Culito de borracho no tiene dueño
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Los días que no voy al gimnasio salgo a correr por el barrio, la mañana del sábado salí como a las 7 am ya llevaba unos 20 minutos trotando cuando veo un taxi mal estacionado y a quien parecía el conductor agachado a un costado al lado de alguien que estaba en el piso muy cerca de la acera, de principio pensé que había habido un accidente y me acerqué. Al llegar el taxista se incorporó -el joven está muy borracho lo vi tendido en la calle cuando pasaba- lo miré extrañado y me agache para ver e indudablemente se trataba de un muchacho que seguramente de borracho se cayó de la calzada; no podía levantarse y apenas se entendía lo que decía.
El Taxista se agachó nuevamente -ayúdeme a levantarlo lo puedo llevar a su casa- lo mire extrañado y busque en sus bolsillos, no traía ni celular ni billetera -llevarlo donde?- el taxista se encogió de hombros al tiempo que pasaba sus brazos por debajo de los del muchacho y trataba de incorporarlo, instintivamente lo ayude a levantarlo y abrí la puerta trasera del taxi, introdujimos al muchacho que balbuceaba y volvía caer en el sopor de su borrachera, lo recostamos en el asiento trasero, cerramos la puerta -donde piensa llevarlo?- pregunté -no sé, hasta que se recupere y sepa decirme donde es su casa- mire detenidamente al taxista que me sonreía amablemente -vivo a unas cuadras de aquí llevémoslo a mi casa hasta que se recupere- ok, dijo el taxista -no se va molestar su mujer?- le dije que vivía solo, nos subimos al coche y le indiqué el camino.
Nos costó un tanto sacarlo del auto y subirlo a mi departamento. Ya dentro, le dije al taxista que lo lleváramos al dormitorio -mejor lo llevamos al baño, no vaya ser que le manche todo, mire que está todo sucio- y así era, probablemente se vomitó a sí mismo, ya que olía demonios, y traía toda la ropa llena de barro y un tanto mojada.
Lo sentamos como pudimos en la tasa de baño -hay que quitarle esta ropa y luego lo recostamos- asentí con la cabeza y al agacharme para sacarle los zapatos vi el bulto que se formaba en los pantalones del taxista, sonreí para mi y me di cuenta de que el taxista no era precisamente un buen samaritano. Mientras yo le quitaba los zapatos el taxista presuroso le desabrochaba los pantalones -primero hay que sacarle la chaqueta- le dije mientras me incorporaba, se la quitamos y luego le sacamos la playera que estaba toda manchada, lo incorporamos un poco y le bajamos los pantalones, el muchacho era delgado pero estaba bien formado, seguramente era deportista, traía unos calzoncillos blancos de esos ajustados; levantándolo lo llevamos al dormitorio y lo recostamos en la cama -ya vuelvo, voy a meter la ropa a lavadora, es probable que seque hasta que él despierte- salí de dormitorio y mientras recogía la ropa del piso del baño pensaba en que paso daría el taxista que notablemente se encontraba excitado.
Luego de pasar unos minutos metiendo la ropa a lavadora y dejando el ciclo de lavado y secado, regresé al dormitorio, el taxista apoyado en la pared se sobaba el paquete mirando al muchacho echado de pecho sobre la cama -uff que tiene ahí- le dije mientras lo miraba divertido -usted sabe, a veces a uno le da urgencia- y vaya la urgencia del taxista que traía los pantalones a reventar por el bulto; el trasero del muchacho era una invitación apetecible todavía cubierto por sus calzoncillos blancos.
Y como piensa quitarse la urgencia- le pregunté -usted sabe, ya me pasado antes con estos jóvenes borrachitos, hay incluso a quienes les gusta pues- el taxista tampoco se veía mal, moreno, rostro anguloso y barba de tres días. Al ver que lo miraba -usted no se antoja probar, ni cuenta se va dar- yo sólo sonreí viendo que el taxista notaba el bulto que yo también traía bajo los shorts -usted primero o yo- le indique con la mano que siguiera y ni corto ni perezoso el taxista se abrió los pantalones y sacó su herramienta, orgulloso de mostrarla.
El taxista se quitó la ropa, para mi sorpresa estaba mejor formado de lo que daba la impresión, algo pelo en el pecho y estómago, piernas y brazos bien velludos. Se acercó a la cama y le bajó los calzoncillos, le separó las piernas y se salivó los dedos, antes de que pasase su mano por el trasero del muchacho le dije que esperara, fui al cajón de la mesa de noche saqué un tubo de lubricante y se lo tendí al taxista -usted está preparado- me sonrió mientras tomaba el tubo y vaciaba un poco en su mano para luego untársela en el trasero al muchacho -está apretadito Ummm así es rico, hay que aflojarlo un poco, tampoco es cuestión de partirlo- luego de un rato de jugar con sus dedos, se untó lubricante en la verga y se dispuso a penetrarlo, el muchacho emitió algo como un aauuummff -ahí va la puntita- dijo el taxista. Yo estaba a mil de excitado y comencé a desvestirme -nunca lo había hecho con público, pero creo que así me gusta más… usted también está bien armado- me dijo al ver mi pene en todo duro.
Se fue introduciendo lentamente dentro del muchacho, que de rato en rato decía algo y trataba de moverse pero volvía a su sopor -la está aguantando bien, ya la tengo toda dentro, ahora viene lo bueno- me divertía lo que relataba lo que hacia, se puso a bombear, primero despacio y poco a poco aceleró sus movimientos, el muchacho parecía que se quejaba pero no se le entendía, el taxista seguía bombeándolo.
Yo seguía parado mirando la escena que me prendía duro, en eso el taxista se detiene y se sale -ahora le toca a usted, no terminé, pero lo veo con muchas ganas y este da para buen rato- tomo el lubricante lo esparzo en mi pene y me monto sobre el muchacho, con lo caliente que estaba se la planto de uno solo y el muchacho emite un gritito como aaahhhggg se mueve un poco y vuelve a tenderse quieto -no tan duro, ahora sigale despacio- me dice el taxista que sigue empalmado a mil.
Empiezo a darle, que trasero más durito y apretado, estoy dándole y ver al taxista con su pija casi en mi cara me excitaba más -hay que cambiarlo de pose- me salgo y el taxista agarrando las piernas del muchacho lo da la vuelta y lo pone al borde de la cama con las piernas arriba, el muchacho era atractivo y tenía la polla medio morcillona pero estaba más dormida. El taxista lo vuelve a ensartar, sujetándole las piernas en el aire, yo miraba el culo del taxista; peludo a comparación del muchacho que era completamente lampiño a excepción de los pelitos alrededor del ano. Las embestidas del taxista se iban acelerando, apoyando las piernas del muchacho en sus hombros, se inclinó sobre él y agarrándose de sus hombros su embestidas se hicieron más fuertes hasta que el taxista emitió un sonido gutural, se retiró con su pene choreando a la vez que me indicaba que yo siguiera.
Sujeté al muchacho de la misma manera del taxista, el penetrarlo me resulto más fácil ya que el semen del taxista me servía de lubricante, eso me excitó aún más, veía la cara del muchacho que con cada embestida resoplaba un poco pero seguía sin despertar de su borrachera, seguí dándole hasta terminar, al salirme noté que del año del muchacho salía un poco de semen.
Dejamos al muchacho recostado en la cama y nos fuimos a la cocina a tomar un café, los dos seguíamos desnudos y tomamos el café parados en la cocina. Mientras tomábamos el café el taxista me contó que en varias ocasiones había recogido a algunos chicos, que pasado de copas, se quedaba dormidos en su taxi, hasta que un día recogió un chico que le pidió parar a medio camino para mear y que apenas pudo bajarse del taxi para hacerlo, se metió de nuevo al taxi con todo abajo y se quedó dormido sobre el asiento, el taxista cerró la puerta y siguió avanzando, por el retrovisor veía el culo del chico y se le antojó, decidido paró en una calle oscura y se pasó a la parte de atrás, sacudió al chico que no reaccionaba y ahí nomás se lo dio. Desde esa vez, según el taxista, tuvo "suerte" unas tres veces.
Las historia del taxista me volvió a prender y la tenía nuevamente dura y el taxista también, así que regresamos al dormitorio donde seguía el muchacho dormido y nuevamente nos lo pasamos alternativamente hasta acabar.
Al final el taxista entró a la ducha y yo saqué la ropa limpia y seca del muchacho, lo vestimos y esperamos unas dos horas hasta que en una semi in conciencia el taxista lo llevó a donde le indicó.
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