Creciendo con mi primo Julian
Contaré mucho de lo que viví con mi primo hermano .
Tengo 27 años soy un chico gordo, con buenas nalgas. Siempre me he visto más joven de mi edad gracias a la cara inocente que tengo.
Soy gay, salí del closet bastante joven. Lo cual me hizo disfrutar bastante de mi vida sexual desde temprana edad. Así que tengo Miles de anécdotas para contar.
Pero hoy contaré todo o mucho de lo vivido con mi primo Julian.
Julián es mi primo hermano ya que nuestras madres son hermanas, ambos tenemos la misma edad. Y aunque los dos tenemos hermanos mayores, por circunstancias de la vida el y yo siempre nos juntamos más que con nuestros respectivos hermanos.
Desde que tengo uso de razón siempre nos confundían como si fuéramos cuates ya que éramos muy parecidos tanto en altura, talla, rasgos facial etc. Con la diferencia que el es blanco como su papá y yo soy moreno como nuestras madres.
Al tener la misma edad pasabamos casi por lo mismo, todo el tiempo. Y teníamos literal situaciones idénticas en nuestras vidas.
Cuento este dato porque eso fue lo que desató un poco de todo lo que llegamos a vivir desde niños hasta ya de adultos jóvenes.
Por ejemplo cuando éramos niños ambos sufrimos de fimosis. Para los que no saben que es, así se le llama cuando el prepucio no baja por completo o nada y dependiendo de las personas algunos se recuperan por medio de ejercicios y otros es necesario cirugía.
A nosostros nos llevaban juntos al doctor y ahí nos dijeron que ninguno de los dos requeríamos de cirugía, pero que tendríamos que hacer ejercicios. Estos básicamente eran poner crema en nuestros penes y jugarlos como si nos masturbaramos para que el prepucio poco a poco se aflojará.
Así que todas las tardes nos ponían a los dos en el mismo cuarto a hacer los ejercicios. Eso sí nos daban privacidad para que lo hicieramos.
Recuerdo perfectamente que siempre nos poníamos a ver la televisió sin ropa interior mientras nos tocabamos.
En ese entonces sin vernos con morbo nos tocabamos mutuamente haciéndonos los ejercicios. Recuerdo que se sentía bastante rico y me sentía raro, pero bien. Ya de adulto entendí que era de cierto modo excitación.
Mientras pasaron los años y nosostros seguimos haciendo ejercicios aunque ya no era tan necesario aún seguíamos.
Recuerdo que una vez ya como a los 9 años mientras nos hacíamos nuestros ejercicios, como era obvio teníamos erecciones. Y pues era normal para nosostros y un día entre juegos nos acercamos mucho y accidentalmente chocamos nuestros penes. Cómo ambos teníamos una erección nos pareció muy gracioso el chocar nuestros penes y así luego por ratos pasabamos jugando a los espadazos. Y perdía el que primero perdía la erección.
Que bueno en ese entonces no entendíamos bien nuestro cuerpo y decíamos que perdía el que se le dormía el pene.
En otra ocasión recuerdo que mientras jugábamos con nuestros penes nos caímos. Y yo quedé boca arriba y el cayó sobre mi, quedando nuestros penes juntos una vez más pero de manera distinta. Aún no entiendo cómo es que Julián sabía pero empezó hacer movimientos como si me estuviera metiendo el pene y yo solo riendo mientras sentía rico.
Ya a los 11 años sabíamos que no era tan normal nuestros juegos, yo ya no requería hacer los ejercicios pero Julián aún tenía el prepucio muy rígido. Así que muchas veces yo le ayudaba, pero pues ya estaba entrando en la edad de los cambios, sintiendo cosas por los niños . Y pues cada vez disfrutaba más de ayudar a Julián.
También sabía que el si era heterosexual, pero seguía con nuestros juegos. Aunque no era algo «correcto», para nosotros era tan cotidiano que ya lo veníamos normal, eso sí teníamos una regla no escrita de que esos juegos eran solo entre el y yo.
Cada que yo ayudaba a Julián a hacerle los masajes, el siempre soltaba ligeros gemidos. Que quizá para nuestra edad no era tan sexual, pero ya sentíamos mas excitación.
Nuestra relación era única y especial. Mi tarde se basaba en jugar con el pene de Julián, poco a poco avanzando a otras cosas. Por ejemplo un día el me dijo que sentía cosquillitas ricas cuando le apretaba un poco los testículos mientras le subía y bajaba el prepucio.
Me encantaba hacerlo, aún recuerdo su penecito pequeño bien paradito. Con un su piel blanquita y lisa, sin un solo pelo.
Sus testículos colgaban mucho me gustaba masajearlos y su cabecita era de un rosita intenso, que hacía un gran contraste con lo blanco de su pene y prepucio.
Cuando cumplimos 12 años por cuestiones de la vida nos separamos y nos reencontramos en el verano.
Recuerdo que en cuanto el llegó a la casa de la abuela lo primero que hicimos fue irnos al cuarto y nos encerramos.
El había vuelto y ya empezaba a cambiar un poco ya que se había puesto un poco más alto. Se tardó más tiempo en saludarme que en quitarse el pantalón. Yo quedé sorprendido al ver que ya usaba boxer, ya que en ese entonces los niños usábamos trusas y cuando ya ibas creciendo la mayoría pasa a usar boxer. No pregunten porque pero el boxer era sinónimo de crecer.
Me acuerdo perfectamente que el me dijo te gustan? Lo decía como para presumirme y yo obviamente le dije que si.
Mientras Julián esbozaba una sonrisa pícara me dice bájame tu los boxers te tengo una sorpresa.
Esa imagen vive en mi cabeza, aún a más de 15 años. El recordar lo sucedido me genera una erección inmediata.
Cuando tome el elástico de la cintura de los boxers, Julián ya tenía una erección. Haciendo una «casa de campaña» con sus boxers, así que me arrodille quedando mi cara cerca de su pene y le baje su boxer. Su pene erecto salto de inmediato, aún tenía cabecita cubierta por el prepucio. Pero ya estaba un poco más grande.
Lo que más me sorprendió fue notar que ya tenía pelitos, no eran muy largos pero se podían notar ya que eran bastante oscuros y el tenía la piel del pubis muy blanquita.
Tengo que admitir que eso me excito mucho, de hecho hasta el día de hoy me excita.
Con mucha emoción y más caliente que nunca le ayude con sus ejercicios. Hasta que el me detuvo y me pidió un favor.
Me dijo que había conocido a una Niña, y que le gusta mucho. Quería que fuera su novia, pero le daba pena pedicerlo porque el nunca había besado y quería hacerlo bien cuando regresará.
Así que me dijo que si no podía practicar conmigo.
Obviamente acepté, sin pensarlo ni un minuto.
Me levanté y me el quedé viendo, con mucho temor solo le pude decir: -Besame.
Julián no sabía cómo empezar pues estaba muy nervioso, así que le dije: -cierra los ojos. Y le di un beso de piquito, duramos varios segundos pegados. Hasta que me separe.
El nervioso me dijo que está bien, pero que el quería hacerlo como los grandes.
Así que corrí a la puerta poniendole seguro.
Y ya cuando regrese con Julián, ahora el fue el que se aventó hacia mi.
Me besaba con pasión o al menos así yo lo sentí. Obviamente era un beso torpe me golpeaba con los dientes, me chupaba el labio de arriba después el de abajo y así pasamos mucho tiempo.
Solo nos separamos para respirar y regresamos al beso pero está vez fue todavía más torpe e intenso, ya que me metió la lengua. No sabíamos que hacer solo nos dejabamos llevar.
Ese beso lo recuerdo perfectamente porque mientras lo besaba, puse mi mano otra vez en su pene el cual estaba a reventar. Seguía jugando con su pene, mientras nuestras lenguas se rozaban.
Julián de momentos soltaba pequeños gemidos.
Hoy entiendo que estabamos súper excitados, pero pues ese entonces no sabe uno que es lo que le pasa. Solo entiende que se siente bien.
Nos tuvimos que separar solo porque nos llamaron para comer.
Ese día fue muy especial, ese verano todo ca
mbio.
Ese año fue cuando me enamore de Julián.
gran relato como sigue
Guau. Bonita anécdota. Esperamos conocer pronto como siguió la situación.