaba la carpa.
Se acostó y su cuerpo cayo muy pesado en la cama, casi en la horilla intentaba dormir, quería irse a dormir con sus primos al otro cuarto, pero era muy tarde y también, tenía la esperanza, que a la mañana le rogaría a su hermano mayor…
Raúl se levantó muy temprano. Había dormido poco y ya eran las cuatros de la mañana. Tenía una parazón de guebo, que, aunque lo intentara, no la podía bajar. Vio a marquito durmiendo en la horilla de la cama, boca abajo y con un tanto el short dejando ver sus nalgas. Cuando por fin dejo, que la culpabilidad y vergüenza se alejara de los pensamientos, Raúl se montó sobre marquito, le bajo el short y saco su verga templada, le cogió por encima, en toda la raja le presiono su miembro erecto. Cuando acabo, fue intenso, una acabada llena de vergüenza pero morbosa a la vez. Como nunca antes había expulsado su semen, toda la espalda de marquito quedo llena de su leche…
3. El escaparate
El polvo caía como puntos brillantes en cascada, el sol que entraba por la ventana, también llegaba, a la poca abertura abierta, del escaparate grande…
UNO
– Se mezclaba el olor a cedro y a viejo. Era el escaparate del abuelo, y ahí entrabamos a escondernos. Hizo el intento de ponerse en pie, pero la ropa guindada en perchas, se lo impedían. Aun así, me dejo ver la erección que trae; grande, gruesa y de lado, ceñida a la tela de poliéster rojo y brillante.
Coloque mi mano, él la presiono a la entrepierna; brincaba, como si vida propia tuviera. La víbora de un solo ojo, se zafó y salió expulsada, casi dándome en la cara. Mis labios le beso el glande hinchado, abrí la boca y la recibí en mi garganta. Chupando el mástil, como el, me ha enseñado. Sujetaba mi cabeza, me presionaba y me ahogaba con su verga. Me gustaba el sabor de ella, le lamia el tronco y también las bolas, pegaba mi nariz al pubis e inhalaba el olor, mezclado aun con el aroma de jabón de baño.
Los ojos de él, eran profundos, en las ojeras se le marcaban algunas líneas de venas, como si estuviera tenso. La barba estaba acicalada, al ras y bien delineada; eran pequeños sus labios, rojos y siempre humectados. Se pajeaba y estaba yo de rodillas a sus pies, abría la boca soltando gemidos que eran también suspiros pesados, veía como la mano de huesos marcados, agitaba su tremendo falo, curvado hacían un lado. Empujo mi cabeza hacia atrás, abría la boca y, fue eyaculando y dejando caer su néctar en mis labios, el resto lo trague y le limpie las pequeñas gotas que exprimía también.
Le hizo acabar, con un dedo metido en el culo. Apretaba su verga y también le acariciaba el esfínter. Tony gemía acostado en la cama, con las piernas abierta, y solo con la franela puesta. Juan Carlos tenía el cabello un poco largo y por la frente el sudor le corría. Cuando termino de pajear a su primo, este se acercó y le hizo tragar su semen.
– Quizás nos vio, aquella tarde cuando creíamos estar solo, pero nunca dijo nada y en el escaparte el, me culiaba.
Apoye mi cabeza en los brazos, y mis brazos se apoyaron de la madera del escaparate. Veía el polvo acumulado, y la nariz la tenía congestionada. De cuatro patas, levantando el culo, me abría las nalgas, escupía directo a mi entrada, y luego me brochaba con la punta del falo. Pujaba y entraba, sintiendo como el mástil grueso me llenaba, abriendo mi culo, reventándolo y llenándolo hasta lo más profundo. Con el sudor de mis nalgas, los pelos del pubis, lo sentía más directo el contacto de su pelvis penetrando.
Abría de par en par, cada cachete de nalga y, aunque no lo veía, imaginaba, que gustaba ver como su miembro entraba y salía de mí. Me agarraba fuerte de la cintura y me cogía profundo, hasta llenarme el culo de su leche.
DOS
Era las cinco de la tarde, el sol disminuía, pero el calor apenas comenzaba a evaporarse. Estaba pegajoso, sentado en la alfombra de la sala, viendo la tele desde el suelo, y aun lado, estaba el, sentando.
Me toco por la espalda, como si fuese un roce simplemente, sin la intención que imaginaba. Al voltear le vi, sus ojos profundos y de color marrón, veían a l televisor, pero por encima del mono, se notaba la gran erección que hacia la carpa. Mis orejas estaba encendidas, el corazón me latía fuerte, y en medio del calor, hiperventilaba más de lo debido…
En esas edades, cuando el sexo está presente, más que cualquier cosa, el joven se hacia la paja día y noche, pero desde que vio a su primo, como lo su hermano menor le acaba en la boca, este también quería hacer lo mismo. La imagen le quedó grabada, como fantasía, por cumplir, hacerlo con otro más, y cuando estaba en el baño, Alexander, al acabar veía a su primo recibir el semen, cayendo chorro a chorro en espesas gotas hasta el fondo de la garganta y luego tragarlo.
Era el momento, poco faltaba para que vinieran a buscarlo, no estaba juan Carlos ni nadie más, solo ellos dos. Cuando tuvo la mano de Tony en su miembro, este suspiro hondo y sabía que el momento llego.
– Le colgaba muy templado la virilidad, teniendo fuerza para el grosor del tronco, no se caía. Alexander dejo caer las cortinas, a pesar del calor que hacía. Termino de bajar el mono hasta lo rodillas y acercándose, me la dio a mamar. La engullía completo, y la saboreaba como un manjar, me sujetaba de sus piernas y cuando me la metía entera en la boca, el me presionaba la cabeza y yo me abrazaba a sus piernas. Chupe cada bolas, restregué mi lengua en el pubis. Disfrutaba ver la cara de mi primo Alexander, tan machito, tan serio tan morbo, tan sádico…
Juan Carlos me hurgaba el culo con el dedo, pero fue su hermano el que enterró un miembro viril de hombre cabreo. El sentado en el mueble, estaba sentado en sus piernas, de frente a él, sujetando mi cintura con sus manos huesudas. Mordía el labio, cuando veía mis gestos de dolor, aun así, yo mismo agarraba el pene tieso, y me la iba metiendo. Cuando quede a tope, el culo pedía que saliera el intruso. Al mover la cintura me dolió, pero a él le gusto, y cabalgué al ritmo de las embestidas que daba. Juraba que no iba a terminar y cuando más, lo empezaba disfrutar… los trallazos de leches, dispararon todo el recto de mi ano. Me quemo, él se aferró y me abrazos, ambos pegajoso y en mismo sudor, jadeando hasta que su miembro flácido se salió…
* Felices fiestas.
Chequea mi perfil, visita mi blog… pronto un relato personal.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!