DE PASEÓ POR EL PUEBLO
comencé a introducirme el dedo índice en el baño con cada ducha, la sensación no era nada placentera debo confesar pero era algo que no me causaba mayor tabú, después de todo mi madre era muy partidaria de usar supositorios para medicarme la fiebre .
Mi nombre es mateo y lo que a continuación les contare es una historia que me sucedió hace ya algunos años, desde siempre me he sabido gay, a pesar de la típica confusión que todos experimentamos en la infancia y la adolescencia con nuestros padres y familias presionándonos para que seamos lo mas masculinos posible y porque asumamos los roles de macho, desinhibido y semialcohólico tradicionales, en el caso de que no sea así con ustedes los felicito pues yo sí que crecí en un ambiente como el que describo.
Desde los cinco años cuando descubrí por primera vez a mi padre y madre teniendo sexo una noche en que sus gemidos ahogados y respiraciones agitadas me sacaron de mis sueños sentí más morbo y curiosidad por la figura del varón bruto, peludo y sudoroso que arremetía una y otra vez empujando su velludo pubis contra las nalgas de la gimiente hembra que por cualquier mujer, por describirles la escena les diré que al abrir mis ojos lo que encontré iluminado por la tenue y vacilante luz de nuestro televisor fue a mi madre montada sobre papa, tenía las caderas contoneadas hacia atrás, el fondo que usaba para dormir estaba hecho bola contra la cabecera y sus senos colgaban blancos y pesados, los rosados pezones se balanceaban de un lado a otro mientras ella lanzaba gemidos de lo que en ese entonces parecía ser dolor, mi padre por otro lado estaba debajo de ella metiendo y sacando su verga de ella sin soltar sus caderas aprisionadas en sus callosas y gruesas manos, estaba completamente cubierto de vello, un vello tan tupido y oscuro que iniciaba en lo más alto de su pecho, bajaba por su abdomen y pubis y cubría sus piernas y tobillos hasta abajo. Mi padre estaba cubierto de sudor y toda la habitación tenia ese olor tan particular que se crea cuando se mezclan los jugos vaginales y el liquido preseminal del hombre, los que hayan entrado a una habitación en la que acaba de haber sexo heterosexual me entenderán perfectamente.
Desde ese día y después del mini trauma que les ocasione a mis padres después de haberlos visto cogiendo me volví un niño obsesivo del sexo, empecé a robar las revistas que mi padre traía a casa, pero claro solo me interesaban aquellas en las que aparecían historias (en las demás solo eran mujeres desnudas y a mi lo que me interesaba era el cuerpo de los actores) ya fueran dibujos eróticos o mis favoritas las que eran fotonovelas, al principio gozaba solamente imitando los movimientos de mi padre restregándome contra las almohadas de mi cama desnudo y con el pene muy erecto pero con el paso de los años según recuerdo estando en quinto año de primaria (11) comencé a introducirme el dedo índice en el baño con cada ducha, la sensación no era nada placentera debo confesar pero era algo que no me causaba mayor tabú, después de todo mi madre era muy partidaria de usar supositorios para medicarme la fiebre y esa no era ni una sensación ni una técnica desconocida por mí, pasaban los meses y cada vez tenía un mayor control sobre mi ano, la sensación empezaba a gustarme más y los objetos que podía introducirme con ayuda de crema o vaselina iban desde al principio un marca textos con forma fálica y redondeada de goma que le robe a mi madre hasta a los quince años de edad cuando era plenamente capaz de meterme plátanos de tamaño medio y adornos en forma de mazorca para el frutero de la cocina, no fue hasta los 20 años que reuní todo el valor necesario para ser penetrado por un hombre de verdad y dejarme someter, sin embargo la oportunidad no llegaba, ocurrió en unas vacaciones que fui a pasar a la casa de mi tío Manuel a una comunidad cercana a mi ciudad, ahí estaríamos yo y el solos ya que mi tía había cruzado la frontera con mis primos que eran mayores que yo para vacacionar con su madre y sus hermanos, mi tío era un hombre muy viejo pero amable, tendría mas de 55 años en ese momento pero también era muy hosco y exigente, lo estuve ayudando sin mayores contratiempos por cerca de una semana cuando a su casa vinieron a visitarnos unos conocidos suyos.
Se trataba de su amigo Gilberto un señor de una edad parecida a la suya y su hijo Genaro de 18 años, desde el primer momento que vi a Genaro supe que uno como el era el que debía montarme por primera vez y es que a pesar de ser mayor a el, Genaro tenía toda la apariencia de un chico de mínimo 25 años, Genaro era de piel blanca, ojos alegres y sonrisa casi permanente en el rostro, no se veía bobo como muchos chicos que pareciera que ríen todo el tiempo por un problema mental, era alto, más que yo, el media alrededor de 1.85 mts y yo 1.70, sus hombros eran anchos y tenía un andar muy varonil, ágil y a la vez pesado, sus músculos estaban muy dilatados para ser alguien de campo y pude darme cuenta de ello por los pantalones de mezclilla semi ajustados y la camisa sin mangas con la que llego. Disimuladamente vi a su entrepierna conforme avanzaba el encuentro de mi tío y su padre y lo que vi me emociono mucho, se notaba un bulto dormido pero de un buen tamaño debajo de sus jeans de mezclilla, hice platica con el y note que su mente parecía estar atascada en una etapa temprana de la adolescencia pues los temas de conversación que sacaba eran básicamente caricaturas, programas de ciencia ficción de la época y mascotas. Al principio llegue a creer que estaba tratando de ponerme en jaque o de cómo dicen comúnmente en México tantearme pero no fue así, inclusive sus chistes eran demasiado blancos y cuando me atreví a hacer alguna broma, heterosexual claro y ligeramente pasada de tono él se rio mas por compromiso que por genuino humor, en conclusión el no lo entendía.
Después de que se marcharon me quede toda la noche pensando en el, en lo firmes que eran sus brazos y piernas, lo brutal de sus manos y pecho, pensando en cómo seria su verga, tenia tantos tipos distintos en mi cabeza, sin cuero o con demasiado pellejo, peluda y rizada o recortada y de vellos más claros, chueca o recta, ancha en los extremos o recta cual lapicero, también pensé en lo mucho que disfrutaría tenerlo debajo de mi mientras subía y bajaba metiendo su hombría en el ano, pensaba en el anhelo de sentir su semilla liquida y caliente subir por mis paredes anales y sus dientes clavándose en mis pectorales, alternando mamadas en los pezones con nalgadas en mi adolorido culo aun perforado por ese palo enorme que debía cargar entre las piernas. No resistí la tentación y de mi cajón de la cómoda saque una mazorca falsa de mi casa y sin apenas dedearme con vaselina me la introduje hasta el fondo, calle mis gemidos de dolor porque si, aunque sentía un punzante dolor también quería sentirme poseído por un verdadero macho no como yo que con desprecio y orgullo a la vez me auto nombraba, perra, puta, golfa y mamadora, todo cosas que aun no era pero que tenia firme intención de lograr en poco tiempo. Movía con fuerza y desesperación la mazorca de juguete en mi adolorido pero hambriento ano, empecé a gemir a un volumen que creí jamás escucharía mi tío desde su habitación y empecé a sentir mi semen escurrir por mi abdomen, mi pene emanaba semilla como cada vez que me penetraba el ano, a un ritmo lento el viscoso liquido me estaba empapando los abdominales, mis manos empezaron a recorrer mis pectorales y pezones y empecé a hacerme daño ayudado de las uñas de mi mano izquierda, lo imaginaba mordiendo mis pezones, me saque el juguete del ano y con mis dedos recorrí toda el túnel recién creado, me unte mas y mas vaselina y con fuerza me enterré la mazorca lo más profundo que pude, el dolor se había ido ahora solo sentía urgencia, una urgencia terrible por gritar, por abrir al máximo las piernas y gritar el nombre de mi hombre, una urgencia por mamarle el pene y saborearlo todo peludo, lo imagine así porque en mi cabeza concluí que un macho como él no se depila ni rasura y sus pelos debían estar tan largos como los de un animal, empecé a pujar pues había introducido tanto la mazorca que estaba fuera del alcance de mis manos, no salía aun y puje con más ganas, cuando se abrió de golpe mi culo di un fuerte gemido y me corrí, explote y mi semen me empapo la barbilla, el pecho y el abdomen pero no me detuve seguí fantaseando con que el aun no terminaba y quería acabar pasara lo que pasara, me puse en cuatro patas y con la mano derecha me enterré muchas veces el maíz lo mas profundo que pude, en medio de mi calentura y desesperación temí hacerme daño, solo me saque la mazorca para poner más vaselina en mi adolorido ano y continúe hasta que entre sudor y algunas lagrimas explote por segunda vez, quede tan cansado que me dormí casi al instante, prácticamente solo guarde el juguete de nuevo sin casi limpiarlo con las sabanas y me desplome desnudo sobre la cama y abrazando la almohada pensando en el cálido y ligeramente velludo pecho de Genaro.
A la mañana siguiente y después de esperar a que mi tío sacara el tema por su cuenta por fin me entere de su situación, Genaro había sido un chico común como los demás con la diferencia de haber sido criado por una madre sobre protectora que nunca lo dejo socializar con libertad con los otros chicos, según me explico mi tío el estuvo privado de las platicas y el trato común con los jóvenes de su edad pues su madre era considerada por la gente de la localidad como una puritana, su padre indiferente se preocupo mas en enseñarle los conocimientos necesarios para manejar una vida de campo: nociones de ganadería, agricultura y mini oficios. Pero a los 12 años había sufrido un accidente en compañía de su madre a bordo de una motocicleta que ella manejaba para ir al pueblo y volver, se habían salido de una curva un día que los atrapo la lluvia y después de varias horas sin ayuda que a su madre le costaron la vida Genaro quedo con lo que según su padre le había contado a mi tío era una edad mental de 10 años debido a las lesiones cerebrales que sufrió, aun así el pronóstico para que tuviera una vida normal era bueno pues varios especialistas consideraban que una edad mental de 10 años en una persona completamente funcional era más que suficiente para que se valiera por sí mismo y de surgir la oportunidad hacerse cargo de una familia. Unos días después empecé a buscar la oportunidad para estar presente siempre que mi tío fuera a ver a su amigo pues según me explico el padre de Genaro a pesar de que no se notara había quedado muy lastimado psicológicamente y no daba un paso sin que su hijo estuviera a su lado. Pronto forjamos una amistad y ahora que sabía como debía dirigirme a él me convertí en su mejor amigo o al menos eso fue lo que él me dijo. Cada vez el padre de Genaro nos dejaba estar solos por más tiempo y yo fui a provechando esas oportunidades para dejar “sin querer” material xxx heterosexual al alcance de el casi a diario, los primeros dos días solo miraba la revista en silencio y notaba como inmediatamente su pene se erectaba bajo sus pantalones, días después empezó a hacerme preguntas acerca de las escenas de la revista, empezó a fanatizarse y a preguntarme si yo que era mayor que el y venia de la ciudad donde había muchas personas alguna vez había hecho algo así, comencé a contarle cosas acerca del sexo, detalles que lo dejaban boquiabierto, experiencias que me apropie aunque jamás hubiera estado con una mujer, no por falta de oportunidad sino de interés y aunque aún no había vivido nada sabía de buena fuente gracias a foros, videos y además de artículos de prensa picante que no estaba mintiendo.
Pocos días después empecé a masturbarme enfrente de él y después de que me confesara que jamás se lo había hecho así y de que yo le diera una breve explicación lo vi correrse por primera vez a puñeta limpia. Su verga era larga y ancha calculo mediría unos 17 centímetros de cabeza a raíz, era mas prietita que el resto de su piel y su glande era morado, sus huevos colgaban poderosos y muy bien moldeaditos en su peludo escroto y su pubis, piernas e ingles estaban como imagine muy desarregladas y velludas, no era desagradable mirarlo, todo lo contrario, parecía un guapo y joven hombre de las cavernas. Los días siguieron y ya no había pudor alguno entre nosotros íbamos al rio a bañarnos de vez en cuando o incluso dos veces por día cuando se prestaba la ocasión debido al calor extremo de la zona y me encantaba ver su pene moviéndose firme de lado a lado bamboleándose orgulloso y con dos huevos enormes colgando peludos y humedos, yo aprovechaba para tratar de causar morbo en el sin parecer afeminado o raro, mido 1.70 Mts y mi cabello es oscuro, soy blanco y aunque herede el gen velludo de papa me afeito regularmente para verme pulcro y lo mas femenino posible, hasta donde se puede pues también tengo un cuerpo firme y musculoso por los ejercicios hogareños que hago desde hace varios años, mis nalgas están más desarrolladas al igual que mis piernas y empecé a agacharme frente a él desde una distancia en la que pudiera parecer un accidente pero que pudiera ver muy bien mi ano, mi ano que anhelaba sus embestidas y engullir su hombría.
Un día al fin después de haber estado viendo una revista porno heterosexual que a media impresión se volvía bisexual después de unos cuantos besos, caricias, palabras tiernas y de estar seguro que no saldría corriendo de ahí me dirigí directamente a su cinturón, en unos minutos los dos estábamos desnudos en mi habitación, mi tío y su padre estaban fuera del municipio pues habían salido a una reunión de propietarios en el pueblo vecino y teníamos la casa para nosotros por más de 5 horas, guie su mano a mi ano y él me acaricio tímido y tiernamente, le puse vaselina en los dedos y le pedí que me metiera uno, un tiempo después dos y así sucesivamente como le había contado que habían las parejas heterosexuales y después de varios minutos de besos y de sus cuatro dedos hurgando en mi baje de la cama para chupar su pene, ese mástil de carne que tiraba semen continuamente y me tenia mojado el abdomen, se lo chupe y cuando fui notando que la cosa se acercaba a terminar, deje su miembro recuperarse de la casi eyaculación y le quite la mano de encima cuando intento masturbarse, me unte muy bien vaselina en el ano y subiéndome a horcajadas sobre su cuerpo ahora recostado en las almohadas de mi cama le dije que lo quería mucho y que esto lo hacía por él a pesar de que mentía, todo su pene estuvo dentro de mí al instante y lo vi sorprenderse demasiado por lo cálido, ajustado y húmedo de mi interior gracias a la vaselina, subí y baje sobre el muchas veces, el gemía y empezó casi al instante a empujar ligeramente sus caderas contra mis nalgas apoyándose en sus codos y talones, le pedí que me lo hiciera más fuerte y me mantuve estático en el aire mientras él me ensartaba ahora violentamente y en medio de gemidos y de la fricción violenta y placentera esa verga tan brutal y hermosa, de pronto el tomo todo el control de la situación y me pidió que bajara, me recosté en la cama para recibirlo el posición misionero tal como había fantaseado el primer día que lo conocí, se hundió en mí y para mi sorpresa ahora era él quien me acariciaba, besaba mi boca torpemente, me daba picos en el cuello, y sobaba sus pesadas manos sobre mis pezones,
-chúpamelos.
Fue lo que le dije, el saco su hombría de mi interior y por un momento me lamente de habérselo pedido sin pensar en nuestra diferencia de tamaños, la sensación de vacío es algo horrible, pero cuando sus tiernos besos invadieron mi pecho no pude más que abrazar su cabeza y pedirle que me diera unas cuantas mordiditas, sus dientes pizcaban mis pezones y producían una sensación genial, el solo decidió que era momento de terminar y alejándose por fin me penetro de nuevo hasta el fondo, lo hacía tierno y suave pero apenas dos minutos después era una bestia urgida al igual que yo por terminar, me besaba y me repetía que me quería.
-Mateo, te quiero me dijo antes de correrse salvajemente azotando su pelvis contra mí, quedo exhausto a mi lado y lo abrace tal como soñé aquella vez que me masturbe en su nombre, el me correspondió y por un momento me sentí en el cielo, no podía sentirme mas satisfecho, mas correspondido y con más alegría por vivir que en ese momento.
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