Dante, el calenton
Dante se pasaba el día caliente, agarrándose de la pierna de todo el mundo….
Dante, el calentón
A mediados de 2010, me puse de novio con una chica un par de años menor que yo, que a su vez tenía un hijo y un perro, Dante.
En los inicios yo frecuentaba poco su casa pero con el tiempo fui ganando confianza y en muchas ocasiones me quedaba a dormir.
El hijito de Alicia tendría unos 9 años y el perro aproximadamente tres, un mestizo mediano, muy activo e intenso.
Tenía la particularidad de andar caliente todo el tiempo, ni bien llegabas a la casa te saludaba eufóricamente y al instante se te prendía de la pierna….
Yo ya me quedaba varios días en la semana a dormir en casa de Alicia, incluso estando su hijo, al principio me quedaba solo cuando el nene se iba con su papá pero luego ya no hubo problemas.
Una mañana, Alicia y el nene se preparaban para la escuela, y cuando me iba a levantar, ella me dice que me quede durmiendo, que dejaba al niño en la escuela y luego tenía que ir al centro por una mercadería.
Acepte la oferta y dormí un rato más.
Como una hora más tarde me desperté, me desperecé en la cama y me quede viendo el techo. Enseguida apareció Dante contento a saludarme, moviendo la cola y lamiéndome las manos.
Es increíble como el inconsciente trae los recuerdos en el momento apropiado, yo nunca había tenido ninguna inquietud con Dante, pero apenas lo vi ahí mi cuerpo sintió las vivencias de otros tiempos (ver “Gladieitor Alexander” y Scooby, un amigo”).
Cuando me senté en la cama para ir al baño, el perro me agarro de la pierna, generalmente lo retiraba inmediatamente, pero como estaba yo también excitado por mis recuerdos, lo deje un rato para ver que hacía.
Sentía el calos de su pacho frotándose en mi pierna, luego se empezó a enderezar un poco y a frotar el pene también, todo muy rápido, y en uno o dos movimientos sentí la humedad de su pijita, roja, brillante, puntiaguda, tocando mi pantorrilla.
Estaba un poco asombrado por la situación y a la vez muy excitado también, faltaba bastante para que Alicia vuelva del centro asique decidi “darle una mano” a Dante.
Varias veces, como ya les conté, había disfrutados de los placeres que puede brindar un perro pero nunca me había propuesto dárselo yo.
Con curiosidad, le agarre la verga a Dante y le hice un tubito con los dedos, como el no dejaba de moverse inmediatamente salió toda su verga oculta, yo solo se la abrazaba con los dedos.
El se desesperaba y yo lo dejaba hacer, en dos o tres movidas empezó a largar un líquido medio transparente, yo pensé que eyaculaba, pero no es una especie de lubricación. Como veía que no se calmaba, seguí sosteniéndolo, un poco más firmemente y ahí pude ver, en la base de la verga como salía el famoso huevo, el botón que deja a las hembras enganchadas después de montarlas.
Se lo agarre con fuerza y ahí si empezó a eyacular. Largaba interminables chorros acompañado de espasmos desde la base de la pija…. Era hermoso y excitante al extremo. No lo quería soltar hasta que no dejaba de escupir leche, un poco imitando la vagina de una hembra. Me chorreaba esperma por los dedos….
Obviamente de, yo estaba que reventaba también, mi erección era enorme… cuando Dante dejo de acabar y se le relajo la verga, yo con la mano empapada de los jugos del perro me agarre la mía y empecé a masajearme.
No iba a tardar mucho en acabar, la viscosidad de la leche de Dante en mi propia verga era la gloria, estaba muy cerca de eyacular, cuando, para mi sorpresa, dante se para en el borde de la cama y mira la situación, moviendo la cola, contento.
Habiendo tenido las experiencias anteriores, obviamente no dude en acercarle la pija al hocico a ver que hacía.
Si dudarlo y con la intensidad que lo caracteriza, comenzó a lamerme y lavarme todo el miembro, desde la base hasta la cabeza, por delante y por detrás, lamia todo la pija con una alegría y una velocidad descomunal.
Yo ya no daba más, quería eyacular de una vez, asique fui dirigiendo con la mano mi verga, de modo que las lamidas de Dante se concentren en el frenillo, y ahí sí, en pocos segundos solté el primer chorro que cruzo toda la cabeza del perro, quedándole como un hachazo de esperma que iba desde la nariz hasta detrás de la nuca. Él no se asustó, todo lo contrario, hacia esfuerzos para tomarse la leche en la medida que yo la expulsaba.
Tenía la sensación de haber expulsado litros de semen, estaba temblando y medio adormecido, desmayado talvez.
Lo deje seguir a Dante hasta que él quiera lamiendo mi miembro ya semi flácido.
Me dispuse a descansar unos minutos y luego a limpiar los restos de su acabada y de la mía que quedaron por el suelo, me di una ducha y cuando Alicia regreso todo estaba normal, Dante y yo estábamos contentos y ya no volvió a agarrarse de las piernas de las personas….
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