Del gimnasio al cine porno gay
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por morochouruguayo.
Nunca me atreví a hacer nada ya que ahí me conocen, por lo que un día decidí mitigar mi excitación en un cine porno gay casi pegado al gimnasio donde voy en Montevideo por la calle convención.
Después de pagar mi entrada, entré a la sala grande y me acomodé por el medio, en una butaca que daba al pasillo. Había pocas personas porque todavía no empezaba la película, pero ni bien rodó el film, comenzaron a aparecer los primeros morbositos del porno.
La trama no era nada interesante. Se trataba de unos hombres (militares; algunos jóvenes y otros maduros) que charlaban sentados en unos sillones. Al principio no pasaba nada, transcurrieron varios minutos hasta que se inició la acción.
Fue en ese momento que entró a la sala del cine un muchacho, de unos 25 años, algo robusto, que se paró al lado mío. Tras estar parado unos minutos, se acercó, extendió una mano para acariciarme el bulto sobre el pantalón, y luego se sentó a mi lado. Me bajó el cierre de los jeans, me sacó la pija afuera masturbándome y besándome lentamente. Yo también saqué su verga y lo empecé a pajear, mientras el pasaba su mano por mis nalgas.
Como la posición en la que estábamos era poco confortable, me ofreció que fuéramos al cuarto oscuro del fondo para que estuviéramos más cómodos, a lo que contesté que sí.
Una vez parados en el cuarto oscuro, nos sacamos las ropas y comenzamos a apretar y a besarnos con lujuria, y como algunos de los que estaban ahí en el cuarto oscuro querían intervenir, y solo queríamos estar los dos, tomamos nuestras cosas y nos fuimos para el baño contiguo al cuarto oscuro.
Así seguimos con la calentura in crescendo, pajeándonos mutuamente y besando nuestros pezones, tocando cada una de nuestras partes. El chico se agacho y comenzó a chuparme la verga, mientras me metía un dedo ensalivado en el culo. No daba más… quería ponérsela ya en ese instante. Lo levante, lo puse contra la pared y frotaba mi verga contra su cola, se meneaba brindándome el orto para que fuera mío. Así estuvimos un rato hasta que le pregunté si tenía un preservativo… y me dijo que no. Yo tampoco tenía, por lo que lo de la penetración quedó cancelado.
Estuvimos un rato más franeleando, y el me pajeó hasta que mi verga eyaculó tirando varios chorros de leche. Yo también lo masturbé, haciéndolo acabar todo ese semen acumulado en la calentura.
Nos besamos, y aprovechamos un lavatorio y obviamente lavamos nuestras partes.
Quedamos en que compraríamos preservativos en la boletería y luego de un rato volveríamos a estar, y así lo hicimos, pero la continuación se la cuanto si les gusto este relato real.
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