De Niños en La Cueva del diablo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AngelDann.
Hola me llamo Ángel soy de la capital de México, actualmente tengo 28 años; les relatare esto sucedió cuando tenía 10 años. Con motivo de las vacaciones de verano, junto a mi madre y dos hermanos, viajamos al estado de Puebla, a visitar a la abuela, que vivía en una cabaña en la cima de un cerro de encinos. Con ella vivía Alicia una sobrina de mama que tenía dos hijos, Alex y Manuel de 8 y 14 años respectivamente.
Aunque las condiciones de vida en la cabaña no eran a las que estábamos acostumbrados, íbamos con toda la actitud de hacer de ese viaje unas vacaciones muy divertidas e inolvidables; y por lo menos para mí lo fueron.
Después de varios días en la cabaña, una tarde después de merendar, Alex el hijo menor de Alicia, comenzó a contar una serie de historias y leyendas de miedo, poco apoco todos comenzamos a incluirnos en la plática, Manuel el hijo mayor de Alicia, conto la leyenda de “La cueva del diablo”, una historia fantasiosa pero muy interesante, después de contarla prometió que al día siguiente nos llevaría a conocerla; mis hermanos, Bruno y Ricardo (de 12 y 8 años respectivamente), emocionados dijeron que si, pero la abuela calmo los ánimos, diciendo que teníamos prohibido ir, que ese era un lugar muy peligroso y gritando nos envió a todos a la cama.
Al día siguiente, como todos los días, nos enviaron a pastar a los chivos; mientras jugábamos Bruno reto a Manuel a llevarnos a conocer la cueva, pese a la prohibición de la abuela; Manuel no quería, pero finalmente acepto, no sin antes obligarnos a jurar que nadie diría nada; Dicho esto, nos encaminamos a “la cueva del diablo” que se encontraba oculta entre la maleza, al otro lado del cerro. Efectivamente era una cueva, sobre ella caía una cascada de agua muy fría que cubría la mitad del acceso, para poder entrar a la cueva teníamos que meternos al agua que se juntaba en la caída de la cascada, así que nos desvestimos, Ricardo y yo llevábamos calzoncillo tipo biquini, Bruno ya lo tenía todo planeado, así que bajo el pantalón llevaba un short playero, Alex solo remango el pants que traía puesto, Manuel el mayor de todos, usaba un short deportivo.
Así pues, nos aventuramos al agua que nos llegaba hasta la cintura; Manuel hasta adelante nos guiaba, detrás de él Ricardo de la mano de Bruno, al final Alex y yo. Después de caminar varios metros y atravesar una parte muy oscura dentro de la cueva, llegamos a una parte menos profunda y con más luz. Manuel dijo-Cuando yo les diga se agachan he! – y aventando una piedra contra el techo grito – “agáchense”- al momento salió una bandada de murciélagos, uno de ellos paso muy cerca de mí, eso me aterro, solté en llanto, corrí y me abrase del brazo de Bruno, mi hermano mayor y le dije-Ya no quiero seguir, mejor regresemos- él se molestó mucho, me empujo y comenzó a regañarme-Eres un miedoso, No pareces hombre, Pues si quieres regresar, te regresaras tu solo!- y siguió caminando, Ricardo lo siguió y después Alex; Manuel se quedó parado, viendo como los demás se alejaban y volvía a verme con un poco de lastima, o pena, no sé, indeciso de dejarme ahí, yo seguía llorando, entonces le grito a su hermano – Llévalos tu Alex, yo los alcanzó, llevare a Ángel a la salida, se acercó, me tomo de la mano y me llevo a la parte menos profunda, esperando que dejara de llorar, se incoó frente a mí diciendo – ¡No tengas miedo¡ Debí haberles advertido de los murciélagos antes de traerlos, pero no te preocupes, más adentro ya no es tan oscuro y no hay murciélagos – y sonrío; Eso me tranquilizo un poco, pero mis hermanos y Alex ya se habían ido, yo seguía sollozando.
Entonces Manuel me dijo a manera de complicidad y esperando que dejara de llorar -¿sabes guardar secretos? Yo asentí con la cabeza, se levantó, me tomo de la mano – Ven te mostrare algo- me llevo por la parte más oscura y apartada, ahí había una rendija por donde entraba un poco de luz, con mucho esfuerzo se metió y me dio la mano para seguirlo, el espacio era muy angosto, apenas se podía pasar.
El lugar era un espacio vacío entre la cascada y las rocas de la cueva, quede sorprendido y deje de sollozar – ¡qué bonito lugar! – Le dije-¿y siempre vienes aquí? Pregunte- ¡Si, cuando quiero estar solo!- respondió sonriendo al ver que había dejado de llorar-¿Solo?… ¿pero porque querrías estar solo?- Él se sonrojó – Pues nada más para estar solo y ya – y volvió a sonreír. No quede convencido y se dio cuenta- Pues es qué nadie sabe de este lugar y además de aquí se puede escuchar todo lo que pasa afuera, pero allá no se escucha lo que pasa aquí – Eso me pareció interesante-¿ósea que incluso puedes gritar y nadie escuchara nada?- Si también puedes gritar si quieres- Quede satisfecho con la respuesta. Él se acercó a la cascada para enjuagarse ya que al entrar nos llenamos de tierra – Ven para que te enjuagues- me dijo -¿Y si me caigo?- respondí- No te preocupes yo te cuido- Se acercó estirando los brazos para cargarme.
Hasta ese momento nunca antes le había puesto atención, mientras levantaba la mirada, observe detenidamente su cuerpo moreno apiñonado, apenas en desarrollo, que comenzaba a marcarse por el trabajo del campo, vi sus piernas fuertes, bajo su short se marcaba el bulto de su entrepierna, intuí que no usaba calzones, estaba ligeramente agachado lo que hacía que se marcaran los cuadros en su abdomen, sus pectorales pequeños, pero muy duros; finalmente llegue a su rostro, en el comenzaban a dibujarse suaves líneas de barba y bigote, y nunca antes lo vi tan alto.
Estire los brazos y me enrollé en su cuello, cuando me levanto del piso saltaron los músculos de sus brazos, me aferre a él, pues el calor de su cuerpo mitigaba un poco lo frio del agua, después de enjuagarme me coloco nuevamente en el piso y se siguió enjuagando.
Yo seguía observándolo detenidamente, entonces pregunto ¿Te importa si me quito el short? -con la cabeza dije que no, se agacho y con toda confianza lo bajo de un tirón. Al ver lo que salto de su cuerpo mis ojos se desorbitaron y mi mentón callo, nuca había visto algo así, pues aunque su Verga estaba flácida era grande y grueso con apenas unos pocos pelos sobre la base superior de su miembro y unos testículos colgantes grandes y robustos.
Él se dio cuenta que lo observaba con la boca abierta, y con un gesto de incredulidad me dijo- ¡cierra la boca! Agrego ¿que nunca habías visto uno?- Yo aún estaba en transe y lo negué con la cabeza, pero de pronto reaccione y respondí nervioso y tartamudo –bu bueno si, si pero, pero… – me interrumpió cuestionando- ¿Que tú no tienes uno? -y sonrío con un poco de ironía, yo seguía nervioso – si, si pero mi PiPi no es como el tuyo- ¿haa no? – pregunto con gesto de incredulidad- ¿Pues cómo es? Sin dudarlo me baje el calzón y le mostré mi infantil pene- ¡Haa! Ok, Mi pipi, como dices tú, era como el tuyo, pero con el tiempo ha ido creciendo y a veces crece más- Volvió a sonreír, pero esta vez con un poco de lujuria en su mirada -¿Cómo que a veces crese más? –Pregunte intrigado- Si, algunas veces crese para hacer más cosas… pero ya no preguntes- ¿Qué cosas?-insistí -Pues Cosaaas!- ¿Qué cosas?- de verdad estaba intrigado, creo que se dio cuenta que seguiría insistiendo, me miro de reojo con un gesto algo extraño – Te voy a mostrar, pero tienes que prometer que no le dirás a nadie ¿ok?-Gustoso asentí con la cabeza; se dirigió a las piedras de la cascada y de un recoveco saco una bolsa de plástico que guardaban un puñado de revistas; saco una de ellas, la abrió en una página y me la mostro.
Eran imágenes de una mujer chupando la enorme Verga erecta de un hombre, quede sorprendido, de pronto comencé a sentir que mi corazón se aceleraba y una adrenalina o electricidad que recorría todo mi cuerpo, mis ojos se desorbitaron y nuevamente quede boquiabierto.
-Cuando estoy aquí veo estas revistas e imagino que una mujer me chupa- Levante la cara y burlonamente le dije -¡Pero eso no es para comer! – Él se sonrío-¡No es para comer menso!, es para chupar, todas las mujeres se lo hacen a sus hombres, yo he visto como mama se lo chupa a su novio, claro sin que ella se dé cuenta- Yo no podía dar crédito a lo que veían mis ojos en esa revista, pero tampoco podía dejar de observar; cuando intente dar vuelta a la página, la revista cayó al piso, mientras caía la seguí con la mirada y me di cuenta que él estaba erecto, le dije con gesto burlón -Mira ya se te paro como al señor de la revista -Él se sarrio apenado -Tú también – me dijo al tiempo que estiraba la mano para agarrarme el pene, volví la mirada hacia mí y efectivamente, aunque mi pene era pequeño también estaba erecto, Él lo tomo en su mano y suavemente comenzó acariciarlo, eso me éxito muchísimo y sentía como se me ponía más y más duro, por un momento pensé que reventaría.
Pero no podía retirar la mirada de su Verga, su palpitar me hipnotizaba, entonces me dijo:
-Tócalo! ya vi que quieres (refiriéndose a su miembro).
No lo dude ni un segundo, estire la mano, tome su verga de la que brotaban algunas venas que la hacían parecer aún más grande y comencé a masturbarlo del modo que él lo hacía conmigo, él sonreía y de vez en cuando cerraba los ojos; entonces note que de la punta de su Verga salía una gota de líquido, le pregunte -Vas a orinar? -El respondió: Noo porque?
-Porque tienes una gotita – No, lo que pasa es que mi pito está contento de que lo acaricies y te está pidiéndote que lo chupes, anda chúpalo! – me presiono la quijada para que abriera la boca, al tiempo que me acercaba a su cuerpo, mis ojos solo veían la punta de su Verga y a medida que me acercaba la veía más grande, el aroma que despedía embriagaba mis pulmones y me atraían al el como imán, finalmente abrí la boca lo más grande que pude, entonces me la metió toda de un jalón que me llego hasta la garganta, mis ojos se perdieron en su mechón de vello púbico, pero sentí que me ahogaba y lo retire tosiendo.
Se disculpó-Perdón no quise lastimarte! mejor tu solo, ok ,- realmente se veía apenado. Nuevamente pero con desconfianza volví a tomarlo, pero esta vez él no se acercó, así que yo acerque mi cara hasta su Verga y nuevamente abrí la boca lo más que pude y me lo volví a meter en la boca, aunque apenas me cabía la mitad de su Verga, el sabor era raro, un tanto desagradable, pero completamente adictivo, lo chupe algunas veces sin sacarlo de mi boca; Pero él me retiro quejándose, creo que lo lastime, me dijo -Con cuidado! no uses los dientes, hazlo como si chuparas una paleta, así mira! – Tomo mi mano y comenzó a chupar mi dedo gordo, después de varias chupadas – Viste cómo?- Asentí con la cabeza; Se recostó en el piso y me jalo del cuello para hincarme frente a él, nuevamente tome su Verga y me la metí en la boca haciendo como él me dijo; era un dulce que jamás había imaginado comer, lo quería todo para mí, y quería acabármelo. Lo chupe egoísta e incansablemente, mientras le acariciaba las piernas, las pompas, el abdomen y sus pectorales; de vez en cuando me lo sacaba de la boca, le chupaba desde las ingles, pasando por los huevos, tomaba su Verga y la chupaba desde la base hasta la punta haciendo círculos con mi lengua en su cabeza, después me la volvía a tragar toda hasta llegar a mi garganta para sentir su glande en mi campanilla, el gemía y se retorcía de placer, mientras con una mano me acariciaba la cabeza y con la otra estimulaba sus pezones, Él se contraía continuamente mientras gemía, a veces gritaba de placer diciendo cosas como:
-Qué bárbaro es mejor de lo que imagine!, Así pequeño mámamelo!, acábatelo!, Sácame toda la leche!,
Después de un tiempo de mamarle sentí como aumentaba su respiración, su cuerpo se contraía, y sus gemidos se hacían más fuertes, al verlo me existe aún más y chupe con más esmero, hasta que me separo a la fuerza de su cuerpo pues yo no podía despegarme. Apenas me separo y su Verga comenzó a expulsar chorros de semen blanco y caliente que cayeron en su pecho mientras gritaba y gemía, y en su rostro había gestos de placer interminable; y yo no podía dejar de mirarlo la escena era excitante.
Cuando termino me recosté junto a él, me abrazo con la mirada perdida en el techo mientras sonreía satisfecho; acerque mi mano a su abdomen y tome un poco de su semen con la yema me mis dedos y lo embarraba en su pecho; quería saber que era, como se sentía.
De pronto escuchamos que Alex y mis hermanos gritaban nuestros nombres fuera de la cueva, asustado me levante de prisa, él tranquilamente dijo -No te preocupes, no nos escucharon! –
Se levantó del piso -Vamos a enjuagarnos y saldremos como si nada- dijo.
Después de enjuagarnos, recogió las revistas y antes de guardarlas me pregunto -Quieres saber que sigue después de esto? -Entusiasmado asentí con la cabeza; abrió otra revista y me mostro imágenes de un hombre blanco guapísimo de cuerpo espectacular que penetraba a una mujer muy bonita de rasgos latinos; Con mucha lujuria en su mirada me pregunto -Quieres que lo hagamos? Honestamente no sabía que responder, algo en mi interior moría de ganas, pero al mismo tiempo temía al dolor titubeando dije-Noo eso debe doler mucho, y que tal si quedo embarazado?, él se carcajeo – No seas menso! cuando has visto un hombre embarazado?… los hombres no se embarazan tonto – Sonreí apenado, creo que se dio cuenta que realmente buscaba excusas para negarme. Me abrazo y salimos de la cueva riendo.
Si quieren saber que sucedió después, esperen el siguiente relato.
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