De una simple cascarita a mucho más acción (Segunda Parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
Ahí estaba el pequeño Mante lleno de mi leche, su culito estaba dilatado, mientras yo limpiaba mi cara de la leche que me había caído de Renato.
Renato estaba muy agitado pero su verga seguía dura y sudaba más, sus vellos rizados estaban todos húmedos.
–Te salió un chingo de leche Capi– me dijo Reno
–A ti también mira como me dejaste–
–¿Ya acabamos? No me dolió mi colita?– dijo Mante
–No cabroncito si apenas vamos empezando ¡quiero hacerlo en tu cama Capi!– me dijo Reno
Es obvio que a esos 14 años Reno, que aunque parece de más edad, está en plena adolescencia y caliente todo el rato.
Y yo, a pesar de mis más de 30 años, con esos cuerpecitos me sentí tan caliente como un chaval de 15.
Lleno de leche abracé a Mante y subimos las escaleras, llegamos a mi recámara y era momento de seguir disfrutando.
Sin importarme que me pudieran ver los vecino me acerqué al balcón a cerrar la ventana y las cortinas, aún embarrado de leche nos acostamos en la cama los tres.
Saqué una pequeña toalla del buró para limpiarnos la leche y seguir en el desvergue.
Sin decir nada Reno se puso a mamarme la verga, me empezaron a temblar las piernas de placer, lo dejé que el chupara como se le antojara, era obvio que no le cabía toda pero daba su mayor esfuerzo, ese olor mezclado de sudor y mecos me ponía super cachondo.
Yo estaba acostado boca arriba abierto de pies, entre mis pies se encontraba Reno chupando apasionadamente mis huevos y verga, tomé a Mante con mis dos mano y lo puse sobre mi cara, de tal manera que su ano quedaba en mi boca para poder lamérselo, y así empezó con un poco de risas hasta que no paraba de gemir como si fuera una hembra en celo mientras yo lamía su pequeño culito ya dilatado y totalmente lisito, sin pelos.
Metía mi lengua hasta donde podía y después mi dedo así intercambiaba mi dedo y lengua mientras que el pequeño Mante gemía casi como actriz porno y con sus manos rasguñaba mis brazos, jalaba los vellos y movía su culito en mi cara como si estuviera montando.
Mis huevos comenzaron a ponerse muy duros y no se diga mi verga, mucho más que ahora le costaba trabajo a Reno mamarla más, daba pequeñas mordidas en mis bolas y jalaba mis pelos, de pronto Reno se puso de pie y quitó a Mante de mi cuerpo, ahora puso el suyo y justo su culo en mi boca para que yo lo lamiera.
Wow perro que exquisito culito, muy peludo, sudado y palpitante, yo comencé a darle un beso negro que Reno se le erizaban sus vellos y se ponía a gemir.
–No mames cabrón pero que rico mamas el culo– me dijo Reno
Sin parar de hacer mi trabajo me puse a darle profundas mamadas de culo, metía mi lengua y Reno se sentó completamente en mi cara, dejó de mamarme mi verga, ya no hacíamos un 69, se puso como toda una puta a que le mamara su culito.
Entonces lo tomé de la espalda y lo puse pegado a mi panza, jalé su verga dura y muy lubricada aun con aroma a la leche que acaba de aventar hace unos minutos y se la mamé, recorrí su verga, huevos y culo y el gemía y gemía
–¿Me la vas a meter Capi?–
–Toda completa cabrón, a ver que tan machito aguantador eres–
–¿Y me hablarás cada que tengas ganas para cogerme?–
–No saldrás de mi cama cada que esté en la ciudad–
Entonces le metí un dedo, después dos y Reno casi bramaba, estaba demasiado caliente y se empezó a jalar la verga, yo no lo dejé masturbarse.
No quería que se viniera y después no me dejara penetrarlo
–¿Qué más me vas a hacer Capi?–
–Todo lo que me pidas cabrón, mientras ese culito sea mío y de nadie más–
Mante se frotaba su verguita y nos observaba
–Ya no voy a dejar que nadie me coja si prometes que no te vas a coger a nadie tu tampoco–
No quería mentirle pero estaba demasiado caliente y me imaginaba tener a ese culito en mi cama cada día después de trabajar.
Pero no sabía como responderle.
–¿Vas a seguir cogiéndote a otros verdad? ¿Si eres casado? Bueno no importa, yo te daré el culo todas las veces que me lo pidas y ya no dejaré que nadie me coja, nomás seré tuyo–
–¿En verdad harás eso?– le dije a Reno –Yo no soy casado pero claro que se me antoja tenerte siempre en casa y disfrutar tu cuerpo–
–¿a mí ya no me van a coger?– Preguntó Mante
–Claro que te vamos a coger, siempre vas a ser mi putita Mante pero ya sabes no debes de decir nada a nadie y ahora Capi también te va a coger si prometes aguantar su vergota?–
–¿Me vas a dejar cogerme a tu putita Reno?–
–Haré todo lo que me pidas Capi pero no lo lastimes, ni a mí– me dijo Reno
Ahora si mi verga volvió a la vida, imaginándome tener a esos dos culitos para mí solo.
Saqué lubricante y se lo di a Reno, ponte en el culito bebé que vas a ser mío.
Reno sin dudarlo se puso lubricante en su culo peludo, metía sus dedos lo más profundo que podía sabiendo que con mi verga yo perforaría hasta allá.
Entonces tomé de la cabeza al pequeño Mante y lo puse a mamarme la verga ¡Pero qué placer! Sus dos manitas tratando de agarrar mi verga y con su pequeña boca muy abierta abarcando la mitad del glande de mi verga.
Ahora Reno se masturbaba mientras veía como me la mamaba Mante, lo jalé del cabello rizado que tenía y lo arrimé a mi verga
–Quiero que entre los dos me la mamen– les dije
Y así tal como lo habían visto en la porno me la mamaban entre los dos y Reno de vez en cuando se bajaba hasta mis huevos peludos y sudados a mamar.
Puse lubricante en mis dedos y se lo unté a Mante en su culito, le metí dos dedos y pujaba rico
–Quiero ver como te lo coges– le dije a Reno mientras me fui a sentar a un sillón que tengo en mi recámara
–Vas a ver como Mante me coge a mí– Me dijo Reno
Ahora me imaginaba a Reno totalmente pasivo, como una mujercita pero peluda.
Aunque entendí mal, Reno se acostó boca arriba y el pequeño Mante se le fue sentando en su verga, que a pesar de que era algo gruesa más no larga, Mante la devoró por completo.
Sus nalguitas se perdían entre todos esos pelos rizados del pubis de Renato.
Yo me jalaba la verga mientras observaba y Renato volvió a poner sus manos en su nuca, mientras que Mante cabalgaba deliciosamente esa verga.
Mante estaba dando la espalda a la cabeza de Renato.
Es decir ambos volteaban hacia mi, luego Reno tomó del abdomen y pecho a Mante y lo acostó sobre su pecho de tal manera que la espalda de Mante descansaba sobre el pecho poco peludo y sudado de Reno, le abrió los pies y comenzó a bombear duro, lo más duro que podía mientras que el pequeño Mante gemía y gemía.
Podía escuchar ese sonido que hacen los cuerpos al tener sexo, sus bolas peludas y sudadas se movían ferozmente mientras bombeaba a Mante.
La sabana ya estaba totalmente húmeda.
Me acerque al lado de la cama y le arrimé mi verga a Reno, mientras yo jalaba sus rizos contra mi verga él bombeaba duro a Mante.
Me subí a la cama y le abrí los pies a Reno.
Él quitó a Mante
–¿Ya me la vas a clavar?– me preguntó Reno
–Aún no mijo–
–Métemela cabrón ya quiero sentir esa verga gorda en mí–
–¿Prometes no rajarte?–
–Ya wey, te lo prometo, pero métemela ya–
Le monté a Mante en su verga pero ahora estaba cara a cara, mientras Reno seguí acostado en la cama el pequeño Mante lo cabalgaba, abrí las piernas y le dije que no quitara a Mante, que así me lo cogería.
Reno abrió sus piernas y me dejó dedearlo, un dedo, de ahí dos y gemía pero no dejaba de bombear a Mante, vaya que cabroncito tan aguantador, no se ha vaciado, yo sentía que ya no podía pero debí de aguantar y dar placer.
Cuando le metí 3 dedos Reno se puso muy rojo, pujaba demasiado y yo me unté más lubricante.
El pequeño Mante ahora pujaba también de placer.
Levanté suavemente los pies de Reno y los abrí mientras me podía entre sus piernas, me puse demasiado lubricante en mi verga y se la metí, debo admitir que se chamaco ya estaba muy dilatado puesto que le metí toda la cabeza y no batallé, obviamente pujaba y me decía que despacio, bajó el ritmo con el que meneaba a Mante pero seguía su vergota dura dentro de él, sus huevos bien elevados y más sudados.
Lento, muy lento, fui deslizando mi verga.
Intenté hacerla un poco flácida pero en verdad no podía.
Estaba dura como tronco.
Se la fui metiendo aunque él pujaba más, eso sí a pesar de lo rojo que estaba no se rajaba y hasta que se la pude meter completamente toda.
Que maravilla mi verga totalmente ahorcada por su culito peludo y sudado, su respiración muy agitada, la vena de su cuello saltada y de su frente también, sus ojos con un poco de lágrimas pero llenos de lujuria y placer que me invitaban a no detenerme, me tomaba de las manos mientras Mante seguía montándolo suavemente.
Poco a poco hice movimientos de adentro hacia fuera, empecé a bombearlo y darle cada vez más duro.
Ahora Mante y yo nos movíamos al mismo tiempo y le dábamos tremendo placer a Reno que no pudo aguantar, se vino otra vez chorros y chorros dentro de Mante.
Ahora si su verga se puso flácida y se fue saliendo del culito de Mante, la mía seguía dura y comencé a sentir ese semen calientito llegando a mi verga desde el culo de Mante.
Le metí dos dedos a Mante y era muy fácil, al tercero pujaba más no se quejaba, así lleno de leche era mi turno de entrar en él, sin quitarlo sobre el cuerpo de Reno, abrí el culito de Mante y le metí la cabeza.
El pequeño Mante pujaba y pujaba, parecía que quería llorar, se quedaba quieto y con sus uñas rasguñaba a Reno.
Reno le pidió que se calmara, yo le dije a Mante que si no quería me detenía pero el dijo que aún aguantaba.
Vaya tremendo chamaco, no se rajaba a pesar del tamaño y grosor de mi verga.
Obviamente no le iba a entrar toda por ser su primera vez con una verga de mi tamaño pero me aseguraría de no lastimarlo, de hacerlo gozar y de meterla hasta donde el pudiera aguantar, y así se fue media verga mía dentro del culito de Mante, el se recostó en el pecho de Reno.
Al verlo así Reno le empezó a hablar al oído, le beso el cuello, lo abrazaba y le hablaba bonito, o besaba en la boca también de tal manera que Mante se relajó tanto que dejó que mi verga entrara un poco más de la mitad.
Yo deseaba darle duro pero sobre todo hay que cuidarlo así que me calmé y le di suave, eso si estaba yo muy sudado.
Se la saque 4 veces y cuatro veces se la metí hasta que me iba a vaciar, ninguna vez salió sucia, ese pequeño culito de Mante estaba muy bien capacitado para dar placer y no ensuciar nada.
Cuando ya me iba a venir los acosté a los dos juntos y les llené sus caritas con todos mis mecos.
Quedé muy cansado pero totalmente satisfecho.
Mante y Reno estaban igual y felices.
Hicimos el amor lo puedo asegurar y los tres deseábamos no terminar pero se hacía tarde.
Nos bañamos y les di un ride cerca de sus casas.
A pesar de haber cogido rico en la noche me la jale 3 veces, yo seguía caliente pero pues no podía tenerlos en casa tan noche y preocupar a sus padres.
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