De niños en el Monte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AngelDann.
Hola me llamo Ángel soy de la capital de México, actualmente tengo 28 años; el siguiente relato es de cuando tenía apenas 10 años y es la continuación del relato anterior “DE NIÑOS EN LA CUEVA DEL DIABLO” mismo que pueden encontrar en (http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-12411.html)
Después de lo sucedido en la cueva del diablo, Manuel y yo nos volvimos inseparables, Íbamos juntos a todos lados y siempre encontrábamos excusas y motivos para deshacernos de nuestros hermanos para estar a solas, aunque fuera solo por unos instantes, se repegaba en mi para que lo sintiera, siempre de forma muy discreta y disimulada; algunas veces incluso estando con nuestros hermanos, eso me ponía muy nervioso y caliente al mismo tiempo.
Constantemente nos escondíamos, y una vez estando solos, guiaba mi mano para tocarle la verga, ya fuera sobre el pantalón o debajo de él, cuando estábamos seguros que nadie nos observaba, aprovechaba se sacaba la verga y me la daba a chupar aunque fuera solo unas cuantas chupadas, eso nos mantenía satisfechos.
La cabaña estaba formada por cuatro construcciones independientes, tres cuartos y una cocina todos de madera y construidos alejados uno de otro, pues cada uno de los cuartos tenía un tapanco en el q se almacenaban granos. En un cuatro dormía Alicia con su novio cuando iba a visitarla, en el otro Manuel y Alex; Mamá, mis hermanos y yo, dormíamos en el cuarto de la abuela, que era el más grande.
Debido a que no había electricidad, para ver televisión, después de merendar pasábamos el resto de la tarde en el cuanto de Manuel jugando o contando historias de miedo, como la de La cueva del diablo; mientras mamá se quedaba en la cocina platicando con Alicia y la Abuela.
Una de esas tardes mientras jugábamos, el cansancio me venció, al día siguiente amanecí en la cama de Alex. Alex dormía en la otra cama con Manuel, pensé que mamá me llamaría la atención, pero no dijo nada, así que ese día nuevamente me quede a dormir, pero esta vez me asegure de quedar en la cama de Manuel, eso se hiso costumbre ya que Manuel siempre despertaba con la verga bien parada y yo debajo de las cobijas mamándosela todos los días sin falta.
Uno de esos días la abuela se dirigió a Manuel – Hijo la leña esta por terminarse, hay que ir al monte a traer más- Si Abue mañana mismo voy- respondió Manuel, todos queríamos ir con él, mamá inmediatamente se negó, – No se preocupe tía yo los cuido – dijo Manuel – esta bien – respondí o mamá – pero solo Bruno o Ángel, porque Ricardo es muy pequeño- Ricardo replico – pero Alex tiene mi edad y el si va – ya dije q no, y no lo voy a repetir- recalco mamá -descuide tía de todos modos solo podemos ir dos, porque el caballo no aguanta mucho peso y de regreso hay q volver a pie así que esta vez solo llevare a uno y la siguiente semana puedo llevar otro, y Alex se quedara para sacar a pastar a los chivos, como habrá q salir de madrugada solo llevare al primero que se despierte- Manuel decía eso al tiempo que me miraba con un ligero gesto de complicidad.
A día siguiente muy de madrugada, entre sueño escuche la voz de Manuel – Angelito ya levántate, ya nos vamos, llévate otro par de calzones para bañarnos en el río – me incorpore de la cama y aun somnoliento asentí que si con la cabeza – Manuel se dio la vuelta casi sin hacer ruido para no despertar a Alex, salió de la cabaña para preparar la montura del caballo y lo que necesario para el viaje, Poco después regreso con una mochila, en ella traía tortillas y algo para comer en el camino, en la misma mochila echo mis calzones y un frasco de acondicionador para el cabello.
Salimos de la cabaña, me bajo los brazos y me trepo al caballo, soltó la correa y lo jalo para dirigirlo, mientras iluminaba el camino con una lámpara, yo estaba muy emocionado, después de varios días nuevamente estaríamos solos, tenía una sensación rara en le estomago como mezcla de emoción y felicidad que no podría explicar; él de vez en cuando volteaba preguntando -vas bien?- y yo solo respondía – si – así caminamos durante media hora aproximadamente hasta que comenzó a amanecer pero había neblina y hacia frio, cuando se dio cuenta que temblaba por el frio, se trepo al caballo detrás de mí y me abrazo, después de un rato deje de temblar, pero con el rose de nuestros cuerpos el pene Manuel se comenzó a erectar, lo sentía tallándome la espalda, levante la mirada y nos sonreímos con un gesto de lujuria en la mirada, pase mi mano para atrás y la metí bajo su pantalón para masturbarlo pero me detuvo -no espera, hoy haremos algo más divertido – mi rostro se llenó de incredulidad – ¿que podría ser mejor que eso?- , entonces recordé cuando en la cueva, cuando me mostró la revista diciendo –“Esto es lo que sigue”- vino a mi mente la fotografía de la revista de aquella mujer que estaba siendo penetrada, mi corazón se aceleró, en mi interior moría por volver a tener el cuerpo de Manuel a mi disposición, pero al mismo tiempo me invadió una angustia, pues no sabía si me gustaría no estaba seguro de querer seguir jugando.
Después de un tiempo de caminar de subida en el cerro, se detuvo en un paraje –listo príncipe llegamos – dijo Manuel sonriendo – ¿es aquí? – Contesté – si aquí es – respondió Manuel. Pero aún estaba nublado, bajo del caballo y lo amarro a un árbol, me estiro los brazos para bajarme, me envolvió en su gabán pues aun seguía nublado, bajo la mochila, después la montura las coloco sobre un trozo de tronco que estaba en el piso, me dijo -siéntate aquí -señalando la montura, – buscare un poco de leña para hacer una fogata en lo que baja la neblina, eso hiso, mientras yo lo seguía con la mirada, recogió unos cuantos pedazos de troncos viejos y secos, los junto y prendió fuego, una vez que el fuego quedo estable se acercó a donde yo estaba y me ofreció la mano para levantarme, suavemente me puso de pie, me quito el gabán y se lo coloco alrededor del cuerpo, al tiempo que se sentaba y recargaba en la montura del caballo, abriendo las piernas, para que me sentara entre ellas, me acurruque al tiempo que me abrazaba, me pregunto en voz baja – ¿Te gusta? – ¿qué cosa? – pregunte- pues el monte, la fogata, todo! – sí, si me gusta, pero me gusta más estar contigo- me gire y lo abrase por la cintura al tiempo que suspiraba, realmente estaba feliz de encontrarme entre sus brazos.
Abrazado a su cuerpo comencé a acariciarlo, casi inmediatamente sentí como su pene se volvió a erectar, así que solté su cinturón, baje el cierre del su pantalón y saque ese enorme pedazo de carne que apenas cabía en mi mano, suavemente comencé a masturbarlo, él se recostó un poco más, levanto un poco su cadera para bajar más el bóxer, dejando completamente libre y expuesta su enorme virilidad, abrí la boca lo más que pude hasta meterme parte de ese trozo de carne hasta la garganta, me atragante un poco pero aguante, sentí el palpitar de su glande en mi campanilla, mientras el con una mano me acariciaba las nalgas por encima del pantalón, soltó el botón y bajo el cierre de mi pantalón, metió su mano bajo mis calzones, me acaricio el pene y los huevos, nuevamente mis nalgas, pero esta vez pasando sus dedos por mi orto, bajo mi pantalón con todo y calzón, hasta mis tobillos, yo seguía mamando incansablemente, mientras le acariciaba las piernas, las pompas, el abdomen y sus pectorales; de vez en cuando me lo sacaba de la boca, le chupaba desde las ingles, pasando por los huevos, tomaba su Verga y la chupaba desde la base hasta la punta haciendo círculos con mi lengua en su cabeza, después me la volvía a tragar toda hasta llegar a mi garganta para sentir su glande en mi campanilla, el gemía y se retorcía de placer, mientras con una mano me acariciaba la cabeza y con la otra estimulaba mi orto, después de un tiempo me separo de él, levanto mi playera hasta el torso y me abrazo contra el al tiempo que me recostaba de espaldas sobre el gabán que yacía en el piso, separo un poco mi entrepierna y puso su pene entre mis piernas juntas y comenzó a hacer movimientos como si me estuviera cogiendo, sus piernas apretando las mías, sentía como la cabeza de su pene tocaba mi ano, me producía cosquillas, y en cada toqueteo de su pene lleno de precum mi ano se relajaba y cada vez se metía un poquito más, era una sensación de cosquilleo y placer, que en conjunto con su respiración en mi oído me excitaba al máximo.
Se separó un poco, se puso de rodillas, me saco un manga del pantalón, coloco mis piernas sobre sus hombros; yo solo lo miraba no entendía lo qué hacía, pero sabía que no me haría daño, ademas eso me gustaba, entonces coloco la cabeza de su pene en mi ano y nuevamente hacia movimientos de cogerme, yo sentía como su liquido pre seminal hacia que cada vez entrara un poco más, una sensación incomoda pero excitante, así que lo deje seguir.
Estiro la mano a la mochila y saco el frasco blanco, era la vaselina con la q se arreglaba el cabello, con sus dedos puso un poco en su pene y otro poco en mi ano, nuevamente coloco la cabeza de su pene en mi ano, me sujeto de los hombros y comenzó a presionar un poco más, empujo la cadera hacia mí, sentí como entro la cabeza de su pene, eso me dolió un poco, mi respiración se cortó, mis ojos se salían, tome una bocanada grande de aire, trague saliva haciendo esfuerzos por no zafarme y con la voz entrecortada le dije – No, espera, me duele – pero el sin retirarse de mí se acercó a mi oído derecho y susurrando me tranquilizo – no te preocupes, has lo que hago yo, – respiró profundo y exhaló -así – y lo hiso nuevamente enseñándome como debía hacerlo – hice lo que él dijo, respire profundo y exhale –una vez más – me dijo – y lo volví a hacer, tome más aire y exhale, al exhalar mi cuerpo se relajaba, entonces aprovecho y empujo un poco más; sentí que me partía en dos, no podían creer que lo hubiera hecho, eso realmente me dolió, de mis ojos escaparon un par de lágrimas y un grito de dolor que el cayo con su boca, esta vez intente zafarme a toca costa, pero fue imposible, pues me tenía firmemente de los hombros, era su prisionero, así que entendí que cualquier intento seria en vano, y yo, yo en el fondo no quería escapar, pero mi cuerpo lo rechazaba sentí muchas ganas de defecar y se lo dije -tengo muchas ganas de hacer popo – respondió – no te preocupes, el dolor también va a pasar, una vez más respira y exhala –nuevamente decidí confiar e hice lo que dijo así que la tercera vez que exhale, dejo ir todo su cuerpo, hasta que sentí su vello púbico y sus huevos chocando contra mis nalgas, esta vez mi grito se ahogó ante mi incredulidad de saber que ya tenía toda su verga dentro de mí, desde la punta hasta el tronco, me miro a los ojos y dijo con una sonrisa perversa – ya vez ya la tienes toda adentro – estire mi mano para confirmarlo y efectivamente no había un solo milímetro de su verga fuera de mí, no podía creer que lo hubiera logrado – ahora solo relájate – dijo mientas me besaba en la boca.
Así se mantuvo estático besándome torpemente en la boca.
Cuando finalmente me relaje sentí el palpitar de su pene en mis entrañas, la sensación me volvió a excitar, Manuel lo noto y comenzó a mover su pene en círculos, baje mis manos hasta su cadera para detenerlo ,pero esos movimientos comenzaron a gustarme, así que lo deje seguir. Sin soltar mis hombros, comenzó con un ligero vaivén, poco a poco alejaba mas su cadera, así q podía sentir milímetro a milímetro como su verga me atravesaba desde la punta hasta la base cuando sus huevos chocaban contra mis nalgas, y en cada envestida mi piel se erizaba, se nublaba mi vista, veía puntos blancos como estrellas; no podía negar que eso me gustaba, me fascinaba, me volvía loco, mis gemidos me delataban, mis brazos se aferraron a su cintura y espalda, jalándolo hacia mi, sin darme cuenta que le enterraba las uñas.
El liquido pre seminal que despedía era tanto que cada vez hacia mas fácil la penetración, mientras me clavaba el pito en el culo, también me clavaba la mirada en los ojos mientras decía – al fin!, así te quería primito!, aprietas muy rico!, te voy a dar toda mi leche! – te gusta? – pero yo no podía articular ninguna frase, así q deje que mis gemidos hablaban por mi, estaba gozando tanto que gritaba de placer pues sabía que ahí perdidos en medio del bosque nadie me escucharía, mis gemidos lo ponían más caliente en cada gemido el aceleraba mas y mas sus embestidas.
Me cogió, me poseyó poco a poco y cada vez más rápido, una y otra vez, mientras el sudor de su rostro caía en el mío y el sudor de mi cuerpo empapaba el gabán, su respiración se acelero junto con sus embestidas hasta que sentí como su abdomen se contrajo una vez, la segunda vez se contrajo todo su cuerpo y soltó un gemido mas fuerte haaaa!!! Al tiempo que un chorro de semen caliente invadió mis entrañas y me hiso volver a la realidad, después otro gemido y otro chorro de semen y otro chorro mas de Semen caliente que quemaron e inundaron mis entrañas provocando que mi vista se nublara.
Exhausto se derrumbó sobre mí, así quedamos con la respiración acelerada, tratando de volver en sí, la rigidez de su verga comenzó a bajar hasta q se salió, dejando un inmenso vacío dentro de mí, se dejó caer a un lado permitiendo q mis piernas volvieran al piso.
Entonces vino lo peor; un ardor en el culo me hiso volver a la realidad, lleve mi mano a ese lugar, lo toque pero al regresar mi mano a la vista, en ella había un poco de semen mezclado con sangre, mis ojos se llenaron de lagrimas y comencé a llorar; Cuando Manuel se dio cuenta se acerco para abrazarme pero aun estaba desnudo, así que lo empuje, me puse de pie y con una solo mano intentaba ponerme la ropa lo mas rápido posible mientas con la otra q estaba manchada intentaba cubrirme le cuerpo sin mancharme, Manuel sentado en el piso desconcertado no dejaba de mirarme – no te preocupes, no te paso nada, eso debe ser normal- decía eso mientras yo me alejaba corriendo a esconderme detrás de unos arbustos para defecar.
Honestamente no lloraba por el ardor en mi culo, ni por la sangre, era sentimiento de culpa, me sentía culpable por haber gozado tanto con algo que en el fondo sabía que era indebido.
Sollozando volví a donde estaba Manuel, que ya estaba vestido, no dijo nada, solo sacudió el gabán y lo volvió a colocar junto a la montura indicando con la mirada q me sentara ahí, eso hice mientras él se disponía a preparar la leña.
Estaba tan cansado que me quede dormido, mas tarde cuando desperté, Manuel se acerco y de la mochila saco unos tacos me dio a comer, no le dirigí ni la mirada, ni la palabra, solo comí y volví a recostarme en la montura, termino de preparar la leña, cargo el caballo y dijo- ya vámonos- caminamos un rato hasta que llegamos al rio – aquí nos bañaremos- dijo Manuel- pero no respondí, el se denudo y cuando estaba a punto de meterse al agua, vino hacia mi y me dijo -levanta los brazos para quitarte la ropa- lo empuje – se volvió hacia mi mientras decía – si no quieres volver a estar conmigo esta bien, pero debemos bañarnos o en casa se darán cuenta y nos ira muy mal a los dos – accedí, y lo deje quitarme la ropa pero sin decir una palabra.
Nos bañamos, nos vestimos y volvimos al sendero, ya cerca de casa reconocí el camino y acelere el paso, el me gritaba – no primo espérame que si llegas solo, la abuela me va a pegar- pero no hice caso, cuando llegue a casa mamá pregunto – y Manuel?- viene muy lento y yo ya tengo hambre-respondí.
Los días siguientes pase casi todo el tiempo con mamá, hasta q una tarde aburrido Salí al patio, escuche las risas de los demás niños en el cuarto de Manuel que tenia la puerta abierta, me acerque y me pare en la puerta, estaban sentados en círculo en el piso jugando tasos, Ricardo levanto la vista al darse cuenta de mi presencia, eso hiso que Manuel que estaba de espaldas volteara, su sonrisa hiso que yo también sonriera – quieres jugar – pregunto- asentí con la cabeza.
Ya todo estaba arreglado, mi molestia se había ido, su miedo a que yo dijera algo también y a partir de esa noche volví a dormir en su cama.
Espero que les haya gustado, ya solo falta la última parte, cuando años más tarde volví a la cabaña en busca de Manuel; hasta pronto.
Que rico…!!😎