Después de Carlos…Roni
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ernesta.
Carlos se había esfumado rápidamente del lugar, salí después de él del sitio abandonado, me costó un poco abrir los latones que hacían de cierre.
Decidí irme por el centro de una cancha de fútbol del sector, la oscuridad de la noche era mucho más profunda que otras noches, con cierto miedo me decidí, era el camino más corto hacia nuestra casa.
Al llegar cerca del lugar donde se ubican las graderías del lugar oí una voz que me llamaba, era el Roni, el morocho del lugar, no sé su edad exacta, sin embargo, me parece que debería tener unos 18 o 19 años, más alto que yo, delgado y muy lindo de cara, las mujeres rubias del barrio se sentían atraídas por él, en su gran mayoría, a mí no me llamaba mucho la atención, me sentía enamorado de mi primo, desde que culíabamos no miraba para otro lado.
“Te pillé”, me dijo, me sorprendí, “¿de qué hablas?”, “no te hagas la tonta, eres una mujercita, tu primo te estaba cachando allá”, me asusté demasiado, pasaba lo que tanto temía, “Roni, por fa, no le digas a nadie”, sentía ganas de llorar, entonces se acercó hasta mí, “tranquilo, huevón, no te voy a acusar, además quiero una probadita, el Carlitos parecía que la pasaba bien encima tuyo”, me tranquilizó un poco lo que me decía, pero no tenía presupuestado tener sexo con él, tenía razón, el Carlos me había dado rico por el culo, tenía mi hoyito abierto y dilatado aún, quería más, eso no podría negarlo, se me estaba dando una oportunidad, debía ocultar mis ganas y hacer que el Roni sintiera que esto era casi como una violación, someter a un nenito como yo por chantajes, “yo lo hago, pero debe quedar entre los dos esto, tiene que ser rápido, que nadie nos vea, pero por favor no le digas a nadie que me culiaste”, “ya vamos ahí entonces, te dije que estés tranquilita no más, a nadie le diré”, me señalaba un pequeño cuarto sobre las graderías de la cancha, un lugar al que se debía llegar subiendo una escalera, era chiquito, pero seguro, cerrando la puerta desde dentro nadie se daría cuenta que me estaban culiando.
Ingresamos, el Roni trabó la puerta, ahí no podíamos acostarnos en el suelo para que él se montara encima de mí, me encantaba estar boca abajo, pensaba que el pene ingresaba de mejor manera en el culo.
Él se apoyó contra la pared y sacó su pico, no podía distinguirlo bien, estaba oscuro, me dijo “arrodíllate y comienza a chupar”, así lo hice, pero antes de meterlo en la boca, lo olí, estaba limpio, era grueso y largo, la boca se me llenó de saliva, subí su polera, besé su vientre, desabroché su pantalón para que quedara a mi total disposición, además quería tocar y lengüetear sus testículos, lamí la cabeza de aquél pene rico, luego comencé lentamente, mi respiración se iba agitando, lo sacaba de la boca para lamerlo desde sus testículos hasta la cabeza y desde la cabeza hasta los testículos, estaba durísimo, lo sentía a cada segundo más rico, lo masturbaba, me lo metía en la boca otra vez, lo chupaba y lo pajeaba a la vez, él se mordía los labios, a pesar de no verlo, sabía que lo disfrutaba y que hacía lo posible para que no me diera cuenta y seguro para que no nos escucharan desde la calle, lo chupaba y lo sacaba de mi boca de golpe, sonaba como cuando uno saca un chupete desde su boca, el precum brotaba poco a poco, aprovechaba la oportunidad para saborearlo también, me he vuelto una puta a estas alturas, de pronto me ordena “levántate”, así lo hice, me acerca hasta su cuerpo, me agarra el culo por sobre el pantalón, besa mi cuello y lame mi oreja, primera vez que alguien me hacía eso, estaba delirando, deseando que se decidirá a culiarme, estaba dispuesta incluso a ser golpeada por él si lo hubiera querido, tenía su chuto entre mis manos, me da vuelta repentinamente, baja mi pantalón hasta la rodilla, mete su dedo medio en mi potito, se da cuenta que aún está abierto, emito un coqueto gemido, como indicándole o suplicándole que me lo meta luego, ya no aguanto, Carlos me ha dejado ardiendo y Roni ha aumentado el fuego en mí, entonces me apoyo con las manos en la pared, levanto mi culo hacía él, agarra su pichula y toda adentro, un pequeño gemido y comienza el bombeo, tenía razón su pene es grueso y largo, a pesar que mi ano estaba dilatado y abierto me hizo sentir dolor, el dolor del placer, la necesidad viciosa de poseerlo o de ser poseído por mi vecino, sus movimientos son rápidos y constantes, salto de placer cada vez que toca el final de mi túnel
A ratos lo deja dentro, para que yo lo pueda disfrutar, así lo hago, a ratos lo saca, lo coloca en la entrada de mi culo y lo empuja fuerte, para que yo sepa que él es el macho, el hombre, me vuelve loca, coloca una de sus manos en mi boca para que no emita sonido alguna, la otra alrededor de mi cintura, trato de chupar alguno de sus dedos, me saca la polera, lame mi cuello y lo que puede de mi espalda, estoy que termino, es demasiado excitante, luego siento su pico más duro y grueso, emite algún sonido en mi oído, se paraliza, todo el chuto en mi culo, eyacula, siento saltar los chorros dentro de mi poto, ha sido una experiencia muy rica, subo mis pantalones sin limpiarme, me coloco la polera, él se acerca y besa mi cuello, “eres muy rica nenito”, me ayuda a bajar, me trata con algo de cariño, no me siento utilizada, me acompaña hasta la casa y se despide, “luego nos vemos”, qué experiencia más rica, su semen recorre mis piernas y lo absorbe mi ropa, me dirijo hacia el baño, la ducha me espera mientras pienso que ha sido una tarde y noche de locura.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!