Crónica sexual I
Aquí, ocuparé este perfil, además de las oportunidades que nos brinda este sitio, para narrar cronológicamente, como a lo largo de mi vida, he sido partícipe de situaciones eróticas..
Bueno, para partir con lo que narraré a lo largo de lo que dure esta serie de experiencias, estaré ofreciendo contexto, de momento y por razones obvias, Madi será la forma con la que me referiré a mi mismo, con el fin de poder proteger mi identidad y la de mis alrededores.
Poco más de 3 años debería haber tenido, hijo de una pareja joven, mi madre por razones de su vida, en ese momento debió dejarme junto a mi padre (cabe destacar que la mayoría de esta información, me la ha contado él, con el paso del tiempo), razón por la cuál pasaba mucho tiempo solo, ya que mi padre estaba emprendiendo, nos habíamos mudado a la capital, todo con el fin de poder hacer mejor su desarrollo.
Dado esto, el tiempo que pasaba junto a él se veía reducido, y cómo recién comenzaba sus negocios, el dinero que podía destinar para contratar a alguien que me cuide, se veía claramente dejado de lado, entonces ¿Qué podía hacer un joven, con un hijo y que además tenía poco dinero? intentó hablando con una vecina del bloque de departamentos en que vivíamos, la cuál era una mujer de tercera edad, que vivía sola y se mantenía son subvención del estado, por lo que por una cantidad casi nula de dinero, aceptó la tarea de hacerse cargo de mí.
Recuerdo con mucho gusto aquella señora, claro, de mis difusos recuerdos, así pasó el tiempo, unos dos años, teniendo actualmente 5 años, y habiendo formado ciertos lazos con la señora, llevaba una vida dentro de todo, normal, hasta que por razones del azar, todo eso dio un brinco hacia la disformidad, el hijo mayor de aquella jubilada señora, volvió a intentar comunicarse con ella, ya que por razones que incluso hoy en día desconozco, no se mantenían en contacto, él por aquel entonces, de los vagos recuerdos que tengo, era incluso mayor que papá, algo más de 40 años.
Recuerdo muy bien la primera vez que lo vi ya que posteriormente se volvería alguien que cambió toda mi vida, un hombre alto, con sobre peso, y mucho cabello, tenía un cabello largo, y una barba frondosa, además que por alguna razón, siempre recordaré su olor, un aroma parecido al de los árboles, con ciertos matrices cítricos.
A medida que sus visitas se hacían más recurrentes, más lo conocía, se llamaba Alberto, y le gustaba mucho jugar conmigo, aunque más pronto de lo que me esperaba, entendería sus intenciones detrás de esto, a medida que nuestras interacciones se hacían más comunes, más cercanos nos volvíamos, jugábamos, veíamos televisión y de alguna forma compartíamos dulces momentos, hasta que llegó el día.
Por cosas de la vida, nuestra cariñosa y atenta anciana, enfermó. Fue un momento duro para todos, ya que a lo largo del tiempo todos, mi padre, aquella noble anciana, Alberto y yo, formamos fuertes lazos.
Por esta misma situación, fue que Alberto se mudó junto a ella, con el fin de poder asistirla en lo que pudiera, los felices momentos que podíamos pasar, se volvieron momentos tensos donde él ya no sonreía como antes, y lo notaba en el ambiente, ya no jugaba ni pasaba tiempo conmigo, aunque nunca me descuidó realmente.
A medida que todo esto se desenvolvía, peor lo notaba de ánimo, hasta que un día papá por razones laborales, debía realizar un viaje, por una semana. Está demás decir que mamá ya no volvería, por lo imprevisto de la situación llevarme a otro lugar era difícil por lo que papá confió en aquellas personas que nos habían ayudado por mucho tiempo.
Y aquí, en esta semana, tras todo lo contado, y todo el contexto ofrecido. Es donde comienza mi precoz vida sexual.
Él primer día que pase junto a ellos, fue un día normal, aunque por razones de su enfermedad, la anciana agotada por todo lo vivido, comenzaba a pasar largos periodos de descanso, durmiendo durante varias y varias horas, esto claramente afectaba a Alberto, razón por la cuál, comenzó a cobrar nuevamente su interés en interaccionar conmigo, ya sea por alivio emocional, al encontrar una distracción, o por que había maquinado, las posibilidades de sus actos que podría perpetrarme a mí, como un vulnerable infante.
Comienza el segundo día, día martes. Por razones aún desconocidas para mí, despierto por la madrugada, noto que alguien estaba junto a mí, cosa que me asusta hasta que siento un conocido y agradable olor, era Alberto quien me acompañaba y abrazaba desde mis espaldas, yo, habiéndome percatado de esto y por la soledad que me acompañó desde tan pequeño, agradecí la cercanía y sobre todo el cobijo que me ofrecía la situación, acomodándome, más hacia él, cuidadosamente para que él no se despertara, pudiendo así, sentir algo, por aquel entonces, no entendía siquiera, qué es lo que era la parte de mi cuerpo por la que orinaba, la cual para mí era su única función, sin embargo, claramente se trataba de su entrepierna, que se avecinaba, y resguardaba mis pequeñas e infantiles posaderas, esta sensación, la dureza, y el calor que propinaba, me gustaba de sobremanera, razón por la que decidí presionar lo que mas pudiera, con la delicadeza que mi pequeño cuerpo podía, a ese miembro que poco a poco, iba despertando sensaciones en mí, en la comodidad de su abrazo, el calor propinado por todo su cuerpo, y el cariño que sentía por éste hombre, volví a caer en los brazos de Morfeo.
Vuelvo a despertar, ya por la luz que se lograba asomar, entre las cortinas, era de día y estaba solo en la cama, me levanto y comienzo a buscar alguien que este a mi alrededor, sin antes, ir al baño por la urgente necesidad de miccionar, a lo que al quitarme, la ropa interior para hacerlo noto algo en ella, se trataba de humedad, viscosa aunque seca, una extraña sensación recorrió mi cuerpo al sentir su olor, una mezcla de placer y asco recorrió todo mi ser, generando así, lo que sería por primera vez, una erección en mi cuerpo, me asusté, sentí culpa y por alguna razón sentía que lo que me ocurría, estaba mal. Habiendo terminado, y lavado mis manos, me encontré con Alberto, quien estaba preparando el desayuno para la anciana, para el, y para mí.
Me senté en la mesa para comer, junto a ellos, y todo transcurría normal hasta cierto momento, cuando Alberto me propina un yogurt de vainilla que tanto disfrutaba de comer por las mañanas, para ese momento de merienda, luego del desayuno, la anciana se hallaba descansando en su habitación, mientras Alberto me ofrecía tal noble y delicioso postre, yo acepto como siempre lo que sea que me ofreciera, sin embargo cuando estaba por dar el primer bocado, noto, cierta fragancia entrando por mi nariz, era el mismo olor que sentí en mi ropa interior, hace unas horas, cosa que inmediatamente, genera una erección en mi casi inexistente miembro, me asusto y le doy un bocado al yogurt, sentir el sabor y sobre todo el olor tan de cerca, fue demasiado estímulo para mí, sobre todo, por que no entendía que ocurría. Supongo que por las caras que estaba haciendo, Alberto me preguntó que me ocurría, a lo que yo decidí contarlo absolutamente todo, incluido lo que ocurrió por la noche.
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Bien, este es el comienzo, y mas bien el preludio de toda mi vida sexual, afectada claramente hasta el día de hoy, decidí nombrar este relato como Crónica sexual I dado que si realmente, veo interés por parte de la gente, estaría dispuesto a seguir contando mis vivencias, sin embargo si no es así simplemente escribiré para mí. Jamás me había dedicado a escribir, y todo esto viene literalmente de como recuerdo las cosas, agradecería que me comenten que le parece, y si les gustaría que continúe, muchas gracias por su tiempo <3.
Atte. Madi
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