¿Cuento contigo?
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¿Cuento contigo?
Un pasaje de mi infancia, que me recuerda que siempre fui muy atrevido, y por supuesto, con mucha suerte, al encontrar chicos que me trataban bien, y jamás me lastimaron ni abusaron, por el simple hecho de utilizarme sexualmente.
Demás está decir, que mi corta edad era suficiente para decir que me violentaron, pero, ciertamente, yo lo busque y siempre incite a algo más allá.
Corría el año 1980, y con tan solo 12 años recién cumplidos, en la tv, los comerciales del censo de población que se llevaban a cabo en mi país, daba cuenta de que pasarían por todas y cada una de las viviendas de las entidades… en esa ocasión, recuerdo que me entusiasmaba sobremanera, saber cómo se llevaba a cabo la encuesta y aunque, no podría ser contestada por mí al ser menor, sí que podría estar presente cuando les preguntaran a mis padres, hermanos o algún familiar…
Con el paso de los días, veía por las calles, en las puertas de algún hogar, a chicos o chicas, levantando el padrón de ciudadanos, y ansiaba ya que llegaran a mi casa… pero casi siempre cuando estábamos en casa, andaban muy retirados de ahí, y en alguna ocasión encontramos un aviso de que ya habían pasado y que volverían un jueves por la mañana entre 10 y 11, o por la tarde noche entre 7 y 8 pm.
Mis padres, dijeron que nadie habría en casa en esos horarios, ya que por las mañanas, todos estudiábamos, y ellos se iban a trabajar y regresaban muy tarde.
Mis hermanos además practicaban béisbol y sus entrenamientos siempre eran después de las 6pm… así que muy triste, pensé que nunca me enteraría de nada.
El día jueves, acudimos a nuestras escuelas, y en la puerta de la escuela, a mi hermano mayor le dijeron que me regresara a casa, ya que la maestra de 6to grado, no acudiría ya que había tenido un accidente su esposo, que toda la semana estaría de ausencia… que el lunes nos comunicaba si habría sustituta.
Mi hermano pide permiso en su escuela para ir a dejarme a mi casa, y después de los miles de consejos, sobre quitarme la ropa del uniforme para no ensuciarlo, no salirme de casa, cuidar y no hacer travesuras, se marchó…
Me desvestí, y me quede con calcetines y mi trusita, sin camiseta ni nada encima, saque mis juguetes y los regué por el suelo en la sala.
Estuve jugando un poco con mis soldaditos y aviones que eran mis predilectos, la sala estaba rodeada de batallones de hombrecillos armados y en franca guerra militar… y se oyeron dos toques fuertes pero respetuosos en la puerta… me levante de golpe y pregunte sin abrir: – ¿Quién es?
-Buenos días, soy Ángel N… vengo a censar a los habitantes de esta vivienda, ¿se encuentra alguien mayor de edad que me pueda proporcionar información?
Mi corazón dio un vuelco, ya que la voz del encuestador, la percibí de alguien muy varonil, gruesa sin ser de alguien mayor y suave sin ser delicada.
Entreabrí la puerta y me topé con los ojos más hermosos que hubiese visto: un verde aceitunado, brillantes que parecían ser solo sonrisa, una expresión de atenta alegría y por supuesto pude ver que el dueño de esa voz, era de un chico entre 18 o 20 años, pero que su expresión vivaz lo hacían parecer de 15…
Me quede con la boca abierta y mi corazón latiendo a mil… el chico, me volvió a repetir la pregunta y yo no salía de mi embobamiento… así que, me sacudió la mano frente a mis ojos, y desperté… me sonroje todito y le dije que:
-No, mis padres no se encuentran y mis hermanos están en la escuela
-ahh que lastima – contesto Ángel- ayer deje un aviso de que había asistido y que volvería hoy, ¿sabes si estarán hoy por la tarde?.
-No- les conteste- -mis padres llegan muy tarde y mis hermanos luego de la escuela, regresan a comer, y se van a su práctica de béisbol…
-y sabes ¿Qué día puedo encontrar a alguien que me conteste?.
me pregunto
-Pues, el domingo por la mañana después de las 10, ya que vamos a misa temprano y regresamos a esa hora, tal vez mi padre o mamá puedan hacerlo.
-el chico anotaba en su libreta y yo no dejaba de admirarlo, veía su rostro, sus manos tan fuertes y con algo de vello, el color de su piel me llamo la atención, ya que al parecer era de tez blanca, pero, con la caminata bajo el sol de la mañana, ya estaba enrojeciéndose su carita y sus brazos… seguía recorriendo su cuerpo, ese torso tan firme, duro que adivinaba bajo su playera, unas piernas largas y fuertes bajos sus jeans y aunque su estatura no pasaba de 1.70, casi a 45° de mi vista se encontraba el paquete más apetitoso que hubiese visto en un chico.
, Morcillón, y al parecer de buen grosor, ya que no alcanzaba la mezclilla a disimular tremendo amiguito ahí en su entrepierna.
Ángel, volvió a mover la mano frente a mi cara, ya que no había escuchado su pregunta, me sonroje y le dije: – Perdón, ¿me decías?
-ahh, es que fíjate que camine algún rato después de tomar un vaso de café por la mañana y ya tengo ganas de orinar, crees que puedas permitirme, orinar ahí cerca del árbol, junto a tu casa?
-Nooo¡¡ le conteste rápidamente, pero casi en un grito, tanto que el levanto las cejas y divertido me dijo: -¿Por qué no?.
Y sin parecer desesperado, le dije que: -Puedes pasar al baño de mi cuarto, ahí afuera pueden verte las vecinas y hasta pueden meterte a la cárcel.
Respiro aliviado y pareció contento de poder hacerlo, pero preguntó: – No tendrás problemas?.
de meter a alguien a tu casa?
-No, -le conteste- después de todo eres del gobierno y no podrías hacerme daño ¿o sí?.
-ok, me dices donde está?.
me pidió dejando su mochila y tabla en el suelo junto a la puerta por fuera, lo deje entrar y me agache por sus cosas para meterlas hacia adentro, ya que cerraría la puerta, cuando hube cerrado la puerta, voltee y el chico estaba mirándome fijamente las nalgas, un brillo malicioso, que le hacía morderse el labio inferior y con su mano derecha, tocando su amiguito que había pasado a ser un monstruoso paquete a lo largo de su pierna.
Para los ojos e inexperiencia de un chiquillo, eso parecía, aunque podrían haber sido solo 18 cms, pero gruesa.
Con disimulo, camine hacia él, le tome de la mano y lo lleve hacia el cuarto donde dormíamos, y le señale el baño… el camino tranquilo detrás de mí, sentía su mirada en mi trasero y su mano sudaba entre la mía… cuando me detuve para señalar el baño, el continuo dando un paso y su miembro, caliente, grueso y palpitante, quedo en mi espalda baja… voltee asombrado de semejante suceso y él me sonrió… me soltó la mano y camino si voltear a verme, pero bajando en el camino su cierre… me quede viendo semejante macho y mi ano – que no era inexperto en esas lides- se abría y cerraba de completa excitación… no cerró la puerta, y cuando me disponía a regresar a la sala, vi el pene más hermoso que conociese hasta ese momento, largo, venoso, sin ser grueso pero muy recto, unas bolas peludas y que colgaban desafiantes, y el color morado de su cabeza, que contrastaba con el blanco de su entrepierna… abrí mis ojos como platos y solo tenía fija mi mirada en eso que ya comenzaba a erectarse, oí el sonido de la orina al caer al wáter y cuando terminó, la sacudió a modo de jalada y camino hacia mi… no me di cuenta, sino hasta que estuvo frente a mí, tomo mi barbilla, me deposito un beso y al levantarse de nuevo, acerco más esa punta babeante y caliente a mi boca… la engullí, como si no hubiese mañana, la lengüeteé y con movimientos lentos la introducía más y más a mi boca… llenaba toda mi boca, tocaba y traspasaba mi campañilla, llenando mi garganta… un fuerte gemido logro sacarme de mi entusiasta mamada y levantando mi vista hacia él, me encontré con que, tenía sus ojos cerrados, la boca abierta en un gemido contenido y sus manos apretando mis hombros…
Me las ingenie, para moverme, de tal forma que poco a poco estuvo junto a una de las camas, fui bajando su pantalón y saboree sus huevos, tan grandes que apenas cabían en mis manos…con una estocada a mi garganta, logre que se le doblaran las piernas, cayó en la cama y hacia ahí me monte sobre él, gemíamos como perros en celo, el acariciaba mi cabeza, mi cara y continuaba con los ojos cerrados… yo, esmerado estaba en mi labor de sorber ese pedazo de verga, que no me di cuenta cuando sentí su lengua horadar mi ano… me había bajado mi trusita, abierto mis piernas y sujetando mis nalgas, me estaba poseyendo con la lengua… por instinto, mi ano apretó su lengua y gimió aún más fuerte…
-uhmmmm, chiquito… así que te gusta la verga eh?.
-ughhhh, uhmmm, ahgggg, – solo atinaba a escucharse de mí… pero asentí…
-este huequito pide verga y yo se lo voy a dar… Puedo contar contigo?.
-saque esa verga de mi boca, y le dije – sí, cógeme, quiero sentir como mueves esa cosa en mi culo…
Sin pensárselo dos veces, me volteó, y frente a él, me fue sentando en su palo… era tanta la saliva que había dejado con su boca, y tanta la excitación que mi ano, se abrió para recibir ese intruso que yo había invitado…
-se fue, como cuchillo en mantequilla, y no paro mi culo de abrir y cerrar, cual masticada, hasta que sentí sus vellos en mis nalgas… suspiro junto a mi cuello y supe que debía moverme para hacer sentir muy bien a mi macho, tal como había aprendido con mis machos anteriores.
Y es que, me había dado cuenta, que si yo hacia el trabajo de satisfacer, el chico en cuestión, no solo me trataba bien, sino que lograba una experiencia más placentera para mi glotón culo.
-pasaron 10 minutos cabalgando ese palo ardiente, y el acelero el ritmo, tan rápido que parecía que llegaba hasta mi estómago… y entre estertores, me apretó a él, y sentí 4 trallazos de leche, ardiente lava, que me quemaba por dentro y que parecía que saldrían por mi boca, de tan fuerte que salieron de su pene…
Nos quedamos quietos unos minutos, sin despegarnos, y cuando sentí que su pene salía de mi culo, me levante y corrí hacia el baño para desalojar el semen…
Él, se quedó en la cama, desfallecido… y cuando hubo recuperado el aliento, me pregunto que si no había lastimado mi culo… le sonreí y le dije que no, que al contrario, lo había disfrutado mucho…
-Podemos repetirlo algún otro día?.
–me dijo con los ojos aun ardiendo en deseo
– bueno, creo que hoy tienes una cita a las 7 ¿no?
Y soltando una carcajada, me abrazo y me beso largamente, diciéndome:
-Claro que sí señor, Cuento con Usted, y debo hacer mi trabajo, hoy por la noche acudo a ver a tu familia y nos ponemos de acuerdo…
– me sonreí para mis adentros, y es que él no sabía que esa noche repetiríamos esa “encuesta” a mi culo, pero no quise decirle, para que fuese una total sorpresa…
Demás está decir, que esa noche, me cogió piernas al hombro, y se fue totalmente agotado por las actividades del día.
Nos veíamos casi cada fin de semana por un mes, mientras duro el censo, ya que mi casa quedaba en la zona de su labor…
Desde entonces, atiendo muy bien a todos los encuestadores que acuden a mi casa… Cuenta conmigo…
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