Después del estreno luchando con Guille en casa de colegial
Seguimos con las luchas con Guille, mi vecino de 15 cuando y acababa de cumplir 13, de colegial vs obrerito….
Después de esa primera vez con Guillermo ese domingo en mi casa solos, empezando por el juego de pies y la lucha, y terminando montado por él para desvirgarme todo, el culito y el uniforme del colegio privado con los zapatitos «canadienses» nuevos, seguimos el juego el día que comenzamos las clases en Marzo.
Los colegios privados de doble escolaridad empezaban antes cada año, ya que luego se tomaban más vacaciones de invierno en Julio/Agosto para viajes de estudio y deportivos de intercambio a Europa y USA.
Así que yo empezaba la primer semana de marzo, pero Guille que iba a la pública industrial, empezaba 1 semana o 2 más tarde, mientras siempre trabajaba en el taller de carpintería y herrería del padre.
Así que el día 1 de clases, un lunes caluroso, me puse el uniforme con una camisa blanca de mangas cortas y pantalón gris claro nuevo liviano, de lino creo que era la tela, y como no quería aún estrenar los canadienses nuevos, me fuí con los mocasines del año anterior, que todavía estaban buenos, un poco apretados porque ya me había crecido el talle a 40 ese año.
Volví del cole al mediodía ese lunes, porque el primer día no había inglés y alemán por la tarde aún, así que llegué cerca de las 13hs y prendí enseguida el aire acondicionado de la sala para almorzar fresco.
Estaba solo, mis hermanos y padres trabajaban todo el día y volvían después de las 18 a 20hs.
Me iba a cambiar por un short y ojotas, pero algo me dijo que me quede con el uniforme nuevo, Guille me había dicho que quizás venía a casa a jugar esa tarde, entonces lo llamé y le avisé que ya estaba en casa si quería venir…
Me dijo… «Dale, estoy pintando el taller todavía, pero me tomo un rato y voy, me invitás a almorzar?»…
Y claro que le dije que sí, que se venga nomás,
Salí corriendo a mi dormitorio y me cambié los mocasines por los canadienses nuevos, quería seguir provocando al juego y lucha a Guille, como ese domingo hacía un par de semanas…
No terminaba de abrocharme los cordones de cuero con hebilla y lustrarlos bien con la gamuza, y sonó el timbre, era Guille en su bicicleta, y ya estaba al costado en la puerta lateral de mi casa.
Bajé a abrirle y me emocioné al verlo vestido otra vez con ropas de trabajo, jeans desflecados con las rodillas a la vista, manchados de pintura, una remera negra sin mangas también manchada, y las converse de lona botitas negras, rotas y sucias con tierra y pintura, me atraía verlo vestido así, de verdad era fálico y sentí que me daba una erección espontánea…
Me saludó con un abrazo y un beso tímido, estábamos ambos como nerviosos no sé porque, pero debía ser la reminiscencia del anterior encuentro aquel domingo, que terminó en lucha y revolcada, cuando me hizo debutar debajo de él sometido a su gusto…
Le propuse almorzar unos sandwiches de miga que habían quedado del domingo cuando vinieron unos tíos a casa y trajeron masas y sandwiches.
Los llevé a la sala sobre la mesa ratona y traje coca y dos vasos, así que prendí la tv y nos sentamos de nuevo como la vez anterior, él a mi derecha.
Comimos rápido y entonces él me comenzó a provocar con la pierna pegada rozando la mía y dándole golpes como proponiendo un juego…
Yo le seguí el juego y levanté mi pierna sobre la de él como parando el juego, pero entonces él siguió y me cruzó su otra pierna arriba, quedando enroscados y hacía presión sobre mi pié, al tiempo que ya me había rodeado mis hombros con su brazo llevándome hacia su cuerpo… estábamos ambos muy excitados y colorados de calientes…
Y ahí, como la vez anterior, se me tiró encima al grito de «luuuchaaaa…», haciéndome caer sobre el sofá de espaldas y él encima para trabarme…
Sentir su olor a taller me hizo calentar mucho, y otra vez asumí un rol pasivo y me quedé quieto de espaldas boca arriba con él arriba, esta vez fué directo al grano y nos refregamos los bultos duros a través de los pantalones…
Yo lejos de resistirme lo abracé apretándolo contra mí, lo rodee con mis piernas a las de él y gemíamos y jadeábamos al ritmo del refriegue que ambos acompañábamos con movimientos de pelvis…
Entonces Guille dió un paso más y me besaba y chupaba el cuello y las orejas, y luego las mejillas y cara hasta que me zampó un beso de lengua que yo rechacé primero de instinto, pero luego le tomé la nuca y lo traje a mi boca y seguimos besándonos entre gemidos y jadeos mientras seguíamos refregándonos los bultos que ya estaban por explotar…
Paró un poco, se elevó y me dijo… «date vuelta dale… quiero mi premio esta vez mejor, con besos y chupada de cuello y nuca…»
Sin perder un segundo, giré mi cuerpo y desabrochando mi pantalón quedé boca abajo, con mi cola rosa a su merced, quería que me la meta otra vez así vestidos fálicos…
Se acomodó arriba mío se bajó un poco los jeans y salivó mi ano y su trozo al palo… me trabó los piés y recostándose todo encima de mi espalda me abrazó el cuello y comenzó a chuparme la nuca, las orejas y la cara, su aliento caliente y jadeos me pusieron a mil… yo comencé a levantar mi colita y a moverla a los lados para calentarlo más…
Y Guille ubicó su pedazo en mi raya buscando el hoyo lampiño rosadito, y cuando la tuvo en la entrada, empujó de una y me penetró duro, yo tiré un gritito pero me tapó la boca con una mano y me chistaba… «shhhhh shhhhhh… tranquilo Tommy… dejame que te rompa esa colita cerrada dale… la otra vez fué suave pero ahora te voy a romper el culito… no te cierres que te va a gustar…»
Y diciendo cosas a mi oído de la dominación del obrerito rústico al colegial pulcro y perfumado, fué dando golpes de nalga con su pelvis, sonaba «plaf plaf plaf…» y se escuchaban los gemidos al ritmo, y el chirriar de sus suelas de goma de las zapatillas gastadas sobre el cuero brilloso de mis canadienses, esos sonidos le daban al ambiente un tono tan excitante como extraño…
La sacaba y de golpe la metía con fuerza dando golpes a mi hoyo, gritando con cada golpe …»tomaaa tomaaa pendejo lindo! estabas lindo limpito y mirá como te doy y te ensucio esa ropa nueva de putito mío pendejo! aaahhhh!!!… vas a quedar todo sucio y traspirado y te vas a llevar mi leche en la colita y mis huellas en tus zapatitos nuevos putito! eso querías no?… tomaaa tomaaaa mmmmm!!!»
Así estuvo como 5 minutos dándome hasta que aceleró y metiendola hasta el fondo largó sus lechazos en mi cola, lo sentí bien porque era mucha y caliente, levanté mi cola para que la pueda meter bien a fondo… y acabó como 3 lechazos… y se descargó todo acostado encima, jadeando en mis oídos y nuca, me mordía como un perro en celo gruñendo… y me trababa muy fuerte los pies como acabando también la desvirgada a mis zapatos, parte del juego y de la excitación que teníamos…
Se quedó acostado encima mío hasta que se le bajó el palo, y besándome el cuello se levantó, se arregló la ropa y me dijo que se iba porque lo iban a retar… salió y yo me fui a lavar, esta vez me dolía la cola de verdad, y al sentarme en el baño salió su leche con algo de sangre, me asusté de verdad pero por suerte paró, me duché y puse fresco.
Puse el uniforme en el lavarropas automático porque estaba traspirado y algo sucio, pero a los zapatos los guardé así como estaban, con huellas de los cuadraditos de las converse de Guille, como muestra de quien me los bautizó, los metí en su caja y los dejé así en el placard, a la noche me haría una buena paja viéndolos y recordando a mi machito Guille, el obrerito calentón…
Seguimos en esos juegos y cogidas toda la secundaria…
Continuará…
sigue contando amigo… 🙂 😉 🙂 😉