Cuando nadie nos ve…. (ignorando las voces de mi cabeza)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
Octubre finalizaba esa noche, serían las 11:30 pm, y yo aun sin poder pegar un ojo. La brisa de septiembre se oía silbar junto con la bulla de las fiestas de los vecinos del barrio, en la casa de Matías celebraban el cumpleaños de su padre y mi primo Joan había llegado justo ese día, para no perderse la fiesta a la que fueron invitados también mis padres; me estremecí pensado que mi primo debe llegar de nuevo borracho y yo aprovecharme de la situación, << quizás eso debe ser lo que me tiene en vela >> tengo rato que ni la paja me la hago, y considero que por eso no me puedo controlar, ignoro las voces de mi cabeza que me reprenden por pensar de esta manera, y hago caso aquellas que esperan que lo haga, por un momento pienso que estoy enloqueciendo y así divagando en mi mente logro quedarme dormido.
No sé qué hora es, pero el portón de la casa, oí que lo movieron, me levanto y me asomo por la ventana cruzando los dedos para que sea Joan el que ha llegado, cuando veo a través de la venta, no me he equivocado es Joan y ya está terminando de cerrar el portón, lo veo de espalda ajustando la cadena, se voltea y yo inmediatamente con el corazón casi que se me sale de la boca me acuesto en la cama para fingir estar durmiendo, oigo el sonido de la latas del garaje y me pregunto si es que piensa entrar por el patio; me quedo quieto en mi cama y nada que llega Joan al cuarto, me desespero inmediatamente me levanto para averiguar. Salgo caminando hacia la sala fingiendo ir a orinar, creyendo yo que a lo mejor me lo iba conseguir en la cocina pero tampoco fue así. Mi frustración fue grande y me desespere en saber a dónde había ido y busque rápidamente para saber que estaba haciendo, supuse que en el garaje debe estar, en mi cuarto no hay ventana que se vea hacia allá, pero en el de mis padres si se puede ver, entro a la habitación y silenciosamente me llego hasta la ventana, no había terminado de llegar cuando oigo un gemido ahogado; — shsss ya está adentro, tu sabes que es grande — me paralice en seco, al oír la voz en susurro de Joan, de rodilla me llegue hasta la pared de la ventana y me senté, pasmado tomando mis rodillas con mis brazos, puse mi oído casi pegado a la pared y termine de escuchar lo que oía.
— ¡Shsss esto tú lo querías nenita! ¿No es así? Umm que rico— me mordí el labio fuertemente hasta sentir dolor, mi entrepierna creció pero mi placer lo sentía confundido, oía como las bolas chocaban con el cuerpo de la otra persona. Me levante y vi por la ventana, lo único que había de luz era el de la luna, me iluminó para ver el acto sexual de Joan con otra persona.
Mi primo estaba de espalda, sujetaba a la otra persona por la cintura, la recostaba contra el capo del carro, y los gemidos de ambos eran ahogados. Miraba como los músculos de Joan se tensaba, apretaba duro las nalgas mientras presionaba para penetrar aquella persona.
Mi cintura pego contra la pared, mi verga dura sintió el duro concreto y, me estremecí al ver como Joan echaba el cuerpo hacia atrás, y a la vez empujaba hasta dentro, haciendo chillar a la chica que tenía delante de él.
—Aguanta, que esto, ¡tú lo has buscado! — susurraba Joan a la otra persona.
Joan movía la cintura frenéticamente, la espalda se le ancho y tenía el torso encorvado, las nalgas apurruñadas envestían cada metida que daba, sacándole un pujido a la penetrada (la cual no veía quien era) sus gemidos eran muy queditos.
Joan aumentaba el mete y saca, haciendo que sus bolas chocasen con el cuerpo de la otra… plas, plas, plas (…) —desde la primera vez, que te lo hice… no te ha dejado de gustar la verga, ¿cierto? — oía como le decía Joan, en eso veo, que él le toma por el cabello, y arquea mas su cuerpo, jadeando echa la cabeza hacia atrás, y el sonidos de su bolas se acentuaron muchas más, el pujido de la otra, mostraba que no aguantaba más, y Joan moviéndose más rápido, exploto, quedando hundido muy pegado a las nalgas de la otra persona, gimoteo con arrechera, y dando dos movimientos más de cintura, expulso, y luego salió de ella, jadeante y sin fuerza.
Todo lo que había visto era la espalda de Joan, y verlo acabar, hizo que yo pegara mi erección contra la pared, al ver como las nalgas se le contraían, me quede pegado, acabe casi al mismo tiempo que él, sintiendo como mojaba mi ropa interior y traspasaba a mi short casi ya mojando también la pared de la habitación de mis padres. Deje tapar de nuevo a la ventana con la cortina, me puse de espalda a la pared, me recosté y me deje caer al piso, quedando con las rodillas al pecho, mi mirada era vaída en medio de la oscuridad y con el pensamiento largo escuche;
[Pues mira tú, como te ríes como juegas tú,
Con la esperanza
Que yo he puesto en ti
Con todo lo que yo en ti creí
Es lo mejor
Ve y vuela libre
Si tú vas a ser
El hombre aquel que siempre quise ver
Aunque a tu lado no me pueda ver
Como tu mujer]
Rocío Dúrcal como que sabía en ese momento lo que sentía, o al menos la canción fue apropiada para el momento. Una lagrima cayo por mi mejilla y no sé cuánto rato me quede ahí sentado hasta que reaccioné y me avergoncé, por cómo estaba actuando; me levante y fui al baño para cambiarme, sin mucho ánimo me fui a mi habitación y al rato me quede dormido.
Me levanto temprano, el sol ya está calentando y todavía en la casa de Matías siguen bebiendo aunque con el sonido ya más bajo. Salgo con mochila y todo, quiero ir al rio y voy a invitar a Matías, me detengo y por el portón de la casa de Matías logro ver a mi primo; —ni siquiera ha llegado a la casa a dormir— me digo a mi mismo muy bajito. Entro por la puerta principal a la casa de Matías veo que su mama está bajando la escaleras que están fuera de la casa por donde entran a las habitaciones sus inquilinos.
— ¿Cómo esta Señora? —
— bien Alec ¿y tú? —
—Bien señora, ¿y Matías? —
—ahí viene querido —
Veo a Matías bajando la escalera, por donde venía su madre, cuando ya está su mamá adentro de la casa le pregunto si quiere venir conmigo al rio, me mira arrugando la cara y me dice; — me siento mal, me duele la pierna — hace ademan y me lo muestra, yo le respondo que no hay problema, cuando lo veo caminar hacia adentro; si, se le veía que iba caminado cojo por la pierna.
Voy bajando hacia al rio jugando con una rama, a lo lejos más debajo de donde estoy veo a Luis y a Jonathan que van saliendo mojado detrás de una piedra, Jonathan sigue caminado sin ver para atrás, y le pierdo la vista, pero luís veo que se detiene y se agacha se baja su short rojo, y se pasa una mano por el culo como si estuviera limpiándolo, se ve la mano y la sacude. Mi mente se imaginó todo y saco conclusiones; estos dos estaban cogiendo, porque los vi que salieron con actitud sospechosa detrás de esa piedra.
Ya esa noche, estamos jugando al escondite de nuevo, mi libido se ha desaparecido y solo me concentro en jugar con los muchachos, no estamos todos, pero los pocos que estamos nos pusimos a jugar —espere a Carlos personalmente pero nunca llego esa tarde—, no me importo e igual me puse a jugar con los demás. Voy corriendo apresuradamente, Javier está contando, y va a salir a buscarnos, no sé dónde esconderme me siento como un tonto tratando de esconderme en sitios imposibles sigo corriendo y creo que el único que falta por esconderse soy yo, llego a la zona apartada del barrio donde no muy lejos de las casas, y me encuentro al cuartico de gas abandonado, recordé en un minuto como aquella noche llegue a él sin esperar vivir aquella experiencia, volví a la realidad y dude en entrar, decidí en probar en otro sitio, —ya cagado por los nervios de que Javier me viera—, sin pensarlo salgo corriendo al cuartico de gas abandonado, entro rápidamente y ajusto la puerta pequeña de metal, veo por la ranura de la puerta hacia al terreno solo, cuando de repente un sonido ya conocido me deja estupefacto con los ojos bien abierto… el sonido del cierre se bajó, el olor pareció desprenderse —o era yo que lo imaginaba—
Una mano se posó en la mía que estaba apoyada sobre la puerta del cuarto sujetando para no cerrarla por completo, su mano era grande arropando toda la mía; apoyando me condujo, sin yo poner resistencia en terminar de cerrar la puerta, la poca luz que entraba al cuartico se vio apagada ante mi mirada, quedando en completa oscuridad.
Parte 4
El terror se desprende en el fondo de mi estómago alterando todos mis sentidos, el escalofrío sexual se disipa en todo mi cuerpo y me hace temblar, el en mí espalda es como una manta caliente y vaporizada; mi respiración se corta cuando siento sus manos en mi cintura y mi sexo reacciona al sentir su entrepierna pegada a mi espalda (un poco más arriba de mis nalgas), es como un fiero; un tizón caliente posicionado de medio lado en su ropa interior, como una viga suave incrustada en mis caderas, me suspira cerca de mis oídos y huelo su aliento fresco en medio del calor en el pequeño espacio, me dejo atraer por su manos y mi cuerpo desmalla pegado más al suyo, siento su frotación débil en mis nalgas y sin fuerza dejo caer mi cabeza en su regazo. Estoy totalmente sumiso antes sus tocamientos y por vez primera me atrae tanto el aliento de una persona que deseo mi primer beso. El tocamiento que recibo pasa de suave a brusco, trata de quitar mi pantalón y se da cuenta que tiene que buscar primero el botón, sus dedos están tembloroso tratando de quitarlos uno a uno, la textura de su lengua es como una brocha de celdas suaves sobre mi cuello. Hipnotizado por el placer dejo caer mis pantalones a las rodillas.
El cosquilleo de su lengua cerca de mi boca es como un imán atrayendo para sentirla dentro de mí, —pero me deja con las ganas—. Me obliga con su fuerza a quedar apoyado sobre la pared, levantando mi cola; el con los dedos abre mis nalgas, se agacha quedando a la altura de mi trasero —lo que sentí fue el éxtasis de puro placer—. El frio de su saliva fue como hielo puesto en mi culo, me hizo contraer la cintura, tomándome con las manos me sujeto con fuerza hasta hundir su boca y la nariz en la raja de mi culito, —me mordí el labio fuertemente para ahogar un gemido— sentí la aspereza de su lengua en las paredes de la raja en mis nalgas, —sentía la gloria en mi cabeza por tanto placer junto—. Tiemblo antes sus lenguazos en mi ano y él lo nota; su dedo índice me toca la entrada de mi cavidad anal, la sensación que me da la uña del dedo hace que mi huequito se contraiga expulsando sin dejar entrar a su dedo intruso, pero ensalivado se deja ir completo en mi interior, siento como mis paredes anales lo atrapan presionando y el circulo que hace dentro mí hace que mis piernas se debiliten, lo saca y lo vuelve a meter, el roce por tenerlo apretado con mis músculos anales me produce un vértigo de placer, provocando que mi mirada este fija embelesada en la oscuridad del pequeño espacio.
Lo oigo levantarse, y el olor de su verga atrae a mi olfato, despierto ante tanto placer y mi sumisión se ve desinhibida por mi lujuria al sexo oral, sin proponérmelo mucho ya estoy de rodilla masajeando su fiero caliente, mi lengua se expande en el espacio y su glande al hacer contacto con ella; la explosión del sabor inundo mi boca, glotonamente abro mi boca y la acojo en la profundidad de mi garganta. Mi nariz choca con sus pelos púbicos, —inhalo su olor como si fuese la mejor droga—. Me olvido de todo lo que pueda suceder alrededor mío y dejo que mi libido tome el control de mis acciones. Lo saco babosamente de mi garganta y lo vuelvo a tragar, siento como su glande caliente alborota mi campanilla, mi lengua la limpia removiendo la masitas que acumula su verga sucia, el sabor me pone loco y con desespero me vuelvo un experto en mamar verga; me la saca y saboreo mis labios, vuelvo a engullírmela toda y el olor me alborota, siento en mi interior como el placer estalla, haciendo vibrar cada una de mis sensaciones, el grosor de su mástil es duro en mis labios, al presionarlo las venas del trozo de carne es delicia para mi paladar. Él me toma de los cabello por la nuca y moviendo su cintura me empieza a taladrar mi garganta; comienza suave pero poseído por mis lengüetazo, acelera su movimiento provocándome arcadas, en un movimiento profundo me la deja un rato adentro hasta que yo no puedo y empujando con las manos en sus piernas me la saco toda, me dejo caer en el suelo totalmente cansado y lagrimando.
Mi verga está lubricando fuertemente, la gotas se hacen hilos cayendo al suelo; estoy de cuatro patas sobre el suelo lleno de tierra y piedras. Las palmas de mis manos y mis rodillas sienten dolor, pero mi excitación lo ignora. Se ha ubicado detrás de mí, la barbilla afeitada hace cosquilla en mi rajita, vuelve hundir un dedo en mi culito y oigo como su pantalón cae a los pies, yo no dejo de respirar aceleradamente; apoyando las dos manos grandes en mis nalga, siento como me las abre hasta no más poder. El glande de su verga esta baboso y mi rajita lo siente como se resbala en ella, mi culo sabe lo que quiere y empieza a expulsarse hacia afuera para abrirse y recibir ese trozo de carne grande, hace presión en mi entrada y mi esfínter se contrae al sentir la punzada; el dolor me hizo retroceder, y mi reflejo me hizo cerrar fuertemente el culo, oigo que chista con los labios para calmarme. Ya estoy totalmente sudado y siento como resbala sus manos de mis nalgas, una gota de sudor cae en mi espalda, supongo que fue de él, fija de nuevo su glande en mi huequito cerrado y hace presión lentamente; el temor controla mis reflejos para evitar ser penetrado, me muevo bruscamente para no dejarme agarrar por él, pero su fuerza hace quedarme quieto, y agarrándome fuertemente de la cintura, hace presión con fuerza y me encaja dentro de mi recto la mitad de su verga gruesa; << sentí que mi vida terminaba ahí y me culpe por habérmelo buscado >> el dolor fue inmenso, pegue mi cara contra la pared del cuartico, sentí cada milímetro de su miembro viril como se hacía paso en mi entrañas, el desgarro de las paredes de mi ano la sentía tan doloroso que mi libido se fue totalmente de mi cuerpo dejándome solo en esa situación. El notó que yo quise escapar de su penetración y poseído por su placer me la dejo ir completica en mi interior; sentí el sabor de mi sudor en la boca por su mano tapándomela para evitar que saliera mi chillido, las lágrimas cayeron por mis mejillas, y las voces de mi mente me decían; << esto tú lo has buscado solito >>.
No sé cuánto minutos quedo pegado profundamente en mi culo sin articular ningún movimiento en su cadera, sintió que yo me había calmado, su chistido lo oía cerca de mi oído derecho, me sobaba mi verga flácida, sentí su respiración agitada en mi nuca; un escalofrío me invadió, y desee no estar ensartado por una verga en ese momento, —sentí un vuelco en mi estómago—. El dolor se había disipado pero el ardor en la entrada de mi ano se sentía desagradable, cuando el empezó a mover su cintura con un vaivén suave a frenético; seguí oyendo sus chistido cerca de mi oído, y el ardor anal que sentía me hizo parecer que tenía rato sufriendo, él dejo de apoyarse en mi espalda y con las dos mano me agarro de la cintura. Me levanto un poco más la cola y su vaivén; de frenético paso un movimiento rápido, la respiración se le hizo fuerte y acelerada y en medio del silencio sepulcral del pequeño cuarto, solo se oían dos cosa; su respirar y sus bolas chocado a las mías, deje de poner resistencia, y deje que terminara de hacer lo que él quisiera. Me sentía presa del pánico y pensaba que nunca iba a salir de esta situación, pero al no mucho rato de estar sintiendo sus embestidas, mi verga se vuelve a erguir, —y si no fuese por el ardor en la entrada del culo—, el cosquilleo que sentía en mi esfínter, hubiese disfrutado plenamente sin dolor.
Cada embestida que daba, mi verga rígida chocaba en mi ombligo, dejándolo lubricado por el precum que botaba, estaba sintiendo placer de nuevo, me adaptaba a sus movimiento aun estando de cuatro patas, deje caer el pecho y levante mucho más mi cola para sentir hasta lo profundo, como su verga gruesa me taladra muy duro, en mi mente imagine la posición en la que estábamos, y pensar en eso la libido regreso completa a mi cuerpo, ignorando todo tipo de dolor o ardor que sentía, mordí mis labios y cerré mis ojos, relaje mi cuerpo para que él lo moviera más fuerte en cada metida de verga que me daba, su respiración era música para mis oídos y aumentado volumen lo oí más fuerte, dejando escapar un gutural sonido de su boca, sentí los movimientos de cintura cada vez más profunda. Una presión exploto dentro de mi cavidad anal, de lo caliente que estaba sentí que quemo mis paredes anales, el sin poder evitar su gemido lo dejo escapar de su boca, su cuerpo cayo en mi espalda metiendo completamente su miembro en mi recto y expulsando todo el semen dentro de mi profundo ano… Me sentí totalmente lleno, toque mi verga y estaba tan sensible que al tocarla, en mis dedos quedo toda la leche que brotaba sin controlar cada uno de mis contracciones de cadera, me estremecí y empuje todo mi culo ensartando toda su verga para sentirla más dentro de mí y en cada expulsión de leche que bañaba mi paredes anales, sentía como su verga se agrandaba en mi interior anal.
No sé cuánto duramos, pero creo que fue mucho, al terminar, la preocupación y sentimiento de culpa volvió a mi mete, antes subir mi pantalón toque mi culo, y mis dedos sintió lo caliente que estaba, me ardió cuando lo toque pero rápidamente subí mi pantalón, mire hacia donde él estaba y lo vi de espalda, parecía limpiar su verga, —no detalle quien era y tampoco quise saber—. Abrí la puerta pequeña del cuartico de gas, vi a los lado y solo la luces de los poste era lo que alumbraba en la soledad de la noche, sentí el miedo en las piernas y salí corriendo a la carretera, eche una mirada hacia la dirección donde nos juntábamos los muchachos y no vi a nadie, ni siquiera a alguien caminando cerca, asustado imagine lo tarde que era y corriendo llegue a la casa, cuando llegue definitivamente ya era tarde, las 9:00 de la noche, entro a la casa y mi mamá se me queda viendo enojada me dice;
— ¿muchacho el ¡COÑO! donde andabas tu que vienes todo sudado ah? —
La ignore y me metí a mi habitación, esperando una paliza por parte de mi mamá, finjo estar buscando algo debajo de la cama, mi madre abre la puerta y me ve directamente a los ojos;
— Que sea la última vez que llegas a esta hora, ¡muchacho resuelto! — señalando con el dedo me dice eso, da la vuelta dando una matada de ojo hacia mí y sale cerrando la puerta de mi habitación.
Suelto un resoplido sentado en el piso, la fricción de mis nalga por lo babosa que están me recuerda que debo bañarme, voy al baño me quito la ropa, y antes de meterme a la regadera paso unos dedos por mi culo; está hirviendo, me veo en el espejo y esta rojo y con sangre, asustado me meto a la regadera, dejo caer el agua sobre mi cuerpo, quitando todo el sucio y el sudor con el agua llegando hasta mi adolorido trasero y veo como sale la sangre removida de mi culo, cayendo por el medio de mis piernas. El contacto del agua fue doloroso y fresco a la misma vez, sentí las ganas de pujar y puje creyendo que iba expulsar mierda, pero veo que es un coagulo de semen lleno de sangre y resto fecales; al salir de mi interior sentí alivio y me relaje del temor que tenía, termine de bañarme y fui a mi cama ya acostarme.
Viendo al techo recuerdo todo, y me siento asqueroso conmigo mismo, pero también con un nerviosismo excitante revolviendo mi estómago por saber que en realidad me sentía era; satisfecho.
Pasaron semanas después de eso, el culo ya no me dolía, los pensamientos sexuales eran más intensos, ya me masturbaba ahora metiendo un dedo en mi culo y aprendí como estimular mi esfínter, hasta sentir un orgasmos anal acompañado con la expulsión de mi semen, quería repetir la experiencia y la vez no, —solo me sentía más tranquilo—. Después de aquello me sentí realizado —o al menos eso creía—; que ya podía controlar mi apetito sexual, para evitar ponerme en situaciones peligrosas. Continuara…
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