De regreso a Santiago en la mañana fui follado por un profe y en la tarde soy de dos empledos de la estacion de servicio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En cuanto regresaba a casa el primer dia de clases una vez terminadas las vacaciones de invierno, fui invitado por dos de los operarios de la estación de servicio contigua al departamentito donde vivíamos con mama para que en cuanto pudiese hacerlo, bajara a gozar un rato con ellos.
Una vez concluidas las tareas y no sin antes desocupar mis intestinos de todo el semen que me regaló el profesor de Artes Plásticas, le dije a mama que bajaría un rato a tratar de ganar unos pesos en propinas surtiendo nafta o kerosén o bien inflando ruedas o limpiando ventanas.
Los empleados de la estación de servicio me dejaban ganar unos pesos que bien podrían haber ido a incrementar sus ingresos y no hacían mayor asunto por eso.
Además, yo les retribuía con creces sino en metálico, en otro tipo de placeres que de contratar un putito profesional, no les hubiese alcanzado con su sueldo para pagarle.
Atendí un rato el surtidor de kerosene ya que era el que estaba mas lejos de mi departamento y por su ubicación quedaba oculto de las ventanas de mi casa y por mucho que mamase estirase para ver donde estaba su bebe, no me podía ver.
Me hice de unos pesos y cuando concientemente me dirigí a los baños de los empleados pasando por entre ellos para que se dieran cuenta de mi derrotero.
Una vez traspasada la puerta, los mire a ambos como diciéndoles con los ojos, "ya quien viene primero" y cual sería mi sorpresa al constatar que no sería uno sino dos los que entrarían conmigo a los mingitorios.
Una vez adentro y antes de que llegaran mis prospectos de amantes, yo me había despojado de mis pantalones y los aguardaba solo en camisa.
El resto de la ropa estaba colgada convenientemente para evitar que se manchase.
Cuando hubo traspasado el primero la puerta de los baños, se sorprendió al encontrarme casi desnudo, con la cola parada y mirándome al espejo como buscando una imaginaria mota de polvo en un ojo.
El obrero encuclilló tras mis hermosas posaderas y después de sujetarme con sus manos por los muslos, comenzó a darme mordiscos suavecitos en los glúteos y entrepierna.
El pensaba que con eso yo me calentaría.
No sabía que yo había almorzado evitando que el semen de profe de la mañana manchase mi uniforme y ya a esas alturas, tenía mi esponjoso culito hecho un fangal.
Que lo único que quería era tener otra verga adentro y si bien agradecía el que tratase de seducirme, yo sólo quería ser un puto insaciable y no necesitaba de preámbulos.
Cuando el pensó que me tenía lo suficientemente caliente, se bajó el cierre del pantalón de trabajo y sacando afuera una verga promedio, la comenzó a pincelar hacia arriba y hacia abajo por entre mis nalguitas, esperando el momento justo en que yo echase la cola para atrás, para enterrármela hasta los pelos.
Entre los empleados ya se había corrido la voz de las cosas y maniobras sexuales que mas me gustaban y con las cuales yo reaccionaba positivamente.
A nadie se le ocurrió nunca pensar que mi respuesta sexual hubiese sido la misma con un beso con lengua, que con un sonoro bofetón.
Lo que yo quería era culear y ellos eran los activos a quienes dejaba hurguetear mis entrañas.
Mientras el empleado uno me apuntalaba su verga dentro de mi anito jugoso, el empleado dos quien ya había accedido a los baños, observaba desde la puerta para evitar visitas inconvenientes.
Tanto miraba hacia afuera como vigilante, como el cuadro sexual que se presentaba frente a sus ojos y que le tenía caliente a reventar.
En una de esas no aguantó mas y agachándome por los hombros sacó la verga afuera y me la presentó frente a mis labios para que yo le propinase una rica dosis de sexo oral.
Así pues ya apenas había transcurrido el primer dia de regreso de vacaciones, ya había tenido a dos machos trepanándome el culito y a otro disfrutando de mis expertas maniobras en el sexo oral que a casi todos dejaba locos.
El que me culeaba por atrasito me estaba haciendo gozar ya que si bien su verga no era como las que me había comido la semana anterior en Viña del Mar, no estaba del todo mas y lo que le faltaba en calibre y extensión, lo paleaba con energía y unas bolas bien cargadas de cremoso semen.
Para que nos resultase mas grata la cacha para los tres, le dije a mi follador que se sentase en una de las tazas del WC y allí me enterrase su pene de manera mas cómoda mientras que yo mamaba al segundo de los operarios.
Al que yo le practicaba sexo oral, me agarró por la cabeza y me comenzó a hacer un "face fucking"; vale decir me culeaba mi boca y mi garganta como un poseído.
Que placer para mi.
Nuevamente tenía a dos machos culeándome como tanto me gustaba.
De manera ruda y sin contemplaciones.
Al quien yo le hacía sexo oral comenzó a eyacular y mientras le miraba con mis ojos azules aguados, le moví la cebeza asintiéndole para que su descarga seminal me fuese a parar en lo mas profundo de mi juvenil garganta.
Alli le agarré la verga con una mano y mientras presionaba el cuerpo del pene, extraía hasta la última gota de semen y me la comía como si se tratase de la mas maravillosa ambrosía.
Al ver este espectáculo, el que me culeaba por mi hambrienta e insaciable cuevita se volcó en mis interiores acabando como si en ello se le fuese la vida.
Le conté seis deliciosos espasmos mientras sentía que con cada uno de ellos el glande de su fiera se expandía y ocupaba todo mi ya jugoso recto.
El empleado dos, a quien acababa de darle una deliciosa mamada, salió del baño asi como para a la disimulada continuar con sus obligaciones sin que lo fuera a ver el Jefe de Playa.
El empleado uno continuó un momento mas enterrado en mis juveniles entrañas mientras me abrazaba , me besaba la nuca y me decía que había echado de menos lo turgente de mi recto y lo aprietadito que resultaba culear conmigo.
Mejor que cuando su mujer a lo lejos le pasaba el culo.
Yo me fui levantando lentamente de la pica de carne que me mantenía empalado mientras apretaba las carnes para evitar que toda la descarga de caliente semen que me habían plantado en mi recto, escurriese afuera y manchase su ropa interior y de trabajo.
Antes de salir y una vez que se hubo acomodado el uniforme de trabajo, tiernamente me tomo la cara y mientras me decía " me gustas pendejito" me regaló con un jugoso beso con lengua que me volvió a encender.
Antes de salir me dijo que no me alejara mucho o que regresase para el cambio de turno ya que se habían puesto de acuerdo entre los empleados para darme una culeada entre cinco de ellos al mismo tiempo.
Me bastó imaginarme como sería ese cuadro sexual para que una escalofrío recorriese toda mi espina.
De inmediato comencé a maquinar que mentira le diría esta vez a mi madre para que me permitiese bajar a la hora del cambio de turno y como justificaría mi ausencia durante a lo menos una hora.
Ese era el tiempo que YO deseaba estar sometido a los caprichos sexuales de cinco obreros.
Bueno ya se me ocurriría algo para no perderme esa promisoria experiencia que hasta aquí no lo había logrado hacer.
Mi máximo eran tres asi que mientras terminaba las tareas del día siguiente, mi calenturienta cabecita imaginaba como me pondría y como los acomodaría a ellos para que cinco tipos gozaran de mis favores sexuales al mismo tiempo.
Pero como cada día tiene su afán y como decía mi abuela, "los piojos se matan de a uno" deje esa preocupación para cuando los tuviese a todos con sus vergas enhiestas y sus bolas recargadas de cálido semen que se dispondrían a vaciar sobre y dentro de mi juvenil cuerpito.
Esa "mega culeada" se las relato en mi próximo cuento
Escriban y comenten
Dolmance2016
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