Cuidando a Tavito (Parte 2)
La primera parte era solo una introducción. Lo mejor estaba por venir..
Me quité la playera que llevaba puesta para quedar completamente desnudo listo para el baño, levanto a Tavito y él se acomoda para que lo cargue, queda agarrado con sus brazos de mi cuello y con sus piernas rodeando mi cintura, yo lo sostengo de sus nalgas y acomodo mi palanca entre ellas para caminar hacia el baño sintiendo su culito. El baño de la casa de Tavo era algo pequeño, la taza estaba muy pegada al lava manos y la ducha también, pero una puerta corrediza dividía el cuarto. Bajo a Tavito de mis brazos y él sujeta mi pene con su mano y me guía hacia la ducha. Cierro la puerta corrediza para no chispear y abro la llave, el agua comienza a bajar por nuestros cuerpos, su carita aún tiene restos de semen que yo limpio con mis dedos, su cara así mojada lucía más linda y sus chapetes se marcaban más. Comienzo a lavar el cuerpo de Tavito con la esponja, pero después cambio a solo hacerlo con mis manos, especialmente entre sus piernas y nalgas. Por su parte él hace lo mismo, enjabona mi herramienta y no la suelta nunca. Termino de limpiar su cuerpo y el mío y nos quedamos un momento bajo el agua buen juntitos, abrazados, yo con una mano en su culo y él jugando despacio con mis huevos.
Salimos de la ducha y nos secamos mutuamente, el busca en su buró su pijama y yo saco mi ropa extra que llevaba en la mochila viendo a Tavo desde atrás mientras agachado busca su ropa regalandome una vista más de su ano. Saco rápido el celular de la mochila y tomo una foto más de recuerdo, y me pongo mi short flojo que uso para dormir.
Me hubiera gustado que mi primera vez en la ducha con Tavo hubiera sido más fogosa, pero haberlo hecho de esta forma más romántica también me había gustado mucho y reforzaba nuestro lazo de confianza, ya tendría el resto de la noche para que defecara y pudiera darle a ese anito todos los piquetes que quisiera.
– Tengo hambre- Me dijo Tavito. Revisé mi reloj y ya eran casi las 8, buena hora para cenar.
Salimos ya frescos de la habitación y le dije a Tavo que prepararía la cena mientras él veía televisión en la sala. Su mamá nos había dejado para preparar hot-dogs, así que comencé a sacar las salchichas y condimentos para hacer la comida,
– Voy al baño- Dijo Tavito mientras yo seguía con las verduras. Me gustaba la idea de que ya sacara lo que guardaban sus tripas para así poder yo usar su recto más tarde.
Cuando Tavito volvió ya estaba lista la cómoda,
– Ya está listo?- Me preguntó
– Si, te lavaste bien las manos?- Le respondí
– Si, bien, bien- Me dijo
– Y te limpiaste bien el culito?- Le dije burlón
– Pues sí, quieres ver?- Se dió la vuelta y se bajó la ropa agachándose para enseñarme su hoyito.
– Parece que está bien,- Le dije observando desde lejos, -Ojala y te hayas lavado las manos igual de bien o tu hot-dog tendrá el sabor de tu culo. -Añadí riendo
– Guácala- Dijo Tavito, y tomó el plato con su comida.
– A mi me gusta como sabe- Le respondí, y ambos reímos.
Estuvimos comiendo en el sofá mientras veíamos una película, yo ya había terminado y Tavito estaba con el último bocado cuando noté que estaba viendo fijamente el pedazo de hot-dog en su mano.
– Que tiene la comida?- Le pregunté, y volteó a verme
– Es que se parece a tu pico gordo- Me dice, y yo reía.
– Si se parece, y también te encanta comertelo- Le digo. Él aún miraba el hotdog cuando voltea y me dice,
– Y si le pongo catsup a tu pico a ver a qué sabe?- Yo no podía creer las cosas que me decía,
– No lo creo, no quiero tener la verga oliendo a catsup- Le digo,
– Ándale- Me pide haciendo una carita tierna
– No,- Le repito -Pero déjame ver qué- Añado, y reviso en el refrigerador encontrando un frasco con cajeta, -Si quieres me pongo ésto -Le digo mostrándole el frasco de cajeta y el aciente felíz.
Regreso al sillón y él saltaba emocionado, me bajo la ropa hasta las rodillas y el mira atentamente como destapo el frasco y comienzo a dejar caer un chorro de cajeta en mi verga ya dura procurando que se embarre por todos lados y un poco escurre hasta mis huevos. Cierro el frasco de cajeta y lo miro, él no despegaba la mirada de mi palanca bañada en cajeta,
– Cómetela, pues. Antes de que se escurra al sillón- Le digo, y el sin soltar palabra se arrodilla entre mis piernas y comienza a chupar mi cabeza limpiándola y descubriendo su color rojizo típico de cuando la tengo bien parada. Tavito continúa con los costados mordiendo levemente y pasando la lengua para limpiarlo mejor,
– Se me está escurriendo- Le digo, y levanto mi pene con los dedos para que tenga mejor acceso a los huevos y los limpie igual con la lengua algo que él entiende perfectamente y empieza a lamer mis bolas quitando todo el dulce de leche de ellas y subiendo de nuevo para terminar de limpiar mi verga.
– Ay, que rico sabe- Dice y se chupa los labios. Tiene cajeta embarrada en los cachetes y la barbilla y yo se la limpio con unas lamidas mientras el ríe por las cosquillas que eso le provoca.
– Me la dejaste limpiecita- Le digo, -Pero ahora sigo yo- Y me paro tomando de nuevo el frasco de cajeta. Le digo a Tavito que se quite su pantaloncito de pijama, y otra vez no traía calzones, «sabes bien lo que quieres, Tavito», pienso, y pongo un poco de cajeta un su verguita y huevitos procurando que nada se escurriera más abajo, quería que su culito tuviera su sabor natural. Comienzo a lamer desde sus huevos hasta la punta de su piquito y continúo por los lados una y otra vez, recorro bien su ingle en el plegue de entre sus piernas y los huevos y comienzo a chupar metiéndome su verguita con todo y bolitas a la boca, ya había dejado bien limpias sus partecitas cuando le abro las nalgas con las manos y huelo su ano, tenía un olor leve a caca después de la ida al baño que había hecho antes de comer y eso dibuja una sonrisa en mi cara, significa que ya podía meterle los dedos (y algo más) por el culito sin hacer un desastre de suciedad. Le paso la lengua por su oyito y lo saboreo, trato de meter la punta de mi lengua un poco, recorro el circulito de su ano moreno-rosado para completar lo que una hora antes no había podido en su cuarto y comienzo a meter mi dedo. Esta vez con su recto vacío de materia fecal podía meter mi dedo sin ensuciar, salía un poco manchado de la popó de Tavo pero era mínimo. Chupaba los huevitos de Tavito y lo dedeaba a la vez mientras a mi espalda seguía sonando la película de dibujos animados que habíamos estado viendo y acompañado de esos sonidos los suspiros de Tavito cubrían el aire. Yo estaba muy excitado ya, estaba punteando con dos dedos a la vez y mi saliba bajaba desde los huevitos de Tavito a sus nalgas y se juntaban con mis dedos que ya podían entrar casi a la mitad cuando de pronto tocan a la puerta,
– Tavito, estás despierto- Dice una voz de señora desde afuera. Yo volteo ver a Tavo asustado y saco mis dedos de él.
– Si doña Mari- Dice él haciéndome una seña de que guarde silencio.
– Tu mamá me dijo que les diera una vuelta por si ocupaban algo y que no te durmieras tarde- Dijo la señora
– No doña Mari, ya me iba a dormir- Dice Tavito y apaga la televisión. Afortunadamente desde afuera no se veía nada a la sala.
– Y el muchacho que te está cuidando?-
– Está en el baño- Le grita Tavito
– Bueno, no le abran la puerta a nadie- Dice la señora y guardamos silencio un momento para luego fijarnos si ya se fué,
– Ya se fué- Me dice Tavito
– Que bueno, porque me asustó- Le digo
– Ya, no pasa nada me dice y se da cuenta que había perdido la erección. -Ya se te durmió otra vez- Me dice agarrando mi pene.
– Mejor vamos al cuarto- Le digo. Tomamos la ropa del piso y entonces voy y abro la puerta del cuarto de su mamá.
– Te equivocaste otra vez- Me dice riendo
– No, este tiene una cama más grande- Le digo, y entra junto a mí. Le pido que se acueste y antes de que algo más pueda pasar salgo y cierro todas las puertas con llave. Llego otra vez a la habitación de la mamá de Tavito y él está acostado esperándome con la piernas bien abiertas y levantadas invitandome a su ano.
Me subo a la cama y voy directo a ese culo, se lo chupo un poco y vuelvo a colocar mi dedo en su entrada para empezar a meterselo, afortunadamente no había perdido la dilatación y rápidamente estoy ya con dos dedos dentro y a la mitad, le escupo una buena cantidad de saliba en su entrada,
– Chúpamela poquito- Le digo, -Te la quiero meter como ayer- Le digo arrimando mi verga a su cara.
– Me la vas a meter?- Pregunta. Ni siquiera había pensado si él quería y ya estaba apunto de hacerlo, pensé.
– Si no quieres no- Le respondí. El estaba chupando mi pene y entonces se lo saca,
– Pero despacito, porque ayer me dolió al principio- Me dijo y se volteó. Yo le levanté la cadera y le puse una almohada abajo. Volví a masajear su ano con mis dedos adentro girandolos para que se abriera mejor, incluso lo hice con la punta de 3 dedos a los vez un poco, pero como notaba que le incomodaba volví a escupir en su huequito y en mi verga y me acomodé encima de él.
– Si quieres que te la meta? Si no te gusta o no quieres nada más te la repego para que no te duela.- Le dije al oído.
– No, si me gusta, pero despacito, me gusta como se siente tu verga- Contestó. Ya no tendría remordimientos, yo le quería meter la verga otra vez y él estaba de acuerdo, así que apoyé mi cabeza en su ano sientiendo igual que la vez anterior como si su agujero me recibiera con un beso. Me posicioné bien entre sus piernas y comencé a mover mis caderas y a pegar una y otra vez la punta de mi verga con su ano. Estába gimiendo, sentía muy rico el calor del culo de Tavito aún cuando el aire acondicionado estaba encendido. Me levanté un poco y volví a soltar un escupitajo en la punta de mi verga y se la puse en la entrada otra vez. Tenía el interior de las nalgas de Tavo brillosas por la saliba y el líquido seminal que mi herramienta soltaba, estaba lubricado incluso mejor que la vez anterior así que empujé un poco fuerte y otra vez la corriente electrica se hizo presente pasando por toda mi espalda al entrar mi punta en el ano de Tavito. Él gimió fuerte, como una mezcla de dolor y placer y esperé un poco, solo unos segundos para empezar a darle a ese anito hermoso. Yo entraba y salía, muy despacio, el ruido del aire acondicionado era lo único que sonaba junto con nuestros gemidos, los suspiros y la respiración agitada de ambos. El aire frío chocaba con el calor de nuestros cuerpos y ya se comenzaba a escuchar el splash de mi verga entrando en el culo de Tavo con una mayor cantidad de líquido seminal lubricando. Me cansé un poco de esa posición, por lo que me levanté sacando la verga de Tavito y él volteó a verme ruborizado,
– Ya?- Me dijo con una voz que pedía más
– No- le dije y le dí un beso en la mejilla, -Ponte de ladito- Le ordené. El sacó la almohada de debajo y se puso de lado dándome la espalda. Levanté su piernita un poco para dejar más disponible su ano, tomé mi verga babosa y la guíe otra vez hacia dónde sentía que pertenecía, a su agujerito caliente, y la cabeza se undió otra vez en Tavito para reanudar el mete y saca. Ya la entrada y salida era mucho más sencilla, Tavito gemía mucho,
– Te gusta mucho como te la meto- Le dije lamiendo su cuello.
– Ahhh… sí… La siento en mi pancita- Decía. Lo golpes de mi verga con su ano sonaban cada vez más. Entre el sudor, mis jugos y la saliba que le había colocado hacían de excelente lubricante cuando palpando con la mano pude sentir que ya tenía media verga adentro de Tavo y yo bufaba ante la sola idea de que me estaba cogiendo a un niñito de nueve años en la cama de su mamá cuando ella misma me había pedido que lo cuidara. «Si supiera como tengo a Tavito en este momento», pensé, y seguía dándole más rápido a ese culito, entonces siento que el da una pequeña sacudida y comienza a tener contracciones en su recto. El chiquillo estaba teniendo un orgasmo.
– Ahh, ahh, ahh- Gemía, más fuerte que nunca.
– Te está gustando mucho?- Le pregunto dándole más duro. Él estaba tan echizado con mi verga que solo contestaba que sí con la cabeza entre jadeos. Me llevé a Tavito encima de mí con la verga aún clavada, quedando con él sobre mi pecho y yo sujetando sus piernas abriéndolas. Su verguita se movía al compás, dura y apuntando al techo mientras que la mía se movía también pero dentro y fuera de su ano. Aumenté aún más el ritmo, la habitación se llenaba con el sonido de mi verga y su culo chocando y el aire olía a nuestro sexo. Estaba alucinando de placer cuando empecé a derramarme dentro de él, soltando un gran
– Ahhhhh.-
Tavito estaba jadeando todavía, igual que yo. Se estaba recuperando, yo seguía con mi verga bien clavada en él y sentía como su recto palpitaba.
– Me ancanta tu culo, voy a cogerte todos los dias- Le dije, sonando más sucio que nunca. El volteó a verme y sin decir una palabra me dió un tierno beso en los labios.
Lo bajé de mí, mi verga se deslizó por su culo ya más flácida y lo acomodé quedando de nuevo de cucharita, lo abracé y noté que empezaba a quedarse dormido así desnudito y con su ano aún derramando mi leche. Le acomodé mi verga flácida entre las nalgas y yo también me quedé dormido.
Que exitante tu relato continúa por favor
Pronto estará disponible la tercera parte 😉
me dejaste al mil!!! es muy excitantes
Gracias por su comentario. Aún hay más por venir 😉
ME ENCANTA TU RELATO COMO TE LO COGES Y HAS COGIDO OTROS NIÑOS
Woww más rico y excitante q nunca quedarse a cuidar a un niño seria lo más rico q ha de pasar y cogerselo a cada rato uffs súper rico Sonic 13 sigue así amigo me gusta mucho 💪💪💪💪
Grande maestro….Que culeada mas rica le das a Tavito.Y que manera de ser delicado para no desgarrar su rico y estrecho culito.Todo un maestro, repito.5 estrellas y vamos por el proximo mañana.