Cruissing con vagabundos

Encuentros con vagabundos que se hicieron frecuentes….
Era un día de primavera, hacía calor y estaba caliente como una perra en celo. Había visto en una pagina de cruissing que debajo de un viaducto, a unos quince minutos de mi casa, había un asentamiento de vagabundos extranjeros a donde acudir en busca de pollas.

Preparé mi culo con una buena lavativa y me puse una camiseta de deportes larga para que me tapara lo suficiente para no tener que llevar ropa interior. Me calcé unas zapatillas deportivas y empecé a conducir buscando el lugar donde espera que calmaran mi calentura.

Al llegar a la zona, observé un grupo de seis o siete personas debajo del puente, por lo que aparqué enseguida y busqué la entrada al campamento de los vagabundos. Entré por un agujero grande de una verja y notaba cómo mi polla estaba mojada, dejando una mancha en la camiseta blanca. Estaba muy excitado, y al mismo tiempo inseguro porque no sabía cómo podían reaccionar aquellas personas.

Caminé hacia ellas y llegué a la altura de un hombre de unos 40 años que estaba a la entrada, de pie. Sus ropas estaban muy sucias, había suciedad por todas partes. Al llegar a su altura le saludé con un hola.

• Hola, me respondió. ¿Qué quieres?, mientras observaba que yo iba casi desnudo, y miraba mi camiseta mojada que había dejado mi polla, se tocaba su paquete con una mano, sonriendo. Tenía las manos sucias y castigadas por el trabajo y las inclemencias del tiempo, y los dedeos gordos.
• Dando una vuelta, le dije.
• ¿Buscas polla?, dijo sonriendo mientras seguía sobando su paquete. Ya no podía más con la calentura y le dije: sí, acercándome y tocándole el paquete que me ofreció.

Enseguida me arrodillé y le bajé el pantalón y el calzoncillo, dejando salir un olor nauseabundo. Hacía mucho tiempo que aquellos huevos no se lavaban…Su polla quedó al aire y busqué su capullo apestoso y lleno de requesón, como esperaba. Me costaba mucho no tener arcadas, pero mi excitación era tan grande, que empecé a chupar aquella polla con ansia hasta dejarla limpia.

Mientras tanto, el joven llamó a otro hombre de unos 50 años que se acercó sacándose la polla al llegar a nuestra altura, arrimándola a mi cara.

Cogí la segunda polla con una excitación desconocida por mí, y me la metí en la boca. No me llevé ninguna sorpresa, pues estaba tan sucia y mal olienta como la que acababa de sacar de mi boca. Me incorporé y me doble para dejar mi culo al aire.

El más joven manoseó mi culo y metió sus dedos en mi caliente agujero haciéndome daño. Me excitaba tanto que sólo salían gemidos de placer de mi boca.

El más viejo quitó la polla de mi boca y se tumbó en un colchón que había en el suelo. Me puse a cuatro patas y seguí comiendo su polla con un placer indescriptible. Lamí su glande sucio y tragué su polla hasta el fondo. Era gorda, pero no muy larga, por lo que podía metérmela toda en la garganta.

Mientras tanto, el joven había sustituido sus dedos por su polla. Escupió en mi agujero y metió su polla sin miramientos, dejando escapar un gemido de dolor cuando me la metió.

El viejo se corrió llenando mi boca de leche mientras el joven seguía follando mi culo sin contemplaciones hasta que se corrió en mi culo. Cuando sacó la polla noté como la leche salía de mi culo abierto y empezaba a bajar entre mis nalgas.

Los dos sonrieron y se vistieron. Yo seguía excitado como nunca. Me despedí de ellos y me subí al coche dejando atrás la nueva experiencia que volvería a repetir.