Despertar Otoñal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por diabolo2010.
Las cosas ocurrieron de esta manera:
Como ejecutivo de la empresa petrolera en que trabajo, coordino actividades en varios centros de la costa del Golfo, desde Veracruz hasta Reynosa, Tamaulipas, lo cual me obliga a viajar constantemente a diversos lugares. En un viaje precisamente a la ciudad de Reynosa, después de haber dejado el hotel, por una serie de contratiempos tuve que permanecer un día más, encontrándome con la novedad de que ya no había habitaciones disponibles. Cuando me trataban de conseguir alojamiento en otro hotel, se acercó Raúl, un joven informático de la compañía que realizaba un proyecto en la oficina de Reynosa. Al enterarse del problema, me ofreció compartir su habitación que tenía dos camas matrimoniales. Hechos los arreglos de registro en el hotel y aliviado de no tener que ir a otro lado, invité a Raúl a cenar en el restaurante después de tomar unas copas en el bar.
Además del trato fino y educado, cualidades que ya le conocía, tenía una conversación agradable, así que fue muy buena compañía durante la cena y aún más en el bar, donde me sorprendió con sus conocimientos de beisbol mientras veíamos las ultimas dos entradas de un partido de grandes ligas.
Ya en la habitación continuamos conversando y amablemente me cedió el baño para darme una ducha. Las cosas ocurrieron de una manera tan inesperada, que aun me sorprendo que se hayan dado con tanta facilidad. Salí del baño solo en boxer, comentándole que me tenía que aplicar una crema en los hombros para aliviar una contractura muscular, mientras buscaba la crema en mi maleta no pude dejar de observar a Raúl que se había desvestido, quedándose tan solo con una pequeño short, mostrando un cuerpo que llamaba la atención y no se podía ignorar: unas piernas perfectas y un pequeño pero bien redondeado trasero que el ajustado short dejaba adivinar, una piel libre totalmente de vello, de un color y lozanía envidiables y unas tetillas totalmente rojas que resaltaban en su pecho plano
Me sacó de mi arrobamiento su voz ofreciéndome poner la crema en mi espalda, cuando vio que intentaba hacerlo por mi mismo sentado en el borde de la cama. Sin esperar mi respuesta se paró frente a mi y tomando la crema comenzó a aplicármela sobre los hombros, sentí sus dedos suaves sobre mi piel que recorrieron mis hombros, la parte alta de mi espalda y regresaron al frente para masajear suavemente mi cuello, me inquietaba y agradaba al mismo tiempo. Sin pensarlo y en un acto casi reflejo extendí la mano y acaricié su pierna, el contacto fue maravilloso, fue como si se hubiera cerrado un circuito eléctrico, sus caricias se hicieron mas francas y mis manos recorrían toda la extensión de sus piernas disfrutando la firmeza y tersura de su piel suave.
Nos pasamos a la cama y ahí prácticamente me sedujo ese niño-mujer con sus encantos: Acarició mis pezones primero con delicadeza para después apretármelos con fuerza, provocándome una rara sensación de placer con algo de dolor que me excitó al máximo. Continuó la tarea ahora con la boca, alternando dulces besos y lengüetazos con pequeñas mordidas de sus pequeños dientes, mientras bajaba la mano y por encima de mi boxer acariciaba mi verga, que a estas alturas la tenía totalmente parada. mientras tanto yo me limitaba a acariciar sus muslos casi mecánicamente.
Oí su voz en mi oído diciéndome suavemente, " te siento tenso, por qué no te relajas y lo disfrutas?"
-La verdad todo es confuso para mi, nunca lo he hecho con un hombre, me escuché responder como avergonzado de mi mismo.
"Eso tiene remedio", dijo -"Espérame un momento" y se metió al baño con una pequeña bolsa.
Con mis sentimientos encontrados perdí la noción del tiempo hasta que reapareció con los labios pintados, sombras en los ojos, rimel en las pestañas, una discreta capa de maquillaje y rubor así como el pelo graciosamente alborotado y el torso cubierto por un babydoll que hacía juego con su short. Aún no salía de mi asombro cuando ya estábamos en la cama nuevamente entregados a nuestro juego amoroso, pero debo decir que mi actitud fue totalmente diferente, mis caricias eran mas intensas, mis manos apretaban su carne con lujuria, le mamé los pezones y me encendía oirl@ decir "assí papi", mientras mi verga ya fuera de la bragueta del boxer recibía la atención de sus dos manos y posteriormente de sus besos. Con sabiduría me hacía llegar casi al climax, para detenerse o disminuir la intensidad de sus caricias, limitándose a veces a pasar suavemente sus uñas por mis huevos, en una especie de tortura del deseo. Montándose sobre mí hacía que mi verga se deslizara por encima de su short entre sus nalguitas, y yo exasperado por el deseo le bajé el short para acariciarlas y besarlas. Tendida boca abajo en la cama, apoyando los brazos y las rodillas levantó el trasero poniendo ante mis ojos el culo mas bonito que he contemplado: un agujero pequeño, sonrosado y bien plegado, totalmente depilado flanqueado por un par de hermosas aunque pequeñas nalgas, completando el cuadro el fruto prohibido y recordatorio de la masculinidad de mi chica: unos huevos colgando junto a una pequeña verga también bien depilados, que debo admitir, ni me parecieron desagradables ni redujeron mis deseos de hacer el amor.
De manera natural besé sus nalgas y posé mi lengua sobre la entrada de su hermosa cueva, y me deleité viendo cómo se fruncía al contacto mientras ella gemía de placer. Atendiendo sus palabras, tomé una crema que tenía en el buró y se la apliqué en el ano así como en la cabeza de mi verga, y empezamos así a disfrutar las glorias del sexo anal, que no era desconocido para mi, pues era práctica común cuando cogías con las secretarias de la empresa, pero hacerlo a un chico, y ciertamente a un chico muy atractivo, me excitaba muchísimo.
Su apretado culo se fue ensanchando hasta recibir toda mi verga, que es de largo normal pero un poco gruesa, a mis embestidas respondía con rítmicos retrocesos y su esfinter me apretaba de una manera extraordinaria mientras yo le decía una mezcla de palabras románticas y sucias al mismo tiempo que apretaba sus pechitos y besaba y mordía sus orejas y su cuello, mientras el se limitaba a gemir y de forma entrecortada decía una y otra vez: "así papi, que rico me coges, empújala toda, papi"
No pasó mucho tiempo de ese sexo salvaje cuando sentí la hinchazón de mi verga anunciando mi cercana eyaculación, lo cual hizo que aumentara la violencia de mis embestidas para terminar con un grito de -me vengo! mientras mi verga explotaba en el mayor orgasmo que había sentido en mi vida, prolongándose en incontables pulsaciones, cada una de las cuales inundaba de leche el culo de mi pareja, el increíble Raulito.
Nos quedamos quietos, pegados uno al otro y entonces vi por el espejo de la habitación una imagen inolvidable: mi incipiente barriga cincuentona sobre las blancas nalgas de Raul, que me las había entregado sin reserva, vi su joven y hermoso cuerpo doblado y tembloroso que recibía casi con devoción mis descargas de semen, y supe entonces lo afortunado que había sido al recibir ese regalo.
Al separarnos lo abracé con ternura y lo besé en la boca, una dulce boca como pocas había visto y probado, mis manos acariciaron su pelo, sus mejillas, sus brazos, con un sentimiento mas de amor que de deseo mientras calladamente le susurré un sentido – gracias.
Vi en su rostro de niño-mujer una mirada radiante y una sonrisa encantadora. Sin decir palabra, me besó nuevamente los pezones y sin entretenerse mucho bajó nuevamente hacia mi verga semiflácida empapada por mi propio semen y sus jugos, cubriéndola de besos desde la punta de la cabeza hasta mis huevos. No se si casual o intencionadamente, al acomodarse para mamármela, su pequeña verga
Quedó al alcance de mi mano y no resistí la tentación de tocarla, al sentir mi caricia se aproximó de inmediato para facilitar mi tarea, y me encontré así haciéndole la puñeta por primera vez en mi vida a una verga diferente a la mía. Volvió a acomodarse y esta vez su verga quedaba muy próxima a mi boca; entendí el mensaje y no se si porque me sentía obligado a hacerlo por agradecimiento o porque mi subconsciente gay lo deseaba, terminé teniendo también por primera vez en mi vida la experiencia de un 69 con otro hombre. Sentir esa limpia y bonita verga en mi boca, sentir sus palpitaciones y hacer que se viniera fue para mi una experiencia fabulosa.
Después de nuestra maratónica sesión me quedé profundamente dormido, Desperté muy de mañana, pero a diferencia de otras ocasiones en que había cometido alguna infidelidad, está vez, al ver a mi lado el cuerpo de mi amante, no sentí ningún remordimiento sino una paz y felicidad absolutas. Contemplé largamente su bello rostro y su hermoso cuerpo, lo toqué suavemente y deposité un tierno beso en su mejilla. Se retorció como una gatita y susurró: "Quieres que me bañe contigo?" Así lo hicimos y bajo la cortina de agua tibia nos enjabonamos mutuamente, nos acariciamos e intercambiamos los besos mas dulces, haciéndonos promesas que lo nuestro no terminaba, sino que apenas comenzaba.
Y así fue, Raúl me regaló aún varias sesiones inolvidables que siempre le agradeceré, pero sobre todo le agradezco que haya sido la llave que abrió la puerta de mi verdadera orientación sexual, que aunque me llegó un poco tarde, me ha permitido disfrutar y compartir de los placeres que solo su majestad La Verga puede otorgar.
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