Dark Bar pt. 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MunKun.
Esta historia que les voy a contar es totalmente real.
Hace un par de semanas me enviaron un mensaje a mi cuenta de Facebook en el cual me invitaban a conocer un nuevo bar con temática en la Ciudad de México (donde yo vivo), la temática de este lugar es de ser un punto de encuentros gay en el cual puedes estar en ropa interior o totalmente desnudo y además de esto puedes tener relaciones dentro del lugar sin que haya ninguna restricción.
Así fue como conocí a Eduardo.
Eduardo (o Lalo) es un chico de 17 años que era muy conocido en el lugar, iba de manera muy seguida y usualmente no conseguía nada de sexo, además de que tenía la suerte de que íbamos en el mismo salón de la preparatoria.
Él es alto (alrededor de 1.
80), de buen cuerpo, cabello largo hasta el inicio de la espina y con 15 cm de un miembro jugoso.
Yo no sabía que el frecuentaba ese lugar y mucho menos que era gay, hasta ese día; yo iba nervioso, era mi primera vez en ese tipo de lugares y además no traía ropa interior (si, fue plan con mañana, como decimos en México).
Me dispuse a llegar temprano al lugar, el cual era una fachada disfrazada de casa, cuando lo vi por primera vez pensé que era una trampa, pero después de que empecé a oír música mis preocupaciones desaparecieron.
Al entrar me recibió un chavo alto moreno y de cabello largo, el cual se me antojo desde el momento en que lo vi.
Ch- Hola, que bueno que viniste, ven pasa.
Al ser de los primeros en llegar no se cobrara admisión, por lo tanto pasa y disfruta.
– Me llevo a la barra de bebidas donde me entrego una bolsa para guardar mis cosas, marco con una estampa mi celular y mi cartera y me dispuse a cambiarme en el mismo lugar (si, no hay cambiador, lo cual hace del lugar más excitante, por el hecho de que desde ahí puedes comenzar a darte unos buenos tacos de ojo).
Mientras me cambiaba llego Lalo y saludo de manera amistosa al chico que me recibió.
Ch- Que pasa man, se me hacía raro no haberte en la fiesta pasada.
L- Iba a venir, pero tuve unos compromisos.
Ch- De todos modos casi no vino nadie, no te perdías de mucho.
Luis comenzó a cambiarse junto a mí, me observaba mucho.
Desde mi cabello (que en ese tiempo lo tenía largo) hasta mis piernas, eso, más allá de ponerme nervioso comenzó a excitarme, a tal punto que pensé ir a ponerme calzoncillos por el hecho de que estaba comenzando a tener una erección, pero decidí afrontar mis miedo y terminar de desnudarme con el mirando, de la nada salió otro chico detrás de mí que resultó ser el dueño del lugar, un hombre de alrededor de 25 años, alto, rubio natural y con un cuerpo que, como después descubrí, es delicioso (lo llamaré José).
J- Mira Enrique (el chico moreno de pelo largo), al parecer alguien vino preparado desde que llego.
E- Y sí que esta tiene buen calibre, me lo llevaría a casa si no fuera porque esta mi esposa.
J- Creo que a ella no le desagradaría la idea de tenerlo ahí (risas de todos).
Yo estaba de mil colores pero en mi interior pensaba “Si que son graciosos”, de pronto José tomó la bolsa con mis cosas y las puso en un perchero diciéndome que cuando saliera pasara por ellas.
Enrique me mostró el interior del lugar, un pequeño laberinto que tenía 3 puertas, la primera te llevaba a una pequeña sala con una mesa y un sillón, la llaman “El kickoff” del lugar.
Luego me llevo a la segunda la cual es llamada “Hornet place” ya que es una habitación más extensa que la sala con una cama en medio.
E- Si gustas venir mañana también en este lugar sucede la magia; orgias, bucaques, penetraciones en tren, de todo un poco.
Han llegado veces en las que he participado y si se disfruta mucho.
Este lugar tiene una cierta aura donde los que son 100% activos se dejan penetrar y los 100% pasivos penetran a cualquiera, se pone divertido.
Cuando menos los esperé, Enrique me tomo de la mano y me jalo hacía el, recibiéndome con un beso en los labios y un fuerte agarrón en la verga.
E- Esa es tu bienvenida al lugar, solo que tú fuiste el primero en tener el placer de recibirla- me dijo guiñándome un ojo.
Cuando termino de darme el recorrido me dejo en la sala, en la cual ya estaba Luis sentado, estaba tomando un vaso con refresco y alcohol, cuando lo vi no pude evitar ponerme nervioso por el hecho de que mi pequeño momento con Enrique me había dejado con una erección a flor de piel.
Decidí sentarme a su lado mientras observaba donde estaba ubicado todo.
Él se acercó a mí y comenzó a hacerme la plática.
L- No te preocupes por esos dos weyes, así son con todos los que llegan, hacen bromas un poco pesadas pero son buena gente ¿quieres un cigarrillo?
Yo se lo acepte, pero estaba muy nervioso, él era el chico más popular de la clase en la que yo estaba.
Tenía a todos y todas a sus pies, además de ser el mejor alumno de la clase, siempre de 10.
Para mí era una moneda más en el bolsillo, pero tenerlo tan cerca de mí, con unos calzoncillos apretados que marcaban ese delicioso pene y además un par de nalgas para morirse era motivo suficiente para hacer que me pusiera muy nervioso.
Comencé a fumar mi cigarrillo junto con el y se me fueron pasando los nervios.
M- Mun, por cierto.
L- Siento preguntar esto, pero ¿nos hemos visto en alguna parte? Tu rostro me resulta familiar.
Cuando pregunto eso yo tuve que tomar una decisión rápida, decirle que era el chico callado que iba con él en su mismo salón de clases o decirle que no, posiblemente era pura coincidencia.
Nunca me arrepentiré de lo que dije…
M- Creo que sí, porque también te me haces conocido ¿estudias en la Universidad La Salle, en el salón 25?
L- Si, de hecho (risas), ¿cómo sabes?
M- Te he visto varias veces, de hecho, cuando tú vas saliendo de clases yo entro a mi regularización de inglés.
L- No me mientas, tú vas conmigo, ya te recuerdo, eres el wey callado y sin amigos del salón.
Al que cuando entra todos lo ven como un bicho raro ¿eres tu verdad?
Cuando mencionó eso mis esperanzas de que fuera a pasar algo comenzaron a desaparecer, estuve a punto de levantarme y salir del lugar, pero algo me estaba haciendo quedarme, lo peor es que ese algo hacía que me sintiera incómodo.
L- Sabes, el hecho de ser solitario, antipático y callado te hace popular entre las chicas, pero lo malo es que todas piensan que eres un imbécil porque no te has dado cuenta.
Pero te diré la verdad, esa actitud que tienes es lo que hace que me llames la atención, pienso que debajo de esa mascara de chico “rudo” que tienes se encuentra alguien gracioso, feliz y, por lo que veo (señalando el hecho de que no traía ropa interior y no me sentía incómodo) extrovertido.
¿Llamarle la atención al chico más popular de la escuela? ¿Yo? Eso si no lo esperaba ni un poco.
Pero hizo que mis ganas de tenerlo fueran más grandes.
M- ¿Te puedo decir algo bro? No entiendo que haces tú viniendo a un lugar como estos, tienes a todas las chicas y uno que otro chico a tus pies, en cualquier momento puedes tener sexo ¿por qué venir aquí?
L- Anonimato, es sencillo ¿crees que no me he dado cuenta cómo funcionan las cosas en la escuela? Me ven como un trofeo por el hecho de que soy el chico popular.
No quiero que eso suceda, quiero tener a alguien que no se fije en quien soy, sino como soy.
Además, aquí te sale más barato que ir al cine o a un motel (risas).
Y como te dijo Quique, este lugar tiene un aura especial.
Sentí como puso su mano en mi pierna y la fue acariciando lentamente mientras la subía hacia mi miembro que ya estaba lleno de líquido pre seminal.
Luis tomo mi rostro y lo fue acercando lentamente al suyo para que eso culminara en uno delos mejores besos que he tenido en mi vida, fue largo, excitante y con un click raro que nunca había sentido más que cuando tenía relaciones con mi hermano menor o mi madre, fue realmente delicioso.
Yo me desmedí, le tomé la pierna izquierda y lo jale para que quedara justo sobre mí y mientras yo acariciaba la espalda y el trasero el seguía con sus manos en mi rostro y me acariciaba el pecho.
De ahí todo se descontrolo.
Eduardo comenzó a besar mis oídos, mi cuello, mi clavícula y fue bajando por mi pecho mientras mordía mis pezones y dejaba un rastro de saliva por todo mi tronco.
Cuando llego a mi ombligo volvió a subir a uno de mis pezones y le dio un fuerte mordisco que dejo una marca e hizo que mi pezón sangrara un poco –Solo marco lo que es mio- dijo guiñándome un ojo.
Volvió a bajar hasta llegar a mi ombligo el cual fue lamiendo provocándome escalofríos que me erizaban la piel, de ahí bajo a mi miembro ya erecto de sobremanera y comenzó a lamerlo desde los testículos hasta la cabecita y cuando menos lo esperaba lo engullo completamente haciéndome gemir de sobre manera, seguía lamiendo mi miembro hasta que un invitado nos sorprendió.
J- Valla, sí que saben divertirse- dijo José mientras se acercaba a mí con su miembro de 17 cm de largo y 2 de ancho en la mano, lo tomé y mientras Lalo seguía haciéndome sexo oral yo comencé a masturbar a Pepe.
Después, Lalo comenzó a bajar su lengua por mis testículos llegando así a mi ano, el cual comenzó a lamer y relamer dándome uno de los mejores besos negros de mi vida.
Yo, por mi parte ya tenía el pene de José dentro de mi boca haciéndole un felattio que lo hacía gemir como loco y mientras lo hacía sentía a Eduardo lamiendo mi ano y penetrándolo con uno de sus largos y delgados dedos, el cual me arrancaba suspiros de placer.
De ese siguió otro y cuando metió el tercero yo me vine sin ni siquiera tocarme.
L- Ufff, esta delicioso este culito, lo tienes que probar.
– Dijo Lalo mientras se ponía de pie.
Tras sus palabras José comenzó a acercarse a mí y toco mi ano, el cual recibió uno de sus dedos sin problema, pero a diferencia de los de Eduardo, estos eran un poco más gruesos, lo cual me saco un gemido que cayo mi nuevo amante con un rico beso.
L- Disfruta, esto va a ser delicioso- me dijo mientras comenzaba a bajar para comenzar a devorar los restos de mi semen que se encontraban regados por todo mi pecho.
Cuando termino de degustar mi esperma volvió a engullir mi miembro, el cual se erector de nuevo después de poco tiempo.
J- Oigan golosos ¿Qué tal si vamos a la cama y nos ponemos a disfrutar más cómodos?- dijo José que ya estaba comenzando a rosar su miembro en la entrada de mi culo.
Sin decir ni una palabra más nos dirigimos al segundo cuarto y ahí decidimos seguirlo que habíamos empezado.
José volvió a lamer mi ano mientras yo lamia el de Eduardo, quien me estaba haciendo sexo oral.
En ese momento decidí que era buen tiempo para que Pepe me penetrara, cosa que mencione.
J- Pues si ya estás listo no veo problema; ponte en cuatro, por favor.
– Me dijo de manera amable, cuando ya estaba listo sentí como Lalo metía de nuevo mi pene en su boca y como José comenzó a hacer presión en mi ano para que miembro entrar, lo cual logró sin dificultad alguna.
Estaba disfrutando como loco y aun así sentía que faltaba algo, faltaba que yo penetrara a mi compañero de clase y se lo dije
M- ahhh, Lalo, déjame… mmmhhh metértela.
Sin tener que pedirle más me colocó sus piernas en los hombros y el solo metió se metió mi pene.
L- Uuuuuf, no sabía que esto fuera tan rico.
Sigue así Mun ahhhhhh.
Estuvimos así los tres alrededor de 20 minutos, luego Pepe penetró a Lalo mientras Lalo me penetraba a mí y después, yo penetre a José mientras Lalo me penetraba.
Fue una faena sexual deliciosa.
Al final yo termine dentro de Lalo, este dentro de José y José me la volvió a meter hasta terminar dentro de mí.
Cuando todo concluyo entro Enrique que se nos quedó viendo.
E- La próxima vez quiero participar putos (risas de todos).
Cuando me dispuse a salir pedí mi morralito para sacar mis cosas y vestirme, pero seguimos platicando todos hasta que llegó la hora de despedirnos, pero les prometí que iría más seguido.
Ya afuera me fui platicando con Eduardo hasta que llegamos a la puerta del transporte colectivo y nos despedimos como si fuéramos pareja, con otro rico y apasionado beso.
L- Esto se tiene que repetir, pero ahora tu y yo solos chiquitin- dijo sobando mi cabeza.
M- Cuenta con eso, esta experiencia ha sido la más deliciosa de mi vida- le dije guiñándole un ojo.
L- Bueno, debo irme, cuando quieras repetir, sabes dónde estudio (risas)- y tras besarnos de nuevo cada quien tomo su camino.
Al llegar a mi casa vi que en la carcasa de mi celular seguía pegada la estampita con mi número, pero ésta (la funda, no la estampa :v) dentro tenía un pedazo de papel en su interior cuando lo abrí y leí el contenido, no pude evitar sonreír, tenía pretextos suficientes para volver.
“Estimado amigo, espero que disfrutemos pronto tú y yo.
Ven un sábado, te mostraré lo que pasa aquí.
Con amor, Enrique” y debajo de nota su número celular.
CONTINUARA.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!