======DESCUBRIENDO EL CORAZÓN=====
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ruby-23.
Dos jóvenes caminaban a través del bosque escuchando los trinos de las aves y observando las ardillas como jugueteaban entre los huecos de los arboles, mientras el viento soplaba suavemente moviendo las hojas en un suave vaivén. Sin notarlo los dos jóvenes se habían perdido tras haber jugado a perseguir ardillas, ahora ni siquiera se escuchaba las voces de sus compañeros del colegio, todos se dirigían a un pequeño campamento para excursiones por una semana.
Fran de tez bronceada, ojos miel con cierto toque de frialdad, cabello negro rebelde, complexión delgada y ligeramente más bajo que la mayoría de sus compañeros; observaba a su alrededor, al percatarse que su grupo no era visible sintió cierta molestia al pensar que se habían perdido. Por su parte Diego de tez clara, ojos grises, cabello castaño ligeramente más alto y fornido que Fran observaba todo con serenidad.
– ¡Demonios! ¡¡Ya nos perdimos!! todo el grupo ya debe estar en el campamento y nosotros aquí sin saber qué rumbo tomar.
Diego se acerco para darle una pequeña palmada en la espalda para tratar de confortarlo.
– Vamos no seas pesimista, pronto llegaremos y podrás descansar tranquilo y sin miedo. – A esto último agrego una leve sonrisa.
Fran volteo rápidamente y con mirada molesta le contesto.
– ¡¡¡No soy marica, para tener miedo de estar perdido!!!
Diego se sorprendió un poco ante la reacción de su amigo pero tranquilamente contesto.
– pero no te molestes, no fue mi intensión ofenderte, sabes que es lo último que yo haría.
Fran, se avergonzó al haber reaccionado de tal forma, bajo un poco la mirada para disculparse.
– Lo siento… es que estoy nervioso, nunca antes había estado en un bosque tan tarde y es algo inquietante.
Diego nuevamente le dio una palmada en el hombro en señal de disculpa, con un tono de voz dulce le responde.
– Vamos, no te aflijas no pasa nada, además no estás solo… estoy contigo, mira allá esta una cueva podemos refugiarnos y pasar la noche ahí. – Sonrió ampliamente. – Además es mejor que pasar la noche a la intemperie ¿no crees?
Fran accedió después de todo ya era muy tarde y ese lugar resultaba ideal para pasar la noche, la cueva era pequeña pero lo suficientemente amplia para los dos, parecía que antes alguien estuvo ahí, había señales de una fogata con un tronco a un lado para sentarse.
La luna llena iluminaba el bosque con un tinte azulado haciendo una mezcla entre mágico y tenebroso. El sereno de la noche llenaba de rocío la vegetación haciendo que destellara con la luz de la luna. Se comenzó a soltar un frio que calaba hasta los huesos, el viento helado inundaba todo el bosque provocando un murmullo al pasar por entre los árboles. El frio era tal que los animales buscaran refugio para resguardarse del intenso frio que imperaba aquella noche.
En la cueva Fran terminaba de encender la fogata y a pesar de que estaba cerca de ella no podía evitar titiritar de frio, Diego al notar el esfuerzo inútil de Fran por calentar su cuerpo abrió su chamarra atrayéndolo en un cálido abrazo. Fran abrió grandes los ojos ante la sorpresa de ese abrazo inesperado.
– ¡¿Qué haces?! – Volteo a verle con esa interrogante en el rostro.
– Pues calentado un poco tu espalda, ¿o quieres pescar un resfriado? – Decía esto mientras lo cobijaba entre sus brazos.
Su mirada era tierna y su voz tan dulce que Fran no pudo oponerse más a aquella acción, le resultaba vergonzoso pero al mismo tiempo muy reconfortante.
– Gracias… – Esas palabras fueron apenas audible.
Hacía tiempo que eran muy buenos amigos, desde que Diego entro en su vida género un gran cambio de ser un lobo solitario y peleonero a un chico tranquilo más responsable y estudioso.
Diego tenía ese algo especial que fue dominado ese carácter tosco y rejego que caracterizo por mucho tiempo a Fran; él era un niño maltratado y abandonado, eso lo volvió triste y osco pero cuando llego a su vida Diego, se comenzó a sentir tan bien a su lado, tan lleno de paz en su corazón. Y sobre todo por esa mirada dulce que siempre tenía para él, pocas veces lo veía molesto y eso ocurría cuando alguien intentaba pasarse de listo con él, Diego salía a dar la cara para defenderle.
Poco a poco su cuerpo fue calentándose y sin darse cuenta se comenzó a acurrucar en un costado, recargado su cabeza en el hombro izquierdo de Diego, empezó a cerrar los ojos al sentir el suave calor de que le inundaba todo el cuerpo; esa cercanía le permitía aspirar el aroma cítrico de la colonia de su amigo, inundando todos sus sentidos. El momento era tan perfecto, comenzó a sentir una paz tan grande que solo era capaz de percibir con él.
Diego, por su parte lo veía como un chico dulce que solo buscaba ser protegido y amado, desde que sus caminos se cruzaron quiso brindarle todo ese cariño y protección que necesitaba pero sin darse cuenta se fue convirtiendo en algo más profundo que se le comenzaba a salir de control, aun así trataba de evitar perder la compostura para no incomodar a su amigo o alejarlo.
– ¿Ya se te quito el frio?
Fran, aun con los ojos cerrados y con un semblante bastante relajado froto su mejilla contra el hombro de su amigo.
– Sí, ya gracias… sabes si me hubiese quedado yo solo me abría dado mucho miedo, no lo hubiera admitido, pero… contigo es distinto tú me entiendes no eres como el resto de los idiotas que me he topado o como mi padre que de marica no me baja. – Abrió lentamente los ojos apretando los puños al recordar eso.
Al notar esto Diego, le soltó un poco, con su mano le acaricio ambos puños, Fran sorprendido lo volteo a ver.
– ¿Qué haces?
– Solo intento comprender por qué tu padre te ha lastimado tanto, no se ha dado cuenta la hermosa persona que eres y lo mucho que vales.
Fran, no entendía porque Diego era tan tierno, esto lo hacía sentir confundido y a la vez atraído por él, por tantos detalles que tenia no podía evitar desear estar siempre a su lado, era cariñoso y no lo juzgaba siempre trataba de entenderlo. No quería admitir lo que sentía por Diego, no quería ser un “marica” como lo llamaba su padre constantemente.
Diego interrumpió sus pensamientos con una caricia en sus mejillas, brindándole una tierna mirada.
– ¿En qué piensas?
Fran lo volteo a ver con mirada inquisidora, perdiéndose en esa mirada reconfortante.
– Dime Diego ¿Por qué eres tan tierno conmigo? ¿Por qué me proteges tanto? – Mientras decía esto puso su mano sobre la que Diego tenía en su mejilla.
– Porque tú eres mi amigo y no me gusta verte triste y porque te quiero…
Al escuchar esa palabras Fran, ensancho los ojos, parpadeando rápidamente sorprendido por lo que acababa de oír.
– ¿Qué dices…? ¿me quieres…? – Bajo el rostro tratando de asimilar esas palabras.
– Sí, eres mi pequeño amigo que necesita ser querido y protegido – Mientras decía esto juntaba más sus cuerpos.
Al escuchar la palabra de “amigo” no pudo evitar sentir que algo se rompía en su interior, eso le hizo caer en cuenta de que lo que trataba inútilmente de disfrazar como una amistad era en realidad amor, ya no había duda, amaba a Diego. Por todo lo que encontró en él, de a poco se metió tanto en su corazón que se transformo en amor y el que lo viera como a un “amiguito” le hacía sentir una tristeza tan profunda que le oprimía el corazón; sus ojos comenzaron a cristalizarse ante la decepción, al sentir que lo traicionaban las fuerzas y que las lagrimas caerían de sus ojos volteo agachando el rostro para evitar que Diego se diera cuenta de su turbación.
Diego lo atrajo hacia él con un abrazo más apretado, se había dado cuenta de la reacción de su amigo, la cercanía que tenían le permitía ver todas las reacciones de Fran, pese a que él lo trataba de ocultarlo.
– Te quiero, Fran… te quiero mucho… no debes olvidarlo jamás.
Fran, no entendía porque pero no quería escuchar más esas palabras que lo lastimaban, ese cariño de amigo le dolía, pero aun así no quería que ese abrazo terminara, quería estar junto a él, entre sus brazos sintiendo la protección de quien amaba. De repente Diego se le acercó al oído susurrando
– Y tú Fran ¿me quieres?… – El tono de su voz era inusualmente suave.
– Yo… sí… sí te quiero… – Le inundo un fulgor carmesí en las mejillas.
Esto fue apenas audible, pero la cercanía entre ellos hizo que Diego escuchara perfectamente. Sin más Diego beso suavemente la mejilla de Fran provocando que este se tensara por la sorpresa.
– ¿Qué haces?, ¿Por qué me besas?, ¿Qué pretendes? – Le mira con desconcierto.
Diego sin soltarlo le brindo una dulce mirada, le acaricio la mejilla, contemplando cada una de las reacciones que su amigo tenia.
– Solo fue un beso en la mejilla. ¿Qué tiene de malo?
– ¿¡Qué tiene de malo!? ¡¡que somos hombres y los hombres no se besan!!
– ¿Por qué no?, si nos queremos ¿Por qué no te puedo besar?
– ¡¡¡porque no soy… no soy… mar… tu novio ni nada por el estilo!!!
– Es verdad no eres marica, eres un chico muy especial… por eso te quiero… y bueno lo de ser mi novio tiene remedio… – Junto sus labios a los de Fran susurrando. – ¿no crees…?
Fran, completamente sonrojado no podía mover su cuerpo por el nerviosismo, su corazón latía como loco a 1000 por segundo parecía que se le saldría del pecho. La cercanía de sus rostros provocaba casi un roce de labios; esto lo tensaba a tal punto que su cuerpo ya no le respondía. Como pudo reunió fuerzas y exclamó con molestia.
– ¿Qué intentas, jugar conmigo?, ¡¡¡ No te creí tan bajo, suéltame!!!
Forcejeo sin éxito, Diego lo tenía sujeto muy bien y su cuerpo lo traicionaba; en ese momento su fuerza no era suficiente para soltarse de su captor.
– No seas tonto… – Su voz ya no sonaba tierna, ni reconfortante en su lugar tenía un tono muy sensual y provocativo -…Es que no te has dado cuenta de cuánto te amo; deseo tenerte conmigo a cada instante…
Fran no daba crédito a aquellas palabras tan reveladoras pero que al mismo tiempo le sonaban imposibles de creer.
– ¡¡¡No mientas!!! ¡¡¡Tú solo me quieres u…
Antes de que terminara la frase una boca dulce capturaba la suya, y empezaba a saborear sus labios tan apasionadamente que Fran, sin darse cuenta comenzó a corresponder a ese beso cerrando sus ojos y rodeando con sus brazos el cuello de su amigo. No podía creer cuan agradable se sentía una boca experimentada que comía sus labios y saboreaba su lengua.
La excitación estaba creciendo ya no podía contener el deseo que sentía hacia Diego, cuando por fin tuvieron que respirar se apartaron lentamente, Fran estaba con la respiración algo agitada y los ojos aun cerrados mientras que Diego lo miraba con ternura, acariciándole con el índice el labio inferior que ahora había adquirido un color mas rosado y brilloso.
– Y bien ¿sigues pensando que no debemos besarnos? – Tomando un beso pequeño de aquella dulce boca que tanto había deseado saborear hacía tiempo atrás.
Fran reacciono abriendo bruscamente los ojos y apartando de golpe los brazos del cuello de su amigo, al caer en la realidad de lo que habían hecho.
– ¡¡¡Por Dios!!! ¿Pero qué demonios estamos haciendo? – Se llevo la mano a la boca.
Sin dejar de sorprenderlo Diego lo coloco encima de sus piernas abrazándolo y alzando su barbilla para verlo a los ojos.
– Solo expresando nuestro amor… porque tú me amas ¿verdad? – Le clavo aquellos ojos grises esperando su respuesta.
Fran, ya no podía ocultar más sus sentimientos, bajo la cabeza y la mirada para contestar débilmente.
– Sí… pero no está bien…
Diego lo forzó a mirarlo nuevamente, levantando un poco su barbilla.
– No tienes por qué avergonzarte de nuestro amor, tú eres una persona hermosa y vales mucho, por eso te amo, eres la persona más encantadora que he conocido y ya no quiero callar más lo que siento. Te amo Fran, te amo desde hace tiempo. Quería pensar que era cariño entre amigos pero me he dado cuenta de que es algo más grande que ya no puedo contener. Tenía que decírtelo…
– Pero que va a decir mi padre y las personas que nos conocen, sí resulte ser un….
Diego lo calló con un beso más dulce, antes de que dijera aquella palabra que le resultaba tan hiriente.
– … eres una persona que encontró el amor… y no solo eso… eres mi tesoro.
Al escuchar esas palabras Fran, sintió una calidez en su corazón que hacia rodar lagrimas de felicidad a través de sus mejillas, esas lagrimas que deseaba contener inútilmente corrían copiosamente por sus mejillas al sentirse correspondido por la persona que más amaba. Ya no quiso pensar en su padre, ni en nadie, solo en ese momento junto a la persona que era todo para él.
– Diego… te amo… también…
Diego se acerco besándole las mejillas, bebiendo las lagrimas que rodaban de esos ojos miel, secando por completo sus mejillas, Fran entre abrió los labios, cerrando los ojos, dejándose querer por Diego, él pausadamente entre besos llego a su cuello, provocándole un escalofrió a su ahora amante dejando escapar un profundo suspiro, entre besos llego a su oído susurrándole.
– Lo sé, siempre lo supe, por eso estaba seguro que hoy tendríamos la mejor oportunidad para confesarlo aquí, donde tenemos plena libertar y tranquilidad sin ningún curioso que rompa el encanto del momento.
– Así que lo tenias planeado todo desde un principio, eres un… – fue callado por otro beso.
– Un hombre enamorado que ya no soportaba estar solo como tu amigo, necesitaba tocar tu piel… besarte… amarte… hacerte mío…
Todo esto se lo susurraba al oído mientras sus manos hábilmente le despojaban de su chamarra y camisa, se separo solo para apreciar esa hermosa vista de Fran, que se estremecía envuelto en nervios al ser explorado por primera vez, Diego acariciaba sus hombros bajando lentamente sus manos por sus brazos le despojo de la camisa y chamarra.
Comenzó a recorrer su piel lentamente con besos pausados y cadentes hasta llegar al cinturón, Fran entrecerraba los ojos con la respiración agitada y un calor que le inundaba todo su ser, Diego se situó en el cinturón, lo zafó lanzándolo a un lado, bajo la bragueta del pantalón; en ese momento Fran lo interrumpió colocado la mano para evitar que continuara.
– No, ¿Qué haces? ¡no podemos hacer esto!
Diego le quito la mano, sin decir palabra le despojo del pantalón ágilmente, acariciando sus piernas en ascendente, se movió entre aquellas piernas como una cobra que se alza colocando su rostro frente a Fran con esa mirada plateada llena de libido.
– Ya te dije que quiero hacerte el amor… quiero que seas mío… solo mío hoy y siempre…
Diego comenzó a mover su mano sobre el miembro aun dormido de su amante, él hecho la cabeza hacia atrás soltando un fuerte suspiro, disfrutando de las caricias que le brindaba su amado. Diego aprovecho para besarle el cuello, mordiéndoles ligeramente la manzana, mientras continuaba con su labor sobre aquel pene al ver que la resistencia había sucumbido ante sus caricias. Le quito el bóxer para dar lugar a un miembro que comenzaba a despertar con un brillo cristalino en la punta, empezó a besarle nuevamente trazando caminos hasta su entrepierna, Fran realmente excitado con la respiración agitada solo podía soltar dulces gemidos de placer.
Al notar como su hombría crecía más y más Diego se levanto para despojarse de sus ropas mostrando su cuerpo varonil, Fran lo observo detalladamente deleitándose con ese esplendido cuerpo, Diego se abrazo a las caderas de su amante para introducir en su boca el miembro palpitante que pedía atención, mientras le masturbaba también le proporcionaba una deliciosa felación, con su otra mano le acariciaba la espalda y los glúteos. Su amado arqueo la espalda soltando un gemido más hondo e inconscientemente abría mas las piernas para sentir más esas atenciones a su longitud.
– aaahhh… aaahhh… Diego… Sigue… -Decía esto mientras se aferraba a la cabeza de su amante.
Al escuchar la voz de su amante llamarle quiso darle más placer acelerando el ritmo hasta que Fran, no pudo más corriéndose en la boca de su amante, él lo recibió tragando hasta la última gota, saboreando aquel néctar que lo enloquecía.
Diego ascendió entre caricias y besos pausados hasta sus pezones, ahí se detuvo para succionar, besar y saborear cada uno recorriéndolos con su lengua, Fran lo toma de los hombros implorando por más con su respiración agitada y entre cortada, su mirada cristalina y la boca entre abierta, rogaba porque no se detuviera pero Diego, ceso las atenciones a los pezones para proseguir su camino hasta su cuello y barbilla mientras que su manos exploraban el cuerpo de su amante y empezaban a juguetear con los pezones erectos nuevamente acariciándolos y rozándolos con las yemas de los dedos.
Dejándose llevar por la pasión devoraban sus bocas que hacía tiempo anhelaban saborear, Fran correspondía aquel beso apasionado sosteniéndose con ambas manos del cuello de su amante. Por su parte él recorría esa piel aterciopelada que exigía ser tocada incesantemente, dejo un memento aquel beso embriagador para besarle pausadamente el cuello, haciendo una trayectoria hasta sus hombros, decidió bajar a sus pezones para volver a saborear aquellos botones palpitantes y duros por la excitación.
– ahhh…humm… Diego…ahhh… me encanta… ahhh…
– Y esto solo es el principio… planeo amarte hasta que no puedas más y aun así implores que no me detenga…
Diego tendió una de las mantas que llevaban y coloco una chamarra como almohada, beso a Fran y sin soltar ese beso lo empezó a recostar en las mantas, Fran abrió sus piernas para darle espacio al cuerpo de su amante, hecho que provoco un roce bastante erótico entre sus miembros duros mezclando su líquidos cristalinos, se separaron lentamente Diego, le volteo boca abajo, continuo besándole la parte trasera del cuello bajando por su espalda hasta llegar a sus glúteos dándole pequeños mordiscos, Fran brinco en la sorpresa aunque rápidamente paso al sentir nuevamente que le besaba y le acariciaba. Su amante decidió proseguir con un fabuloso beso negro en su pequeño capullo. Todo esto llevaba a Fran al paraíso, jamás imagino que podía sentirse así. La razón ya no estaba presente solo podía gemir extasiado.
Diego reemplazo su lengua carnosa con un dedo que entraba y salía, Fran se arqueo al sentir la invasión, aunque su amante lo tranquilizo haciéndole saber que solo lo preparaba para algo aun mejor. Con esa promesa permitió que siguiera con su labor, le introdujo un segundo y un tercer dedo entrando y saliendo explorando el interior de su amante; con cada estocada de sus dedos le provocaba una oleada inmensa de placer, su botón ya estaba dilatado, palpitante y muy caliente listo para continuar con lo mejor, la longitud de su amante estaba dura y deseosa de poseerlo.
Se fue acomodando en aquel preciado capullo, haciéndole sentir lo excitado que se encontraba, rozando su duro miembro contra ese capullo que pronto florecería para él, Fran sonrojado se volteo a verlo, él también estaba deseoso de ser poseído por la persona que mas amaba en este mundo.
– Hazlo… quiero ser tuyo… solo tuyo… – Tenía miedo pero era más el deseo de ser uno con su amante.
Diego, introdujo la punta de su hombría lo más despacio que pudo para no lastimar a su adorado Fran, él lloriqueaba al sentirse invadido, le causaba un ligero dolor mezclado con placer. Sin darse cuenta levanto sus caderas para acelerar la penetración. Cuando por fin estuvieron unidos completamente, Diego espero a que se acostumbrara a su hombría disfrutando de la forma en que le apretaba aquel capullo, de a poco comenzó un cadente meneo. Los dos amantes estaban envueltos en esa sensación placentera, conforme sus deseos lo marcaban aceleraba más el compas de las embestidas y el movimiento de caderas.
Ahora Fran ya no sentía ninguna molestia la sensación era completamente excitante provocando que su conciencia se nublara mientras su miembro era masturbado por la hábil mano de su amante quien a su vez continuaba con las embestidas frenéticas.
De aquella cueva salía un concierto de gemidos, que rompían el silencio de la noche, Diego sentía que pronto se correría, saco su miembro y volteo a Fran para quedar frente a frente quería al momento de venirse ver el rostro de su amado; él se veía sonrojado, con los ojos cristalinos y con esa mirada miel que imploraba que no se detuviera. Diego se acomodo entre las piernas de su amante alzándole las caderas para entrar de una sola embestida, al momento de sentir esto Fran arqueo su espalda echando su cabeza hacia atrás, mientras soltaba un fuerte gemido, Diego lo atrajo a hacia él para saborear nuevamente sus labios mientras lo embestía. La fricción de los dos cuerpos estimulo el miembro de Fran, provocando que se corriera bañándolos a ambos.
Diego ya no aguantaba más, estaba al límite de su excitación corriéndose en ese momento con un gran orgasmo, inundando el interior de su amante con su semilla caliente.
– Ahhh… ahhh… ahhh…ahhh… ahhh… te amo…
– Yo… también… te amo… ahhh…ahhh… ahhh… – La sensación del semen caliente en su interior le llevaba al cielo.
Sin más fuerzas Diego se desplomo sobre el pecho de su adorado Fran, jadeando y agotado por el candente encuentro, Fran estaba igual de agotado con la respiración entrecortada y sorprendido por lo que habían hecho, pero tan lleno de paz. Por primera vez en muchos años se sentía pleno y feliz no quería que Diego se apartara jamás de su lado, deseaba estar siempre entre sus brazos amándolo.
Diego recupero un poco el aliento, retiro su hombría lentamente, Fran se quejo un poco al sentir el vacio que dejaba aquel miembro, ambos se besaron con ternura disfrutando apaciblemente del momento.
– Te amo mucho… -Le decía mientras acariciaba su rostro y apartaba los mechones de pelo negro que se le pegaban en el rostro a su amante por el sudor
Fran alzo su cabeza, coloco su mano izquierda en la nuca de su amante atrayendo, cerró los ojos brindándole un beso profundo, se retiro unos centímetros, abrió nuevamente los ojos miel viéndolo fijamente.
– Yo también te amo, como nunca imagine amar a nadie….
Diego se levanto para coger la manta que tenían en una de las mochilas; se volvió a recostar atrayendo en un abrazo firme aquel cuerpo delicado. Sin pensarlo Fran se abrazo al amplio pecho acurrucándose entre los brazos fuertes y protectores que le proveían de esa agradable calidez.
– Ahhh… nunca creí sentirme tan bien… quiero que siempre estés a mi lado amándome como hoy…
Diego lo cubrió bien con la manta acaricio su rostro suavemente con esa ternura que lo caracterizaba pregunto.
– ¿Ya no tienes miedo de estar aquí?
– No, contigo a mi lado ya no existen miedos…
Diego le beso la frente antes de empezar a ceder al sueño, las respiraciones de ambos eran apacibles y profundas, Fran sentía su cuerpo extasiado entre los brazos de su amante, no le importaba lo que ocurriría de ahí en adelante porque había encontrado la tranquilidad que le hacía falta a su alma, al estar al lado de la persona más importante en su vida. Quería que esa noche durara para siempre, seguir así entre aquellos brazos cálidos.
– Diego te amo… – Dejo salir un profundo suspiro.
Diego al escucharlo sonrió plenamente, lo atrajo más hacia él, como si la cercanía que tenían no fuera suficiente y le susurro antes de quedarse dormido.
– Siempre te amare y protegeré. Te lo prometo…
Con estas últimas palabras ambos se perdieron en el sueño reparador que tanto necesitaban.
En las afueras solo se escuchaba el murmullo de las aves nocturnas acompañado del sonido de las hojas que se movían en un vaivén, provocado por la suave brisa del viento, mientras que las sombras iban y venían a través del bosque provocado por el pasar de las nubes. A pesar del frio penetrante en el exterior, adentro de la cueva se sentía una gran calidez que inundaba cada rincón. Esa noche el verdadero amor curo un alma herida.
================= fin =============
Gracias a todos por leerlo n_n.
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