Crónicas III
A Tito le conoci ya de grande, ambos frecuentabamos una conocida zona de cruising en Madrid; esta es la historia de como desde muy pequeñito aprendió a satisfacer las necesidades de los hombres.
El número de eventos que pueden ocurrir en la vida de un sujeto, por asombrosos que parezcan, será siempre infinitamente inferior a los miles de millones de personas que habitan el mundo, de modo que que una historia por muy difícil que nos resulte creer puede haberle sucedido no solo a una persona sino a muchas entre los miles que pueblan la inmensidad de nuestro planeta..
Era algo que iba a pasar cualquier día, Rómulo había encontrado a Ferna, como todos llamaban a su hijo mayor de 19 años, clavandole la verga a Tito, su hijo menor; el niño a sus 7 añitos, sudaba y hacia caritas pero no hacía intento de quitarse, recibiendo el tolete de su hermano. Por qué Rómulo no hizo nada al ver esa escena? Por qué se quedó en silencio observando cómo su hijo ya adulto le daba riel al niño que aún le quedaban años para llegar a la pubertad? Bien, a Tito ya le habían salido hacía tiempo los ademanes y las maneras de un mariquita, bailaba y se movía siguiendo la coreografía de algunas artistas juveniles y se contorsionaba moviendo su culito, hablaba con voz flojita, evitaba jugar con otros niños en deportes de competición, cuando se lo encontraron jugando con el maquillaje de su madre primero hubo un poco de escándalo pero luego todos asumieron tácitamente que el nene iba a salir traga pollas.
Rómulo no estuvo conforme al principio y se mostró firme, durante semanas mantuvo su posición, pero su esposa y madre de sus hijos le hizo entrar en razón cuando le dijo que aunque ella misma no quería esa vida para su niño, era su hijo y lo iba a querer igual, e intentaría siempre protegerlo de todo peligro.
Lo que no contaba Fátima era que Fernando, a sus 19 años, siempre con los huevos cargados aprovecharía la oportunidad de tener un tragador de leche para ayudarlo a descargar, y pronto un día se presentó la ocasión en que lo habían dejado cuidando a Tito y puso en marcha un sencillo plan. Encendió la computadora de su habitación y busco una web porno, solo tenia una camiseta, sin calzoncillos y la verga tiesa se veía perfectamente; cuando Tito entró al cuarto se quedó embelesado con la escena y le preguntó a su hermano que era eso, Fernando le respondió que eso era lo que los hombres y las mujeres hacían cuando se querían y que así era cómo la mujeres hacían felices a los hombres. Esa tarde Tito probó leche por primera vez y de ahí en adelante se convirtió en la boquita de su hermano.
El siguiente paso llegó un par de meses más tarde, Fernando ya no tenía suficiente con la boquita de Tito, se agenció un tubo de lubricante y le fue untando el hoyito con los dedos, Tito sentía cosquillitas al principio, pero cuando la punta de la cabeza de la verga de Fernando hizo presión y abrió su inmaduro esfínter sintió un fuerte tirón que le hizo pegar un grito y dar un salto, estuvo llorando un rato.
Le costó tres días a Fernando volverlo a convencer que se lo pusiera de nuevo, el culito, que ya había tragado la cabeza, aún permanecía cerradito, pero esta vez se trago más de la mitad; así estuvieron casi dos meses, Tito prefería chupar y beberse la leche y no pasar por el dolor de la follada; Fernando sabía que era cuestión de tiempo que el niño se amoldara a su verga y luego descubriría el placer de relajarse y revelar su verdadera naturaleza interior de receptor de vergas.
El dia que Rómulo los encontró, era la tercera vez que Tito se la tragaba enterita por atras, ya prácticamente sin dolor, sentía todo su culito expandido al límite pero ya comenzaba a sentir el gusto de la fricción interna, del tubo de carne caliente moviéndose dentro de él, masajeando sus infantiles entrañas, hasta se le ponía durita la minuscula pichita del gusto que sentía, y de repente quizás por toda la estimulación sintió un escalofrío por debajo de la piel que se le erizó por todo el cuerpo, sus caderitas y su cintura comenzaron a moverse sin control; todo, de la espalda hacia abajo hasta llegar a sus piernecitas, le temblaba fuertemente y sintió como su hoyito se abría y se cerraba solo, no sabia que le pasaba ni era consciente de lo que le ocurría a su pequeño cuerpo, solo sentía como nunca antes ese trozo duro hasta el fondo de su ser, y su culo intentaba como tragarlo, engullirlo. Fernando perdió el control al sentir las infantiles paredes de ese intestino apretar y succionar rítmicamente toda la extensión de su verga, y sin pensarlo se dejó explotar con toda la fuerza y potencia con que un chaval de 19 años puede disparar trallazos de leche.
Rómulo no sabía cómo encajar aquella escena que le quedó grabada en sus retinas. Una cosa es aceptar que tu hijo va a terminar siendo marica algun dia, otra muy distinta es ver a tu niño de siete añitos recibiendo verga y temblando de placer mientras tu hijo mayor le llena el culito de leche.
Se retiró como pudo y se fue de casa para tomar el aire. Regreso ya tarde inventado una excusa banal. Desde ese día cada vez que veía a Tito recordaba como su cuerpecito temblaba y se retorcia mientras recibía la descarga de Fenando. Un dia aprovecho para hablar con su hijo mayor y le dijo que sabía lo que estaba ocurriendo, el chico se quedó blanco temiendo la reacción de su padre, luego se calmó cuando este le dijo que solo quería asegurarse de que no le hiciera daño al nene, que entendía que el tenia necesidades de hombre, pero debía aprender a no forzar a su hermanito y dejarlo descansar si en algún momento no quería hacer algo, el chico entendía ese argumento; pronto recobrando la confianza comenzaron a hablar de como Tito había ido mostrando su naturaleza interna, como poco a poco iba aflorando en él el deseo de tener a su hermano mayor dentro, de cómo lo buscaba, cómo de una forma tan natural e instintiva se insinuaba cuando sentía ganas de que su hermano le hiciera cosas. Rómulo escuchaba todas los detalles, cada historia, abonando en su mente un anhelo que le quemaba por dentro.
Fernando viendo el brillo en los ojos de su padre comprendió rápidamente. Un dia mientras tenia a Tito a cuatro sobre la cama y su cuerpo extendido sobre el del niño, se acercó a la oreja y le susurro:
– el papa, tiene la verga mas grande y más gorda que la mía… y bota mucha mucha leche
De repente sintió ese característico temblor interno en las paredes del recto del niño, lo terminó de taladrar con fuerza. En adelante cada vez Tito venía a por más, ya solo quería sentirla dentro, había desarrollado un hambre continua en el hoyito. Fernando aprovechaba cada ocasión para hablarle de su padre y de sembrar en su infantil mente la idea de tener dentro de su huequito la verga de su papá.
Quiso el destino que Fátima, su mujer, enfermara y hubiera que ingresarla. Ya la primera noche que pasó en el hospital se sentía un enrarecimiento en la casa. Rómulo se fue a la cama pronto, pero podía escuchar la follada de sus hijos con perfecta claridad. Fernando aprovechó para soltarse y decirle cosas mas descaradas a Tito. El niño sabía que su padre debía estar escuchando lo que ocurría y una sensación de libertad y de vergüenza lo invadió; por la mañana cuando se encontró frente a frente con su padre, bajó la cabeza por miedo y pudor, Rómulo no dijo nada.
Caída la segunda noche, mientras Fernando ya llevaba la mitad de la verga encajada en ese guante estrecho que era el culo de su hermanito, apareció Rómulo en la puerta de la habitación; del short de dormir que llevaba puesto se le escapaba la cabezona del animalon que llevaba entre las piernas. Cuando Tito volteó su carita y miró a su padre allí de pie, mientras la verga de su hermano se abría camino entre su recto, se sintió descubierto, culpable, liberado, sentía que podía dejar salir esa hambre interna, el ardor que sentía en el botoncito de dentro de su anito. Viendo la enorme cantidad de carne que su papá le podía dar, no pudo evitar tener esas contracciones, esos temblores que le daban desde dentro.
– mira como te pones, Tito… como si me la quisieras arrancar con el hoyito… le decia Fernando
Después de tantas culiadas la verga de Fernando entraba como cuchillo en mantequilla resbalando con facilidad, las contracciones de ese culito eran terribles, las piernitas pronto comenzaron a flaquear y el niño quedó tendido completamente en la cama y Fernando tuvo que maniobrar para seguir el movimiento del pequeño cuerpo sin sacar la verga y continuar dándole sable; mientras el niño se retorcía y levantaba las nalguitas para recibir el duro cilindro carnoso de su hermano de 19 años. El padre mientras miraba la carita distorsionada. De pronto Tito sintió el calentito de lo que su hermano le echaba por dentro, le encantaba sentir ese calentito inundando su cuevita.
Fernando se levantó y se acomodo a un lado. Extendió su mano y le recorrió la espaldita a su hermanito.
– Bebé, el papa necesita descargar… Tu le ayudarás verdad? ….mira como lo tiene todo grandote… ahora que tienes el hoyito calentito y abierto porque no dejas que el papa te la meta un poquito…
– No le va a caber, no ves que no le va a entrar, razonaba Rómulo, con el cabezón de su cipote hinchado y baboso de tanto precum que soltaba
– Solo la puntica, la cabecita, insistió Fernando
– Cabecita? No ves lo gorda que tengo la cabeza, lo puedo reventar, aún es muy pequeño, no, no…
Pero su cuerpo no se movía. Tomó la iniciativa Fernando acomodando el diminuto cuerpecito a lo largo de la cama, abrió las piernecitas y el culito apuntando a donde estaba Rómulo, cuando abrió los dos cacheticos carnosos del culito liso, impoluto, sin el menor asomo de pelo, quedó al descubierto ese anillito que debía estar cerradito pero ahora estaba hinchadito, ya con señas de haber sido trajinado, goteaba leche del interior…Rómulo sentía que la piel se le quemaba sola nada más de ver aquello, sentía que tenía la leche en la punta de la verga.
– Pasasela por la rayita al menos papá, brochealo, solo para que veas como se le siente el hoyito… fue lo único que dijo Fernando
Rómulo no necesito más, sacandose la única prenda que llevaba encima, apoyó sus manos muy por delante de donde daba la cabeza de Tito extendido sobre el, aguantándose de las rodillas y los codos para no aplastarlo. El grosor de su miembro expandía todo el surco anal del niño, lo repasó unas cuantas veces y en una de esas la cabeza quedó encajada en el botoncito, hinchado, supurante de esperma del hermano mayor. La sensación electrizó los dos cuerpos como si una corriente los soldara por ese punto de contacto; Rómulo sentía la membrana caliente y viscosa del esfínter extenderse sobre la superficie de la cabeza de su verga, envolviendola, como si fuera una flor carnívora intentando tragarse una presa; Tito sentía en su entradita la presión roma y bulbosa que ensanchaba su cuevita más allá de lo que podía dar de sí… Pero Tito quería a su papá…él lo quería…sentía que no iba a pasar, que no daba. Rómulo se quedó allí, quieto, sin hacer presión, solo poniendo la cabezona en el anillito dilatado y baboso… Bajo un poco su cara y le susurro a su hijito:
– déjame entrar bebé, déjame entrar la puntita…
Tito pujó hacia atrás, ya tenía la mitad de la cabeza dentro, sintió como el pequeño aro de carne terminó de expandirse y un flash de dolor cuando el anillito se volvía a cerrar en el cuello de la verga de su papá. No hizo falta más. Ambos se descontrolaron, el niño convulsionaba y temblaba enterito, un grito le salía no de la garganta sino del vientre, no de dolor sino de abandono, Rómulo apretaba los dientes y los ojos sintiendo los chorreones de leche que le salian, como si los disparara desde la base de la pelvis, la intensidad era tal que sentia las contracciones de sus bolas y su perineo, era como si todo su cuerpo, todo su ser, se le estuviera escurriendo por la punta de la verga hacia dentro al culito del nene, ahí estaba él, con 39 años dándose una de las mejores corridas de su vida en el culito de su hijito de 7…
Un buen padre siempre encuentra la manera de apoyar a sus hijos y darles lo que necesitan.
A Tito, compañero y complice de aventuras, que me honra con su amistad y confianza, un abrazo!
wow que relato me regusto sigue contando amigo me supongo hay mas saludos amigo.
Cuánto me alegra haberte leído
Uno a uno disfrute plenamente, impecable, sostenido, caliente, tu narrativas impecable.
Gracias por compartir, sin dudas esperare tus relatos, mis saludos
Sigue contando, están muy excitantes tus relatos amigo!