Creciendo en el incesto II

Mi papá estaba decepcionado de que le haya dado mi culo a mi primo… Pero no por cometer incesto o que otro chico me cogiera… sino porque no lo hicieron bien y decide darme una lección real de sexo.
Siguiendo con lo ocurrido en el relato anterior… mi padre parecía estar sumamente decepcionado por revelarle como fue mi primera vez con mi primo. Pero en sus comentarios al respecto, parecía más decepcionado porque le entregue mi culo a alguien que no sabía como cojerme. Con eso en la cabeza, me encamine avergonzado a la ducha, para limpiar todo rastro de semen de mis nalgas y lavar bien mi ano que aun estaba adolorido.

Al salir, mi padre ya se encontraba en su segunda botella de cerveza. No quería ni mirarme a los ojos. Yo sentí pena y culpa, y lo deje a solas mientras volvía a mi cuarto. Las horas pasaron y las botellas siguieron aumentando. Ya para cerca de la medianoche, mi padre estaba ligeramente borracho. No recontra ebrio, pero ya estaba más relajado, y contento. Me llamó a su cuarto y nuevamente empezó a preguntarme sobre como fue que me cogio mi primo. Quería saber los detalles.

Entonces le fui contando, que me penetro en cucharita, en seco y sin ningún tipo de preparación previa a su estocada. Rápidamente surgieron preguntas como: ¿no te dilato el culo primero? ¿Te lo lamio o ensalivo? ¿Tuvo cuidado para que mi culo se amoldara a su verga? Y parecía decepcionarse más y más conforme yo negaba todo.

—Ese pendejo de mierda, no te supo coger. Desperdiciaste algo tan especial en alguien que no tenia idea de lo que hacía.

Yo baje la cabeza nuevamente y le dije que estaba profundamente arrepentido. Que debí pensar más lo que hacía, solo estaba muy caliente y quería ver como se sentía.

Mientras me escuchaba, la cerveza de su vaso iba desapareciendo. Hasta que pareciera que tomo valor y me pregunto su me interesaba una lección. Para que no volviera a sufrir en la próxima cogida.

Yo no lo entendía, pero no quería que se vuelva a enojar. Así que le seguí la corriente.

—Hay que meternos en ambiente primero. —dicho esto se levantó, se paro justo frente a mi como tomando más valor y sin mediar más palabras, me beso.

Yo quede shockeado, mi propio padre me estaba besando los labios. No sabía que pensar ni que hacer. Solo deje que siguiera y poco a poco lo empecé a besar yo. Su lengua se entrelazaba con la mía y lentamente me puso de pie y lo tomé del cuello como abrazándolo. Sus besos siguieron por mi cuello y hombros hasta que me retiro la remera. Beso mi pecho y lamio mi cuello con suavidad. Luego se saco la remera y se puso sobre mi para continuar ese chape furioso de puro incesto. Mi padre no era para nada atlético. Era enorme, medio gordito y con el pecho peludo. Eso contrapolaba mucho con mi pecho pequeño, y lampiño. Era como un gran animal sobre su presa. Pero su lengua seguia y seguía en mi boca y labios.

Luego, salió de la habitación para corroborar que nadie nos podría molestar y volvió. Arranco mis pantalones con mi bóxer. No perdió tiempo en siquiera mirar mi pene, su objetivo era otro.

Se puso de pie junto a la cama y agarrando mis caderas, me volteó boca abajo y levanto mis nalgas lo más alto que podía. Y lo que sigue, me derrite cada vez que lo recuerdo. Mi padre empezó a lamer mi ano. Con la primera lamida sentí vergüenza, y quise arrepentirme. Pero mientras más y más le comia el culo, mis mejillas se enrojecieron. Y empecé a gemir como puta en celo mientras aquella lengua hirviente trataba de llegar al fondo de mi ser. No podía pensar en nada más que aquello era terrible. Ese hombre ya no era mi padre, aquello era un macho calenturiento que solo quería violarme.

Sus manos gigantes apretaban mis nalgas y su lengua seguía hirviendo en mi interior. Yo gemia y gemia hasta que después de un buen rato, clavo dos dedos en mi culo. Sentí un shock de electricidad casi, quede perplejo. Luego comenzó a meterlos y sacarlos, cada vez más fuerte y rápido. Yo apretaba las sábanas hasta que de pronto se detuvo. Escuche como se quitaba los pantalones y supe lo que iba a pasar. Poco a poco sentí algo caliente sobre mis nalgas, como franeleandose contra mi. Era una vergota enorme que quería entrar.

Obviamente no entro a la primera estocada, ni a la segunda. Pero con un poco de paciencia y mucha saliva, de a poco fueron entrando los casi 20 cm de mi papá. Recuerdo que se sintió muy doloroso al principio. Esta verga era casi el doble de gruesa que la de mi primo. Y poco a poco fue rompiendome por dentro hasta que mi ano se amoldo a ese tremendo pedazo de carne caliente. Mi papá se dejó caer un poco sobre mi y apretando mis manos con las suyas, empezó a cojerme casi pegados. Su verga entraba y salía mientras yo gemia con fuerza y trataba de gritar incluso pero mordí fuerte las sábanas. El no paraba su movimiento bestial.

No hubo palabras de por medio, creo que en el fondo, el sabia que lo que hizo estuvo sumamente horrible. Y no quería soltar palabras en ello. Pero aquello ya no era mi papá. Aquello era un macho vergudo, nada más. Pero ambos sabíamos lo que esto significaba. Sin embargo no me resistí, me deje coger por al menos 20 largos minutos. Sin cambiar la pose, sin hablar. Solo gemidos, suspiros, gritos ahogados y mucha transpiración. Aquello era una escena sacada del infierno. Padre borracho cogiendo super duro el culo de su hijo de 15 años. Cuando pensé que ya todo estaba por terminar, me tomo de la cintura y me puso bien en cuatro patas sobre el borde de la cama y me cogio más duro en esa pose tapandome la boca con su mano. El dolor empezo a irse, y el placer era extraño pero ahí estaba. Así resistimos unos 5 minutos más. Hasta que en un orgasmo que casi me desmaye, mi verga exploto sobre la cama y llene de leche todo, mientras ponía mis ojos en blanco y llenaba de saliva la mano firme de papá. Y el, temblaba euforicamente aun clavandome y literalmente, hirviendo mi ano con su leche. Lo sentía super abierto y pegajoso, había acabado con todas sus fuerzas.

Ambos quedamos en esa pose recuperando el aliento, y soltó mi boca y mi cadera. Saco su verga y de mi culo empezó a brotar leche con un delgado hilo de sangre, completamente esperable tras la bestialidad de garchada que me dio. Como dije, no hubo palabras de por medio. Camine con mis piernas temblando y busque mi ropa para luego salir de aquél cuarto oscuro. Corrí a la ducha y estuve ahí por largo rato, procesando todo. Mi padre no me siguió, y es más… desde aquella noche, jamás medio palabra alguna respecto a lo acontecido. Como si nunca pasó, hasta que pasaron un par de años más. Pero eso ya es otra historia… De más esta decir que esto solo lo sabemos el, yo y bueno… ahora ustedes.