Desde niño con mi primo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi primer recuerdo es de cuando tenía 3 años, estaba acostado en mi cama y en la cama de al lado mi primo Luis (apenas 6 meses mayor), y se me quedó grabado porque él me dijo que le bajara el interior y le besara el culo, yo sin saber lo que hacía (y asumo que él tampoco) le pasé la lengua por las nalgas, pero eso duró poco tiempo porque enseguida entró mi papá al cuarto y la paliza que me dio fue brutal para un niño de 3 años… Y obviamente, después de ser golpeado sin razón, porque no sabía lo que estaba haciendo, la conclusión fue: si voy a hacer algo malo, debo hacerlo escondido. Y así lo hice.
Durante los años siguientes mi primo Luis y yo nos bajábamos los pantalones y hacíamos intentos de penetración cada vez que podíamos, ya fuera encerrados en algún cuarto, o cuando nos bañábamos juntos, incluso escondidos en el closet y detrás de alguna puerta, aunque fuera sólo un recostón. Y puedo decir con propiedad que cuando se es niño el placer es mucho mayor, el pene duele muchísimo más cuando se tienen ganas.
Gracias a Dios (si es que Dios quería que yo disfrutara más del sexo con mi primo) Luis se mudó a mi casa con mi tía cuando teníamos 8 años, lo inscribieron en la misma escuela incluso, y así estuvimos tirando durante varios años, cada vez que llegábamos de la escuela, porque al principio siempre había alguien en casa para que no estuviéramos solos, pero ya a los 11 años nos dejaban solos.
Luis siempre se quejaba de que le dolía cuando yo “se lo metía” a los 8 años, y yo le decía que no fuera tramposo, que él lo que quería era que no me lo cogiera y que se inventaba eso del dolor. Porque para decidir quien “cogía primero” (no sabía que se decía activo o pasivo) siempre jugábamos juegos de video, con un balón anotando goles en el marco de unos ventanales de la casa, cartas e incluso piedra papel o tijeras. Pero cuando yo tenía 9, y en una de las veces que me tocó ser pasivo, por primera vez sentí lo que es el verdadero dolor, como cualquiera de las veces anteriores me acosté y él se montó encima, me abrí las nalgas y me colocó saliva (todo como siempre) pero cuando me lo metió me dieron ganas de llorar y no me podía ni sentar.
A los 15 minutos ya se me había pasado el dolor y me dijo que así era que él sentía cuando yo me lo cogía, entonces entendía que no decía mentiras. Lo intentamos de nuevo pero con calma y entendí que desde ese momento para coger había que dilatar primero el ano. Llegamos a tirar en todos los lugares de la casa, en todos los muebles de la sala, en los baños, en todas las camas, en la cocina. Incluso habiendo personas cerca, nos metíamos la mano bajo el interior entre nosotros cuando no nos veían.
Hasta los 13 años todo fue perfecto, porque aunque debo confesar que él y yo no nos soportábamos, y hablábamos sólo cuando queríamos tirar, si es que hablábamos porque ya hasta señas teníamos y en ocasiones las palabras sobraban; me dolió mucho cuando se mudó a su anterior casa, que aunque es en la misma ciudad, implicaba que ya no iba a tener sexo todos los días y varias veces al día como durante los últimos 5 años.
Sólo me quedaba la satisfacción de que él tenía prácticas de fútbol cerca de mi casa una vez a la semana y ese día siempre iba luego de la práctica, y hacíamos lo que podíamos ya que a veces había más personas.
A los 14 nos dejamos de ver, él ya se acostaba con mujeres a los 15 y era todo un delincuente a los 16, a mí realmente nunca me importó él más que como objeto sexual, porque me parecía un muchacho vacío, sin cerebro, y el tiempo me dio la razón. Incluso una vez recibió 5 disparos y según recuerdo no perdió ningún órgano , sólo le quedaron cicatrices por el abdomen.
Cuando yo tenía 16, me entero de que Luis había matado a un hombre, lo cual no me extrañó porque si andabas en malos pasos y ya hasta le habían dado tiros, era cuestión de tiempo que lo mataran o que él hiciera lo propio. Mi sorpresa es que ese día llegó a mi casa como si nada hubiera pasado, simplemente me dijo que no había hecho nada, que lo buscaban para matarlo y/o meterlo preso y necesitaba dinero para huir, le dije que no me explicara nada porque eso no era mi problema, preguntó por mi papá, pero como no estaba tuvo que esperar, lo que a mí me incomodó porque el desgraciado no estaba pensando en que podían buscarlo en mi casa.
Con la tranquilidad e indolencia que nos caracteriza, me pidió agua, le dije que se sirviera y seguí estudiando como si nada, acto seguido se agarró el paquete e hizo un ademán para tirar (como siempre) y ese fue el momento más excitante para mí, que aunque siempre hacíamos turnos porque queríamos ser activos, esta vez no dudé en ser pasivo, después de todo él era un asesino y era como una muestra de hombría.
Nunca nos habíamos besado, hasta ese momento, cuando se me lanzó encima como si tuviera hambre, y comenzó a besarme como un salvaje, yo lo agarré del cabello y lo halé hasta mi cuarto y nos encerramos. Lo lancé en la cama me subí encima y le desabroché el pantalón lo más rápido que pude y casi le rompo la camisa que tenía, yo estaba desesperado, tenía dos años sin sexo y sabía que no teníamos mucho tiempo… No esperó a desnudarme, con los pantalones en las rodillas me volteó en la cama se acercó me pasó la lengua en el culo y me echó saliva, de un solo tirón me lo metió y siguió bombeando, estando en cuatro me quitó la camisa, después me tumbó en la cama me pasó los brazos debajo de mis hombros y me agarró como si quisiera meterse completo dentro de mi cuerpo, y a pesar del susto de que llegara alguien estuvimos así un rato largo (o eso me pareció). Después me lo sacó yo lo tumbé boca arriba en la cama, le agarré de las muñecas fortísimo y lo besé de nuevo, después lo puse de pie y mientras le metía mano en el culo se lo chupaba, hasta que se lo chupé con un ritmo tan rápido que me acabó en la boca.
Yo me fui a bañar porque luego de haber pasado más de 10 años tirando sin que nos descubrieran, esta vez no iba a ser la excepción. Salí rápido, me vestí y a los 10 minutos llegó mi papá, le dio dinero y le dijo que se olvidara de la familia. Yo quedé satisfecho, aunque siempre me gustó cogérmelo porque tiene un culo muy rico, pero me tuve que conformar con varias pajas que me hice durante los días siguientes porque de sólo acordarme se me paraba.
Pensé que nunca más lo vería, pero un año después lo volví a ver (ya se imaginarán las circunstancias). Volvió a huír… Ya tengo 5 años sin saber de él, y tampoco me importa.
Se me olvidó describirnos, ambos somos blancos, pero él es rubio como de 1.78 y yo castaño de 1.74, él es más corpulento que yo pero ambos delgados, bueno, no sé como estará en este momento.
Esa es la historia de como disfruté del sexo en mi niñez.
como sigue