DESPUES DE MIS PRIMOS VINO JUAN
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya conté en un relato anterior, bajo el título “mis primos me iniciaron”, como estos hermanos, y primos míos, fueron los primeros en hacerme sentir el goce de las relaciones con otros chicos.
Eso había pasado cuando tenía menos de 10 años.
Después no ocurrió nada por mucho tiempo.
Mi abuelo había fallecido, mi abuela se vino a vivir al pueblo así que mi tía cuando venia al pueblo iba a su casa y ya no teníamos oportunidad de estar juntos para otros encuentros.
Ya tenía doce años y estaba en la secundaria.
Cada vez sentía más ganas de volver a estar con un macho que me penetrara.
A veces pensaba en pedirle a algún compañero que me gustaba pero tenía miedo de lo que pudiera ocurrir después, o si no quería hacerlo y se enojaba.
Un día, después de la clase de educación física que teníamos en el campo de deportes de un club, veo a Juan, el gordo, un vecino mío que no iba a la escuela pero que estaba allí.
Era un poco mayor que yo.
Me acerqué y le dije si no quería coger, que yo me dejaba.
Lo tomé por sorpresa pero inmediatamente me dijo que sí aunque no se le ocurría donde hacerlo.
Cuando terminó la clase cada uno se iba para su casa.
Juan y yo salimos juntos.
Nos dirigimos a una casa abandonada en las afueras, que no tenía vecinos que pudieran ver nuestros movimientos.
Los dos estábamos muy calientes.
Buscamos un lugar que pudiera ofrecernos mas privacidad.
Encontramos un baño afuera que no tenia llave.
Una vez adentro me bajé los pantalones y me apoyé sobre una pared.
Juan sacó su pene, que era bastante más grande que el de mis primos, como 18 cms.
de largo y mucho más grueso.
Se juntaba el miedo al ver esa pija tan grande con las ganas de tenerla toda adentro.
Este último sentimiento fue el que ganó y ya no me importaba si me destrozaba el orto, quería tenerla adentro.
Me lo apoyo en la zanja del culo.
Le pedí que lo mojara.
Le puso saliva y volvió a apoyarme.
Hizo fuerza pero no logró penetrarme.
Volvió a ponerle más saliva y esta vez logró introducir parte de su cabeza que era bastante grande.
Era tal mi excitación que una electricidad me recorrió todo el cuerpo y termine eyaculando.
Estábamos en eso cuando escuchamos ruidos.
Nos vestimos rápidamente y salimos caminando.
Era un vecino que pasaba por el lugar.
No pasaba cerca de la casa pero podía llegar a ver que había alguien en ese lugar y denunciar.
Como yo ya había acabado no me dieron ganas de volver comenzar, así que le dije que lo dejáramos para otro día con el pretexto que podían descubrirnos.
Literalmente lo deje con la pija dura.
Pero no se desanimo.
A mí me había gustado tener algo tan grande en el culo, me daba mucho morbo pensar que me pudiera penetrar totalmente.
Pero también me daba mucho miedo que me pudiera destrozar el culo.
Como vivíamos cerca solíamos jugar a la pelota con los demás chicos del barrio en un potrero vecino.
No falto la oportunidad de estar un momento solos.
Fue así que uno de esos días me propuso salir a la noche para terminar lo que habíamos empezado.
Yo tenía que conseguir permiso.
En aquel momento no es como ahora que a los doce años salías libremente sino que lo hacía con permiso expreso de mis padres con horario de regreso incluido.
Finalmente conseguí el permiso ya ni recuerdo con que pretexto.
Cuando llego la hora acordada nos encontramos y salimos a buscar algún lugar donde poder coger a gusto.
Anduvimos caminando un rato hasta que encontramos una arboleda que parecía bastante segura para hacerlo.
Era una noche de luna nueva así que nos ayudaba un poco mas de sombras.
Entramos en esa especie de montecito, nos tiramos en el suelo y esperamos a acostumbrar los ojos a la oscuridad.
Después de unos minutos que nos tomamos para verificar que todo parecía normal, es decir no se veía ningún movimiento que indicara que anduviera alguien, nos quitamos el abrigo y los juntamos en el suelo.
Nos sacamos los pantalones y nos acostamos sobre ellos.
Yo quise besarlo pero me rechazo de plano.
A él no le iban esas cosas, me dijo.
”Si queres besar, acá tenes para besar” me dijo y me señalo la verga que ya tenía dura.
La volví a mirar y era muy grande para mí en ese momento.
Me incliné para darle un beso en esa enorme cabeza y me pidió que se la chupara un poco, Nunca lo había hecho pero la calentura me dio el “coraje” para intentarlo.
Lo hice muy torpemente, pero igualmente le saque un suspiro de satisfacción, No era mucho lo que podía introducirme porque me ahogaba.
Igualmente alcanzó para ponerle un poco de saliva a la cabeza del monstruo.
Estuvimos así un rato hasta que me pidió que pusiera boca abajo y me abriera las piernas que me la iba a meter.
Me moría de ganas y miedo al mismo tiempo.
Me puse como me indicó.
Apoyó su pija en la puerta de mi culito y empujó con mucha fuerza.
El dolor fue tan tremendo que pensé que me había partido el culo en dos.
Di un grito apagado por miedo a ser escuchado.
Le pedí que me lo sacara y así lo hizo.
Esperamos un momento y quiso intentarlo nuevamente.
Le dije que era un bestia por hacerlo tan violentamente y me pidió disculpas.
Me dijo que tenía muchas ganas de ponerla y que no midió la fuerza.
Me pidió que me pusiera nuevamente que lo iba a hacer con suavidad.
Con miedo pero con más ganas me acomodé nuevamente.
Puso más saliva en su pija y en mi culo y comenzó a meterla, esta vez mas suavemente.
De igual manera semejante pedazo me hacia doler mucho, pero esta vez lo fue haciendo de a poquito.
Metió media cabeza y ya me dolía bastante.
Le pedí que esperara.
Espero un ratito y presión otro poco, Logró meter toda la cabeza y espero otro poquito.
Comenzó un vaivén suave.
Estuvimos así un rato.
Cada vez me gustaba más esa sensación de estar invadido por algo tan grande.
Ensartado como estaba con semejante pedazo y la excitación acabé sobre el forro del gabán que había tirado al piso.
Siguió penetrándome pero se hizo la hora que yo tenía para regresar.
Así que él de nuevo con la pija dura y yo con el culito satisfecho nos vestimos y regresamos a casa.
Pasaron unos pocos días y con nuevo pretexto salí a la noche para encontrarme con Juan para volver a coger.
Fuimos al mismo lugar entre las plantas con la misma ceremonia de poner los abrigos y quitarnos solo los pantalones por las dudas tuviéramos que salir corriendo si aparecía alguien.
Pero Juan me tenía una sorpresa.
Como la vez anterior le había costado tanto poderla meter en mi culito había comprado forros para estar mejor lubricado.
Yo nunca había usado así que me intrigaba como era, como se sentiría.
Ya casi como una ceremonia también me ofreció la verga para que se la chupe.
Yo comencé a pasarle la lengüita por la cabeza, por el tronco, por las bolas, Luego me la metí en la boca y comencé a bajar y subir por esa hermosa pija que en un ratito más iba a perforar.
Mientras tanto el jugaba con un dedo en mi ano.
Después de un rato de chuparle la pija, me pidió que me acomodara que me la iba a meter.
Mientras me tendía boca abajo él saco uno de los forros “Velo Rosado” que había traído y se lo puso.
Se acomodó entre mis piernas y apunto la cabeza a mi hoyito.
Le pedí que pusiera un poco de saliva.
Lo hizo y enseguida comenzó a penetrarme.
Presionó fuerte y logro meter toda la cabeza de un solo golpe.
Me dolió mucho, aunque menos que la vez anterior.
Le pedí que esperara un poquito para acostumbrarme al dolor.
Volvió a dar un empujón y se le rompió el forro por la presión y la estrechez de mi culo.
Siguió así, con el forro perforado y comenzó a serruchar primero lentamente y luego con más velocidad.
Eso me enloquecía.
No tarde en acabar, otra vez sobre el gabán.
El seguía y seguía serruchando, no terminaba nunca.
Le pedía que por favor acabara pero no lograba.
Después de un rato comenzó a jadear.
Me largo abundantes chorros de leche en el culo y se desplomó arriba mío.
Nos quedamos un rato así el sobre mí, todavía ensartado hasta que se le fue achicando.
Cuando salió solo, nos vestimos y volvimos a casa.
La vez siguiente fue en su casa un día que sus padres no estaban.
Lo pudimos hacer por la tarde entonces no había problemas de permisos.
Fue a mi casa con un pretexto y cuando estuvimos solos me dijo que fuera, que estaba solo en la casa y podíamos coger a gusto.
No tarde mucho en encontrar un motivo para salir e ir directamente a la casa de Juan.
Me estaba esperando.
No bien entre cerro con llave y me llevó a la habitación.
Esta vez nos desnudamos por completo.
Yo le comencé a chupar la pija y el a meterme dedo en el culo.
Cuando ya estábamos bien calientes me hizo poner boca abajo y se acomodó.
Le puso bastante saliva a su chota y a mi culo y comenzó a penetrarme.
La cabeza entró con dolor pero más fácil.
La continuidad daba sus frutos.
Después comenzó a presionar y poco a poco fue metiéndome esa enorme verga que me asustaba pero que deseaba cuando no la tenía.
No logro meterla toda pero si mucho más de la mitad, que en las idas y venidas era bastante más.
Nuevamente el goce que me daba tener semejante pedazo adentro me hizo acabar bastante rápido y tuve que esperar mucho para que Juan pudiera llenarme de leche.
Con el correr del tiempo comprobé que era de eyaculación muy lenta.
Te podía hacer gozar toda la noche si quería,
Seguimos cogiendo muchas veces más, hasta que un día me quedé solo en la farmacia donde trabajaba porque estaba de turno y los dueños habían tenido que viajar.
Más tarde yo en avisarle que él en venir para poder coger a gusto.
Pero esta vez teníamos una ventaja, teníamos forros y vaselina a disposición.
Y toda la noche por delante.
Nos quedamos charlando y calentadnos con el manoseo hasta que se hizo la medianoche.
Entonces solo podía llegar a venir alguna urgencia.
Así que nos acostamos en el sofá que estaba para descansar los días de guardia, nos desnudamos y comenzamos como siempre, yo a chuparle la pija y él a meterme dedo en el culo.
Desistimos de usar forro pero si utilizamos vaselina.
Se puso en la pija y me puso en el culo.
Me puse como siempre boca abajo y se acomodo entre mis piernas.
Apuntó su cabeza y dio un gran envión que me metió la pija hasta la mitad.
Di un grito por el dolor que me había causado y se asustó un poco, Entonces se quedó quieto.
Cuando se me paso el dolor yo mismo comencé a moverme.
El se sumó al movimiento.
A esa altura yo estaba gozando como loco.
Se entusiasmo tanto que de repente dio otro gran empujón y me la metió toda hasta el fondo.
El dolor fue terrible pero el gozo también era inmenso.
Tanto fue así que en ese momento acabé.
No quería moverme por el dolor pero tampoco quería que me la sacara.
Nos quedamos así un largo rato.
De a poco comenzó el movimiento hasta que logró llenarme el culo de leche.
Se quedó encima de mí y casi nos dormimos.
Cuando su pene salió solo de mi culo se vistió y se fue.
Yo me quede muy dolorido pero feliz de haber podido tener semejante verga completa dentro de mí.
Seguimos haciendo muchas cosas más pero será para otros relatos.
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