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Dale amor a papi (Primera parte: Caliente incidente con mi bebé)

Narraré la siguiente historia ficticia en primera persona para imprimir mayor realismo. La historia de Alex y su bebé..
Mi nombre es Alex, tengo 23 años, soy de estatura mediana, tez morena, mi cuerpo no esta super marcado, pero mantengo una muy buena condición por lo mucho que juego futbol; por mi origen y mis características corporales soy lo que en México se conoce como «chacal».

Desde que tengo uso de razón siempre fui muy caliente, comencé a masturbarme desde que tenia ocho años, llegué a ver varias películas y revistas pornos de mi hermano mayor siendo niño; ya de adolescente fui muy mujeriego, cogí por primera vez con una chava de la secundaria, teniendo ambos 13. En fin, el sexo siempre fue constante en mi vida, soy tan caliente que el mínimo contacto me prende y si tengo algo cerca «le doy» jaja.

Algún día la tenia que cagar y embaracé a una chava cuando ambos teníamos 17 años. Nuestros padres nos obligaron a casarnos; la chava me quería un buen, no es por presumir, pero a parte de coger bien, tengo verbo. Sin embargo yo tengo alma bohemia, lo mio es el desmadre y coger con libertad. Aunque cogía chingón con mi vieja, siempre sentí que algo faltaba, no sabia si era más viejas, porque le ponía los cuernos a cada rato.

Al nacer el bebé nuestra relación empeoró y nos divorciamos cuando el niño tenia 10 meses; llegamos al acuerdo de que se quedara con ella y yo lo cuidaría los fines de semana, aunque tuve que acceder a estar disponible diario por si el trabajo de ella lo requería (promotora de viajes).

Mi rutina al cuidar al bebé siempre fue normal, no soy muy niñero, pero cuidaba lo básico. Viviendo solo, me daba la libertad entre semana de invitar amigas o llevar putas para coger por la noche, a veces solo me gustaba masturbarme viendo porno mientras me drogaba o alcoholizaba.

Un jueves decidí hacer eso (tendría día libre en mi trabajo el viernes), solo drogarme y masturbarme. Tenia todo listo cuando escuche el timbre, era mi ex esposa, en su trabajo le habían pedido que reemplazará a una compañera que saldría en un viaje turístico, pero tuvo un accidente. Me pidió que cuidara al niño, obvio accedí (con desilusión porque sabia que no podría hacer algo más que estar «solo»).

Lo lleve a mi cuarto y después de darle su mamila, me fui a la sala a beber y ver porno; decidí quitarme la ropa y jalarmela ahí en mi sala. Mi verga es promedio, unos 17 cm ya erecta, eso si, recta y gorda. Al masturbarme perdí la noción del tiempo y seguí, sin recordar a mi bebé.

De repente cuando estaba a punto de venirme, lo escuche llorar muy fuerte, me saco del trance, y corrí a verlo por si se hubiera caído, y me fui con la verga aun erecta. Al llegar al cuarto solo estaba llorando, por lo que supuse tendría hambre, me cruce por encima de él para tomar su biberón que estaba sobre el buró del otro lado de la cama, y ahí ocurrió.

No supe cuando, ni como, pero al momento de tomar el biberón de manera pausada para no caerme en el, mi verga erecta quedó justo sobre su carita, ante lo cual, mi pequeño bebé la tomó con una mano. Sentí como si una corriente eléctrica o un calambre recorriera todo mi cuerpo, cuando sus pequeños y endebles deditos calientes tocaron como un cosquilleo mi ahora más gruesa verga. Esta se hinchó como pocas veces, mi mente se nubló, nunca podré explicar que pasó por mi cabeza en ese momento, pero al sentir sus manos, dejé de moverme. El caliente morbo que sentía me hizo cerrar lo ojos y esperar algo más.

Mi pequeño bebé de 10 meses dio el siguiente paso, y llevó el grueso miembro de su padre hacia su boca. Ahí, un nuevo choque eléctrico se apoderó de mi, porque ahora lo que sentía eran sus labiecitos suaves y su salivita tibia sobre la cabeza de mi verga; me incliné ligeramente para que pudiera introducir un poco más, y comenzó a succionar como si de un chupón se tratará. El momento y la imagen cuando volteé a verlo era lo más sucio y cachondo de toda mi vida; si, tenia mi verga parada y gorda pegada como mamila a la boca de mi bebé.

Succionaba con la misma desesperación que lo hacia con las tetas de su madre, ligeramente subía y bajaba mi prepucio, lo que añadía una sensación más rica. No podía, no quería parar ese momento, que aunque prohibido, era mi momento, mi secreto. Era consciente de que estaba en un acto morboso irrepetible y perfecto, no lo iba desaprovechar, después de todo, para mi el sexo era lo único y primordial, y que mejor con mi hijo, que ahora chupaba la verga que le había dado vida (idea que me calentaba más).

Dejé la sensación que me paralizó para entregarme al momento, giré y me incorporé ligeramente para estar más cómodo y de frente a él para verlo y disfrutar de esa escena tan cachonda. Ayude a mi pequeño agitando con fuerza mi verga sobre su boca, subiendo y bajando para darle la sensación que siente con la teta. Lo llevé más allá y empecé a decirle guarradas como a mi me gusta:

-«¡Te gusta mi cabrón, te gusta putito, te gusta la pinche verga de tu papi, dale amor a papi cabrón, dale amor a papi!».

El niño comenzó a reaccionar con desagrado, pero a mi ya nada podía pararme, continué y aceleré mi chaqueta (masturbación en México). Ese cabrón se iba a tragar a sus hermanitos en medio del éxtasis más chingón que hubiera tenido:

-«¡Si mi cabron, si mi putito, tragate los mecos de papi, comete a tus hermanitos, de aquí vienes, para acá vas ahhh, ahhh, aggg, uffff, ahhhhhh!» No mames, no mames, ahhhhh.

Y terminé, mis mecos acabaron mitad en su boquita, mitad en su carita, y le di un toque más enfermo a la situación, tome mis propios mecos de la boca de mi bebé con un tremendo beso de lengua. Me recosté y desnudo dormí con la sensación de que mi sexualidad tomaba un nuevo rumbo.

Espero que les haya gustado, acepto criticas constructivas gracias. Si te gusta este tipo de temas, escríbeme.

 

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