Cuando nadie nos ve… segunda parte. (curioso)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya era mediodía del sábado, me levante tarde. Mi primo ya se había ido, supe por mi hermana que se fue un poco avergonzado por haber orinado en la sala, mis padres aun dormían con la resaca encima. Después de comer agarre un bolso donde metí ropa para cambiarme… —no me preocupe en avisarle a nadie, solo agarre mis cosas y me fui—. Estando ya metido en el pozo que hay en el río; me estaba bañando en ropa interior, no dejaba de pensar si mi primo se daría cuenta que yo se la chupe mientras el dormía, recordé que no le guarde la verga después de finalizar ¿me pregunte? si esta mañana al despertar se la vería fuera del slips y se preguntaría: << ¿por qué? >> —Y a lo mejor se dio cuenta que fui yo—. Soy el único que duerme ahí, pero me tranquilicé recordando… << ¡el cuándo bebe mucho pierde el conocimiento! >>
Dejando a un lado las preocupaciones, pensé en todo lo que hice anoche jugando al escondite y, después lo que hice en la madrugada; << mamar la verga de mi primo hasta tragarme todo su semen >> recordé el sabor y la textura. En mi entrepierna ya tenía alborotada una erección, metido dentro del agua nadando solo imaginaba mi lengua saboreando el mástil de mi primo, deseaba tenerlo ahora mismo, deje volar mi imaginación: —yo tratando de meterme ese trozo de carne en el culo—, pensé en el desconocido y su verga olorosa, —no sabía por cual decidirme: ¿cuál fue la más sabrosa de las dos?— pero deseaba fuertemente tragar de nuevo la leche de Joan, me dejo con sed de querer más. Mire a los lado y no vi a nadie, metido aun en el agua con mi mano toque mi erección, la saque del slips, y dentro del agua me deje llevar por el recuerdo de lo que hice y, empecé a masturbarme lentamente; tenía los ojos abierto, —pero mi pensamiento no estaba ahí en el río—, no dejaba de imaginar a mi primo dándome por el culo, << no sabía por qué deseaba eso, si nunca lo he hecho, pero dentro de mí lo quería >> mi mano se movía dentro del agua deslizando mi verga hacia arriba y hacia abajo, la puntica de mi glande la sentía bastante crecida y sensible al tacto del agua fría, los nervios se me contraía y, encimado por los recuerdos del placer y el morbo que sentí en la madrugada; —algo que nunca había hecho y ahora no dejaba de pensar en eso—. Me deje hundir en el agua y con intensidad en mi mano deje salir el chorro de semen de mi verga, la sentí prensada en mis dedos y hasta no soltar lo último, no deje de prensármela, abrí los ojos y vi borroso dentro del agua, como despertando de un sueño me asuste por si alguien estuviera viendo, busque subir rápidamente, y al salir mi cabeza del agua, con rapidez y nerviosismo me secaba la cara viendo para los lados; me acomode mi miembro en la ropa interior y salí del agua buscando la ropa en el bolso para cambiarme e irme rápidamente.
Ya había pasado más de una semana, todos esos días pensaba lo que había hecho y el sentimiento de culpa me invadió; me negaba que yo fuese un maricón, obligue a mi mente dejar de recordar lo sucedido y me prometí a mí mismo… que más nunca volvería realizar o pensar en mariconadas y casi por completo lo di por olvidado —aunque mi verga no lo dio por tan olvidado…—
<< El espíritu es fuerte, pero la carne… ¡es débil! >>
Era un miércoles, la brisa me pegaba fuertemente en la cara junto con el sol caliente de pleno medio día, venia del liceo, sudado y sucio, la garganta la sentía seca, iba camino a casa y pensé; << puedo bajar un momento y zambullirme un rato en el agua >>. Iba caminando y pateando todo a mí paso, entretenido con la naturaleza y demás cosas, casi cerca del río, (hasta donde pensaba llegar) me detuve; un movimiento escondido, entre ramas colgantes de los árboles, llamó mi atención, camine con pasos lentos y tratando que no chillaran las hojas secas al ser pisadas, cuando iba llegando cerca de lo que veía, baje mi cabeza velozmente, escondiéndome detrás de un troco ancho de una mata de mango, la piel se me crispo, y una tensión cubrió mi rostro, una sonrisa pícara dibujada en mis labios; me di cuenta de que se trataba.
Un cosquilleo en el estómago y una leve erección, alzando una carpa en mi pantalón. Me asome lentamente, y volví a ver; dos piernas peludas, y desnudas a espalda mío, —abrí la boca de sorpresa, y tape con mi mano una carcajada muda— mire a hurtadillas y a poca distancia de mí, veía como las piernas peludas, se tensaban marcando la musculatura delgada, las nalgas se le contraía hacia adentro, y podía ver que sujetaba a otra persona con las manos en la cabeza. Desde mi posición solo visualizaba eso, y mirando a mi lado derecho, a cuatro metros de distancia había una carreta vieja y volteada de un lado, lo pensé, y sin dudar, camine con paso suaves pero rápido, llegue y me escondí detrás de la carreta, —el monte crecido ayudaba a cubrirme, mejor—. Desde ese ángulo pude ver mejor; mi primer pensamiento fue: —deben ser una pareja de enamorados, ¡y están tirando! — mire, y detalle que era un chamo adolescente, lo veía de perfil, tenía un short blanco deportivo, bajado hasta los pies, la piel de los muslos era blanca y peludas, de frente de él, otro más chico (al menos de cuerpo) estaba de rodillas, también con el short a los pies, las manos de este, sujetaban al que estaba de pie, por las nalgas, << imagine que el mismo se atragantaba >> —y yo sabía de eso— no podía verles a ningunos de los dos el rostro; las ramas y los bejucos colgantes tapaban la parte de arriba de sus cuerpos, trate de agacharme lo más posible al piso, para ver si lograba saber quién eran eso dos. Como no lograba ver nada, seguí mirando lo poco que veía, y fue suficiente para mí, disfrutar aquello; el chico de rodilla se movía al compás de la cintura del otro, —afortunado— el que estaba de pie, abrió más la pierna y agacho su cuerpo, pude ver la mandíbula del que estaba de rodillas, abría la boca lo que más podía, la baba le corría por la comisura de los labios, la tráquea se le veía tensada y la verga gruesa se veía inmensa dentro de aquella boca, —se me hizo, la boca agua— ver, como el trozo de carne blanca, con pelos largos que asomaban por la ingle y las bolas, era succionada por aquel chico, me hizo sentir envidia, la baba casi que me caía, y seguía mirando aquello; el chico de pie, saco su miembro viril de la boca —era grande— la saco brillosa de la profundidad de la garganta, y la tomo con su dedos desde la base, la agarró con fuerza y estrellaba el glande rojo, sobre el cachete, del chico de rodilla, el glande rebotaba y dejaba marca de saliva sobre la mejilla, lo agarro de nuevo por los cabellos, y se la metió hasta el fondo, los pelos chocaron en la comisura de la boca, y por los movimientos que hacia el chico arrodillado; las arcadas le hacía, sentir ganas de vomitar —lamentable para mí— quedaron de nuevo, escondidos y no veía mas allá, de solo sus piernas desnudas.
Excitado por lo que veía, me moví pasando adelante, de la carreta. Me lance al suelo cubierto de monte verde recién salido, y trate de mirar, mejor; pero lo que alcance ver fue como el chico de pie disparaba trallazos de leches al aire –quede anonadado al ver tan dura y roja esa verga brillosa, al estar disparando el semen a una velocidad increíble— por un momento pensé: << salir corriendo, e irme arrodillar y probar el néctar de aquel chico >> pero solo me conforme, con imaginarlo y ver como brotaba la leche, el expulsando hasta lo último mientras se la exprimía apretando el glande rojo y brilloso. Saboreando mis labios, quede pegado al suelo, mi cintura se movía y presionaba contra la hierba, sin prestar atención a lo que hacía; empecé a cogerme el suelo, movía en una vaivén frenético mi cintura hasta quedarme pegado (mientras veía aquel duro falo, como escupía la leche) yo con mi verga dura, la afinque al suelo, y en un tembloroso movimiento en mi cuerpo, sentí como salía de mi miembro, la leche acumulada que tenía, expulsando en cada palpitada, hasta no dejar de sentir las contracciones en cada acabada, no deje de presionar mi verga, hasta mojar mi slips y traspasar la humedad a mi pantalón. Al terminar de sentir aquel placer, mi visión quedo borrosa, —metí los ojos al acabar— con el cuerpo relajado, me levante y corrí de nuevo detrás de la carreta. Espere y mire para ver si salía alguien, pero no fue así, nadie salió. Maldiciendo a mis adentros tocaba el lamparón húmedo en el pantalón, me pasaba la mano una y otra vez; y hasta no quedarme quieto, volví la mirada hacia donde estaban los chicos hace un momento, no vi a nadie ni oí ruidos. Curioso, camine lentamente, y llegue de espalda al árbol que los cubría, poco a poco fui dando la vuelta y llegue, al sitio donde estaban parado y el otro de rodilla; el lugar era acobijado por los bejucos y las hojas de la matas, y al fondo (como si fuese cueva) más bejucos colgante caían y tapaba por completo aquel extremo oscuro, —imaginé que, por ahí debieron salir— baje la mirada, y había hojas secas regadas en el sitio, en varia hojas distingo el espesa y acuoso semen expulsado, me agache y con el dedo (sin asco alguno) toque, y unte en mi dedo, lo olí, y hasta por mi mente paso querer probarlo —pero no lo hice— olía casi igual al de Joan, y a pesar de ya haber acabado, sentí un deseo de mamarle la verga a mi primo de nuevo… ya lo estaba extrañando.
Después de ver aquello, y tener mi pantalón húmedo por mi semen, camine paso abajo y llegue al pozo del rio (donde casi siempre vamos). Dejo la mochila a un lado y me desabrocho la camisa del liceo, quito mis zapatos y los calcetines, cuando ya estaba por desabrochar el pantalón, aparece Carlos del otro extremo del rio, me pega un grito y me saluda con la cabeza, yo consternado y hasta un poco avergonzado, me sentí cortado por su presencia, el, antes de lanzarse al pozo, llegó hasta mi lado y sentó en una piedra.
¿Tienes rato por aquí? — me pregunta.
— no, no, apenas vengo llegando— le digo sin verle a la cara.
— Alec ¿viste a Luis? — me pregunta, mientras eso, está quitándose el short.
— No… bueno, si en el colegio, claro… ¿por qué? —
— Ah no… por nada, no lo había visto hoy —
Deja caer el short al suelo, y queda en un slip, color gris, —fue inevitable— note una macha húmeda al lado de su slip, su verga flácida estaba ubicada de lado dentro de la ropa íntima. Esquive la mirada rápido a un lado y él dando un chapuzón, salto al pozo, salpicando el agua. No sabía qué hacer, me había quedado doblando la camisa y no termine de quitarme el pantalón, en eso veo hacia el suelo, donde está su short tirado, los ojos me espabilaron e inmediato reconocí ese short blanco deportivo, gire la mirada hacia donde estaba Carlos metido en el pozo, y volví la mirada al short, en el suelo: << ¡ya va! Este es el mismo short ¿no? no, no puede ser… ¿¡es Carlos!? >> exclamé a mis adentros. Con sorpresa, le quede mirando, como él se zambullía y nadaba dentro del rio, viéndolo fijo, el sale del pozo, y se a recuesta a una piedra enorme, quedando explayado y estirando las piernas, estaba al otro lado del pozo, frente a mí y lo pude detallar bien; el slip se ciñó a la piel por lo mojado, el bulto de su verga, se notaba grande y aguado, le veía, como el sol, brillaba en su torso lleno de gotas de agua; era alto, falco, con la abdomen plano, y desde el ombligo un camino de pelos claros, terminaba escondido dentro del slip mojado. Mi verga creció dura y hasta dolorosa al estar apretada, quería lanzarme hacia él, mientras, estaba acostado en esa piedra, con los ojos cerrados, cuando veo que él se levanta quedando sentado en la piedra; me mira fijo y me pregunta: —¿si no me voy a bañar? — le hago seña, que sí, y bajo la mirada. Oigo el grito de él, como si fuese tarzan en la selva, lo miro y esta Carlos; golpeado su pecho, y el cabello largo (más abajo de las orejas) se le movían sacudiendo el agua acumulada, me pela los dientes con una sonrisa y de una, se lanza de nuevo al pozo, revolviendo todo el agua. Yo sonrío y no dejo de pensar; << el, es: ¿el de ese machete tan grande? >> No salía de mi asombro, y hasta ese momento, no había visto de esa manera Carlos, —ahora lo veía atractivo, y sentía las ganas de coger con él, ¡que me pusiera a mamarle la verga! — me estremecí al pensar eso, y decidí no bañarme junto con él. << Capaz y se da cuenta y luego habla: que yo soy un maricón, así como lo hace con Matías, cuando él no está presente >> sabía quién era Carlos, y mientras él se zambullía al fondo del pozo, yo me termine de acomodar la ropa y salí caminado de ahí, sin que él se diera cuenta.
Llegue a mi casa, sin que mamá me viera, me metí a la habitación, y antes de que ella agarra mi pantalón del colegio, yo me adelante y fui y lo lave yo mismo.
A la tarde salí a la calle, me conseguí con los muchachos en el campo de béisbol, y luego de hablar un rato; armamos equipo, en eso llego Carlos, y empezamos a jugar, “pelotica de goma” estaba yo en tercera base, y desde ahí veía en la banca a Carlos chalequear con Javier, se reía estrepitoso, lo mire; esa tarde tenia puesto un short (tipo basquetbolista) de color negro y rojo, una camiseta sin manga, y una gorra (común en el) atarragada hacia atrás, recogiéndole el cabello medio largo. Lo estaba desando en ese momento, sentía un mariposeo en mi estómago e imagine estar mamando su verga gruesa, que estaba seguro que era él; al que vi escondido entre los bejucos. Pensé, << ya va, ¿Quién le estaba mamando la verga a Carlos? >> Retardadamente me di cuenta de eso y me formule la pregunta, sorprendido al mismo tiempo.
Continuara…
Nota de autor:
Y ustedes se preguntaran… ¿y a este que le pasa? ¡Nos agrega otro misterio más! ¿Sin responder el primero? ¡Si, lo sé! Pero tranquilo ¡nene! Esto se pone bueno.
Queridos lectores… al principio no pensé escribir un relato largo y, sé que; (a lo mejor) —esta segunda parte, me quedé corto, al no relatar tanto sexo (…) pero prometo, que en el próximo… vas a correrte intensamente, (o al menos eso espero) —. Me he emocionado (en parte, por los buenos comentarios) con estos dos relatos continuos, y quiero, y tengo intención, de relatar mucho más; sobre Alec. Aún quedan preguntas por responder, el misterio sigue (…) y las experiencias apenas comienzan.
PD: sonrojado y hasta engreído… mis ojos brillaron al leer los 4 comentarios, del primer relato. De verdad ¡Gracias!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!