De viaje con un amigo 3
Después de una gran mamada de culo en silencio, lo que menos quería era verle la cara al Burro y a mi amigo..
Tenía que bajar a comer aunque no quisiera, me senté en la cama a repasar lo que había ocurrido y hacer un plan para poder evitar al Burro el resto de mi estadía ahí. En mi cabeza todo era perfecto y no había falla, pero la realidad era otra.
Después de unos 15 minutos decidí bajar, supuse que estarían terminando de comer, así no tendría que sentarme con ellos a la mesa. Estaba equivocado, me estaban esperando para comer, así que nos sentamos todos a comer.
Para mi fue un momento muy incómodo, todo el tiempo estuve evitando las miradas del Burro y tratando de hacer sólo contacto visual con Alberto, pero si seguía así, se iba a dar cuenta de que había algo raro y no quería que él sospeche que su papá me dio la mejor comida de culo del mundo.
Terminó la comida, pero el peligro real empezaba aún… la sobremesa.
El burro sacó dos cervezas, una para él y una para Alberto, hicieron un brindis y siguieron con la plática, tenían años sin verse, era normal que no dejaran de platicar.
Después de lo que fueron varias horas de plática sobre nuestras vidas, lo que hemos hecho, viajes, gustos, etc. El Burro pensó que era hora de ponerse más cómodos.
- Ya pronto va a anochecer, ¿no les parece que es hora de estar más cómodos para seguir esta plática? – Dijo esto mientras se ponía de pie.
- Creo que voy a volver a mi bata de diario, odio esta ropa – dicho esto empezó a reír.
Decidí ponerme ya mi ropa para dormir, por la hora. Una playera sin mangas y un short; no suelo dormir con ropa interior y hoy no iba a ser la excepción, además llevaba contadas para la ocasión.
Mientras subía las escaleras, el Burro venía bajando con su bata abierta dejándome ver su verga colgando en todo su esplendor. Mis ojos no pudieron evitar irse directamente a ese gran pedazo de carne negra que tanto deseaba. El Burro sólo me sonrió, esto me puso nervioso; aceleré mi paso y subí corriendo lo que me faltaba de escaleras.
Cuando bajé de nuevo, encontré a Alberto y su papá sentados en la sala, en la misma posición que estuvimos en la mañana. Tenían una lata de cerveza cada uno en la mano y había un vaso de refresco para mí.
El resto de la tarde se fue rápido y pronto la noche cayó, en todo ese tiempo no pararon las insinuaciones del Burro en cada ocasión que podían. Cada vez estaba más nervioso de ver su gran verga a través de la bata. El Burro era muy cuidadoso de que Alberto no note ninguna insinuación y parecía que estaba teniendo éxito con eso.
Alberto se paró al baño y el Burro aprovechó para ponerse de pie y sacar su verga; le dio unos sacudones para hacer que se ponga dura, no me quitaba la vista de encima y yo no dejaba de ver su verga, estaba hipnotizado.
No podía moverme, sólo contemplar ese monstruo.
La puerta del baño se abrió y el Burro cerró la bata rápidamente, se encaminó al baño y al encontrarse con Alberto en el camino, le dijo algo al oído, los dos rieron. Eso hizo que me ponga más nervioso aún.
El Burro regresó a su lugar y dio un sorbo a su cerveza, la bajó y apretó la lata.
- Se gastó, te toca dar tu tanda, Ricky. – Me volteó a ver y giró su cabeza hacia el refirgerador.
- -S… sí. – Tartamudeé, como siempre.
Me puse de pie para ir por más cerveza, mi short de dormir me quedaba muy ancho, cada paso que daba se me caía un poco, cuando me volteé sentí los ojos del Burro en mis nalgas, ya que tenía caído el short.
Les entregué las latas de cerveza, eran las últimas y se los hice saber. Pensé que después de estas iríamos a dormir.
Estaba equivocado… Tan pronto se gastó la cerveza el Burro se puso de pie y regresó con una botella de whisky, 3 vasos con hielo y agua mineral.
- De esta no te salvas Ricky, este es para los 3 – Dijo mientras me servía un vaso de licor.
Lo tomé y brindamos los 3, luego dimos un sorbo y continuamos con la plática.
Rápido se gastó el agua mineral y el hielo.
- Que raro, de nuevo te toca abastecernos, Ricardo. – Me dijo Alberto mientras me entregaba los vasos vacíos de él y su papá.
Los tomé y tambaleante me puse de pie, habían sido 3 vasos y sentía que fueron 20. Mi short lo tenía a media nalga y tenía las manos ocupadas para poder subirlo.
- Hoy estás de exhibicionista – Me dijo en voz alta Alberto mientras reía. No pude evitar ponerme rojo como tomate, pero no podía hacer nada hasta que asiente los vasos.
Como pude, llegué a la cocina para servir hielo en los vasos, tomar un agua mineral y acomodar mi short. Estaba regresando a la mesa pero a cada paso mi short caía un poco más. Estaba visiblemente apenado, debido a lo blanco de mi piel, no podía evitar que se notara lo rojo que estaba. Para poner las cosas en la mesa tenía que inclinarme, al hacerlo la primera vez, Alberto no aguantó la tentación y me dio una nalgada que me dejó la mano marcada en mi nalga.
El Burro sólo se echó una carcajada mientras los dos brindaban y reían por lo alto.
El agua se gastó de nuevo y la botella ya casi estaba por acabarse. El Burro se puso de pie y dijo que lo mejor sería que Alberto se quedara en la habitación, que yo ocupara el sillón y que el pondría una colchoneta para dormir en la sala también. A Alberto no le gustaba la idea de que su papá duerma en el piso pero el Burro insistió.
Alberto se despidió de nosotros y subió a la habitación, yo me acosté en el sillón y de inmediato me dormí. Entre sueños pude ver que el Burro se estaba masturbando frente a mi.
Se acercó a mi y puso su verga en mi boca mientras se masturbaba. Con una mano me abrió la boca y me metió su gran pedazo negro de carne. Luego se acomodó, se montó y quedó en posición de 69, tomo mi verga dormida y empezó a mamármela también.
- ¿Ya despertaste, verdad? – me preguntó.
Seguí haciéndome el dormido, el Burro dejó mi verga que seguía flácida y se pasó a mi culito. Empezó a darme un beso negro de ensueño mientras yo seguía con su verga en mi boca.
Estuvimos en la misma posición como 5 minutos hasta que paró, se puso de pie y me dio la vuelta, quedé boca a bajo y con mi culito a toda su disposición.
Se acomodó de nuevo y siguió con el beso negro, con sus manos abría mis nalgas y metía su lengua hasta el fondo.
Entre sueños gemía, lo estaba disfrutando pero realmente mi cuerpo no podía moverse. Empezó a meter sus de dos; primero uno, lo metía y sacaba, lo movía en forma circular y mis gemidos seguían. El Burro sabía que estaba disfrutando.
Metió otro dedo y ahora abría mi culito con los dos y alternaba con su lengua, ahora entraba más. Mis piernas se empezaban a mover del éxtasis en el que estaba.
Era momento de otro dedo, yo ya no podía más con el placer que sentía, tenía ganas de gritar pero no podía, sólo gemidos salían de mi boca. El Burro estaba perdido en mi culo, sus gemidos y gruñidos eran lo más excitante que jamás había escuchado.
Llegó lo que tanto había esperado. Se montó y empezó a pasar la cabeza de su verga dura en mi huequito abierto. Sentía que estaba sudando como nunca, iba a explotar del calor que sentía.
De un solo golpe me metió la cabeza, sólo pude alzar mi cabeza y el Burro gemía y casi gritaba de lo rico que sentía. Se masturbó con su cabecita dentro de mi culo hasta llenarme el culito de leche.
Sus jadeos cortaban el silencio de la noche, sacó su verga y la azotó en mi nalga. Se bajó y me dio una fuerte nalgada.
- Mañana tendremos más tiempo para nosotros – Me dijo antes de acostarse en el suelo.
Wow ,sigue por favor