De todo hay en la viña del señor
La Pandemia del COVID 19 nos lleva a descubrir la parte intima de un amigo, al que le atendí hasta el cansancio.
De todo hay en la viña del señor.
La pandemia del COVID 19, nos ha cambiado el ritmo de vida, en mi caso decidí alejarme del fabuloso mundo del sexo entre hombres. Luego de pensarlo adecuadamente decido volver al mismo, reabro una cuenta en la red social Facebook encuentro a los viejos contactos, en poco tiempo ya estoy conversando con los antiguos amigos y conocidos.
Recuerdo tenía un contacto que estaba construyendo su casa, tan solo le faltaba realizar los últimos toques y tendría su vivienda propia. Envió la solicitud de amistad, soy aceptado, en apenas la segunda conversación le invito a tomar un café, los detalles del sitio, hora y la forma en que vamos a ir vestidos los dos son detallados el día anterior. Así mismo le propongo deleitarnos del café en su casa evitando ir a una cafetería, proposición que es aceptada sin mediar reparo alguno.
A la hora indicada y en el sitio acordado soy ligeramente golpeado por la espalda, recibo un hola como estás mucho gusto amigo. Respondo adecuadamente y le invitó a acompañarme al parqueadero a retirar mi vehículo.
Ya una vez dentro del vehículo pido indicaciones para dirigirme a la casa antes mencionada, la conversación versa sobre distintos temas de actualidad, habré recorrido unos 8.5 Km y llego a la puerta del conjunto residencial, recibo instrucciones sobre el lugar de aparcar y pronto estamos en el interior de una bonita y bien ordenada casa.
Emilio me calienta una rica taza de café, la disfruto a plenitud al terminar la bebida nos fundimos en un apasionado beso, debo confesar que no había besado a nadie por más de dieciocho meses, disfrutamos del ósculo, siento que las manos de Emilio tocan mis genitales, yo hago lo propio con los suyos y me llevo la primera sorpresa del día, no por su extraordinario tamaño sino por su extremada pequeñez, en fin me digo “De todo hay en la viña del señor”, si la vida te limones aprende a hacer limonada.
Con este previo calentamiento me invita a tomar una ducha juntos, acepto sin dudarlo, procedo a quitarme la ropa, Emilio hace lo propio en el cuarto de baño, yo lo hago sentado en la cama que nos servirá como lecho de amor. Emilio me alcanza unas sandalias, agradezco ese gesto.
Estando los dos completamente desnudos es cuestión de esperar que el agua caliente llegue a la ducha, procedo a enjabonar el cuerpo de Emilio, me detengo en su culito y su pene. Introduzco la puntita de mi dedo enjabonado en el mil arrugas procurando que la limpieza sea la adecuada.
Nos secamos en forma individual, me acuesto boca arriba, Emilio me ataca con ricos besos, lo que hacen que mi mástil alcance la rigidez propia del mejor acero Toledano. Poco a poco su húmeda lengua fue recorriendo mi cuerpo, centímetro a centímetro hasta llegar a mi tiesa herramienta, la misma que es succionada de una manera impresionante, tuve que pedir que parara pues el orgasmo estaba a punto de llegar.
Emilio me pide que me ponga boca abajo, puedo intuir sus intenciones, entonces coloco mi culo en punta, y recibo un beso negro por demás apasionante, siento como la inquieta lengua penetra mis entrañas, me contorsiono del placer, siento la necesidad de devolver el beso negro, y procedo a chuparle y succionarle ese culito que presenta señales de haber sido usado con frecuencia.
Lubrico mis dedos índice y anular derechos, realizo varios círculos alrededor del orificio anal, Emilio se mueve como diciéndome ya penétrame papito, penetro un dedo hasta el fondo, puedo sentir con claridad su próstata, luego el otro dedo: Emilio no da muestras de dolor, tan solo puedo percibir placer en todos sus movimientos, entonces procedo a introducir un tercer dedo, el mismo que entra con suma facilidad, al no recibir respuesta negativa de Emilio me doy gusto en la introducción de mis tres dedos.
Ese día no iba a ser penetrado, pues el porte y la flacidez del pene de Emilio no lo iban a lograr, pero por sus largos y gruesos dedos sí, me coloco boca abajo sugiero ser penetrado por esos dedos que con lubricante simulan un pene de tamaño medio, siento un dedo me estimula, pido que me introduzca el segundo y el placer es exponencial, disfruto al máximo de ser manipulado por esos dedos.
Emilio me dice papito por favor penétrame que quiero sentirte, no puedo romper la envoltura del profiláctico por lo que solicitó la ayuda de Emilio, lo hace con maestría y por ahora mi pene luce un hermoso forro de color amarrillo intenso. Se coloca a cuatro patas, la penetración es profunda, bombeo y bombeo no me canso de bombear como en los viejos tiempos.
Emilio me pide cambiar de posición, y se coloca boca arriba, levanta sus piernas, la penetración es profunda, la disfrutamos al máximo, en esta pose te puedes besar con tu pareja incrementando el placer. Siento que mi orgasmo esta próximo y no quiero perderme la oportunidad de poner a Emilio agachado en la cama, y le penetro desde atrás, como por arte de magia mi orgasmo que estaba a la puerta desaparece y empiezo un largo, larguísimo mete y saca sin parar, hasta que por fin logro terminar en el interior del culo de Emilio.
Quedo agotado totalmente, necesito descansar, Emilio limpia cuidadosamente mi semi flácido miembro y yo caigo rendido a los brazos de Morfeo, al despertarme le digo estuviste magnifico papacito, recibo la misma respuesta, antes de vestirme tomo una ducha para refrescarme y quedar listo como que si nada ha pasado.
Bajamos con rumbo a la puerta, me despido en el portón grande, aquel que permite la entrada y salida de vehículos, ha pasado el tiempo y tan solo estoy esperando una invitación de Emilio para repetir la misma faena.
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