Cuando mi esposo me confesó que era bisexual, y se dejaba dar por el culo por sus amigos, le confesé que yo soy puta.
Una pareja se confiesa mutuamente, el que le gusta que le hagan el sexo anal, y ella que es puta..
Cuando mi esposo me confesó que era bisexual, y se dejaba dar por el culo por sus amigos, le confesé que yo soy puta.
Aunque, hay quien pueda pensar, que estoy loca, les diré que es algo que simplemente, me sucede, desde adolescente.
Desde que tuve conocimiento del sexo, además de tener sexo, siempre me llamó la atención, el ver a dos hombres teniendo sexo entre ellos.
Así como hay hombres que disfrutan viendo unas lesbianas en acción, a mí me excita ver a dos hombres, en pleno acto sexual.
Mi actual esposo y yo, fuimos novios por un par de años, y actualmente llevamos más de diez años de casados.
Pero cuando comenzamos, al lado de la casa de mis padres, tienen un vecino, un señor mayor, alto, de cabello negro con sienes plateadas, delgado, siempre viste de manera muy elegante, y su trato con todos es muy caballeroso.
Además, la mayoría de las señoras de la urbanización se chorrean por él, incluso hasta mi mamá.
Les hablo del porque siempre se le veía, con mujeres mucho más jóvenes que él, acompañándolo en alguno de sus lujosos autos.
Pero en una ocasión escuché decir, que una de esas mujeres era un famoso trasvertí, en otra ocasión me comentó uno de los chicos de la urbanización que, al viejo, le gustaban los chicos, que les compraba ropa, zapatos, y los enamoraba hasta que finalmente terminaba clavándoselos.
Claro que el escuchar esas cosas, me llené de curiosidad, por saber más sobre las actividades del vecino, por lo que un día que mis padres habían salido y mi novió se encontraba de pesca, le busqué conversación.
De eso a que me invitase a entrar a su casa no pasó mucho rato, y nada más le bastó sacar unos cuantos billetes, y hacerme una pequeña insinuación, para que yo de inmediato le abriese las piernas.
Esa tarde el vecino hizo conmigo todo lo que le dio la gana, pero lo que más me sorprendió fue que después de que me dio una buena mamada de coño, y me penetró salvajemente, me puso a mamar su verga.
La que cuando se le volvió a poner bien dura, para mi sorpresa me la enterró por el culo de manera bestial, y aunque me dolió, lo disfruté infinitamente, ya que al mismo tiempo apretaba mi coño con fuerza.
Posteriormente de manera ocasional, él me invitaba a su casa, a cambio de una buena cantidad de dinero, claro que todo eso sin que ni mis padres ni mi novio se enterasen.
Pero una noche justo cuando mi novio se despidió de mí, al rato lo vi hablando con el vecino, me puse nerviosa, ya que tenía miedo de lo que el vecino le fuera a decir de mí, pero como ambos siguieron hablando y entraron al estacionamiento, me fui a dormir con un fuerte dolor de cabeza.
Al día siguiente cuando le pregunté a mi novio de que hablaban, me dijo que de autos, por lo que no seguí preguntándole, hasta que un día después de visitarme a mí en casa, al salir en lugar de dirigirse a la suya directamente, entró nuevamente a la casa del vecino.
Yo me pasé más de cuatro horas, casi toda la noche, velando por la ventana de mi habitación, me pareció ver fueron las sombras de dos personas besándose, pero por lo distante y la poca luz no lo podía asegurar, aunque también me pareció ver que posteriormente una de ellas se inclinó, mientras que la otra persona se le pegaba por dé tras.
En mi cabeza tenía la gran duda de quién de los dos era el que se estaba dejando dar por dé tras.
Hasta que los vi salir casi de madrugada, y cuando lo hicieron, el viejo tomó a mi novio entre sus brazos, y como si se tratase de una chica le dio un tremendo beso en la puerta de la casa, mientras que mi novio, sencillamente se dejaba tocar sus paradas nalgas.
En ese instante lejos de sentirme mal, el solo imaginarme lo que pudo haber sucedido entre ellos dos me excitó muchísimo.
Tanto que, en la oscuridad de mi habitación, me comencé a autosatisfacer yo sola, introduciendo mis dedos dentro de mi vulva.
Apretando una, y otra vez mi clítoris, hasta que no pude aguantar más, y alcancé un orgasmo imaginándome nada más, lo que a mi novio le terminaba de suceder.
Yo desde luego que no le hice comentario alguno al respecto, pero si me di cuenta de varias cosas, una fue que el vestuario de mi novio mejoró muchísimo.
Otra cosa que sucedió fue que mi novio, se portaba mejor conmigo, más comprensivo y amoroso, además que en una ocasión cuando comenzamos a ser novios, le toqué las nalgas a él, por accidente, y se molestó conmigo.
Pero después de que comenzó a visitar la casa del vecino, se las volví a tocar, y se quedó como si nada hubiera sucedido.
Como ya les dije, pensaran que estoy loca, pero el saber que mi novio, y el vecino mantenían relaciones sexuales, en las que mi novio, evidentemente era el que se dejaba penetrar, para nada me molestaba.
Es más, nada más de pensarlo me excitaba bastante, y en ciertas ocasiones estuve a punto de preguntárselo, que no lo hice por miedo a no saber cómo mi novio respondería.
No sé qué sucedió entre ellos dos, pero un par de meses antes de casarnos, al igual que yo dejé de ver al vecino mi novió y él también dejaron de verse, por lo que después de casarnos nos mudamos, y eso quedó en el pasado.
Pero cuando ya teníamos como ocho años de casados, un día vi a mi marido con un raro jueguito, con un amigo suyo en el patio de nuestra casa.
Los dos estaban hablando de frente, viéndose a los ojos, pero la mano de su amigo se encontraba a acariciando una de las nalgas de mi marido, por encima de su pequeño pantalón corto, sin que él dijera, o hiciera nada por evitarlo.
Es más, en su rostro se le notaba una gran satisfacción, pero cuando con toda intención hice ruido al acercarme, los encontré bien separados, muy serios hablando de autos.
De inmediato regresaron los recuerdos de lo que había sucedido en nuestros años de novios, así que me entró una especie de ansiedad, por saber si realmente mi marido se estaba dejando penetrar, otra vez por otro hombre.
Pero me quedé callada, cuando él salía con sus amigos, dejé de molestarme por eso, pensando en las cosas que le estarían haciendo, al mismo tiempo que yo acompañada de un par de mis amigas nos íbamos a putear a los mejores hoteles.
Aunque en una ocasión al día siguiente revisé su ropa interior, y encontré un gran manchón de semen dentro de sus interiores, pero en la parte trasera.
Lo que no me dejó duda alguna de que mi esposos había tenido sexo, con otro hombre, poco a poco fui poniendo atención a otras pistas.
Como otros manchones de semen, pero en sus camisas, lo que me hizo pensar que, en ocasiones mi marido le mamaba el miembro a alguno de sus amigos, o amantes.
Pero eso lejos de molestarme me excitaba, tanto que no sabía qué hacer, para poder ver que eso sucediera frente a mis ojos.
Hasta que, por cosas de la vida, a mi marido lo escogieron en su trabajo para que en nuestra casa se celebrase una fiesta de celebración de no sé qué cosa.
Al principio la idea no me agrado en lo más mínimo, porque eso significaba que a mí al final era la que le tocaría limpiar todo el desastre.
Pero como mi esposo, tan amorosamente se comprometió ayudarme, finalmente acepté, la fiesta se dio como la mayoría de las fiestas, solo que como mi marido estaba en casa, se dio la libertad de tomar más de lo acostumbrado.
Al finalizar la fiesta, y retirarse la mayoría de los invitados, yo me encontraba muerta de cansancio, pero mi marido, y dos de sus compañeros de trabajo, continuaban bebiendo, y hablando de autos.
No les presté atención, así que me despedí de ellos, y me marché a nuestro dormitorio, con la intención de darme un baño y acostarme a dormir.
Ya me había duchado, cuando me di cuenta de que no los escucha hablar, y como no sentía a ninguno de ellos, poniéndome mi bata de dormir sin más nada abajo, llena de curiosidad bajé en silencio las escaleras de casa.
Al llegar a la sala, no los encontré, pero el ventanal que comunica al jardín se encontraba abierto de par en par.
Frente al ventanal se encontraba toda la ropa de mi esposo, incluso hasta sus medias, e interiores.
En ese instante mi corazón dio un vuelco, así que procurando no hacer ruido, me asomé tras la cortina.
Fue cuando vi, como sus dos amigos, mantenían a mi marido completamente desnudo, entre ellos dos, uno lo tenía sujeto por las caderas, introduciendo salvajemente su miembro entre sus nalgas, mientras que el otro mantenía su miembro dentro de la boca de mi esposo.
Yo me quedé extasiada, viendo lo que sucedía, en cierto momento llegué a pensar que mi marido se encontraba completamente borracho, y sin sentido.
Pero de momento me di cuenta, de que él voluntariamente movía sus caderas de manera salvaje, y sus manos sujetaban el miembro al que se lo estaba mamando.
Fue tanta mi excitación, que no lo podía creer, en lugar de indignarme, molestarme, o de armar un escándalo, por encontrar que a mi marido le estaban dando por el culo.
Comencé a pasar mis dedos, por sobre mi coño, acariciándolo profundamente, a medida que continuaba viendo como a mí esposo, le comían el culo, y lo tenían mamando verga, y él lo disfrutaba evidentemente.
Yo continué acariciándome con mis dedos toda mi vulva, hasta que no aguantando más disfruté de un sabroso orgasmo, y apenas lo hice, salí corriendo para mi dormitorio, ya que los tres habían terminado.
Cuando mi esposo, entró a la habitación pensé hacerme la dormida, pero mí ansiedad me delató, así que, al verlo completamente desnudo, con su ropa entre las manos, entrando en nuestra habitación, me le quedé viendo como preguntándole que sucedía, pero sin decir palabra.
Cuando él me vio, quizás por la borrachera o quien sabe por qué, de inmediato sentándose a mi lado me dijo. “Mi amor, debo confesarte algo muy serio.”
Yo me quedé en silencio esperando a ver qué era lo que me iba a decir, pensando que quizás inventase alguna escusa creíble para explicar su completa desnudes, en esos momentos.
Pero cuando me dijo, que a él sus dos amigos momentos antes le estaban dando por el culo, me quedé sin saber que decirle.
Mientras que mi esposo continuó diciéndome. “Mi amor, desde hace mucho tiempo, soy bisexual, y me gusta que los hombres me penetren.”
Sin detenerse de inmediato me dijo. “Entiendo, si quieres que nos divorciemos, pero te agradeceré que nadie se entere de lo mío, a cambio te dejo la casa, el auto nuevo, y todo lo que tú quieras.”
En ese mismo momento le dije, que lo sabía desde hace años, cuando él se acostaba con el vecino de mis padres, y que lo vi en el patio cuando sus amigos lo estaban penetrando.
Mi esposo, se quedó pálido cuando me escuchó decir todo eso, y cuando le dije que a mí no me molestaba que se acostase con otros hombres, su rostro me pareció más confundido todavía.
En esos momentos le confesé, que el verlo a él teniendo sexo, con otros hombres, era algo que me excitaba de sobre manera, y al tiempo que se lo fui diciendo retiré mi bata de dormir, y abrí mis piernas.
Mi esposo, dirigió su rostro a mi coño, y divinamente comenzó a mamarlo, mientras que yo le iba diciendo lo mucho que disfruté, acariciándome el coño.
A medida que veía como ese par de amigos de él, le daban por el culo, y lo ponían a mamar sus vergas.
Él dejó de mamar mi coño, y dirigió su erecto miembro directo a mí vulva, produciendo la más grande de las satisfacciones.
En ese momento le comenté que yo también tenía que confesarle algo, y a medida que me fue penetrando le fui diciendo que ocasionalmente junto con dos de mis amigas me iba a putear a los hoteles de lujo.
Hoy en día, en ocasiones mi esposo, trae discretamente a algunos de sus más íntimos amigos a casa, y en una que otra ocasión terminamos manteniendo, un trio o hasta un cuarteto.
Cuando no es que mi esposo, se pone algunas de mis prendas íntimas, y yo, me pongo un consolador de goma, sujeto con unas correas a mi cuerpo, y soy yo quien lo penetra a él.
Delicioso , me gusta que ella me vista con su ropa y me clave durisimo , me vengo a chorros cuando ella es dominante .