Deseos de Sangre I (Re-publicado)
Ale y su padre Nando, mantienen una relación de padre e hijo como cualquiera. Hasta que, luego de un acercamiento sexual, ambos dudan de su heterosexualidad y comienzan un juego caliente que los llevará a dónde nunca pensaron llegar….
RELATO TOTALMENTE DE MI AUTORÍA, VUELVO A PUBLICAR POR PERDER LA CUENTA ANTERIOR. ATENTOS YA QUE CONTINUARÉ CON LA SAGA.
ALE
El día en que mi padre y yo empezamos un juego caliente sin frenesí, aún considerándonos 100% heterosexuales, descubrimos que había una pequeña llama de lujuria que nos unía. O por lo menos empezó a unirnos mucho más desde ese momento.
Mi nombre es Alejandro. Aunque para la mayoría de la gente soy Ale. Tengo 18 años y estoy por comenzar el primer año en la universidad, en la carrera de Comercio Internacional, mido 1.78 y me he desarrollado en buena forma gracias al deporte que practicaba de niño y también actualmente a las horas de entrenamiento que llevo en el gimnasio. Vivo con mi Padre, Fernando, aunque la mayoría de la gente que lo conoce como Nando. Mi papá es aproximadamente de mi tamaño. Podría decir que mide 1.79 o algo por el estilo, pero casi que somos de la misma estatura. Mi padre tiene 45 años y se conserva en muy buenas condiciones para su edad. Y es que hay que decir que además de ser algo de genética, diría yo. El mantenimiento físico ha sido algo importante para los dos, al punto de que tenemos un mini gimnasio en casa en el que entrenamos a diario.
Debo decir que desde siempre mi papá ha sido como mi mejor amigo, como mi hermano más bien. Y es que nos parecemos bastante, mismos ojos verdes, misma tez morena, a diferencia de que el prefería llevar su cabello corto y el mío si era un poco más largo, pero los dos lo teníamos del mismo color ceniza. En cuanto a mi madre, nunca la conocí, Papá siempre me ha dicho que nos abandonó por irse con otra pareja o yo que sé. Sin embargo, nunca me ha faltado nada y el amor que papá me da ha sido suficiente para mí.
Debo confesar que hasta ese momento nunca había tenido una atracción por ningún hombre, a mis 18 años de edad no me consideraba ágil en el sexo pero si había podido lograr follar con varias chicas unas cuantas veces, y es que sabía que mi papá también tenía sus jueguitos con alguna mujer por ahí. Y quién no? Con la edad que tiene mi papá y lo guapo cualquiera no se quedaría para matarse solo a pajas. Pero como uno aveces tiene que conformarse con unos pajazos. Quien sabe.
Sin embargo, el día que comenzó toda esta odisea sexual no se me pasaba por mi cabeza que luego de considerarme totalmente Hetero sucumbiría a unos deseos pasionales desconocidos para mí.
Era un caluroso día del verano que estaba por acabarse. Había salido a correr una tarde por la cuadra, y ya estaba de regreso a casa, había marcado muy buen ritmo y al mismo tiempo me sentía cansado, llevaba sólo un pantaloncillo corto y una camisa de deporte, mientras el sudor caía por mi frente y cuerpo. Al llegar a casa y entrar lo primero que escucho es a mi padre en la cocina, por lo que me acerco y lo veo nada más con unos pantaloncillos cortos que siempre usa para dormir, llevaba su torso descubierto con el vello recortado en los pectorales y abdomen, algo en lo que también nos parecíamos.
—¿Qué tal te fue, hijo?
—Bien papá, creo que me fue excelente, mejore bastante en tiempo y marca.
—Ya veo —me mira—. Y es que se nota, apestas
—Que va —digo, y me río—. El que apestas eres tú, no te bañas desde ayer.
Papa se ríe y levanta su brazo derecho para oler su axila llena de vellos recortados.
—He estado peor —se ríe—. Hablando de bañarse, debo ducharme, tengo una reunión importante en el trabajo.
Papá trabajaba de director de una de las compañías de seguros más importantes de la ciudad. En la que trabaja desde hace tiempo y le permitió ir ascendiendo hasta el puesto que tiene, que nos ha ayudado tanto. Papá siempre ha sido un hombre entregado al trabajo y a su familia, es decir a mí.
Cabe destacar que en mi casa había un solo baño que compartiamos
—Ni hablar —le digo, quitándome la camiseta y secandome el sudor de la frente con ella, pude oler mi hedor a macho sudado, de verdad apestaba—. Yo voy primero, saldré en un rato con mis amigos.
—Ale, puedes bañarte después de mí, debo enserio llegar temprano a la reunión.
—Bueno, bueno, si tanto chillas —le digo entre risas y me vuelvo para sentarme en el sofá un rato. Mi papá se ríe y escucho como su teléfono suena.
Cuando estoy a punto de encender la televisión de la sala. Mi papá se acerca mirando el celular.
—Hey Ale, tenemos un problemita —me dice mirándome a los ojos, noto que su barba está empezando a aparecer en su mentón—. Al parecer le harán mantenimiento al suministro de agua de la calle.
—Ok, ¿pero porque sería un problema?
—Porque no había visto los mensajes del grupo y avisaron está mañana que sería a las 4 pm
Miro el reloj que hay puesto sobre la pared de la sala. Y eran las 3:50 pm
—¡Genial! —me levanto de un salto, ya poniéndome de mal humor—. Ya no nos dejan ni bañarnos tranquilos con esa agua. Es mejor que subas y te duches rápido papá para ver si puedo alcanzar a bañarme un poco.
Mi papá se quedó pensativo por un momento, hasta que me puso una mano en el hombro y habló, con una expresión de que había tenido una excelente idea.
—¿Y por qué no hacemos como cuando estabas pequeño? —me explica—. Nos duchamos juntos, así evitamos durar tanto tiempo.
Yo lo miré extrañado, y dude un poco, no es que me molestara desnudarme frente a mi padre, en absoluto, una que otra vez Papá me ha visto desnudo, luego de pequeño, como cuando me comenzaron a salir vellos en las bolas y se lo mostré asustado o la vez que me enseñó a como recortarme el vello del abdomen y pecho, que conllevó a qué también me explicara cómo afeitarme el pubis. Y sin contar que nos las pasamos en bóxer sin ningún problema.
—Claro si no te molesta, o tienes una mejor idea —me dice, y no la tenía—. Al fin y al cabo, somos hombres y padre e hijo, no es que vayamos a ver algo que no hemos visto antes.
—Pues entonces vamos —le digo.
Sin más, Papá y yo nos dirigimos al baño, en el camino mi padre decidió desviarse a buscar unas toallas en su habitación con rapidez. Yo me interne en el baño y cuando mi papá llegó me encontraba terminando de bajarme los boxer y dejándolos a un lado, yo me vuelvo mientras mi padre cierra la puerta y se dispone a quitarse su pantaloncillo, quedando como vino al mundo, dejando a mi vista unas grandes bolas morenas y una polla en reposo no circuncidada, por debajo de una mata de vello oscuro que comenzaba a crecer. Yo por mi parte debo decir que también iba bien armado, unas bolas y una polla en reposo de proporciones similares a las de papá, solo que la mía no era tan gruesa, y tampoco estaba circuncidada. Tenía yo varios días ya que no me recortaba el vello púbico.
—Vaya bosque —me dijo papá, dejando su pantaloncillo en el suelo—. Cómo se nota que no haz pescado nada
Yo encarco una ceja, y me río mientras papá se mira con rapidez la barba en el espejo.
—Deberias de revisarte mejor las bolas, desde aquí veo las canas que tienes ahí.
Papá abre sus ojos como dos platos y procede a examinarse sus bolas con atención. Yo me río a carcajas mientras me interno en la ducha, cuando se percató que era mentira me insultó vagamente metiéndose en la ducha y cerrando la puerta corrediza.
Ya había abierto el agua cuando mi papá me dió una nalgada en mi culo un tanto velludo y duro. Riéndose un poco.
—Ok hijo, ya son las 3:53, tenemos siete minutos para ducharnos y estar listos.
Mi padre toma el champú no sin antes abrirse paso entre mí y meterse debajo de la ducha, luego sale de ahí todo empapado y comienza a colocarse el champú en el cabello.
—Vaya que apestabamos —le comento, colocándome debajo del agua.
El se ríe y asiente, allí cierra los ojos y se voltea, por lo que aprovecho y le doy una nalgada de venganza en una se sus nalgas velludas por los pelos que se aproximaban desde sus piernas y se perdían en medio de su culo.
Papá hace un ademán de dolor y yo me río.
—Hijo, si así nalgueas a las chicas cuando las follas le debes romper la cintura —me dice, pasandome el champú, mientras le abro paso para que él se saque el suyo, pude notar que tiene el jabón en la mano y comienza a enjabonar su cuerpo.
—Imaginate lo mucho que les gusta que cuando les doy así —añado mientras me coloco champú yo, el sigue refregandose por todo el cuerpo.
Mi papá comenta algo entre risas que no logro entender mientras se voltea y me da una visión de nuevo de sus nalgas y de su espalda ancha, haciendo un esfuerzo para enjabonarse y sacarse el jabón al mismo tiempo. Ahí es donde siento que algo comienza a crecer en mí. Y de repente me empecé a sentir algo caliente, no sé si era la conversación que estábamos teniendo o que me encontraba absorto en las nalgas velludas de mi papá.
—Tienes el culo más grande que desde la última vez que te di nalgadas por portarte mal —es lo que me dice él, sacandome de mis pensamientos.
Papá se vuelve, ahora regalandome una visión de su pene, descapullado y un tanto morcillon, al cual le caía agua y jabón hacía las bolas y se perdían entre las piernas.
—Vamos papá, tenía como 9 años —le digo, mirándole a los ojos cuando deje de mirarle la polla—. Eso ha sido trabajo del gimnasio y del entrenamiento.
—Siempre he dicho que el entrenar duro mejora el físico y la mente, Ale —me dice, de repente echa un vistazo hacia mi cuerpo en general, incluso hasta mi polla, que si no estoy mal, estaba poniéndose morcillona, es entonces cuando sonríe, como aprobando el tamaño de mi polla—. Hey Ale, no te has enjabonado ni nada.
Ahí reparo que solo tengo el champú en la cabeza. Mi papá pone los ojos en blanco y me toma del brazo para acercarme debajo del agua, cerca de él, quien me rosa el cuerpo e incluso creo que pude sentir el roce de su miembro con mi pierna. Me cede el espacio y me coloca de espaldas, quedándose por detrás de mí.
—Ya es tarde hijo, yo te ayudo —me dice cerca del oído, es allí donde me estremezco un poco.
En seguida, siento como la mano de mi papá comienza a enjabonarme por todo mi cuerpo, comenzando por mi espalda, hombros y pecho, luego baja por mis nalgas y ahí es donde se agacha y comienza a refregar mis piernas. Yo sólo lo dejo hacer, no se porque, al igual que no sabía porque razón mi miembro empezaba a ponerse duro.
Mierda, que carajo me pasaba?
Cuando papá empezó a refregar mis brazos, axilas con el vello recortado y luego mi pecho, mi mástil se encontraba a mil, y era inevitable que mi papá no se diera cuenta de ello. Sentía que iba a morirme por la vergüenza pero la situación extrañamente no me desagradaba. Al contrario. Me calentaba más y más.
Papá poco a poco fue bajando por mí abdomen, sentía su contacto con mi vello recortado. Y cada vez me sienta raramente más y más caliente, faltaba pocos para llevar al pubis, pude sentir sus dedos con el jabón entre mi vello púbico. Ya a esas alturas era imposible no sentir la presencia de mi polla erecta en ese momento. Yo solo me dejaba hacer, sin saber porque lo hacía. Sentí que vagamente rozó la base de mi miembro.
—Es bueno saber que tienes un buen físico desarrollado igual al mío —me dijo al odio sutilmente.
Pero en ese instante se detuvo. Y por cuestiones que desconocía no quería que lo hiciera, separó sus dedos curiosos de mi cuerpo y me entregó el jabón en mis manos, se lavó las manos con el agua que caía a mis lados y luego se dispuso a salir de la ducha, abriendo la puerta corrediza
—Ale, recuerda que están por cortar el agua, sácate bien el jabón, iré a vestirme —Me dijo ya casi afuera mirándome sobre su hombro.
Papá se dispuso a tomar su toalla luego y a secarse por completo, después de amarrarse la toalla a la cintura, abrió la puerta del baño y salió de él, dejándome con una erección de caballo que no entendía porque apareció de repente. Sin embargo, no pude contenerme, y empecé a pajearme como loco debajo del agua, se escuchaba el movimiento del sube y baja de mi mano con mi miembro mojado. En cuestión de segundos termine corriéndome brutalmente con 4 trollazos de leche caliente.
Allí, me apoye de la pared de la ducha para recuperarme de la corrida tremenda que acababa de tener, por una erección que había provocado mi padre enjabonandome.
¿Sería que mi padre también había tenido una erección como la mía y por eso no se dejó ver al salir?
Sacudo la cabeza cuando un remordimiento de conciencia llega a mi mente.
¿Qué demonios me pasaba?
Allí ni me imaginaba lo demás que estaba por suceder. Pero esa es otra historia.
Continuará…
muy buen comienzo !!!!!!!