• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (7 votos)
Cargando...
Gays

DEMASIADO ANSIOSO

En mi adolescencia sólo pensaba en el sexo, tenía un amigo especial, pero nunca lograba ir más allá, él decía que no estaba seguro, que esperáramos etc, pero yo me deshacía por tener un macho dentro.
Desde siempre supe que era homosexual, aunque en el entorno familiar en que me encontraba darme a conocer habría significado que me echaran de casa como mínimo.
A mis 15 años, no sabía que hacer para satisfacer mis deseos, me masturbaba día y noche a escondidas obvio, veía porno en internet, per nada saciaba mis deseos, por las noches metía mis dedos, después comencé a meter una vela en fin… conocí a un chico cerca de mi casa y nos hicimos amigos, la verdad es que mi único interés en él era que me metiera mano, y así fuimos haciéndonos cercanos hasta que, un día solo en su casa me atreví y le di un beso, desde ese día fuimos una especie de novios, pero él no permitía ir más allá de besos y abrazos, cada vez que intentaba tocar su entrepierna, él quitaba mi mano, cada vez que mi calentura, que era siempre jeje, él me rechazaba diciendo que debíamos esperar, que éramos muy chicos aún, que no estaba seguro y toda una serie de tonteras, yo soportaba porque al menos tenía un hombre para besar, pero en mi casa me pajeaba como loco. Pasó un tiempo y la cosa no cambiaba y yo cada vez más desesperado por sexo.
Cerca de mi casa había una familia de lo más desagradable, no eran muy queridos en el barrio, sobre todo el hombre tenía fama de buscapleitos y borracho, los fines de semana hacían fiestas y no era raro que terminaran en discusiones en la calle. El hombre, de nombre Óscar, era alto, grueso, no gordo, no era feo, tampoco una belleza, pero tenía algo de animal, de salvaje, de macho, la verdad es que cada vez que lo veía, en mí afloraba una sensación de miedo, desagrado, calentura y deseo. Evitaba encontrarme con él, estaba seguro que si se daba cuenta que lo miraba o bien me daba una paliza o se encargaba de decir a todo el mundo que yo lo había mirado con cara de maricón.
Una noche volvía de la casa de mi novio amigo, con la calentura a flor de piel, la verga dura y con manchas en el pantalón de la cantidad de precum que me hacía salir mi novio amigo, también con rabia por no lograr nada a pesar de mis ruegos. Enfilé por la calle con mi único objetivo de llegar a mi casa y meterme en mi cama para descargar mi leche, si no llegaba pronto me iba a pajear por ahí detrás de un árbol, en las sombras del callejón, estaba muy caliente. Doblé hacia mi casa y casi choco con Óscar, lo esquivé, pude notar su olor a alcohol, sentí miedo, pero por esas cosas misteriosas de la vida, lo miré directo a los ojos y lo saludé con un hola, cosa que nunca había hecho, él me miró y me devolvió el saludo, los dos nos quedamos ahí parados, nuestras miradas no se apartaban, sentí que mi calentura aumentaba, él me dijo:- quieres un trago y extrajo una lata de cerveza de su bolsillo, yo ya no pensaba con claridad, sólo alargué la mano y tomé la lata, bebí un largo trago y se la devolví, él:- vamos a a camioneta y nos acabamos esta cervecita, moví la cabeza en señal de aceptación y lo seguí, entramos por un portón donde guardaba su camioneta, entramos en ella, yo temblaba, me acomodé y recibí nuevamente la lata de cerveza, ambos en silencio, cuando volvió a pasarme la lata para beber otro sorbo, ya no razoné, sólo me guíe por mi instinto de saciarme y le tomé la mano, pasó un segundo que para mí fue una eternidad, hasta que él sin quitar su mano de la mía, me preguntó:- te gusta la verga, esa palabra inundó mi cuerpo, había soñado con que un hombre me preguntara si me gustaba la verga, ya sin miedo, sin vergüenza, respondí.- mucho, pero nunca he hecho algo, hubo otro silencio y luego sin mediar palabra Óscar casi se abalanzó sobre mí, sentí su boca sobre la mía, su lengua, en un instante estaba sin polera y él sin camisa, luego me bajó el pantalón de buso y pudo darse cuenta lo caliente que estaba, me acarició la verga, entre sus dedos tomó el abundante precum y se lo llevó a su boca, luego me besó nuevamente. Yo le saqué su pantalón y me apropié de su verga, hermosa, no era muy grande, si gruesa, para mí era perfecta, la amé desde que la toqué con mis manos, inmediatamente me metí entre sus piernas y empecé a chupar esa verga con desesperación, no podía creer que tenía llena la boca de verga, la sacaba, la besaba entera, luego me metía sus huevos enteros en mi boca, quería su verga por todo mi cuerpo, cuando la tenía muy dura y completamente chorreante de mi baba, con un rápido movimiento quedé sentado sobre mi macho, y aunque sentí dolor, por ser mi primera vez no me importó, mi objetivo era tenerla toda dentro hasta que me llenara de leche. Entre besos y caricias mis movimientos y gemidos se aceleraban, mi macho desató su furia y arremetía con fuertes movimientos mientras me apretaba las nalgas con su manos y su boca pegada a la mía. Con una estocada que llegó hasta lo más profundo, su verga se hinchó, palpitó y comenzó a descargar su leche dentro mío, sentí como me llenaba, no aguanté más y me corrí sobre su estómago, nos quedamos ahí besándonos, la verdad era que yo quería quedarme toda la noche ahí ensartado en su verga, pero sonó el celular en su casaca, era su mujer, él dijo que iba para allá, con rabia me bajé de su verga y aunque él tenía que irse de inmediato, no lo iba a dejar partir así no más, así que me arrodillé y a pesar de su negativa, metí su verga en mi boca hasta que estuvo dura completamente y la degusté hasta atragantarme con su descarga de leche que saboreé gota a gota, le dejé completamente limpia la verga con mi lengua y salimos, él se fue en dirección hacia su casa y yo caminé detrás a cierta distancia.
Cuando estuve en mi pieza entré al baño y pude comprobar que tenía el agujero aún abierto y quedaban restos de semen en mi calzoncillo, me bañé y frente al espejo pude notar que tenía un chupón en el cuello y mordidas en mi tetillas, me sentí feliz.
Luego relataré las siguientes aventuras que tuve con mi macho y sus amigos, espero les guste el relato.

20 Lecturas/8 julio, 2025/0 Comentarios/por Electricghost
Etiquetas: alcohol, amigo, amigos, baño, leche, semen, sexo, verga
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Apoyando a mi tio 2
I – ¡Enséñame tú, papi!.
ME COGIERON EN UN CAFE PUBLICO
Niña calenturienta 4
La licenciatura
Una tarde de sexo sudor y ricos orgasmos
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.123)
  • Dominación Hombres (3.415)
  • Dominación Mujeres (2.625)
  • Fantasías / Parodias (2.695)
  • Fetichismo (2.321)
  • Gays (20.684)
  • Heterosexual (7.326)
  • Incestos en Familia (16.623)
  • Infidelidad (4.096)
  • Intercambios / Trios (2.800)
  • Lesbiana (1.082)
  • Masturbacion Femenina (763)
  • Masturbacion Masculina (1.590)
  • Orgias (1.779)
  • Sado Bondage Hombre (413)
  • Sado Bondage Mujer (150)
  • Sexo con Madur@s (3.712)
  • Sexo Virtual (229)
  • Travestis / Transexuales (2.253)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.212)
  • Zoofilia Hombre (2.055)
  • Zoofilia Mujer (1.608)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba