Cuando fui tutor de matemáticas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Megustannenes.
Cuando fui tutor de matemáticas
Mi nombre es Alexander tengo 24 años, 1.78, moreno claro, complexión atlética, cabello castaño corto, recién había terminado mi carrera universitaria, me encontraba tirado en el sofá de la sala mirando la TV, vestía una bermuda de mezclilla verde militar y una camiseta de tirantes blanca, estaba descalzo, ya que mis padres trabajan, me encontraba solo en casa; tocaron a la puerta, era la Sra María, nuestra vecina de enfrente:
– Buenos días Álex está tu mamá?
– No doña Mary está trabajando.
– Es que Rafita ha tenido problemas con matemáticas en la secundaria y quería saber si ella puede ayudarlo – (mi mamá es maestra de matemáticas en una prepa)
– Pues si quiere yo puedo ayudarlo!
– Te agradecería mucho, no quiero que repruebe esa materia.
– Solo me pongo otra camiseta y voy para su casa!
En minutos ya estaba en la puerta, llamé y se escucharon algunos pasos, abrieron y era Rafael, vestía un pans deportivo y una playera de la escuela, mide cómo 1.
60, piel blanca, algo bronceada, cabello castaño claro:
– Que onda we, qué pasó?
– Tú mamá fue a mi casa, que necesitas ayuda con matemáticas?
– No mames, neta? Mi jefa nada más buscando como chingarme.
– Cállate, agradece que Álex acepto ayudarte pendejoooo!! – Se escuchó la voz de su mamá desde la cocina.
A mí se me escapó una risa burlona, pasamos, nos sentamos en el comedor y me ofreció un vaso de agua, sacó su libro, me lo dio y comenzamos, 20 minutos después:
– We si me estás entendiendo? – Rafa tenía cara de no entender ni madres.
– La neta no we!!
– Estás bien pendejo Rafael!! – De nuevo su mamá desde la cocina jajajaja está vez no pude aguantarme la risa.
– No mames Alex si tu jefa fuera igual a la mía no te diera tanta risa.
– Ya we perdón, si quieres vamos a tu cuarto para que poder estudiar cómodos.
– Si we.
Se levantó y mientras subíamos por las escaleras vi algo que hasta ese momento no había prestado atención, sus nalgas se marcaban riquísimo debajo del pans, parecía como si no tuviera ropa interior, el contoneo de su culo me tenía hipnotizado!
– Que pedo Alex que me vez!
– No me había fijado que tienes un culito bn rico! – le dije sin pensar.
Lejos de molestarle mi comentario, guardó silencio y pude notar que se sonrojó.
Entramos a su habitación y me senté sobre su cama mientras él le gritaba a su mamá!
– Mamá estaremos estudiando en mi recámara, si necesitas algo me gritas!
– No se preocupen, yo aprovecho para ir al súper, en la cocina les dejé de comer!
Enseguida cerró con seguro y me miró de una forma rara, yo solo pase saliva!
Abrí nuevamente el libro y comencé de nuevo a explicarle.
– We te puedo hacer una pregunta?
– Si we, qué pasa?
– Es cierto que te cogiste a Chuy?
Pumm!! A su puta madre, esa si no me la esperaba, me bajo la sangre hasta los pies, (Chuy era un wey del barrio del cual todos sabíamos que era gay y aunque no me lo cogí si me la mamó varias veces), me hice pendejo y trate de disimular mi nerviosismo lo más que pude.
– No we porque?
– No por nada.
– No mames ahora me dices! Porque me hiciste esa pregunta?
– Pero neta no le dices a nadie?
– No we te lo prometo.
– En la escuela hay un wey que me agarra las nalgas, me las acaricia, las aprieta, al principio me molestaba, pero me está comenzando a gustar, quiero saber que se siente estar con otro hombre.
Mi verga para ese momento estaba a reventar y para ser honesto yo estaba fuera de lugar, no comprendía como un chavito de 15 años prácticamente me estaba pidiendo que me lo cogiera! Antes de reaccionar Rafael puso su mano sobre mi entrepierna sintiendo toda mi verga a plenitud, la apretaba y la masajeaba con fuerza, yo lo detuve.
– We neta quieres eso? – Ya antes me había cogido a varios chicos, pero está situación me tenía confundido, pensé que era broma o algo así.
– Si we, si quiero!
Su mano nuevamente me apretó el pene, me dolía de la tremenda erección que me provocaba el momento, acerco su rostro frente al mío, sus labios carnosos y rojos me incitaban a besarlos, su boca medio abierta, su mirada sensual, todo en el me encantaba, sin pensarlo me abalance sobre él, lo tiré sobre la cama.
– Está bien pero las cosas se hacen como yo quiera.
Me monte sobre el y lo bese frenéticamente él respondió de inmediato, nuestras lenguas jugaban, su mano seguía sobandome mi pene, yo metí la mía debajo de su pantalón y un dedo buscaba su ano desesperadamente, le mordia los labios y el cuello, su respiración estaba agitada y sus piernas rodeaban mi cintura, yo movía mi dedo en forma circular sobre su ano, de su boca escaparon pequeños gemidos cuando intenté meter un poco el dedo.
Nos sentamos y mientras nos besábamos nos comenzamos a desvestir uno al otro, primero las camisetas, me acosté para que pudiera besar mi pecho a libertad, su mano intentaba desabrochar mi bermuda que estaba apretada por lo inchado de mi verga, después de varios intentos logro quitarmela, comenzó a bajar poco a poco, mordiéndose los pezones y lamiendo mi ombligo, mi piel se erizó, mordió un poco mis ingles y su lengua comenzó a jugar con mi glande del cual ya brotaba bastante líquido preseminal, mi mano empujaba su cabeza hacia abajo, moría por sentir la punta de mi pene chocar contra su garganta, el intuyó eso y de una se la metió hasta el fondo provocándole arcadas, lo chupaba como un profesional (a mí no me hace pendejo, este wey ya esta mas cogido que nada, pensé!)
Lo hacía fenomenal, se lo metía hasta el fondo para después concentrarse en el glande mientras me masturbaba, metía y sacaba con gran intensidad, de repente se la sacaba para chuparme los testículos, me estaba dando la mejor mamada que había tenido hasta el momento, lo detuve, si seguía un poco más me haría eyacular y no queria acabar con ese momento de placer que me estaba regalando mi vecinito, era mi turno para devolverle el favor, le hice que se levantará y nuevamente lo bese, mientras le bajaba el pans deportivo, en su boxer se notaba una gran mancha marcada por el precum, estaba completamente excitado, lo levanté de las piernas y sus brazos rodearon mi cuello, nos tiramos sobre la cama y continúe con el beso profundo, fue el momento más sensual y erótico que pase con mi pequeño Rafael, el tiempo se detuvo por unos instantes, de nuestros cuerpos se desprendía un olor a sexo que aún guardó en mi cabeza.
Lo gire y lo puse en 4, recorrí desde su cabeza, mordiendo sus oídos, cuello, espalda, mi lengua recorría todo su cuerpo, abrí sus nalgas para ver ese ano rosadito que me quería comer, se veía tan rico cerrado, por instinto me acerque pude olerlo, limpio, mi lengua comenzó a jugar, el levantó un poco más la cintura y comenzó a gemir, susurraba algo pero no entendía que, se recostó sobre una almohada y levantó más el culito ofreciendomelo para hacerlo mío, enloquecido comencé a lamerle con unas ganas inmensas, quería meter mi lengua lo más profundo que pudiera, mientras con la otra malo le abría más sus nalgas y lo masturbaba al mismo tiempo, sus gemidos eran cada vez más fuertes, mi dedo jugaba suavemente con su culo y lo alternaba con mis lengüeteos, pude meter uno y solo dio un brinco, lo movia en círculos para que su culo se acostumbrara, con el tiempo meti uno más y después otro, entraban y salían con facilidad.
Su voz entrecortada rompió el silencio en la habitación:
– Metemela ya Alex, quiero sentir tu verga dentro.
– ok bebé ahorita te doy gustó, lo gire boca arriba y elevesus piernas sobre mis hombros, apunte la cabeza de mi verga hacia su dilatado culo e hice presión, su ano no puso resistencia y entro con facilidad mi pene, poco a poco lo fui hundiendo hacia su interior, el solo respiraba fuerte era evidente que se estaba aguantando el dolor, cuando al fin mi pelvis chocó con sus huevos me detuve unos instantes para que su esfínter se acostumbrara a tener mi verga dentro, su cuerpo me dio la aprobación de continuar con la faena, los movimientos eran cada vez más fuertes, yo lo masturbaba mientras lo seguía penetrando con fuerza, se la sacaba y se dejaba ir hasta el fondo, su cara de satisfacción era evidente por qué se movía tratando de que la penetración fuera más profunda, nuestros gemidos eran fuertes, no nos importaba que llegara su mamá y nos encontrara gozando de nuestros cuerpos, gire sus piernas a un costado sin sacarle la verga y continúe follandolo, el sudor que emanaban nuestros cuerpos hacían más fácil los movimientos en la penetración, me sentía cansado así que se la saqué.
– Quieres montarte sobre mi verga?
– Por supuesto, quiero que sigamos cogiendo, por favor, soy tuyo, hazme lo que quieras.
Me decía en una forma desesperada, rápido se subió y se metió mi verga, se movía como loco y apretaba a voluntad su esfínter, la sensación es indescriptible, en verdad estaba gozando la cogida con Rafita, sabía que pronto terminaría, así que comencé a masturbarlo de nuevo, varios minutos después, su cuerpo empezó a temblar y los espasmos se hicieron presentes, varios chorros de semen calleron sobre mi pecho, aún así continuo moviéndose con frenesí, sentí un cosquilleo en el vientre, sentía los testículos reventar, chorros de semen inundaban su interior, el seguía como loco subiendo y bajando sobre mi verga, para sorpresa mía volvió a terminar, está vez sin siquiera tocarlo, después de eso cayó desvanecido sobre mi pecho, embarrandose en su propio semen, nos besamos nuevamente y mi verga salió de su interior al ir perdiendo su firmeza poco a poco, rápidamente recordamos que su madre no tardaba en llegar, así que nos limpiamos y en mi verga note restos de mierda, semen y un hilo de sangre, me lave, me cambie y salí a su habitación, el se movía un poco raro.
– Que te pasa we, a poco te dolió? No te gustó tu primera experiencia conmigo?
– No mames we no pensé que me gustaría tanto, aunque si me duele un poco me aguanto, pero quiero que me sigas cogiendo o que?
– Simon mientras no le comentes a nadie, que sea solo entre nosotros.
Continuamos estudiando, al poco rato llego su mamá, me despedí y me fui para mi casa.
Deseo les haya gustado, si tienen alguna sugerencia agradezco me lo hagan saber en la sección de comentarios, es mi primer relato, saludos.
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