De pasivo a activo
Bajé con mis labios hasta llegar a sus glúteos que resaltados por una tela suave de color azul francia se sentían firmes, bajé levemente y mis besos recorrieron esa cola que deseaba ser mimada..
En el chat hice contacto con varios pero que luego de un breve chateo desaparecen, como a las 10 de la mañana alguien me escribe y se presenta como versátil más activo, me atraía la idea de verlo y busqué concretar un encuentro; así lo hicimos y una hora después estaba yendo a su casa.
Me recibió muy amablemente, sirviéndome algo fresco y charlando un poco sobre nosotros y los contactos que habíamos tenido, luego de unos minutos y cuando el vaso estaba vacío me levanté para dejarlo en la mesada, aprovechando para acercarme hasta él que estaba sentado y empecé con un breve masaje en los hombros, este funcionario del gobierno (eso me había dicho que era su trabajo) se relajó y se dejaba llevar demostrando placer por lo que le hacía, hasta que lo besé en la base del cuello, que fue cuando se puso de pie frente a mí y un abrazo con caricias y besos inició un franeleo que nos llevó derecho a la cama sin dejar de tocarnos y sentir nuestros cuerpos excitados buscando generarnos gozo mutuamente.
Suavemente nos fuimos desnudando uno al otro hasta quedarnos tan solo con un slip él, y una tanga masculina, yo. Mis manos recorrían cada centímetro de su cuerpo que se encontraba boca abajo sobre la mullida cama, luego le tomaba las manos y usaba la piel de mi anatomía para, con suavidad, hacerle sentir mi calor de hombre deseoso de otro hombre que jadeaba cada vez con más fuerza. Bajé con mis labios hasta llegar a sus glúteos que resaltados por una tela suave de color azul francia se sentían firmes, bajé levemente y mis besos recorrieron esa cola que deseaba ser mimada.
Lo di vuelta sin dejar de posar mi boca sobre su cuerpo y una vez que quedó hacia arriba, su pene erecto se adivinaba por debajo del slip que me excitaba permanentemente y al que mi boca se encargó de ir retirando para dejar ante mí una muestra de virilidad que ya imaginaba jugando con la lengua y dentro mío. Pero para mi sorpresa no fue así, ya que mis juegos que se iniciaron en los huevos y pubis, sin llegar a saborear el pene, terminaron en la cola que él solo me ofreció y a la que no dudé chupar por largos minutos, sus gemidos y unas deliciosas nalgas sacaban de mí un activo que hacía mucho no surgía.
Se dio vuelta y levantó levemente, como entregando, un culo que, al quedar ante mí, no me pude contener y llené de saliva para penetrarlo con suavidad y dilatándolo, viendo hasta donde mi acompañante ocasional aguantaba; ni se quejó y sí me tomaba de los huevos llevándome hacia él. Salí casi de inmediato y mi partenaire no hizo más que gemir y pedir por favor que lo coja sin parar; pero no lo hice así, fui despacio, gozando de su cuerpo, su piel erizada, su excitación, que quedaba demostrada en los gemidos de placer que no cesaban de rogar por una penetración que realicé varios minutos después; me coloqué el preservativo, un poco de gel y fui directo a abrir ese ano que me esperaba hasta el final.
Despacio, como palpando cada centímetro a medida que ingresaba en el interior de mi acompañante lo cogí una y otra vez; entraba y salía cada tanto para sentirlo gemir de placer y que me ruegue meterle mi pija nuevamente, lo que no dudé en hacer ya que ver como mi miembro se deslizaba entre dos nalgas que se apretaban de gozo me gustaba y sacaba exclamaciones como: “que buena cogida”, “como me gusta tu cola”, “te voy a dar por horas”; hasta que mis movimientos se hicieron rítmicos y mientras lo tomaba de las caderas empecé a sentir como mi pene se agrandaba y dilataba ese ano que se dejaba hacer cualquier cosa que lo haga sentir bien puto.
Cuando aceleré mi ritmo de penetración se dio cuenta que iba a acabar y me rogó que le llene la cola de leche; llegué hasta el final sin parar, acostándome encima de su espalda traspirada por el calor humano que habíamos generado, como me gusta esto, nos quedamos varios minutos así, yo le acariciaba las nalgas por los costados y el me demostraba que esto le agradaba, aún sin salir de adentro suyo nos pusimos de costado y le tomé su pene erecto como para empezar a hacerle la paja, casi de inmediato su glande se puso muy roja y su leche se derramaba sobre parte de mi mano y la cama al grito (literal) de placer de mi amigo. Me encargué de juntar cada gota de semen y desparramarlo sobre su pubis, tetas y panza al ritmo de unas caricias que no hacían más que sacar de su interior una parte femenina que él mismo desconocía:
-Como me hiciste gozar guacho. Me dijo
-Y vos a mí, menos mal que eras más activo.
-Por lo general lo soy, pero vos sabes usar muy bien tu pija y no sos un bruto que solo quiere ponerla
-Yo disfruto del hombre que tengo a mi lado y si bien prefiero ser pasivo, no me cierro a nada y busco que quien esté conmigo disfrute del momento
-Y lo haces muy bien, quisiera volver a verte. ¿Podré?
-Yo no tengo problema, si coordinamos vengo cuando quieras, y cuanto más tiempo mejor
– ¿Te vendrías toda una noche?
– ¿Por qué no?
-Me gustaría disfrutar de nuevo de tu pija y también de tu cola que está muy buena
-Gracias, no sé si es para tanto. Le dije al tiempo que me levantaba e iba al baño para asearme un poco.
Él me siguió y ofreció si quería bañarme, le respondí que no y me indicó donde estaban las cosas para hacerlo. Yo tan solo me aseé un poco y volví a la habitación para cambiarme, el dueño de casa no estaba y una vez que me vestí apareció con unas bebidas frescas, le agradecí y no dudé en tomar una, charlamos un poco más mientras se cambiaba poniéndose una bata, él sí necesitaba un baño, y al final nos pasamos los números de los teléfonos celulares. Creo que nos vimos tres o cuatro veces más, el intercambio de roles se hizo interesante y nos llevábamos muy bien en la cama, pero sus tiempos eran muy complicados y por esto nos dejamos de ver.
Tuve una gran liberación homosexual luego de mi encuentro con Sosa, a esto debo sumarle que continuaba en la relación con las dos mujeres Beatriz, mi novia oficial y con quien podía tener un proyecto de vida y Lorena, mi amante que iba y venía todo el tiempo, ya que nuestras citas eran más que intensas, pero en cuanto nos separábamos ella iniciaba con las eternas discusiones por mensaje de celular dónde me criticaba por ser ella la segunda.
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