Daniel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No mencionaré edades, por no herir sentimientos ni valores, pero lo sucedido fue algo real en mi vida y simplemente diré que era solo un niño inocente cuando me ocurrió, abriendo mis ojos al sexo y al placer homosexual, aunque aún yo no lo comprendía, y él me hacía entender que no era nada malo, lo que me hacía.`Vivía con mis tíos y dormía en la misma cama de mi tía, era un niño muy consentido, llenado de mimos a diario. Cerca de la casa de mis tíos, vivian mis padres y otros hermanos, que por ser pequeña la casa y yo el menor, me dejaron estar con los hermanos de mi mamá, mis queridos tíos. Ya en esos primeros años escolares, recuerdo muy bien, lo mucho que me atraían algunos niños de salón, los encontraba tan lindos…pero la chicas no me llamaban la atención. Pero yo no me daba cuenta, ni entendía el porque de eso, para mi era algo natural.
Detrás de la casa de mis tíos había un cuarto grande, que conectaba con la casa de ellos. Siempre estaba vacío, por que aparentemente, pertenecía a un familiar que estaba en el extránjero. Un día mis tios lo arreglaron muy bonito y me éxplicaron que ahí se vendría a quedar un chico, pariente de ellos que venía a estudiar un año a nuestra ciudad. Yo seguí indiferente, no le di importancia, ajeno a que ese acontecimiento…cambiaría mi vida, hasta el momento que ya adulto escribo hoy, lo que antes no me atreví desahogar a nadie.
Aquel día llegué de la escuela muy alegre y saltarín, me dijeron mis tíos que fuera con ellos al cuarto, para que conociera a su pariente que ya había llegado, y estaba acomodando sus cosas. Quede en schock cuando lo vi…era como el principe de Cenicienta, que tanto me gustaba, en los cuentos infantiles que daban en los muñequitos por TV, pero en carne y hueso. Un joven blanco de tez, con un rostro hermoso, perfecto de un divino hoyito en su barbilla, pelo lacio con un prescioso gallo a la usansa de aquellos días, muy engomado, un muchacho delgado pero muy fuerte y definido en su musculatura. Soy Daniel, chiquitín me dijo y yo todo echo un manojo de nerivos, me sonreí. Pasándome él la mano por mi cabeza, como una caricia que me conmovió. Mis tíos le diejeron que yo era Nel, como me decían por llamarme Nelson y yo salí de ese cuarto muy contento.
Pasaron los días y en la cotidianidad del diario vivir, todo seguía su curso. Daniel era muy afectivo conmigo y yo me desvivía por agradarle, cerraba mis ojos al dormir y solo veía su hermosa imagen, oía su voz, yo no entendía por que me pasaba eso. Un día yo entré al baño de la casa y sin querer lo vi desnudo de frente secándose con la toalla, al parecer había dejado el seguro sin poner y como yo no lo sabía…entré y me quedé eléto, mirando aquel enorme pipí, como le decía yo en ese entonces a mi pene, que colgaba entre las muslos muscúlosos y blanquísimos de aquel chico, adornados por una hermosa madeja de pelos negros muy acicalados y casi a raz de la piel, o sea muy bien dépilados pero no pelado. Nunca he olvidado esa imagén, va prendida en mis recuerdos. Daniel no se inmutó y me dijo, que total los dos eramos hombres y teníamos lo mismo…y yo muy confianzudo le repliqué que el mio era pequeñito, pero que el de él, era muy grande. Él se rio y me preguntó que iba yo a hacer, le dije que me iba a bañar. Y tus tíos? Pues están ambos en casa de mi mamá, y él muy cariñoso me dijo, que me bañara y que me iba a ayudar. Yo me denudé un poco tímido y no le daba el frente, Daniel me abrió la ducha y yo me comenzé a mojar, cuando miré ya estaba conmigo, él también bajo la ducha, se eñangotó y comenzó a enjabonar mi cuerpecito, yo me sentía tan raro, abochornado, que se yo, pero me agradaba eso, sentir sus manos recorrer mi piel.
Cuando llegó a mis nalgas, las elogió diciéndome que tenía un buen trasero, me pidió recostarme sobre las baldosas y me agarró por la cintura quedándo mi culo parado, abre las piernas me decía, para lavarte mejor, yo obedeciía ciegamente, yo no tenía malicia, no sabía de las intenciones de aquel príncipe, que tanto me gustaba, en mi sana fantasía. Comenzó a pasarme jobón por todas las nalgas, las abría y frotaba mi ano, lo enjuagaba y repetía lo mismo, ya yo comenzaba a sentir algo extraño en mi culo, en mi cuerpo, me gustaba esa sensación y no protestaba para nada, cuando siento que un dedo de él, comenzó a penetrar en mi virgen e infantil hoyito. Que haces le dije, hay que lavarlo bien…. que quede liempicito me dijo, y callé, lo dejé hacer, no entendía me molestaba un poco, pero me agradaba eso. Ya su dedo entraba y salía mas rápido, miré hacia atrás y no pude creer lo que veía! Su pipí se había convertido en un enorme pene, una verga inmensa, supongo que por ser la primera que veía de ese tamaño y parada a reventar. Como se te puso eso, le dije, y él me dijo: es por tu culito que se pone así, se paró y comenzó a frotar la inmensa pinga entre mis nalgas, luego volvió a bajarse y enterró su cara entre mis nalgas besándolas, lamiéndolas y con su lengua hurgándome mi hoyito, que ya un poco dilatado con su dedo, dejaba entrar la punta de su lengua. Esa fue la sensación más rica, que hubiera yo sentido en mi cuerpo, hasta entonces y se lo hice saber, me gusta Daniel, me gusta…A todo esto Daniel como fuera de control por su calentura y ver mi pasiva sumisión, dió inicio a comerme a besos todo mi cuerpo, no hubo espacio que su lengua no recorría, al llegar a mi penecito ya paradito, sentí que moría de placer al él chuparlo…cosa que hizo para luego pedirme que yo le chupara el, de él. Muy confundido me lo metí en la boca, sabia bien por que estabamos limpios ya bajo la regadera, pero mi boquita no lo podía abarcar casi, seguí hasta conseguir que me llenara la mitad la boca y a un ritmo lento y rápido a veces él me lo entraba y lo sacaba, apretando mi cabeza contra su pelvis. Me gustó eso, y al rato era yo, él que no me despegaba de esa pinga, que chupaba con mi boca, como si se tratara de un rico caramelo. Lo sentí gemir, recuerdo su respiración entrecortada y cuando empezaron a salir aquellos desconocidos chorros de leche para mi, que llenaron mi boca y garganta, que tragué sin saber que era, pero que en mi desconocida exitación, no me dieron ningún asco, lámela, lámela me pedía Daniel, y yo obedecía lamiéndo todo lo que quedaba y tragándo. Que caliente eres Nel, deveras no habías echo esto antes? Le dije que no que jamás.
Nel vamos a hacer un juramento entre ambos… jamás le cuentes ni digas esto a nadie, es un juego entre caballeros y solo tu yo lo sabremos y lo haremos, mientras nadie lo sepa. Esto no es nada malo, no es pecado ni nada. Prométeme que harás todo, lo que te pida y haga. Yo inocente y agradado le juré que sí, y fui más allá, al pedirle que cuando quiziera repetir eso, de chuparle la pinga me lo pidiera. Ve afuera Nel y mira a ver si tus tíos están ya por ahí, disimula y vuelve. Me sequé un poco y como el baño quedaba atrás de la casa, nadie me veía al llegar a la sala y demás cuartos, no habia nadie. Regresé se lo dije y él me dijo que fueramos a su cuarto. Tenía la toalla puesta alrededor de su cuerpo, se la quitó, la pinga estaba de nuevo enorme y me dijo que me quitara lo que me había puesto y me acostara boca abajo en la cama. Así lo hize, entonces él me abrió nuevamente las piernas, se acostó encima mio y comenzó a pasar su miembro entre mis nalgas. Yo le decía que pesaba mucho, que me estaba aplastando, por favor, ya…entonces Daniel se puso como cuando se hacen lagartijas, ya no me molestaba su peso, pero me dolía su pinga que comezaba a tratar de romper mi virginal anito. Ay me duele, me duele…ya veras que no va a doler mucho, espera. Fue al tocador o gavetero y se puso brillantina, que se usaba entonces, para engomar el pelo, me untó en todo mi hoyito, hundiendo nuevamente un dedo en el. Gemí un ahhhh, que no puede evitar. Y volvió a la carga, diciéndome frases qué yo mismo no entendía. "Me voy a comer este culito, yo solo seré tu dueño, que cosita rica y apretada estoy rompiendo" etc. etc. Instintivamente yo paré mi culo hacia atrás y lo levanté, fue como un impulso y lo escuché gritar, ahí te va! Y yo sentí como aquel largo y grueso pene se incrustó en interior, me lo metió todito. Se quedó quieto encima de mi y yo respiraba muy hondo, lo juro, ni grité ni senti un gran dolor, solo sentía gusto, placer. No te duele Nel, te lo saco? Solo un poquito, sigue, sigue Daniel, le contesté yo, sin saber ni que pedía por que yo era un novato. Así él cogió confianza y comenzó a arremeter contra mi culo entrando y saliendo, que rico era lo que yo sentía, no podía describir el gusto que yo recibía al entrar y salir, esa enorme verga de mi dilatado ano. Era como unas cosquillas en mi estómago y en mi penecito. Mil cosas salían de sus labios y me decía que ya era yo de él, cuando de pronto se tiró encima de mi aplastándome, con su cuerpo y enterrándome aquella vergota hasta lo más hondo de mi ser, me vengo, me vengo, ahhhhhhh, ayyyyyy Nel, que rico Nel, te estoy llenando de leche ese culito, que es todo mio ahora, ahhhh.
Yo callaba y al él sacarmelo sonó como: plop!!! y yo sentí como ese líquido se escurría de mis adentros corriendo por mis nalgas y muslos. Daniel me dijo vamos al baño y allí me limpió y él hizo lo propio. Yo no hablaba y él se asustó, que te pasa, te duele, te sientes mal? No le dije, me dule un poco, es que no se, me arde por dentro. Me puso en cuatro y me exámino todo, te dejé el culo como un medio peso gordo, me dijo riéndose, pero no tienes sangre ni nada, gozador me replicó. Yo no entendía esas palabras, las vine a comprender, ya cuando era más grande. Su ardentía y lujuria no pasaba y volvió a mamarme el culo un ratito, sintiendo yo un gran alivio y placer. A la vez yo le cogía la verga y se la apretaba al pararme, estaba loco con esa cosa.
Desde ese día Daniel pasó a ser el todo en mi vida, mi amante a tan corta edad, pero eso era. Me daba placer a mares y decía que yo tenía algo en mi cuerpo que lo electríficaba. A cualquier oportunidad de cuidarme o que me dejaran a su cuidado mejor dicho, al salir mis tíos…me daba pinga hasta por la orejas. Con él fueron mis primeros besos de amor, en mi tierna boca, yo le decía que él era mi novio, y él decía: Si lo soy pero no se lo digas a nadie ok? Todo ese año cogí con Daniel, a la vez que otro chico vecino, muy guapo por cierto, como que se dió cuenta de eso que pasaba entre Daniel y yo, pues comezó a conquistarme y a insinuárseme. Cuando tenía oportunidad hacía un circulo con sus dedos, por donde entraba y sacaba otro dedo, en señal, de "vamos a meter"…y a mi me encantaba que me hiciera eso, Hasta que luego de Daniel irse, él lo logró, fue su suplente…pero ya eso es otra historia. Gracias por leer este echo verídico de mi vida, de como debuté en el mundo gay. Jamás me he arrepentido de nada, he gozado mucho y he sido muy feliz! Favor de comentar, es eso lo que nos impulsa a seguir narrando nuestras historias reales, su parecer bueno o malo. Buen dia chicos!!!
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