Cristian: mi tercera vez.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pasó el año y llegaron las vacaciones de verano, todo iba perfecto en nuestra relación.
Encuentros casi casuales en su casa, besos, abrazos, lo normal en una relación seria.
Pero nos faltaba algo, algo que no habíamos logrado hacer por la falta de tiempo solos.
Hasta ahora todo había sido oral, debido a que no habían vuelto a salir ambos de sus padres y no podíamos arriesgarnos.
Me quedaba a dormir con Cristian, pero su cuarto y el de sus papás eran continuos, así que si nos dejábamos llevar nos podrían escuchar.
Pero en el verano fué diferente.
Su familia planeó un viaje de 2 semanas a una playa de México, así que aprovecharíamos la oportunidad, él les inventó una excusa para no ir y que me quedara yo con él a hacerle compañía, gracias a todo lo bueno aceptaron, salieron y nos dejaron en su casa, sin saber lo que pasaría.
Esperamos todo ese día para asegurarnos de que no regresaran por un imprevisto.
Así que por todo ese día no pasó nada, lamentablemente.
Pero aproveché para acomodar mis cosas, pues había pedido permiso a mis padres de quedarme las 2 semanas.
A la mañana siguiente me levanta una agradable sensación en mi entrepierna, era Cristian y me acariciaba los testículos bajo mis boxers, traté de detenerlo, para darme a desear un poco, y él comenzó a forcejear conmigo, era divertido y excitante, pero lo fué aún más cuando lo descobijé.
Estaba completamente desnudo, su ropa de dormir colgaba de la orilla de la cama, mientras luchábamos podía ver su hermoso pene blanco, ya lo conocía perfectamente pero jamás dejó de gustarme el verlo, tan perfecto, blanco, velludo y con un pequeño glande rosa al igual que sus testículos.
No pude evitar tener una erección, nunca he podido, Cristian se dió cuenta y en vez de luchar conmigo, luchaba por quitarme los boxers hasta que lo hizo, no sin antes haber desarrollado una erección también.
Ésa mañana fué de un 69 riquísimo, nunca lo habíamos intentado por las razones que ya mencioné.
Nada como la sensación de un pene joven y vigoroso en la boca al mismo tiempo que una húmeda y cálida boca mamándote la verga.
En ésa ocasión pude darle un vistazo a su trasero, para mi sorpresa, también muy peludo, simplemente me excitó y no pude aguantar la tentación de apretarle una de sus nalgas y él hizo lo mismo conmigo.
Todo terminó en un orgasmo simultáneo, el mejor, hasta ése momento.
El día pasó normal, pero no tanto, Cristian en boxers y yo sólo sin pantalón.
Nos atrevíamos a cosas nuevas y emocionantes.
Parecía un sueño, pero éra verdad, por fin tendríamos tiempo para nosotros.
Llegó la noche y como hacía un típico calor veraniego, decidí tomar una ducha, mientras Cristian tomaría un baño.
Ya en la tina me dice:
– No quieres venir a hacerme compañía, bebé?
– Prefiero ducharme – le respondí – En la tina te sientas en tu propia mugre mojada!!
– Qué pasa?? Te da asco mi mugre?? – me dijo desafiándome
– No es eso, es solo que.
– Entonces ven y siéntate conmigo – me dice interrumpuéndome.
Ya "convencido" me siento a su lado, en eso empieza una de esas luchas nuestras, yo termino poniéndome sobre su pene, pero rápidamente cambia nuestras posiciones y él queda arriba, eso me estimula y tengo otra erección.
– Vaya, tu sangre si que es caliente papi – me dice – Mira, ya se me paró también.
Yo río y lo beso, lentamente sale de la tina y me lleva hacia la ducha, ése momento fué mágico, tal y como en una película, dos novios bajo la ducha besándose, de pronto Cristian estira el brazo y toma una botella de acondicionador para pelo, me sentí algo confundido al principio, pero entendí lo que me quería decir cuando cubrió mis manos con esa sustancia grasosa y me dió la espalda, levantó su culito redondo, peludo y mojado.
En ese instante lo ví de otra forma, tan perfecto, redondo, mordisqueable, un cosquilleo en mi pene me hizo perder la cabeza por un rato, pero cuando regresé me arrodillé ante esa maravilla.
Con mis dedos lubricados, acaricié toda su raya, desde arriba, hasta sus testículos que colgaban al frente.
Se agachó y pude ver su ano, algo dilatado, pulsante y cubierto por esos vellos que me volvieron loco desde que los ví, suavemente lo acaricié y viendo que ya estaba algo abierto, me puse un poco más de acondicionador en los dedos y metí un dedo, Cristian sólo respondió con un suspiro placentero, después de un rato metí otro, teniendo la misma respuesta, me animé a meterle un tercer dedo, el cual le arrancó un gemido muy varonil para lo que le estaba haciendo.
Ambos estábamos disfrutando de ese momento, cuando me dice:
– Es la hora bebé, hazme tuyo, quitale la virginidad a mi culo, pero, por favor, hazlo despacito al principio.
Entre la ropa que había metido al baño para vestirse traía un par de condones, los saca y me puse uno, con una maestría que me sorprendió después porque en ése instante estaba muy excitado para notarlo.
Bien lubricados mi pene y su ano, comenzé a penetrarlo suavemente como me lo pidió, pero estaba super abierto, le entró a la primera toda mi verga que al sentir el calor de sus entrañas y sus vellos cosquilleando mis huevos se endureció de una forma monstruosa.
No pude controlarme, solo la primera metida fué suave, pues sus gemidos graves me encendieron como nunca antes, todo había sido tierno y encantador, pero no esta vez, en ese instante podía sentir mis instintos a mil.
Un vigoroso mete y saca comenzó, me sentía poseído por una sed de sexo que no había sentido, sus gemidos tan profundos me hacían sentir que me cogía a un verdadero macho, simplemente no pude detenerme o pensar o hablar siquiera.
Estaba intoxicado de pasión, en ese momento de tanto placer para ambos, solo lo abracé y lo acerqué hacia mí, fué un poco menos profundo pero muy placentero para ambos, lo sabía debido a sus gritos de placer y a las contracciones que tenía, cuando de pronto me dice:
-Ya vienen.
los voy a aventar.
ME VOY A VENIR.
!!!!!!!
Apenas terminó de decirlo sentí una gran contracción que me hizo acabar dentro de él, nuestros gritos de placer se juntaron mientras que él lanzó cuatro disparos contra la pared.
Solo se escucharon respiraciones entre cortadas y besos desesperados, como pidiendos perdón pero agradeciendonos al mismo tiempo.
-Te amo.
te amo.
– me repetía mientras lloraba y yo trataba de consolarlo.
Salimos de la ducha y fuimos a dormir.
A la mañana siguiente me despierta una cosa dura que me picaba la espalda, era el pene de Cristian, lo cual me sorprendió, después de un día con sexo en la mañana y luego en la noche aún tenía fuerza y deseos de más.
Recorde lo de la noche anterior y me fuí al baño y tomé un poco del acondicionador y el condón que no se usó.
No perdí tiempo y se lo puse a Cristian (fué donde me dí cuenta que me había sido fácil la otra vez) lo lubriqué y también a mí.
Sin esperar a nada, me introduje ese miembro duro y palpitante, me relajé para que no me doliera y así fué, de pronto, despierta y me ve ensartado en su verga, para lo cual solo sonrió y me tumbó sobre la cama, su mete y saca fué algo lento, tal vez porque lo acababa de despertar, pero era algo placentero.
Dulce y tierno como todo había sido, pero firme y decidido.
Él se entregó a mí, así que era mi turno, después de un rato así, me puso de espaldas y me dió con más fuerza, de nuevo sus vellos hicieron el milagro y me levantaron el ánimo, sus brazos me rodearon y respiraba en mi oreja, me perdí en ese instante, solo hasta que me metió su miembro con más fuerza y me abrazó más.
Su gemido y el sonido de su cuerpo golpeando al mio anunciaron su orgasmo.
Sólo fué el principio de esas dos semanas, las mejores de mi vida.
Ahora ambos tenemos 23 y vivimos felices juntos.
Quién diría que tendríamos un futuro juntos.
Ahora soy feliz con Cristian quien fué mi primera vez.
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