Cruising en la playa (3/7)
Continuación de mis experiencias en la playa.
Finalmente llegó el fin de semana y le envié un mensaje a Carlos, a Luis y su novio, Héctor, para ir a la playa esa noche.
Todos estábamos emocionados por esa noche y comenzamos a compartir fotos y planificar lo que haríamos. Dieron las 12 de la noche y llegamos al punto de encuentro. Todos llegamos en sandalias, pantalón de mezclilla sin ropa interior y camisa sin mangas. Estabamos listos para disfrutar la noche. Entramos al lote abandonado y allí ya habían algunas parejas teniendo sexo sin control. Era un lugar mega exitante.
Inmediatamente, nos miramos y ya sabíamos como iba a transcurrir todo. Héctor se acercó y comenzó a besarme, mientras Luis y Carlos hacían lo propio. Sus labios fuertes me exitaban muchísimo. Me bajé y comencé a chuparle la verga que estaba bien parada, humeda y caliente. La tragaba completa. Podía sentir como se retorcía.
Carlos estaba mamando la verga de Luis y parecía disfrutarlo mucho. Mientras yo mamaba a Héctor, acerqué mi mano para empezar a acariciar el culo de Carlos. Era suave y paradito. Digno de un joven de 15 años. Pasaba mis manos por sus nalgas e iba acercando mis dedos a su culo. Podía sentir el calor que emanaba. Totalmente lampiño y limpio. No aguanté más y me retiré de la verga de Héctor y comencé a pasar mi lengua por el culo de Carlos mientras este mamaba a Luis y a Héctor al mismo tiempo.
Mi verga quería explotar. Todos gimiendo en medio de un área desolada, al aire libre y con el sonido del mar de fondo.
Me incorporé y apoyé la cabeza de mi verga contra el culo de Carlos. Esté arqueó la espalda para separarse y me dijo: «nunca me han cogido». Uff! Eso me calentó aún más y le dije: «No te preocupes bebé, te voy a cuidar» e inmediatamente escupí en su culo y comencé a meterlo suavemente, mientras Luis y Héctor se encargaban de taparle la boca con sus vergas.
Carlos se quejaba y me pedía que parara, pero sabía que si lo hacía podía arrepentirse, así que comencé a besarle el cuello mientras mi verga se introducía en ese culo virgen. Poco a poco fue abriendo y yo aceleraba las embestidas. Aunque me gusta ser rudo, sabía que por su edad y al ser virgen podía asustarse, así que quería ganarme su confianza.
«Qué rico tienes ese culito bebé. Te voy a tratar como un principe, haciéndote mío y disfrutando cada parte de ti». Le hablaba suave al oído y le pasaba la lengua por sus oreja haciendo que se exitara cada vez más.
Miré a Héctor y a Luis y ellos parecían estar listos para entregarle su leche a Carlos. Les hice señas para que aguantaran un poco para que todos acabaramos al mismo tiempo y así fue. Tan pronto sentí que Carlos contraía rítmicamente su culo, les hice señas y empezamos a gemir como nunca. Los cuatro acabamos al mismo tiempo. Luis y Héctor acabaron en la boca de Carlos quien tragó toda la leche. Yo acabé dentro de él. Cinco chorros riquísimos. Y Carlos acabó en mi mano, que puse alrededor de su glande para que no se perdiera ni una gota. Les mostré mi mano llena de leche a Héctor y a Luis y los dos se bajaron a nuestro nivel. Nos envolvimos en un beso de cuatro mientras dejaba chorrear sobre nuestras bocas la leche de Carlos. Nos continuamos besando por unos minutos y luego nos limpiamos para irnos.
Al retirarnos cada cual a sus carros, Carlos me alcanza y me dice que sus padres estarán fuera de la ciudad por una semana y que lo habían dejado solo y que no le gustaba. «Puedo pasar la noche contigo?» Mil cosas pasaron por mi cabeza. Cómo tendría para mí solo a semejante joven a quien había desvirgado esa noche. «Por su puesto, le dije» Se montó en mi carro y nos fuimos a mi depa.
Ese fin de semana fue de locura, pero lo contaré más adelante cuando termine de contarles todo lo que pasó en las noches de cruising en la playa.
Espero que les haya gustado. Tengo muchas historias que contar, así que si tienen algún tema en específico déjenlo en los comentarios, seguramente lo habré expirementado.
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