Desería saber cómo olvidarte…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Empezaré hablando acerca de mi. Soy de México. Tengo 20 años. Me considero bisexual, ¡sí!, bisexual, quizá conforme lean el relato piensen que estoy mintiendo y que soy 100% gay, ¡pero no!, me gustan las mujeres, amo a las mujeres y me gustaría más tener una relación para toda la vida con una mujer, que con un hombre. Obviamente no diré mi verdadero nombre, dejémosle a que me llamo “Dante” (me gusta ese nombre) y la persona que amé con todo mi ser se llamará… “Kenneth” (también me gusta este nombre). Voy a ser realista, muchos aquí se la pasan diciendo “Soy alto, atlético, de cuerpo bien formado, blablablá con un pene de 100000 cm” yo siempre hablo con la verdad y no me gusta andar exagerando las cosas y muchos menos cosas que no son ciertas. Yo no me considero una persona atractiva, mido 1.84 y estoy algo pasadito de peso, sin embargo, lo único bueno es que mi estatura lo disimula y muchos dicen que parece que hago ejercicio debido a que tengo espalda ancha y “facha de musculoso”, cuando la realidad es que odio hacer ejercicio. Algunos piensan que soy atractivo y varonil, otros no, yo sinceramente no me siento atractivo para nada.
Desde que nací siempre viví con mi mamá, una tía y mi abuela. Nunca tuve una figura paterna, ya que mi padre es un patán del cual no quiero ni mencionar. El punto es que el convivir con mujeres me hizo ser un niño un poco “amanerado” no al punto de ser una niña en cuerpo de niño, pero si en ciertas cosas un poco delicado.
He tenido una vida algo difícil, ya que desde niño, sobre todo en la primaria, sufrí de bullying por mi ya mencionada actitud un poco amanerada. Citas con el psicólogo, un intento de suicidio cuando tenía 13 años, en fin. La vida que me tocó no fue algo de lo que estoy orgulloso, pero pues aquí sigo esperando lo que me depare.
Yo tenía 15 años y todo empezó cuando ingresé a la prepa (preparatoria, bachillerato, pre-vocacional, etc.) En caso de que alguien no sepa lo que es “prepa”. Una semana antes de entrar hubo una junta de padres de familia para que el director les diera una plática, en la cual sinceramente, me estaba durmiendo. Sin embargo mi mamá muy atenta, escuchó las dos horas de plática y presentación de los programas y actividades que la preparatoria tenía. Y hubo uno en especial que le llamó la atención a mi mamá y decidió inscribirme casi en el instante, era un programa de 12 niveles intensivos de inglés que serían durante casi toda mi estancia en la prepa. Yo no estaba muy de acuerdo, pero pues decidí no poner objeciones. Este programa era muy aparte de la prepa e iniciaría un mes después de ingresar a clases normales de la preparatoria y sería todos los sábados de 9 am a 1 pm.
Cuando empezaron las clases normales me había tocado en el turno vespertino, el cuál detestaba mucho, sin embargo no fue impedimento para continuar y conocer nuevas personas.
Cuando dio inicio mi curso de inglés recuerdo que me tocó con un compañero de clases normales de la prepa llamado Alejandro, el cual al verme se sentó a lado mío. Era a la única persona a la que le hablaba y pues nos hicimos buenos amigos, sin embargo, no es él el protagonista de la historia.
Nos tocó salir a un pequeño receso de media hora que nos daban de 11 a 11:30 y mi amigo y yo nos quedamos platicando fuera del salón de clases. Casi terminando el receso, Alejandro y yo estábamos hablando puras tonterías sin sentido cuando es por fin que conozco a Kenneth quien iba llegando con una chava llamada Scarlet quien ahora es una de mis mejores amigas. Y a pesar de que no es un chavo muy atractivo de cuerpo, su cara es lo único que me atrajo, sus facciones, su boca, su nariz tan recta, sus ojos cafés y pestañudos y su manera de ser tan seguro y sagaz. Y es que él es un chavo de estatura un poquito baja 1.66, delgado pero no flaco, cabello lacio y peinado con copete tipo Bruno Mars y usa lentes.
No le hablé, sin embargo sólo me quedé con el pensamiento de “ese chavo no es feo”, pero decidí no tomarlo en cuenta más porque nunca supe ni su nombre, ni de qué turno era, ni de qué salón.
Este primer semestre en la tarde transcurrió con normalidad, estrés, muchas tareas, pero terminé con un buen promedio ya que requería más de 90 de calificación para poder tramitar un cambio al turno matutino y obtuve 95.
Cuando al fin llegué al salón que me habían asignado que sería el 2*C recuerdo que llegué tarde (soy bastante impuntual) y el maestro ya estaba dando la clase, toqué y me asomé por la puerta.
Yo: ¡Buenos días profe! ¿Aquí es el 2*C?
Profe: Sí, ¿Cómo te llamas?
Yo: Dante.
Profe: Pásate…(me pone la asistencia del día)
Me pasé al salón el cuál era muy grande y no veía butaca vacía, hasta que en el momento de estar buscando butaca lo vi, era él, con su cara tan bella y sus lentes de chico intelectual, era Kenneth y no pude evitar sentirme sorprendido por las casualidades de la vida. Sin embargo no hice nada, y me encontré una butaca un poco alejada de él.
Y así comenzó mi vida en el turno matutino el cuál era muy diferente al vespertino, tuve que pasarme como un mes sólo y sin amigos debido a mi gran timidez y a mis compañeros quienes la mayoría eran muy descorteces y especiales.
Un día el profesor de física nos dejó hacer un proyecto de crear un termo y como yo no le hablaba a casi nadie, pues me quedé sentado como idiota esperando a ver quién me decía “¿te quieres juntar con nosotros?”. Y pasó!, que escuché una voz y era él, mi adorado Kenny quien me invitaba a ser de su equipo, y yo seriamente dije que sí y pues moví mi butaca hacía ese equipo.
Fue ahí cuando comenzamos a conocernos y hablar, me dijo que vivía cerca de mi casa y que se llamaba Kenneth y que me había topado en los camiones varias veces pero que al parece nunca lo veía (me hacía el que no lo veía porque me daba pena hablarle). Poco a poco comencé a conocerlo, aunque pues yo siempre he sido con las personas un poco de mantener mi distancia o tratar de no ser tan confianzudo.
Pasó el tiempo y gracias a él conocí a los que son mis mejores amigos y amigas actuales y me los fue presentando uno (a) por uno (a). Yo sentía cierta conexión con él, ya que no sé cómo le hizo para quitar esa barrera que siempre pongo con las personas de mantener mi distancia y así. Además de que él y yo tenemos gustos completamente diferentes y nos vestimos completamente diferente, por su parte el es muy “fresa”. Su manera de vestir lo hace ver a veces bien y a veces un poco mal. Yo por lo contrario soy bastante descuidado, odio vestir con colores llamativos y la mayor parte del tiempo uso ropa negra y pantalones de mezclilla azules o negros, también botas o tenis negros. No me considero metalero ni nada, pero me gustan las pulseras de estoperoles y todo lo que tenga que ver con eso…y bueno en fin…el punto es que somos polos opuestos en todo, pero no sé cómo es que nos convertimos en los mejores amigos, pues ya que en el semestre nos hicimos muy unidos, empecé a contarle cosas sobre mí, él sobre su familia, amigos, estudios, etc. Y así hasta llegar a cosas más personales, pero nunca le dije que yo era bisexual.
El tiempo pasaba y poco a poco la confianza crecía más, nos contábamos nuestras anécdotas amorosas, desamores, vergüenzas, en fin, todo. Éramos como uña y mugre aunque a veces nos peleábamos por nuestras diferencias, siempre nos contentábamos a los 10 minutos.
Un día estando en su casa yo, de esas veces que sólo íbamos a tirar la flojera, pasó algo entre nosotros…y es que la plática se tornó algo caliente y al parecer él tuvo una erección. Yo sinceramente, también me empecé a calentar, pero yo disimulaba con el pantalón mi erección. Él y yo hablábamos sin pena como de “wey no mames, la tengo bien parada” y cosas así, pero ese día me sentí un poco incómodo y a la vez me dio curiosidad verle la carpa de circo que llevaba bajo el pants que traía puesto.
Yo: Wey ya ve al baño y jálatela, se ve que traes ganas.
Ken: Sí! La neta sí, ve nadamás como la traigo (se levantó de la cama y el bulto se le vió más grande).
Yo: ¿Qué me presumes cabrón? La tienes bien chiquita (le decía un poco nervioso).
Ken: Cállate! Como si tú la tuvieras muy grande. Además tú eres el que no tiene.
Yo: Si wey, si quieres cálale para que veas.
Ken: ¡Naah! ¡Que asco!, toda llena de infecciones.
Obviamente todo esto nos lo decíamos de broma, pero hubo un momento en que se acostó en la cama y yo le volví a decir que la tenía bien chiquita y me dijo:
Ken: Mira cabrón, vuelves a decir que la tengo chiquita y voy a agarrarte la mano para que me la toques y veas que no es cierto.
Yo creí que estaba jugando y le volví a decir que la tenía chiquita e inclusive que hasta tenía vagina, pero en un momento desprevenido, me tomó la mano y se la llevó a su bulto. Fue muy rápido como lo hizo, que ni me dio tiempo de hacer que quitaba la mano (porque por otro lado, yo empezaba a desear poderle tocar ahí). Así que toqué y no se sentía la gran cosa, pero tampoco una pequeñez.
Me sentí algo nervioso, excitado, y algo raro y él al parecer incomodado, pero se le veía cara de calenturiento. Hasta que me dijo nerviosamente excitado:
Ken: Weyy….¿me dejas tocar a mí?
Yo: Puesss….sí. (Me desabroché el pantalón solamente y me empezó a tocar por encima del bóxer).
Comenzó lo que fue una masturbación mutua en la que sólo nos tocamos por arriba del bóxer. No considero tener un pene grande, mide 15 cm erecto y pues al parecer él me dijo que si la tenía algo grande comparada con la de él que no sé cuanto medía. La mía es algo gruesa y la de él delgada.
La calentura poco a poco iba subiendo, sin embargo yo me sentía bastante incómodo y nervioso, pero nada me importaba más que venirme. Hasta que le dije:
Yo: Ya!! a la ching… sácate eso (y le bajé el bóxer y pude apreciar su pene). Que era algo normal, era muy blanco sin embargo tenía muchos vellos (él es muy peludo) y una cabeza muy rosada y unos testículos grandes.
El intentó taparse, pero le dije
Yo: Ya wey ya te la ví, para qué te tapas?
Él: Pues ahora me dejas ver a mi (y me bajó él bóxer). Mi pene es moreno y con la cabeza rosada y algo grueso, tengo unos testículos algo grandes y a comparación con mi amigo, yo estoy lampiño.
Y nos seguimos masturbando hasta acabamos, él en mi mano y yo en la suya. Nos sentimos algo raros e incómodos, duramos como dos días sintiéndonos así, pero todo se normalizó después. Fue mi primer experiencia así con un hombre, sin embargo ahí no acaba la cosa.
Cuando inició el 5to semestre de preparatoria yo llevaba ya sintiendo algo raro por él, sentía que lo extrañaba demasiado cuando no lo veía, le mandaba mensajes y él me contestaba, sentía una enorme necesidad de estar con él inclusive hasta lo puse en llamadas gratis y siempre en la noche era nuestra rutina de charlar sin parar.
Sin embargo ya fue a mediados de este semestre cuando me di cuenta de que en verdad estaba enamorado de él. Era un chavo muy bueno, inteligente, aunque algo egocéntrico y creído, sin embargo eso no me importaba. Yo la verdad me sentía en un gran dilema porque no podía creer como es que me enamoré del que era mi mejor amigo. A veces intentaba negarlo, ya que él y yo habíamos tenido una charla meses atrás sobre homosexualidad y me dijo que si el fuera así, no le gustaría ni tener una relación con un hombre, ni casarse ni nada por el estilo. Además dijo que el respetaba mucho a los gays y que si tuviera un amigo así, él no tendría problema. Yo me sentí un poco desilusionado en cuanto a lo que dijo sobre no tener una relación con un hombre, porque había veces que él me hacía creer por su manera de enviarme mensajes de “te quiero muchísimo hermanito” o “me haces falta hermano, te extraño” que me quería de otra forma.
Mi amor por él estaba tornándose desmedido, ya que sentía una desesperación el no verlo, no sentirlo cerca, estar separados y no poder vernos. Pero el día que nos veíamos, lo hacíamos con mucho cariño, hubo una vez en que yo había tenido un problema y comencé a llorar debido a la presión. Él me abrazó y me tranquilizó, estábamos acostados en su cama y nos quedamos dormidos abrazados yo recostado en su pecho, ese momento fue bastante emotivo para mí y nunca lo olvidaré.
Dos meses antes de mi cumpleaños, mi mamá había comprado una nueva casa muy lejos de la casa de mi abuela, que es donde siempre habíamos vivido. Obviamente de casa de Ken me quedaba aún más lejos, pero pues me tuve que resignar a irme a vivir para allá, ya que implicaba levantarme más temprano porque hacía una hora en camión a la escuela, en fin, fue un cambio radical.
Esta casa era más pequeña que la de mi abuela, sin embargo tenía más privacidad y podía invitar a quien quisiera, y comencé a invitar a Ken.
Mi mamá trabajaba de noche y a veces él se quedaba a dormir. Y sí!! Muchas veces nos masturbamos mutuamente estando solos, e incluso ya rozábamos nuestros penes pero sólo hasta ahí, nunca pasó nada más.
Con esas quedadas a dormir en mi casa, mi amor por él estaba a más no poder, recuerdo que mi cama quedaba oliendo a su perfume y no podía parar de olerla, e incluso una vez llegó a dejar una camisa usada y no pude evitar pasarme todo el día oliéndola y extrañándolo. Odiaba cuando se tenía que regresar a su casa y verlo alejarse poco a poco en el camión, me daba una gran tristeza y me sentía muy sólo. Emocionalmente dependía de él. Le marcaba a cada rato y le decía que lo extrañaba y él igual.
Para este punto, él y yo sólo nos hacíamos tontos, yo sabía que él sentía algo por mí y obviamente, él sabía como yo lo amaba.
La preparatoria estaba a punto de terminar y yo me sentía desesperado porque no quería que acabara, significaba que ya no lo iba a ver, que ya no estaría a su lado, que mi vida sería monótona y aburrida de nuevo, que mi vida se iba ir toda con él si ya no lo veía.
El último día de clases mis amigos, Ken y yo nos juntamos en una casa y jugamos botellita. Algunos ya estaban algo tomados, yo sólo estaba alegre. Una de mis amigas algo tomada comenzó a decirnos que nos iba a extrañar, que nos adoraba con todo el corazón etc. Fue así como poco a poco todos comenzamos a llorar y decirnos cursilerías.
Ken y yo no nos decíamos nada porque sabíamos que sí hablábamos de eso, sería un mar de lágrimas entre los dos.
Sin embargo tuvo que pasar, nos graduamos de la prepa y mi tristeza era intensa. Fue la mejor etapa de mi vida y cambié muchas cosas de mí.
Dos días antes de la fiesta de graduación, le dije a Ken que se quedara a dormir y que si al siguiente día me acompañaba a recoger el traje de gala que iba a usar en la fiesta al centro de la ciudad, el aceptó y llegó como a eso de las 5 pm. Yo sentía que ese día iba a suceder algo más principalmente porque estaba ya decidido a decirle que lo amaba.
Él y yo solíamos desvelarnos mucho platicando acostados en mi cama o viendo películas. Ese día estuvimos acostados en mi cama, recuerdo que la lluvia se soltó y como mi cuarto estaba a oscuras, los relámpagos lo iluminaban todo. La calentura comenzó como jóvenes sementales que éramos y comenzamos a tocarnos.
Hubo un punto en que ya no aguanté y le dije:
Yo: Tengo que hablar contigo, antes de hacer cualquier tontería como esta, déjame decirte algo.
Él: Qué pasó?
Yo: Mira, no sé como empezar a decirte esto. Sé que somos muy amigos y no quiero que nuestra amistad se dañe, pero quiero decirte que de la manera menos intencionada, me enamoré de ti, poco a poco lo fui descubriendo en las largas vacaciones en las que duraba meses sin verte, en las cosas que me regalabas de cumpleaños, en la esencia de tu perfume que dejabas en mi cuarto, en todo mi ser, no sé qué me hiciste que siento que mi vida depende de ti, al principio no quería aceptarlo, pero era algo que no podía negar. Te fui amando poco a poco y cuando menos pensé, mi vida eras tú. (Cabe mencionar que estas fueron las palabras exactas que le dije aunque no me crean).
Él: No sé que decirte, por qué nunca me lo dijiste?
Yo: Porque tenía miedo de perderte, pero entiendo si tu no sientes nada por mí.
Él se quedó callado un momento y pude ver con dificultad en la penumbra del cuarto que esbozó una sonrisa y me dijo.
Él: Quién te dijo que no siento nada por ti?
Juro que en ese momento el corazón se me volvió loco de felicidad, me sentí la persona más feliz del mundo. Aunque me mantuve inexpresivo y callado. Pero justo iba a articular una palabra cuando siento sus labios besando los míos. Fue un momento épico para mí porque jamás había besado a otro hombre. Había besado mujeres, pero hombres no. Y fue ese instante en el que sentí que toqué el cielo y el tiempo se detuvo como si hubieran sido horas, un instante en el que sentí casi cada célula de sus labios besar los míos, un instante tan emotivo y lleno de amor que me llevaré hasta la tumba. Ahí inició todo, comenzó por besarme apasionadamente, como si me quisiera comer vivo, hubo un momento en que sentí que casi me quebraba un diente, pero no me importó, seguí besándolo y recorriendo con mis manos su cuerpo delgado y suave. Los dos llevábamos puestas unas playeras y bóxers y poco a poco me fue desnudando y yo lo fui desnudando. Comencé a tocar toda su espalda hasta bajar a sus nalgas, él me besaba y recorría sus manos y me tocaba el estómago y bajando en dirección a mi pene.
Me comenzó a masturbar, pero le dije que mejor me hiciera sexo oral. Me dijo que no sabía hacerlo, pero que haría lo mejor posible, así que me empezó a chupar allí y casi me retorcía del placer, había momentos en los que medio metía los dientes, pero lo hizo bien. Comenzó dándome con la lengua en la punta del pene y bajando hacia los testículos, los cuales se metía uno a uno en la boca, los saboreaba y disfrutaba mientras yo gemía del placer. Pero hubo un momento en que me lastimó y le dije que le tocaba a él. Yo si había tenido una experiencia de haberle hecho sexo oral a un hombre (con uno de mis primos, pero eso es otra historia) así que le hice sexo oral como nunca y él gemía del placer.
Él: Que rico la mamas mi amor!, no sabes cómo esperé este día con ansias.
Yo: Yo también lo esperaba, ¡te amo!
Él : Yo también te amo, pero sigue mamando andale.
Me dio risa y seguí haciéndole sexo oral, chupando la cabecita, el prepucio, haciendo como paleta, metiéndomelo todo a la boca, chupando sus testículos, en fin, casi se viene.
Cuando me entró más morbo le levanté las piernas y comencé a lamer su ano. Generalmente suelen darme asco prácticas así, pero en ese momento estaba tan excitado que no me importó. Había visto porno gay y lo que más me excitaba era ver a los hombres en cuatro patas abriendo las nalgas y enseñando su ano. Y tener así a Ken me estaba dando unas enormes ganas de penetrarlo. Le comenté que quería penetrarlo y me dijo que lo esperara porque aún no se sentía listo de hacer algo así y empezó a hacerme también un beso negro. Jamás me habían hecho algo así y de verdad se siente delicioso. Le dije que yo si quería que me penetrara y sin avisar, me metió un dedo y me dolió un poco, yo sólo le dije
Yo: Avísame cabrón! Me dolió.
Él: Lo siento mi amor. Y le dió risa.
Me siguió haciendo beso negro y yo me sentía en los cielos, me puso con mis pies en sus hombros y me penetró, lo bueno que no la tiene tan gruesa, si no, me hubiera dolido mucho jaja. Siguió sus movimientos metiendo y sacando su pene y yo sólo gemía y le decía que no parara. Él sólo decía TE AMO, TE AMO JAMÁS OLVIDARÉ ESTE DÍA!.
Teniéndome así frente a él, con su mano me estaba masturbando y eyaculé como si nunca lo hubiera hecho, parecería que fueron litros y litros de semen, los cuáles él comenzó a lamer de mi estómago. Por su parte él eyaculó dentro mío y yo sólo pude sentir algo calientito en mi. Él también eyaculó como nunca, sacó su pene y se tumbó en mi pecho. Los dos sudados, desnudos y con un gran amor nos quedamos dormidos él recostado en mi pecho y yo abrazándolo. Ahí lo tenía, su cuerpo, su aroma, su amor, con él nada me hacía falta. Lo amaba con todo mí ser……….
Dejaré el relato hasta aquí. Espero no los haya aburrido, traté de contar todo con lujo de detalles, podría postear una continuación de esto, no sé si ustedes la quieran, dependiendo a como vea los comentarios. Agradezco el que se hayan tomado la molestia de leer este extenso relato. ¡GRACIAS! ?.
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