Dale amor a papi (segunda parte: rusa con mi bebé)

Hola, recuerden narraré en primera persona para más realismo, les deseo buena jalada. Les dejo el enlace de la primera parte..
Primera parte https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/dale-amor-a-papi-primera-parte-caliente-incidente-con-mi-bebe/

Después de esa caliente noche donde descubrí las mamadas de mi bebé, era claro que ya no podía separarme de semejante morbo. Así que de la noche a la mañana me volví un «padre amoroso». Ya que no podía esperarme a tenerlo cada fin de semana, le ofrecí a mi ex mujer, cuidarlo cuando ella me lo pidiera, aunque no fuera por su trabajo.

Al principio lo primero que logré fue tenerlo desde el viernes por la tarde. Establecí la misma dinámica que la primera vez, me desnudaba, me la jalaba y luego iba y le ponía la verga como mamila al niño, igual le decía guarradas para excitarme más y acababa en su carita, a veces en su pecho, pero siempre dándole un poco «de sus hermanitos» en la boca con mi lengua.

Nunca había visto porno de ese tipo, pero decidí bajar vídeos para saber que maravillas se podía hacer con mi bebé. Ahí aprendí que cachondearmelo haría mejor el final. Ahora cada vez que lo tenia, nos desnudaba a los dos y lo sentaba en mi vientre viendo porno, para que al calentarme, mi erección poco a poco rosara su rajadita, y el precum humedeciera su culito; después nos recostábamos en el sofá, yo boca arriba y el bebé sobre mis huevos y verga, dejando que el pequeño explorara, que conociera el pito que le dio la vida y los huevos de donde vino; logre que los acariciara y chupara, pero era raro que continuara más allá de cinco minutos, que aunque suficiente para pararmela más, no lo eran para venirme.

Después del cachondeo volvíamos a lo de siempre, yo jalandomela mientras me la mamaba como teta. Hasta que la calentura me desbordó y fui un poco más allá, recordando mis andanzas con las viejas. A partir de los 10 meses los bebés comienzan a subir de peso y sus culitos se «hinchan», dejando una rajadita rodeada por dos suculentos melones como nalgas.

Lo acosté boca bajo y puse una almohada debajo de su vientre para que su culito quedara elevado. Sus nalguitas parecían las tetas de una joven chichona, y comencé a rosar su raja con mi verga; decidí usar su aceite sobre su culo y mi verga para mejor efecto, y uff, era una pinche delicia pasear mi verga entre sus dos nalguitas, simulando unas tetas, viendo como mi grueso y venudo pito se paseaba entre sus nalgas y sobre su raya (una rusa como le decimos en México a masturbarnos entre las tetas de una vieja). Era delicioso porque su culito estaba rosita, suave y caliente. El bebé reaccionaba con algunas risas y recordaba aquello de la edad anal de los bebés cuando centran sus reacciones en su ano. Me prendí más y nuevamente empecé con guarradas:

-«Te gusta mi amor, te gusta que papi paseé su verga entre tu culito». Dale amor a papi mi vida, uff que rico cabroncito».

Continué el vaiven en el aceitado culito y verga resbalándose cada vez con mayor velocidad, sabiendo que el aceite compensaría cualquier posible irritación.

-«Uff cabroncito, ya quiero poder meterla, estas bien pinche rico, a huevo si eres mi hijo»

La velocidad se acrecentaba, mientras mis ojos no podían dejar de ver esas nalguitas que me llamaban a destrozarle el culo.

«¡Ah, ah, ahh, aggg, si, si, mi amor, recibe a tus hermanitos, uuhhh ufff aggg ahhhhhh!»

No pude más y deje salir un chorro inmenso que calló de la cabeza a su prostatita, lo lamí para limpiarlo y otra vez con un beso, llevé mi semen a su boquita.