DESPUES DE MIS PRIMOS Y JUAN VINO CARLOS, EL SEDUCTOR (Segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un par de años después de haber ido a estudiar a Buenos Aires lo cual interrumpió nuestros encuentros, Carlos dejo de estudiar y se volvió al pueblo.
No tenía trabajo.
Por ese entonces yo tenía 16 o 17 años.
Seguía trabajando en la Farmacia y hacia las guardias la semana que nos tocaba estar de turno.
Además había tomado la representación de una nueva maca de cosméticos.
Necesitaba vendedores y puse un aviso en los periódicos del pueblo y otros vecinos.
Uno de los que se presentó fue Carlos al cual tomé inmediatamente.
Era muy bueno vendiendo cosméticos a las mujeres, así que nos veíamos bastante seguido para entregarle la mercadería y rendir cuentas.
Como yo vivía más tiempo en la farmacia que en mi casa tenía un pequeño depósito de los productos que yo vendía en ella.
Un día, a la hora de la siesta, vino a buscar una crema que le habían pedido y no le había quedado ninguna a él.
Le dije que las que me quedaban estaban en la farmacia, si me acompañaba le daba una de allí.
Fuimos caminando porque estábamos a dos cuadras.
Cuando estábamos adentro cerré con llave.
Fuimos hasta el depósito siempre él atrás de mí.
Yo me hice como que buscaba y saqué el culito para atrás y se lo apoyé en el bulto.
No dijo nada entonces volví a repetirlo.
A la tercer vez me tomó de la cadera, desde atrás como estaba, me apoyó el bulto y me dijo “¿Querès que te coja putito no?” Yo me di vuelta, le tomé el bulto con mis manos y le contesté “¿Que te parece? Por supuesto que sí”.
Fui a buscar vaselina que tenía en cantidad por estar en la farmacia.
Cuando fui con el frasco de vaselina el ya había sacado su monstruo que nunca había logrado metérmelo todo.
Me puso vaselina en el culo y se puso en la pija, Me hizo agachar apoyado sobre un escritorio que había en el lugar y me la empezó a pasar por la raya del culo.
En un momento la dejó quieta en la puerta del ortito y dio un tremendo empujón que metió más de la mitad en un solo golpe.
El dolor que me causó fue tan atroz que hice hacia un costado y logré sacarla.
Me enojó que lo hubiera hecho así, a lo animal.
Le dije
”Sos una bestia.
No podes ponerme semejante poronga de un solo golpe.
Me vas a destrozar el culo.
No me voy a poder sentar por diez días por lo menos”.
“Perdoname.
Cuando vi tu culito que se empezaba a tragar mi verga me puse loco.
No pude resistir la tentación que querer tenerla toda adentro ya.
Perdoname.
Venì que te la pongo despacio”.
“No.
Ahora no.
Otro día” Me subí los pantalones y me fui hacia el depósito del frente como para irme.
Me siguió con la pija dura y embadurnada con la vaselina.
Cuando llegó hasta donde estaba me tomó de atrás y me atrajo hacia él acariciándome y besándome el cuello y las orejas.
Eso me ablandó.
Desde atrás me desabrocho los pantalones y los bajó hasta las rodillas.
Yo me apoyé en el marco de la puerta que separa el depósito del despacho.
Comenzó a pasarme la verga por la raya del culo hasta dejarla quieta a la entrada del culo.
Esta vez muy despacio la fue metiendo.
A cada momento me iba preguntando “¿te gusta así? ¿Te duele?”.
Me había puesto algo más de la mitad cuando comenzó el vaivén de mete y saca.
Cada vez aceleraba más los movimientos señal que estaba cerca de acabar.
Yo estaba gozando muchísimo así que lo dejaba hacer.
Hacia algunos intentos de meterla un poco más pero como me quejaba la sacaba un poquito y seguía el vaivén.
Apoyado como estaba en el marco de la puerta, estaba mirando hacia el frente porque había una cortina de esas tipo americana que permitía ver hacia afuera pero no a la inversa.
De pronto veo al tío del farmacéutico, que trabajaba conmigo, que estaba cruzando de la vereda de enfrente hacia la farmacia.
Cuando lo vi me asusté y le pedí que me la sacara porque venía gente.
En ese momento escucho
“A aaaaaah! Aaaah! Acabo, acaaaaabooooo.
”
“Por favor sácamela que el tío viene para acá y nos va a encontrar cogiendo.
”
“Espera, esperaaaaaaa, que estoy acabandoooooooooooooooo”
“Por favor, por favooooor”le volví a decir
Y casi como una respuesta comenzó a largarme los chorros de leche dentro del culo.
Ya escuchaba el ruido de las llaves que abrían la puerta y me seguía largando chorros.
Si me la sacaba en ese momento iba a quedar el piso lleno de leche, si me la dejaba me podían ver ensartado como estaba por la pija de Carlos.
No sabía qué hacer, Finalmente decidí zafarme como pude y me subí los pantalones a la vez que se abría la puerta.
Carlos que tenía un jogging con elástico guardó la pija embadurnada como estaba.
El mostrador tenía un acceso al depósito, donde estábamos nosotros, y otra que daba al laboratorio que se comunicaba con el depósito.
Por suerte eligió entrar por la del laboratorio que me dio unos segundos más.
Apenas alcance a prender mi cinturón cuando el tío estuvo junto a mí.
Lo salude como si nada pasara aunque el corazón me latía a mil.
Le di a Carlos lo que buscaba para que se fuera y quede charlando con el tío.
Y normalizando las pulsaciones que me habían subido terriblemente cuando pensé que me iba a ver ensartado por Carlos en la farmacia.
Después de ese episodio no vi a Carlos por un par de días porque tenía unos compromisos que me dificultaron estar con él.
La semana que comenzaba estaba de turno en la farmacia, por lo cual me quedaba solo toda la noche una semana completa.
Cuando fue a casa para buscar productos que me vendía, le dije que lo esperaba a la noche en la farmacia, que iba a estar solo.
Esa misma noche como a las once de la noche tocaron timbre.
Cuando atendí por la ventanilla era él que había respondido a mi invitación.
Lo hice pasar y fuimos directamente hasta el diván donde dormía yo cuando estaba de turno.
Lo abrí para que quedara de dos plazas.
Nos acostamos y comencé a tocarle el bulto que ya se notaba bastante crecido.
El me dio un beso en la boca y me dijo
“! "Que susto los otros días cuando casi nos pescan culeando, ¿no?”
“No sé que hubiera hecho si nos descubrían.
Me muero de vergüenza.
Por que poquito no nos descubrieron.
Yo quede con el culo lleno de leche que me chorreaba y vos con la pija embadurnada con vaselina jajaja.
Fue muy loco.
Si me descubrían seguro que me echaban”
“Bueno, ahora tenemos que seguir lo que empezamos, porque ese día quedamos a mitad de camino.
Yo te la quería meter toda.
Aunque te asustaste cuando te la mande de golpe”
“Si fuiste una bestia.
Como me la vas a meter así, si sabes que no me entra toda.
Me podías haber destrozado el culo”
“Bueno, esta noche tenemos tiempo, tenemos vaselina, tenemos con que curarte si te lo parto, así que tenemos que aprovechar para terminar de meterla toda.
Vamos a empezar”
Y dicho esto me estampó un beso que me dejó sin aliento.
Después comenzó a desvestirme hasta dejarme en bolas y se comenzó a desvestir él, a la vez que me besaba y me acariciaba todo el cuerpo.
Traje vaselina, forros, algodón y toallas por las dudas.
Me acosté boca abajo que es la posición que me resulta más cómoda.
Comenzó a besarme la espalda y fue subiendo para besarme el cuello, las orejas.
Me hizo girar la cabeza y me dio un gran beso de lengua.
Luego fue bajando recorriendo todo con sus labios hasta llegar a los pies.
Se metió algunos dedos en la boca.
Volvió a subir pero esta vez se detuvo en mis nalgas.
Las abrió y comenzó a pasarme la lengua por el culito.
Yo deliraba.
Comencé a pedirle que me la metiera, que no daba más de la calentura.
Siguió otro poco metiendo su lengua en mi ano y besándome todo.
Después puso su pija a la altura de la boca.
Se la chupe con ganas, con desesperación.
Quería que me la metiera ya, que me partiera si era necesario.
Volvió a acomodarse sobre mi espalda y me beso todo.
Se levantó, se puso vaselina en la chota y me la acomodó en la puerta.
Hizo un poco de presión y me metió la cabeza.
Di un suspiro acompañado por un quejidito.
En un segundo envión me metió hasta la mitad.
Ya el grito fue un poco más fuerte.
Con el tercero logró meterlo casi todo.
“Espera por favor” le pedí.
El dolor era mucho pero el placer era inmenso.
Se quedó quieto un momento.
Cuando supuso que ya me había acostumbrado al invasor comenzó el vaivén.
Poco a poco logró meterla toda hasta las bolas.
Lo sentía chocar contra mis nalgas.
Estaba ensartado hasta las bolas.
Yo estaba en éxtasis.
“Aaaaah papi, cómo te siento, como me duele, pero que hermoso, ¿ya la pusiste toda adentro? ¡Cómo te siento! ¡Me estás rompiendo el orto hijo de puta! ¡Cuánto hace que deseaba esto! ¡Al fin te tengo todo adentro!
“Viste que no era para tanto.
Que te la podías tragar toda.
Así es como me gustan a mí los putitos, que se la banquen toda adentro”
Después de tanto tiempo lograba tener a este macho enterrándomela hasta las bolas.
En ese momento podía hacerme cualquier cosa que se lo permitía.
Después de unos minutos me hizo dar vuelta y me la puso con las patitas al hombro.
Cuando la puso entro con facilidad y sin tanto dolor.
Después se puso él boca arriba y me pidió que me sentara sobre su verga.
Yo estaba tan caliente que hubiera hecho cualquier cosa que me hubiera pedido.
Me acomodé como me iba indicando y comencé a meterme su pija cada vez más adentro hasta tocar sus pendejos con mis nalgas.
Me había entrado toda hasta los pelitos.
Yo estaba en la gloria.
No quería que acabara nunca.
Estaba literalmente ensartado en ese mástil de carne, duro, grueso, cabezón.
Como la cabeza es mucho más ancha que el tronco, al tenerla toda adentro me daba una sensación como si estuviera abotonado como los perros.
Era hermoso.
Yo me incliné y nos besábamos en la boca.
Subía y bajaba con esa pija ensartada hasta las bolas.
Después de unos minutos me hizo poner en cuatro patas y me la metió de un solo golpe.
Comenzó en vaivén y terminó llenándome los intestinos con su leche que fue mucha.
Nos quedamos un rato acostados recuperando las fuerzas de semejante cogida.
Finalmente nos vestimos y se fue.
Yo me quede recontento con mi colita un poco dolorida pero satisfecho.
Esa semana lo hicimos dos veces más.
Después lo seguimos haciendo dos o tres veces cuando estaba de turno, y el resto de las semanas si teníamos lugar.
Hasta que finalmente se puso de novio y se cortó.
Aunque en algunas oportunidades estuvimos circunstancialmente.
Luego vinieron otros, incluso algunos con la pija mucho más grande que Carlos, que ya les contaré.
Aunque él ya había dejado “el camino abierto” para cualquiera que quisiera entrar por ese camino.
Autor: ROANO
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