Culito de borracho, no tiene dueño
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sirpepe.
Culito de borracho, no tiene dueño.
Hola a todos, mi nombre es Sergio, y quiero contarles lo que me sucedió hace poco con un compañero del gimnasio.
(La primera vez siempre es mejor)
Él se llama Joshua, de cariño todos le dicen Josh o Yoshi.
Es un chavo de piel clara, chaparrito, cabello negro corto, con un buen bulto y nalgón.
Además, tiene un cuerpazo de campeonato, ya que va mucho al gimnasio.
Pero no hace tanto ejercicio como para estar “boludo” solo se le marca la musculatura muy bien, ni mucho, ni poco.
Él es algo velludito de cuerpo, lo sé porque le encanta hacer ejercicio sin playera, y con unos shorts pegados sin elástico, que cuando hay suerte, se le bajan poquito de atrás mostrando parte de su rayita ¡Y ni siquiera se preocupa por subírselos es muy descarado! ¡Anda por ahí paseando y haciendo ejercicio enseñando nalga!
Lo que me sucedió, que aún no me la puedo creer, sucedió un día muy caluroso de junio.
Uno de nuestros compañeros del gim tiene una casa propia y nos invitó a hacer una “peda” (fiesta) en ella.
Luego luego le dijimos todos que sí, bueno, por lo menos la mayoría.
Iríamos once personas a la susodicha fiesta y claro, Josh también iría.
Honestamente, yo soy gay y siempre me llamo la atención el chavo.
Como la casa de nuestro compañero tiene alberca en el patio, vi una gran oportunidad para ver a Josh mojado.
Pasaron los días y llego el día de la fiesta, fue un domingo.
Nos reunimos todos los que íbamos a ir fuera del gimnasio y esperamos a que Alberto (Así se llama nuestro compañero que organizo la fiesta en su casa) llegara por nosotros en su auto.
Ese día Josh iba vestido muy veraniego, con una playera azul bajito en cuya zona del pecho se le notaban sus pezones erectos, un short liso blanco y unas sandalias negras.
Yo siempre que podía me colocaba sentado en la acera tras de él, para poder tener cerca de mi cara sus nalgotas y ver sus velludas piernas.
Cuando el auto llego, nos subimos y nos fuimos todos amontonados.
Obviamente teníamos un chingo de calor y el aire acondicionado no daba para mucho.
Josh, sin que nadie se lo esperara, se sacó la playera y así se fue en todo el camino.
Pero no solo el, otros cuatro compañeros le copiaron la idea y se descamisaron ahí dentro del carro.
El interior olía a sudor varonil.
Yo también les seguí la corriente y me quite mi playera, mostrando mi cuerpo lampiño (Solo tenía poquitos vellos en las axilas)
Al llegar a la casa de Alberto, lo primero que hicimos fue correr hasta el área del patio, en donde estaba la alberca.
Como todos ya traíamos puestos los trajes de baño, y la mayoría andábamos sin playera, nos lanzamos de clavado en el agua.
Pronto empezamos a jugar con una pelota de playa que estaba en ella a una especie de fut bol acuático.
Yo siempre que podía me le arrimaba a Josh, quien estaba en el equipo contrario, y con el pretexto de no dejarlo avanzar en el agua, me le prendía por la espalda y aprovechaba para rozarle las nalgas y agarrarle el vientre y el pecho.
Cuando se empezó a hacer tarde salimos de la alberca y empezamos a tomar cervezas, muchos se emborracharon de inmediato, y otros, como yo, evitábamos tomar mucho.
Cuando Josh estaba bien borracho, bien contento jaja, se lanzó de cabeza a la alberca y ¡Oh sorpresa! ¡Se le salió el short blanco! Todos nos soltamos a carcajadas, y más aún, cuando un amigo tomó el short del agua y lo lanzo hasta el otro lado del patio.
Josh estaba enojadísimo.
Cuando salió del agua, tapándose la entrepierna con sus manos se paró frente a nosotros que reíamos y dijo:
-¡¿Qué pedo weyes?! ¡¿Qué son jotos y me quieren ver la verga o qué?!
En lugar de molestarnos nos hizo reír más, y Josh, se molestó aún más.
Nos ignoró y se fue por su short tapándose solo el pene, sin importarle en lo más mínimo que le viéramos sus nalgotas, que subían y bajaban conforme caminaba.
Se puso otra vez el short mojado que ya se le transparentaba bastante y se regresó con nosotros a tomar más cerveza.
Pero estaba tan borracho, y habia tomado tanto, que de repente se vomito encima.
Todos dejamos de reír a carcajadas y pusimos cara de asco.
-¡No mames wey te vas a apestar un chingo con el vómito, y vas a apestar la cama!- Dijo uno de los chavos.
-Ahí me meto a la alberca para limpiarme.
– Dijo Josh y camino con rumbo a la alberca.
-¡No wey! ¡La vas a llenar de vomito!- Grito Alberto- Mejor vete a bañar y luego te acuestas, ya estás bien pedo.
Como vimos que Josh apenas podía caminar de lo borracho que estaba, decidimos que alguien tenía que ayudarlo a bañarse, no fuera que se cayera en el baño y le pasara algo.
Yo me ofrecí para llevarlo.
Nadie estuvo en desacuerdo.
Al entrar al cuarto del baño, cerré la puerta y abrí la llave de la regadera.
Luego fui con Josh quien estaba sentado en la taza del escusado y le quite con facilidad el short blanco que llevaba puesto.
Al quitárselo, salió a la vista su grueso pitote.
Era un pene morenito y con un par de bolas contraídas por el frio.
Su vello púbico estaba muy largo y despeinado, y tenía forma de alas.
Me llego el olor de su sexo y mi pene reacciono debajo del short que traía puesto.
Luego lo encamine hacia el chorro del agua y tome un jabón para enjabonarlo.
Pero luego cambié de opinión, y quise aprovechar el momento, unte mucho jabón en mis manos y deje la barra en un lado.
Comencé a lavarle el cuerpo con mis manos enjabonadas y sentí por primera vez ese delicioso cuerpo juvenil que me volvía loco.
Comencé por tallarle los brazos y las axilas velludas, luego pase a su ancha espalda.
Enseguida talle sus pectorales y me entretuve un buen rato con sus pezones rosados y erectos.
Baje a su vientre y talle sus cuadritos y su línea de vellitos que venía desde su pubis, hasta su ombligo.
Luego pase por su miembro y comencé a tallarlo con mucho vigor.
Agarraba sus bolas y las tallaba en círculos.
Le contraí la piel del prepucio y comencé a tallarle la cabeza de su pene.
Me excitaba verle el pequeñito orificio por donde orinaba y eyaculaba.
Luego de dejarle el pene ligeramente erecto, me pase de inmediato a sus posaderas.
Dejé caer las palas de mis manos al mismo tiempo en ambas nalgas, con fuerza y velocidad, haciendo que sonaran un par de nalgadas muy fuertemente en el baño.
Tallé en círculos sus cachetes traseros que se movían levemente al ritmo de mis manos.
Estaba muy nalgón y me hipnotizaba la forma en la que rebotaban sus nalgas cuando daba pasitos cortos dentro de la ducha.
Comencé a abrirle la cola para verle el agujerito virgen, fue muy dificultoso, porque sus nalgotas no me dejaban, pero al final lo vi: un pequeño orificio rosado con bastantes vellitos negros a su alrededor.
Sin que el chavo se lo esperara, ni yo tampoco para ser honestos, me lancé a comerle ese tesorito de hombre que, de seguro, nadie le habia chupado antes.
Cuando puse mi boca en el agujero y comencé a mamárselo Josh gimió con fuerza.
-¡Oooh!- Se escuchó.
¡Ambos estábamos en la gloria! Yo intentaba meterle mi lengua por el agujerito, pero estaba muy bien cerrado y no lo logre, así que solo le pasaba mi lengua por la raya y me detenía cada vez que pasaba por su culo para darle mamadas y besitos.
Me daba risa y me excitaba ver como su culito se contraía luego de darle besos de “piquito” Lo único difícil, era que mis manos se estaban cansando, ya que estaba abriéndole las nalgas.
A veces, se me resbalaban y sus nalgotas apresaban mi nariz unos milisegundos.
Cuando mi mandíbula y mis manos se cansaron, cerré la llave del agua (Para que ya no se desperdiciara) y de inmediato disfrute viendo como la piel de Josh se ponía chinita y sus pezones se erectaban a mas no poder.
Luego le abrí las piernas, y como pude, metí mi cabeza bajo estas (el aún estaba de pie, agarrado de la pared con una mano) Mi perspectiva era increíble, desde debajo de sus piernas le veía: el pene a medio erectar, la entrepierna velluda, y la parte más baja de sus nalgas.
Acerque mi cabeza más a la entrepierna y comencé a lamerle esta parte.
Mientras, con una mano le sobaba las nalgas y con la otra, le masturbaba la verga que soltaba chorritos de pre-semen.
-¡Oh, sí, que rico!- Decía Josh disfrutando de mi trabajo en sus partes de más difícil acceso.
Desde abajo vi que con su mano libre pellizcaba sus pezones y acariciaba su ancho pecho.
Cuando sentí en mi mano que su pene estaba más tieso que una piedra, deje mi trabajo y me quité de debajo de sus piernas.
Me puse a su espalda y lo recargue en la pared mientras él se masturbaba.
Con mis manos comencé a abrí sus nalgotas, me bajé el short y empecé a puntearle el culito con la cabeza de mi pene que pedía a gritos escupir semen.
-We, es mi primera vez por el culo y no soy joto.
– Me dijo Josh medio molesto.
– Así que más te vale que no lo hagas mal
Al escucharlo decir esas palabras, me excite demasiado y sin pensarlo más, le metí la cabeza de mi largo pene en su cola.
El, alejo levemente sus nalgas al sentir como mi carne entraba en la suya.
Pero lo retuve y lo volví a acercar hacia mí.
-¡No mames wey, despacio, despacio!- No acabo de decir esto último cuando se la metí hasta que mis huevos tocaron sus nalgas.
Solo pude meterle la mitad de mi verga, ya que en la posición en la que estábamos, y por el tamaño de sus nalgas, no pude metérsela más.
El interior de Josh era muy apretado y caliente, de vez en cuando, sentía su recto contraerse y con cada contracción, mi pene le regalaba un chorrito de pre-semen a sus entrañas.
Lo tenía bien ensartado, y tanto el como yo estábamos chorreando litros de pre.
Levanto su brazo y lo paso por detrás de mi cabeza, haciendo que los vellitos de su axila me hicieran cosquillas en la nuca.
Luego levantó su pierna y yo se la detuve con una mano.
En esta posición entraba mejor mi pene y podía ver su rostro haciendo expresiones de dolor.
Con mi mano libre le sobaba las bolas, mientras él se masturbaba con tal fuerza que parecía que quería arrancarse el pito.
Mis movimientos se aceleraron más y más, hasta que sentí la hinchazón típica del pene por eyacular.
¿Qué haría, le echaría mi regalo dentro? ¿O mejor le bañaría sus nalgas? Mi pene, contesto por mí: De una metida hasta que no pude más y mis piernas temblaron le lancé chorros de mi leche recién exprimida al interior de su culo que se contraría como pidiéndome más.
No habia terminado de aventarle mi esperma a Josh cuando el empieza a correrse también.
Primero, salió un chorrito que quedo en el suelo, pero luego, su leche agarro fuerza y fue lanzada como proyectil hacia la puerta.
Lo que no esperábamos fue que en ese momento, Alberto entro al abaño, y los chorros de Josh le cayeron en su pecho desnudo.
En ese instante, yo también lancé mi último chorro al interior del culo de Joshua.
Alberto se nos quedó mirando, Josh estaba tomando aire, y yo aún lo tenía bien ensartado por detrás sin dejar que mi semen se le saliera de su cola.
Continuara
Bueno, hace mucho que no escribía, pero espero que este relato (Obviamente ficticio) haya sido de su agrado.
¿Les gusto? ¿Qué les gustaría que pasara en la segunda parte? De ustedes depende el destino de esta mini saga.
¡Saludos, abrazos y una mamada!
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