Cuidador adolecente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chicodiscapacitado94.
Al cumplir los 17, decidí buscar trabajo, pero para un chico de mi edad no es fácil, también para esa edad ya sabia mas que de sobra que yo era gay. Una tarde, cuando estaba a punto de desistir en la búsqueda de empleo, mi madre me ofreció uno, tenia unos amigos con un hijo de 15 años y quería que yo hiciese de canguro, mi respuesta fue clara. – Mama, como voy a cuidar a un chico de 15 años ya es mayorcito. – ay hijo perdona, que no te he dicho que es que va en silla de ruedas, seria ayudarle un poco, acostarle, vestirle, bueno tu ya sabes, lo de los campamentos. Si sabia si, y la verdad no me importaba, yo ayudaría a aquel chico a tener una vida mas fácil y a su vez, liberar un poco a sus padres para que pudieran divertirse, y además quien sabe si podríamos incluso llegar ha ser amigos. No pasaron muchos días hasta que me reuní con sus padres, muy amables me explicaron cual seria mi labor, básicamente tendría que hacer compañía a Johan, que así se llamaba el chico, ayudarle a ir al baño, acostarle y vestirle, seria hacer lo mismo que hacemos todos pero con otro chico, yo sin pensarlo mas di el si definitivo. El salario no era para saltar de alegría, pero la experiencia si, a mi me encantaba ayudar a los demás y aquella era la plataforma perfecta. 2 días mas tarde de mi reunión estaba tocando a la puerta de aquel chalet. – Hola León, pasa. Fue su padre el que me recibió y me acompaño hasta el salón, la casa era discreta, nada de lujos, todo practico y decorado con muy buen gusto. Al llegar a la entrada pude ver a la madre, y a su lado a Johan, me sorprendió lo poca cosa que era, delgado, bajito le calcule no mas de 1´60, sonreía abiertamente y se le notaba feliz, sus ojos eras de un verde intenso y muy brillantes, y se pelo, media melena castaña recogida en una coleta, yo creo que en amor a primera vista y sin duda cupido me había dado de lleno. Como un pasmarote asentí a todas la explicaciones que me dieron sus padres, pero no podía dejar de mirarle, solo escuche las ultimas palabras. – bueno de todas maneras el ya te explicara como hacer las cosas, que su problema esta en las piernas por lo demás es como todos. – papaaaa – dijo Johan disgustado – no me avergüences. Y todos reímos por la situación. Tras las despedidas de rigor, repase mentalmente la situación, ellos volverían bastante tarde, por lo que habían acomodado otra cama en el cuarto de Johan para mi. Todo era silencio. – y que clase de nombre es León – me pregunto Johan riéndose. No pude responder, no había explicación, pero se me ocurrió atacar. – acaso no te gusta. – bueno, es divertido y original – contesto rojo como un tomate. Yo reí, me acerque y le estreche la mano, note entonces la poco fuerza que Johan tenia, como ya me habían explicado sus padres la enfermedad de su hijo afectaba a sus músculos y por ello no podía caminar. – muy bien Johan, pues la noche es nuestra que te apetece hacer. – que tal si cenamos – dijo recordándome que no lo habíamos hecho. Y volvimos a reír, aquel chico era muy sincero y divertido, me dispuse a llevar su silla hasta la cocina pero él no me dejo, podía solo. En la cocina todo estaba listo, Johan coloco su silla, y yo me acomode a su lado, serví los platos y cenamos tranquilamente, hablamos de los estudios, de los amigos, él me comentaba que muchas noches salía con sus amigos pero que esa se encontraba algo cansado y como era invierno, no le agradaba mucho salir, pues enseguida se ponía malo por el frío, continuamente le preguntaba si necesitaba algo y siempre contestaba que cuando lo necesitara lo pediría, realmente me encontraba muy a gusto y creo que el también. Tras cenar fuimos a ver la tele un rato, allí pusimos una película, yo me tire al sofá, y él acerco su silla todo lo que pudo, pero a lo largo de la película me dio rabia, la silla impedía que el se notase el igualdad, apague la tele, encendi la luz y me dirigí hacia él. – Johan, te voy a sentar en el sillón conmigo ¿vale?. Él acepto, la pase una mano por las rodillas y otra por la espalda, mientras el rodeaba mi cuello con sus diminutos brazos, no tuve que hacer mucha fuerza pues como he dicho Johan es realmente un peso pluma, y allí, teniéndole en mi brazos como recién casados, le mire a los ojos, quise besarle pero no lo hice, le deje suavemente sobre el sillón, le acomode las piernas y pusimos de nuevo la película. Un duramos viéndola ni tres minutos mas, pues la situación de igualdad hizo que Johan se sintiera muy a gusto y comenzamos a hablar. – León, ¿tu tienes novia? Vaya, Johan había sacado el tema que mas intentaba esquivar. Reconozco que los segundos que tarde en contestar se me hicieron eternos, pense en mentirle y ser amigos, pero, ¿qué clase de amigo seria si no le decía la verdad? Y eso fue lo que hice. – Bueno, novia lo que se dice novia, no tengo, he tenido un novio. Y el silencio se hizo aun peor, la tensión era mas propia de una película del oeste. – ¿eres marica? – dijo sorprendido y no me dejo contestar – pues ya somos 2 dos. ¿Cómo?, ¿Había escuchado bien?, el también era gay, no lo podía creer, me estaba tomando el pelo. – Mira Johan, no tiene ni puta gracia. – Vale León, vete a la mierda, ¿te crees que bromeo? Siéntame en la silla por favor quiero irme a la cama. Me sentí realmente mal, no estaba de broma y encima de había herido en lo mas hondo, note que una lagrima brotaba de sus ojo derecho, pero no me dejo observarlo, giro la cabeza. – Johan – dije mientras me levantaba- lo siento, perdóname pense que lo decías para tomarme el pelo. Johan volvió a mostrarme su rostro, pero el dolor no cedió, fue tajante. – Quiero ir a la cama. La situación era realmente incomoda, Johan estaba muy enfadado, pero necesitaba que le ayudara, y yo comprendía su enfado, y debía ayudarlo, pero como iba a poder contener el daño que su enfado me hacia a mi, Primero fuimos al baño, y yo supe que no podría aguantarlo. – Johan, venga, que esto es muy incomodo, perdóname vale. – mira León, si perdonarte ya te he perdonado, solo dame un ratillo vale. Le di un abrazo, y el lo devolvió fuerte, no fue un abrazo de judas, realmente allí se nos paso el cabreo. – bueno, pues tu me dices que es lo que hay que hacerte. Se puso algo colorado, ambos sabíamos que venían ahora algunas cosas muy intimas que yo le tendría que hacer, y encima siendo los dos gays, podéis imaginaros, pero la madurez pudo a la pasión. Paso por paso me lo explico, le quite la camiseta, y pude ver su pecho, blanquillo, si nada de grasa, y también nada de músculo, con una esponja le frote el pecho, la axilas, para refrescarlo un poco, tampoco era bañarlo pues ya lo había hecho antes de venir yo, luego con mucho cuidado le quite los pantalones, dejándole en calzoncillos, ni un pelo, ni siquiera en la zona cercana a los testículos, y unos calzoncillos de los mas provocador, unos slip que le quedaban bastante ajustado, su piernas también eran muy delgadas, pase la esponja y procuraba mirarle al paquete lo menos posible, miraba al suelo, a sus piernas, me hacia el distraído, cuando nuestras miradas se cruzaban rompíamos a reír, después de refrescarle las piernas, le ayude a orinas, separe un poco sus piernas, sin poder evitar una mirada a su hermoso bulto, del que se podía observar un paquete normal, cogí la botella en la que orinaba y la acerque, me puse de rodilla para que fuera mas cómodo, agarre la goma de sus slip, y se los baje, su pene era muy hermoso, circuncidado, muy pálido hacia mucho contraste que los pelitos castaños del pubis, sus testículos eran muy redonditos y sin nada de bello, note que estaban duros por el fresco del baño, él se la agarro. – apunta bien – le dije y las risas relajaron la situación. Tras orinar, nos dirigimos a la habitación. La noche se estaba poniendo muy interesante, y no hablo de sexo, realmente me estaba encantando conocer a aquel muchacho, y el amor empezaba a controlar mis actos. Llegamos a la habitación y llego el momento de acostarlo, por un momento me detuve a observar su cuerpo semidesnudo sobre la silla de ruedas, sus piernas delgadas, su blanco cuerpo, y su melena, sus ojos que no comprendían el por que le miraba así, al fin logre reaccionar, tomamos la misma postura que había utilizado para echarlo al sofá pero esta vez su espalda desnuda acaricio mis brazos y un calambre recorrió mi piel, en aquel momento me fije en su olor, suave y dulce, lo levante con fuerza y lo tumbe en la cama. Cuando lo tumbe dio un pequeño suspiro. – ¿Te he hecho daño? – le pregunte un poco temeroso. – No es que todo el día sentado me tiene muy cansado y es un gustito tumbarse. – vaya me alegro. Le acomode las piernas y fue en ese momento cuando note que Johan tenia una erección. – ¿Quieres que te deje un rato solo? – le dije al darme cuenta. Él no contesto. – Mira voy a cambiarme yo, ahora vuelvo vale si quieres algo me lo dices. Salí y fui al baño a cambiarme, en aquella casa hacia mucho calor aun siendo invierno cerrado, por eso, lo único que hice fue dejarme los calzoncillos. Cuando volví al cuarto, Johan seguía con su cara de pena y su erección. – Johan, no te apures es normal, yo cuando me estiro también me pasa. – León, tu me gustas, es por eso que no se me baja, antes apenas he conseguido mear, yo soy gay tu eres gay, y no entiendo a que esperas para entrarme. Quede atónito, el chico había ido directo al grano, sin rodeos, sin tapujos, tome valor para mirarlo a los ojos, y en aquel momento el alargo sus brazos no sin esfuerzo, yo acepte la invitacion. – Johan. Y lo abrace muy fuerte, le incorpore sobre mi cuerpo y nuestro abrazo duro una eternidad, note su presión para separarse un poco, e inmediatamente nos besamos, fue el beso de los que se conocen, lento, temeroso, poco a poco nuestras bocas se encontraban, nuestras lenguas dejaban el tabú del amor, y la pasión era ya irrefrenable. Mientras seguía besándolo le tumbe de nuevo en la cama, él no me soltaba, y yo no quería que lo hiciera, pase mis piernas por su pecho, y me puse de rodillas sobre él, inclinando mi cuerpo para no dejar de besarlo, y fue ahí cuando note nuestros paquetes juntos, no lo pude resistir y comencé a frotarlos, los suspiros de placer eran ya evidentes. – Johan, espera, esto, esto no esta bien, yo tengo que cuidarte y esto no es justo para ti. – Para, no digas tonterías, yo lo deseo tanto como tu, por favor, me gustas, y me gusta lo que hacemos. En ese momento, alargo su mano, acaricio mi paquete, e hizo intentos de bajarme el calzoncillo, yo me levante un poco, y le ayude, quede desnudo, y él comenzó a masturbarme, me eche a su lado y mientras nos besábamos comenzamos una paja mutua, no duro mucho, la pasión me llevo a su ombligo, después su pubis, su aroma me enloqueció y comencé una mamada llena de pasión. Su delgado cuerpo no era relativo a su enorme pene, 17 cm, y bastante grueso, a duras penas lo introduje en mi boca, y la calidez de mis labios le hizo suspirar, lo hice muy lento, note su inexperiencia y no quería que se corriera ya mismo, cada vez le note mas caliente, pare y le mire a los ojos, y ellos me lo pidieron, me levante, y fui a mi mochila, saque un condón y me acerque a él, que me lo puso despacio mientras deseaba ser penetrado. Le puse bocabajo. – Estas como asi. – Si, venga, hazlo. Johan estaba ansioso, separe un poco sus nalgas y lentamente se la introduje, al principio y como yo esperaba le dolió bastante, pero no hay nada como el amor y el deseo para calmar ese sufrimiento, le bese la nuca, la espalda le acariciaba las nalgas, y antes que se diera cuenta ya la habia metido toda, empuje como un poseso, sus gemidos me calentaban como nunca, y en unos minutos note la calidez del orgasmo, los huevos se me endurecieron, el pene se puso a mas no poder, y note un pequeño cosquilleo en mis entrañas, suspire hondo, y eyacule como nunca, el condón apenas pudo contener tanto semen. – León, quédate un rato así por favor. Y yo no pude negarme a tan dulce suplica, con mi pene en su culo le di un masaje en la espalda, y muchos besos, hasta que la propia flacidez de mi pene hizo que este se saliera, en ese momento gire a mi nuevo amante, y amigo a la vez, su pene estaba a reventar, no tenia mas condones, pero su mirada lo dijo todo, puse una almohada en su cabeza, separe sus piernas, y lentamente me senté sobre su pene, la experiencia que yo tenia facilito mucho el momento, y en unos segundos me movía frenéticamente sobre su pene, él no podía mover la cadera, y no podía empujar, por ello mi esfuerzo fue mayor, pero también el placer, el placer de querer a una persona sin importarte su estado, no duramos mucho, su gesto se perdió en la intensidad del momento, y unos suspiros acompañaron el momento de su mayita erección e inmediata eyaculacion, era la primera vez que lo hacia sin reservativo y sentir su esperma caliente en mi culo fue muy placentero, nuevamente nos besamos. En ese momento me hubiera encantado quedarme dormido a su lado pero mi cabeza me lo impidió, me separe de él, le limpie, me limpie, acomode la habitación, y en eso momento si, nos abrazamos y nos dormimos juntos. Ya entrada la madrugada, oi llegar a sus padres, y me levante para recibirlos, me dijeron que me quedara a dormir que no eran horas de irme, y asi lo hice, al dia siguiente, me despedí de Johan, y quede para la próxima vez, lógicamente no cobre el haberle cuidado, uno no cobra a un amigo por eso, y menos si es el amor de tu vida, sus padres no lo entiendian pero aceptaron.
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