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Gays, Incestos en Familia, Zoofilia Hombre

De viaje con Clarita y mi Primo.

El que iba a parecer un viaje aburrido terminó siendo todo lo contrario. .

Después de varios días donde nuestros viajes al granero fue solo trabajo y recordar lo ocurrido, llegó el momento tan esperado de repetir.

Como les he comentado antes, ir al

Campo de mis tíos era súper rutinario, pasábamos ahí todas las vacaciones de clases, solo que todo comenzó a ocurrir cuando yo tenía 15 años, cuando mi primo me inició en todo esto.

Unos días después de lo ocurrido mi tío me dice si puedo acompañar a Pepe al pueblo, ya que como él estaba un poco incapacitado iba a necesitar ayuda con los sacos de café y las cosas que tenía que vender, yo le dije que si que no había problema en acompañarlo.

El día transcurrió normal hasta que por la tarde-noche mi primo me va a buscar al cuarto para que lo ayude a llenar la camioneta para mañana, mi primo andaba con unos joggers grises y sin franela porque estaba a punto de ducharse cuando mi tío lo llamó, yo estaba acostado en la cama y él se puso a buscar una linterna en la repisa que estaba justo arriba de mi cama, benditos sean los joggers y todo lo que dejan ver, pensaba para mí mismo, la parte baja del abdomen y todo el paquete de mi primo me quedaba justo a la altura de la cara, no se si duró mucho tiempo buscando la linterna pero para mí fue el tiempo suficiente para detallarle toda esa zona.

El abdomen plano por el trabajo físico, el ombligo de esos que asoman el cuerito y ese camino de pelos que yo sabía justamente hacia donde iba, hacia esa hermosa herramienta de 20 y tantos centímetros.

Al ser el espacio tan pequeño no me podía levantar de la cama sin “tropezarlo”, así que solo esperé que se moviera un poco para poder sentarme en la orilla de la cama.

G: Muévete un poco – le dije, apartándolo con mi mano hacia la pared – si me paro así como estás me vas a poner el guevo en la cara.

P: A buenoooo pero vente para acá – me dijo, agarrándome de la cabeza y pegando mi cara contra su bulto- eso es todo tuyo- finalizó riéndose.

G- jajajaa gafo- le dije.

Solo me aparte y me paré junto a él para ayudarlo a buscar, el solo me veía y me sonreía con una cara de tierno y pícaro a la vez y quizás yo con la cara roja como tomate.

Si les soy sincero la relación entre mi primo y yo, después de la noche del granero cambió un poco, pero no para mal, ya les había contado que el era muy cariñoso conmigo, me trataba con su hermano pequeño, pero ahora ya no creía que me viera así, no se si fue el aumento de confianza porque nos vimos teniendo sexo ambos, o fue otra cosa la que cambió en la manera en la que me veía.

Lo cierto es que hacía muchas cosas donde ya no tenía pudor conmigo, salía del baño desnudo, o se cambiaba de ropa junto a mí (al ser un cuarto pequeño el que compartíamos era imposible no verlo en todo su esplendor) también lo había sentido varias veces masturbandose en su cama, lo escuchaba como jadeaba y la respiración entrecortada cuando acababa, el cuarto se sentía caliente y con ese olor entre sudor y semen tan exquisito.

Yo me calentaba de inmediato pero no me atrevía a decirle o a hacer nada, pues algo en mi también había cambiado, quizás lo estaba malinterpretando, pero las caricias de mi primo las comencé a sentir más, quiero decir que siempre que me agarraba la cabeza para despeinarme yo podía sentir como sus dedos apretaban mi cuello o su mano se deslizaba por mi mejilla cuando lo dejaba de hacer, como me tomaba de los hombros cuando me saludaba, como me abrazaba y como se subía sobre mi cuando yo estaba acostado y llegaba a jugar conmigo, podía sentir todo su cuerpo duro y pesado sobre mi, me hacía cosquillas y podía sentir sus dedos de otra forma, su bulto siempre quedaba en mi abdomen cuando me sujetaba las manos para que no me pudiera mover, esos juegos se convirtieron en fuego para mí y más de una vez no pude ocultar mi erección y el tampoco.

Terminamos de buscar la linterna y nos fuimos al cafetal con mi tío, ya ellos tenían todo listo y lo único que faltaba era montar la mercancía en la camioneta y salir al pueblo.

Yo soy de poco hacer peso así que me hacía el loco mientras ellos subían los sacos, mientras yo subía uno ellos subían tres, pero no me decían nada por ser el peque, mi primo igual estaba trabajando a media máquina, porque a pesar de que ya le habían quitado el yeso, aún tenía unas bandas elásticas que el Dr le había recomendado.

Terminaron como en hora y media de subir y acomodar todo, mi primo se veía cansado y sudado, mi tío también, en un momento vi a mi tío y pensé dentro de mi que tampoco tenía un cuerpo mal, aunque estaba algo panzón, ahora que lo veía lleno de sudor era algo, sexy.

Sacudí la cabeza y saqué esos pensamientos, ya la calentura de no tener nada de acción en días me estaba afectando.

Nos fuimos a la casa, mi tío y mi primo se fueron a duchar y yo me quedé en la cocina preparándome un cereal con leche mientras mi primo salía del baño, al rato grito desde el cuarto que ya había terminado, cuando entré no estaba en su cama, miré al baño y ya venía saliendo, completamente desnudo y secándose la cabeza, con los brazos arriba se le veían todos los pelos de las axilas uff con lo que me encantaría estar pegado ahí – pensé.

El me miró me sonrió y me dijo que estaba listo, yo entré al baño casi corriendo sin quitarme la ropa ni nada, en realidad solo quería que el agua fría me diera toda en la cara y me quitara esta calentura.

Al terminar de bañarme salí en boxer al cuarto y ya mi primo estaba dormido, yo me metí a la cama y me arrope para dormir.

A la mañana siguiente nos levantamos a las siete mas o menos, ya la camioneta estaba en la entrada de la casa con todas las cosas listas, mi primo ya se había vestido y yo me fui rápido al baño para cepillarme y vestirme.

P: primo ponte algo suave porque allá abajo hace mucho calor – me dijo Pepe que había entrado al cuarto, el llevaba unos chores como de futbol, de esos que quedan suaves y una franela de la misma tela.

G: ok está bien.

Me puse igual unos chores suaves, una franela y de una vez salí a encontrarme con ellos afuera.

Ya mi primo estaba en la camioneta para manejar y yo me iba de copiloto, nos dejaron agua y comida para el camino, ya casi para arrancar mi tío nos grita desde la casa que esperemos.

T: Pepe estaba hablando con el viejo José Maria, me sugirió de que ya que vas al pueblo y vas a durar la mayoría del día allá, podrías llevarte a Clarita para dejarla en la casa de José Maria, a ver si de una vez por todas podemos sacar algo de dinero de ella.

Clarita era una perra Pit bull terrier que le habían cambiando a mi tío por un café, mi tío de buena gente le aceptó una cachorra a los vecinos en forma de pago ya que los vecinos estaban pasando por un mal momento, lo convencieron porque le dijeron que en un tiempo podría sacarle crías y venderlas.

P: coño papá es buena idea pero ya en la cava (parte de atrás de la camioneta) no cabe – le dijo mi primo.

T: llévatela delante, José Maria va a estar unos dos días en la parcela y el perro que el tiene es puro, para que los cachorros salgan bonitos y los podamos vender bien.

P: Bueno, pero seguro se va a ir llorando todo el camino, esa perra es muy necia y más ahorita en celo, Galder sube a Clarita ahí contigo y agarrala bien para que no se tire por la ventana.

Yo me bajé y agarré a la perra para subirla en el posapie de mi asiento, Clarita es una perra muy enérgica y juguetona, por su raza es gruesa y patas cortas así que entre mis piernas no iba a molestar mucho, este era su segundo celo por eso ya habían tenido experiencia de que se ponía muy pero muy eléctrica, a mi primo no le gustaba mucho la idea pero no había de otra.

Mi primo se subió yo ya estaba listo con Clarita sentada entre mis pies, pero en cuanto la camioneta arrancó la perra comenzó a llorar, serían unas dos horas bastante largas pensé, mi primo tenía cara de pocos amigos, de vez en cuando suspiraba y volteaba los ojos viendo a Clarita, yo trataba de calmarla pero ella solo quería subir al asiento, creo que no le gustaba mucho la vibración del piso.

Clarita saltaba a mis piernas y subía lo más que podía, dejando su cara en mi cabeza y sus patas delanteras en mis hombros como si me estuviese abrazando.

Solo así se quedaba un poco tranquila, cuando llevamos como diez minutos de carretera la perra comienza a llorar aún cuando yo la estaba cargando, mi primo la mira y le volteaba los ojos.

P: Quiere mear.- me dijo.

Yo miré a la perra y esta si tenía cara de que quería salir, mi primo se apartó de la carretera y entramos en unos matorrales, esta zona de Venezuela donde vivían mis tíos es el llano, así que la mayoría del terreno es plano, una que otra colina pero de resto poco se ven montañas.

Nos bajamos y la perra salió corriendo, pensamos que iba a hacer pipi de una vez pero se puso a olfatear varias cosas.

Tardamos más de lo que pensábamos y mi primo estaba estresado, la llamaba y la perra no venía, así que nos montamos a la camioneta para que pensara que nos íbamos y así fue que salió corriendo y se montó, así que íbamos en la misma posición mi primo manejando y yo de copiloto cargando la perra, yo no sé en qué momento pasó, o si fue la posición en la que llevaba a la perra (la cual quedaba justo sentada en mi entrepierna) que me comencé a calentar. Porque la perra iba tan tranquila que solo le sentía la respiración en mi nuca, yo la estaba sobando por la espalda y cada vez que pasábamos por algún hueco de esa carretera el culo de la perra pegaba justo en el guevo mío.

Yo le bajé un poco la mano y ya no le estaba sobando el lomo si no más abajo, mi mano terminaba sobándole el comienzo de la cola y volvía a subir.

La carretera no me ayudaba mucho porque como estaba tan deteriorada la camioneta saltaba mucho y el roce me ponía más caliente, ya llevaba ese guevo prensado, y la perra no sé si eran ideas mías pero creo que lo sentía porque se pegaba más, tanto abajo como en mi nuca, estaba chillando bajo como si quisiera algo, mi primo manejaba pero me volteaba a ver a cada rato.

En un momento soltó la mano derecha del volante y le acaricio el lomo a la perra.

-Que pasó perrita, estás asustada, o quieres otra cosa?- le dijo

La perra solo jadeaba.

Mi primo la comenzó a sobar por el lomo, por las patas y por las costillas, ella se quedaba tranquilita, a mí por mi parte me calentaba aún  más porque cada vez que él tocaba a la perra por algunas zonas como la costilla también me rozaba a mí.

-Por qué jadea tanto? Tendrá sed?- le pregunté a mi primo.

-No vale eso es porque está en celo, y se pone así, Putica jajajaja- me respondió y nos reímos juntos.

De un momento a otro la mano de mi primo se fue hacia el abdomen de la perra, y como estaba pegada a mi, también ponía sentir la mano en mi abdomen aún que por la parte de los nudillos, le comenzó a sobar el vientre y a pellizcarle las teticas, poco a poco fue bajando hasta que su mano le llegó a la vagina, así que tocó tanto la vagina de la perra como el guevo mío parado.

  • Clarita no es la única que está caliente- me dijo
  • Ay primo es que el roce hizo que se me parara- le respondí avergonzado
  • no te disculpes, a ella le gusta.- me dijo sonriendo maliciosamente

Yo sentía como mi primo jugaba con la cuca de

La perra, el guevo mío estaba a reventar, yo gemia por lo bajo y la perra se aferraba más a mi, levantaba un poco la pelvis para que mi primo siguiera haciendo lo que le hacía, de verdad si estaba putica la perra, mi primo comenzó a meterle un dedo en la cuca y me dijo que estaba mojadita, yo estaba que acababa de la excitación.

  • Uff que rico- decía mi primo- tiene la cuca mojadita, esta perra lo que quiere es guevo primo, le estoy metiendo dos dedos y se le van hasta el final.

Yo me estaba volviendo loco, mientras mi primo dedeaba a la perra a mi me estaba manoseando en guevo sin querer o queriendo, sentía la mano grande de mi primo en todo el tronco del guevo, aunque no tenía la mano de frente la sensación era increíble, así duramos como cinco minutos, hasta que mi primo me dice.

  • Metele el guevo.
  • Que?- le dije.
  • Si chamo, sácate el guevo y se lo metes, así como la llevas, que te cabalgue.
  • ¿Y no me muerde?-  pregunte, entre excitado y asustado.
  • No vale, si eso es lo que quiere, le estoy metiendo los dedos hasta el fondo y lo que hace es gemir, dale dale.
  • Tenla ahí pues- le dije a mi primo, que la agarro por el lomo con la mano que tenía suelta, mientras yo me acaba el guevo.
  • Meteselo de una vez- me dijo.

Yo me desabotone el pantalón, y me lo bajé un poco junto con el bóxer,  no fue difícil sacarme el guevo porque lo tenía prensado, se lo puse en la entrada a clarita y se lo dejé ir, la perra soltó un gemido ahogado y yo también, la sensación es indescriptible, lo caliente de la cuquita fue Uff, lo apretadita que estaba, lo babosita, podía sentir como las paredes apretaban todo mi guevo.

La agarre por la cadera y la hacía subir y bajar, la perra estaba tranquilita, podría decir que lo estaba disfrutando, mi primo me miraba y su cara se había transformado, se le notaba que estaba excitado a más no poder, dejo de acariciar a clarita y se saco el guevo del short, ese mástil estaba a mas no poder, él se masturbaba mientras me miraba a mí cogiendome a la perra, que momento tan rico, cada vez le daba más duro a clarita, sentía que no podía aguantar más y que en cualquier momento le iba a llenar la cuquita de leche, en un momento me dejé llevar de la calentura y levantaba a clarita hasta que la cabeza del guevo le quedara en la entrada y la volvía a bajar de golpe, enterrándole todo el guevo hasta la pata, así le di unas cuatro veces más hasta que no aguante más y le acabe adentro.

-No puedo más- dijo mi primo, giró a la derecha y se orilló cerca de unos matorrales, se estacionó, se bajó de una sin guardarse el guevo ni nada y se fue hasta la puerta del copiloto, ya yo había salido de clarita y su cuquita estaba chorreando leche. – córrete hacia allá- me dijo mi primo indicándome que me moviera al puesto del piloto- y agarra a clarita por las patas delanteras, que me la voy a coger pero duro.

Yo hice lo que me dijo, él agarró a clarita de las caderas y la puso boca abajo sobre el asiento, haciendo que las patas traseras le colgaran por el asiento hacia la puerta, mi primo se puso detrás de ella masturbandose y le empezó a meter dedos en la cuca.

-Que rica perrita – le decía- te dejaron la cuca llena de leche, mira como te chorrea- mi primo le metía uno, dos y hasta tres dedos- te gusta eso perrita, te voy a dar guevo como te gusta, guevo de macho, te voy a dejar llenita de leche para que te vuelvan a coger- mi primo estaba desenfrenado, y la perra no hacía movimiento de soltarse ni nada, al parecer si le gustaba.

Mi primo le puso la cabeza del guevo en la entrada a clarita si se la comenzó a meter, con lo húmeda que estaba la perra y la leche que yo le había dejado, los veintidós centímetros de mi primo se deslizaron poco a poco, la perra ahora si comenzó a moverse incómoda, quizás por el tamaño del guevo de mi primo, yo la sujetaba y mi primo la comenzó a embestir como loco, le daba y le daba duro, la perra chillaba pero a él no le importaba, estaba jadeando, sudado, se subió la franela y se la puso detrás de la nuca, se veía demasiado excitado y demasiado sexy.

-Que rica cuquita, te gusta como te doy guevo putita- le decía. El guevo de mi primo se perdía en la cuca de la perra, se lo sacaba y después se lo volvía a meter hasta la pata -Uff que rico, mira como se le va toda, y como la aguanta, eso era lo que quería la perrita, quería guevo de macho, que le llenaran la cuquita de leche, Voltéala primo- me indicó.

Yo voltie a la perra y cuando la vi tenía la cuca hinchada, como cuando se la cojen los perros, mi primo se agarraba el guevo que estaba mojado entre la humedad de la cuca de la perra y la leche mía, le puso el guevo en la entrada de la cuca y se lo dejó ir, fue impactante y excitante porque se podía ver como el guevo de mi primo penetraba a clarita, su vientre se abultaba para darle paso a semejante herramienta, mi primo le daba sin contemplación, la agarró de las patas traseras y se lo metío todo, por una dos y hasta tres veces seguidas, los dos gemían, la perra se quejaba pero se notaba que también le gustaba, mi primo comenzó a darle más duro y más rápido y en un momento me dice que va a acabar, le da la última embestida y le saca el guevo, se comienza a pajear agarrándole las tetas a clarita y acaba unos chorros de leche que me llegaron a dar a mí que estaba sosteniendo a clarita, me cayó en la ropa y en la cara, yo solté a clarita y esta se fue hacia los posa pies a lamerse la cuca.

  • Que rico, que rico, una de las mejores acabadas de mi vida- decía Pepe, mientras yo me limpiaba la ropa y me volvía a mover a mi asiento.

Pepe se fue a su asiento, prendió la camioneta y seguimos nuestro camino, hicimos las ventas y después llevamos a clarita con José Maria, un viejo de pueblo bastante simpático también, nos dijo que la perra seguro salía preñada rápido porque tenía la cuca muy hinchada, que eso quiere decir que está en el punto máximo del celo, mi primo le decía que sí y me miraba a mí riéndose, dejamos a clarita y nos montamos en la camioneta, mi primo me miró y me dijo -mira esto- llevó su mano a mi ceja y agarró algo con su dedo y ese mismo dedo me lo metió a la boca, yo estaba tan desprevenido que no tuve reflejos de nada, el solo se hecho a reír y arrancó la camioneta, mientras yo saboreaba lo que me había metido en la boca, lo cual al poco rato supe que era su semen, que me había quedado pegado en los pelos de las cejas, no dije nada, solo me saboreé con mucha malicia para que él me viera, el solo puso su cara de pícaro y seguimos nuestro camino a casa.

************************

Dedicado a mis Zoocios

Chicos disculpen que he estado perdido con las anécdotas, ahora soy papá a tiempo completo (Hay muchas cosas morbosas que contar)

Pero trataré de estar más activo, déjenme comentarios que me gusta mucho leerlos y me pueden buscar en telegram, podemos hablar y compartir cosas. @galderb7

88 Lecturas/14 agosto, 2025/0 Comentarios/por Galderbennett
Etiquetas: amigos, baño, hermano, mayor, semen, sexo, vacaciones, viaje
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