Desvirgado analmente por mi vecinito
No comprendo como pude llegar a una situación de esta indole, dominado por un pendejo de 13 años..
Desvirgado analmente por mi vecinito.
Mi nombre es Ariel, actualmente tengo 43 años, en aquel tiempo contaría con 18 años, de edad, me atraían las chicas, mi primera incursión en el sexo fue, con una amiga de mi madre, no tenía aun los 17, y así tuve otros encuentros con mujeres algo mayorcitas que yo.
En ningún momento de mi vida tuve tendencias homosexuales, tampoco los rechazaba, tuve algunos compañeros que lo eran, o más bien, si no lo decían, había actos que en parte denunciaban su tendencia, lo que para mí era indiferente.
En determinado momento se mudaron enfrente de donde vivía, una mamá con su hijo llamado David, hacía poco que habían emigrado de Israel, mi madre se hizo bastante, digamos amiga de ella, para poder ayudarla, por consiguiente, trató que entablase amistad con el chico. Que tenía 13 años, que por supuesto traté de evitar me parecía demasiado chico para ser su amigo, era como un abismo en esa época de la vida.
Pero ante su insistencia, intenté conformarla, antes de lo que me imaginé, había una afinidad entre ambos, me agradaba, era muy inteligente, hablaba muy bien el español, no así su madre, un chico muy carismático, con un rostro muy, podría decir era angelical, no era muy alto 1,60 m. con el tiempo sentí que intentaba seducirme,
Cuando hablábamos de sexo, le relataba mis experiencias, dado que, me contaba que no había tenido relaciones con ninguna chica, eso parecía convertirme en el Don Juan, por mis aventuras y amoríos. Un día me pregunta:
“Con chicos, ¿has tenido algo?”
“No, jamás, no es mi interés, con ellos”
“Y de presentarse?”
“No sé, supongo que tampoco”
Por un momento supuse que David era gay, o que trataba de conquistarme, pero lo descarté, no me parecía, además le encantaba escuchar mis relaciones con las mujeres, principalmente, cuando fue con la primera.
Salíamos bastante seguido, a pesar de que mis otros amigos, no comprendían, como podía tener una gran amistad con este chico, era como que, a esa edad, esa diferencia de años, era mucho o que no habría tantas cosas en común, o que podía ser algo infantil.
Sin llegar a cortar con esa relación, intente que no fuese demasiado frecuente, más que nada, influenciado por lo que mis amigos me decían. A veces venía a mi casa a buscarme, y más de una vez le ponía alguna excusa para no verlo, en parte me daba pena, porque era un buen chico, y realmente me sentía bastante apegado a él.
Aprovechando que estaba solo por las tardes, dado que su madre trabajaba, su padre se había separado, y casi ni lo veía, algo que me apenaba.
El último tiempo, abordaba bastante seguido, el tema sobre el sexo, al carecer de internet, o más bien no estaba al alcance de todos, era todo más argumentado, que visual.
Pensé en relacionarlo con alguna de esas mujeres que conocía, pero pensé que era algo chico, y que podría haber algún problema dada su edad. Me sentía como su hermano mayor, cuando un día relatándole nuevamente, sobre esa amiga de mi madre, detalles de la primera vez, me llamó la atención, apreciar un buen bulto, a través de su jogging, mientras metía su mano como para acomodarlo.
Por supuesto que esto se repitió un par de veces más, al punto de observarlo con mayor detenimiento. Cuando me dice:
“Disculpa, pero tus cuentos me excitan bastante” Pensé que debía descartar la idea de su homosexualidad, algo que me dejó mas tranquilo. Aunque al repetirse otra vez, la tomo con sus manos, como pudiendo imaginar su tamaño, cuando me dice:
“Te interesa verla, Ariel, total estamos entre varones”
“No, para nada, me llamo la atención, por el bulto, pero hasta a mí, me acurre, cuando te cuento” A pesar de ser mayor, me avergoncé un poco.
“No tengo problemas en mostrártela, ya que me has mirada con frecuencia”
“No David no hace falta, no soy homosexual” Le respondí.
Debo confesar que estaba tentado de verla, pero solo por curiosidad, no tenía ningún tipo de pensamientos obscenos, hasta llegué a ponerme nervioso. No transcurrieron más de dos o tres días, cuando se vuelve a repetir, la misma escena. Diciéndome:
“Tienes ganas de verla?”
“No, David, no” Pero a pesar de mi rechazo, se baja su jogging, que carecía de calzoncillos, observando su apreciable verga, gorda, larga y algo erecta. Al pararse se mueve como un péndulo, donde prácticamente con ese cuerpo de niño, de 1,60 m, a lo sumo, era como algo no solo desproporcionado sino, tenía una seducción exclusiva.
“Bueno con eso que te cuelga, vas hacer feliz, a más de una chica
“Te parece?
” No me quedan dudas” Le digo.
Lo observé bastante atraído, no desde el punto de vista, sexual, sino, como algo incitante, algo que jamás me había ocurrido, cuando me bañaba en el club, con mis amigos o compañeros del colegio, no tuve jamás esa reacción.
Traté de disimular mi proceder, aunque David la debe haber captado, sintiéndome algo molesto por la situación, si bien no sucedió más nada, esa lasciva imagen me quedó grabada en mi mente. Cuando me dice:
“Eres el primero al que se la he mostrado”
“Te agradezco la confianza, que me has brindado”
Al día siguiente regresé, y hoy en día analizo que fui para verla nuevamente, a pesar de carecer de una tendencia homosexual, pero creo, que en ese momento me involucre más en el sexo, sin llegar a importarme el género de las personas.
Cuando abrió la puerta para hacerme entrar, estaba sin camisa, con su dorso desnudo, algo escuálido, desnudo, apenas fuimos a su cuarto, se quitó el jogging, donde su total desnudes me impacto.
Se tiró sobre la cama, haciéndome sentar en un borde, preguntándome:
“Te atraigo”
“No, David, no te equivoques”
“No me equivoco, tu rostro te delata, ¿quieres tocarla?”
“No realmente no me interesa”
“Sé que lo quieres hacer, no temas, veras que será como algo mágico”” Donde no solo sus palabras, sino sus genitales tenían un cierto magnetismo, llevándome lentamente a tocársela, donde mi sutil contacto pareció darle “vida” al comenzar como a erguirse. Lo miré algo confuso, cuando me dice:
“Eres la primera persona que me la toca, a excepción de mi madre” A pesar que era una linda mujer, no quise pensar que tendrían relaciones, cuando de una manera, casi suplicante, dice:
“Sigue por favor, tu cálida mano, me encanta” Fue que la toque, con mayor firmeza, llegándola a oprimir muy sutilmente, haciendo unos leves movimientos, incitando a erguirse y rigidizando. Diciendo:
“Ahhh, que rico, sigue Ariel, me encantaría que me hagas acabar” Expresándolo de una manera tal sensual, y voluptuosa que como hipnotizado en ese acto lujurioso, comencé a masturbarlo lentamente, mientras se extendía sobre su cama, cerrando sus ojos, donde sus gemidos, confirmaban ese momento de satisfacción.
Seguí despacio, oyendo sus suspiros de placer, y su rostro tan especial que parecía aniñarse, ante mi contacto, hasta que fui acelerando, logrando hacerlo eyacular, donde un chorro bastante fuerte, hizo emanar su leche, cayendo sobre su pecho. Donde sin preverlo, tuve una inesperada erección.
Regresé a mi casa bastante alterado, al punto que tuve que masturbarme intensamente, que una vez que acabé, pensé en que no debía regresa a su casa, actitud muy lógica una vez que has aplacado tu excitación, tratas de olvidar lo que hiciste, pensando en no repetirlo.
No fue inmediato, me resistía a tener algo así nuevamente, que, si bien David, no era nada acosador, tenía esa exclusiva seducción, diría nata, donde de una manera muy sutil, y persuasiva, te iba conduciendo a su objetivo. Ese cuerpo especial y su rostro de querubín, tenían como un encanto único, era como algo diabólico, bajo un manto de inocencia angelical.
Al día siguiente regrese, donde me hizo desnudar, tocándonos, acariciándonos. hasta que nos masturbamos mutualmente, dejándome llevar, era, como que, de una manera subliminal, iba accediendo a lo que, en parte, intentaba no aceptar.
Realmente era yo el que iba accediendo, a lo que me dictaba el instinto, esa tarde, al verlo desnudo, con su verga aun flácida, pero más que tentadora, me miro a los ojos de una manera extraña, que sin pensarlo demasiado me arrodille para mamársela, besando sus testículos, como adorando a un Dios Pagano, mientras acariciaba mi cabellera, apropiándome de su pena, lamiendo su glande, hasta comenzar a mamársela con total vehemencia, donde sus gemidos aceleraban mi sexo oral.
Hasta que con la intensidad que lo hacía, termino acabando en mi boca, donde un sabor desconocido, pero fatalmente excitante, quedando en mi cavidad bucal, donde sus manos retenían mi rostro, hasta evacuar sus últimas gotas, mientras me masturbaba acabando prácticamente al unísono, cuando media hora después lo volvimos a repetir.
A la tarde siguiente regrese, al abrir la puerta estaba desnudo, como esperándome para algo más, muy posible, que el día anterior, me tomó de la mano, llevándome a su dormitorio, sin decir palabra comenzó a quitar mi ropa, donde sus cálidas caricias, me fueron entregando, volcándome sobre su cama, besándome, hasta lamer mi verga, haciéndole chupar su dedo, para introducirlo en mi ano.
Me fui entregándome, sin poder detenerlo, sintiendo como lo profundizaba en mi interior, hasta que lo quita llevando dos de sus dedos a mi boca, para penetrarme nuevamente con ellos, en un acto silencio y dominante.
Ante cada una de sus mamadas, sus dedos eran depositados mas intensamente, cuando me dice:
“Quieres más?” Que, de una manera, como hipnotizado, le respondo,
“Haz lo que quieras”
Girándome sobre su cama, para colocarse boca abajo, mientras de manera automática iba separando mis piernas, donde mi agitada respiración y mi nerviosismo, se contrarrestaban con la tranquilidad y templanza de David, mientras continuaba acariciando mi cuerpo, tocando y pellizcando mis glúteos para luego separarlos jugando con mi ano, haciendo recorrer la punta de glande sobre la raya entre mis nalgas, como una sanguijuela adherida a mi cuerpo, tratando de alimentarse de su víctima.
Cuando sentí verter saliva en mi recto, en carácter de lubricante, traté de relajarme, a fin de poderlo asumir con menos sufrimiento, en el momento que me mete su dedo, desplazándose, en un parsimonioso entrada y salida de su dedo, hasta agregar uno más.
Hasta que después de jugar con mi culo, apoyo su verga, en mi abertura, sintiendo con algo de molestia, como pretendía metérmela, que, tras varios empujones, sentí como se iba abriendo camino, donde mis exclamaciones, en parte de molestia, no le impedían detenerse en esa penetración anal. Pensando como pude llegar a esta loca situación.
Volvió a escupir en el lugar, hasta que volvió a meterme su glande, empujando mientras, comenzaba a deslizarse a través de mi conducto, disfrutando, pero a su vez muy excitado, comenzó a mordisquear mi cuello, mientras el tronco de su apreciable verga, iba tomando posesión de mi cauce, traté de no gritar, sabiendo que me estaba convirtiendo, sin lugar a dudas en su “fémina”
Pareciendo que me partía e iba oprimiendo parte de mis órganos, hasta mordí la almohada, para no gritar, al sentir su pelvis pagada a mis glúteos. Donde como en un acto de posesión, en escasos minutos comenzó a bombearme, produciendo ese sonido característico en el choque de carnes. Hasta que, con último empujón, quedo almacenada en mi interior, inclinándose para succionar mi cuello y hasta morderlo nuevamente, en ese preciso instante me dio la sensación de ser su pertenencia, no sé si sería mi imaginación, pero así lo percibí. Cada vez que se pegaba a mis glúteos, me daba la sensación, que se convertía en mi poseedor, mi sumisión, era inversamente proporcional a su dominio. Hasta que después de una serie de movimientos de bombeo, acabo en mi interior, sintiendo su esperma humedecer mi conducto renal, ante sus convulsiones, cayendo sobre mi espalda, como un poseído, ante sus incontenibles espasmos.
Apenas acabamos, le dije que debía de hacer los deberes, a pesar de su insistencia de quedarme, me vestí rápidamente, y regresé a mi casa, pensando en lo sucedido, me fui a mi habitación, sabiendo que había hecho una locura, no sé si lo disfrute ampliamente, pero había algo que no me terminaba de convencer, era ese poder de posesión, que, si bien era intangible, existía.
Durante un par de días, traté de evitarlo, pensando de qué manera tan sutil, sin pedirlo, ni haberlo previamente hablado, me hizo suyo. Tenía algo de rabia, pero a su vez una excitación que trataba de impedirla, pero a pesar de eso. de una manera incompresible, volví a su casa.
“Te extrañe Ariel, que paso?” me dice.
“Estuve ocupado”
“Está bien, ya estas acá. Vamos al dormitorio que debo cambiarme” Al que seguí, en parte inocentemente. Cuando se desnuda tirándose sobra la cama, que observo algo perplejo su verga, en el momento que me hace sentar a su lado, cuando toma mi cabeza, apoyándola sobre su miembro, flácido, que, sin poder contenerme comienzo a besarlo, hasta introducirlo en mi boca.
Mientras comienza a quitar mi ropa, hasta denudarme, girándome nuevamente, para montarme, en el momento que, sin demasiado preámbulo, su miembro, volvía a adueñarse de mi interior.
A pesar de ser una tarde algo lluviosa y fresca, permanecimos desnudos, cuando fuimos a la cocina a tomar una merienda, después de hacerlo, estaba preparado para irme, cuando me inclina sobre la mesa, separando mis piernas, donde nuevamente volvió a cogerme, acabando en mi interior a continuación de un bombeo frenético.
Si bien mantenía la idea de vestirme e irme, algo me lo impedía, sentía deseos de eyacular, pero no deseaba masturbarme, mi estado delato mi excitación, cuando nuevamente en su habitación, me vuelca sobre la cama, y rápidamente me penetra, en ese instante, sentía como se apoderaba de mí y ante su impetuoso y continuo bombeo, me toque un poco mi miembro, acabando simultáneamente con David.
Ese fue el punto de inflexión, donde concurría a su casa frecuentemente para entregarme a mi jovencito amante, y no solo eso, sino que se convirtió como en mi Amo, difícil de comprobar, pero posiblemente era yo, el que buscaba ser el sumiso.
Un día le pregunte, mientras caminábamos;
“David, sientes algo por mi”
“Por supuesto, me gustas mucho”
“Si, si está bien, ¿pero estas enamorado de mí?”
“No sé, posiblemente sienta algo, pero más que nada, me atraes, tienes un encanto especial, creo que desde el día que te conocí me gustaste. Me excita como te entregas, tanto como la primera vez, siento lo dócil que eres, aceptando ser cogido”
“Pero me deseabas?”
“Por supuesto eres mi pasivo amante, pero cada vez que estoy dentro tuyo, te siento mío, como tu dueño”
“Nunca pensé que un chico de 13 años, llegase a copularme así
“Te encanta que te penetre”
“Si, has hecho de mi un homosexual”
“Pero te gustaría que otros te cojan?”
“No, creo que no”
“Y si traigo un par de amigos nuevos de la Colectividad, que estarían encantados de poder conocerte”
No conteste nada, pero no me agrado demasiado ese comentario, pero temía que, de hacerlo, lo complacería.
Cuando acaricia mi brazo, para tomarme de la mano, continuando la caminata, donde en el trayecto vio una casa vieja abandonada, enfilando hacia ella, que acompañé algo extrañado. Que apenas entramos, cierra una puerta bastante deteriorada, diciéndome:
“Quítate la ropa,” Mirándolo sorprendido, pero acatando su orden sin chistar, quitándome hasta las zapatillas, inclinándome sobre una vieja y sucia tarima, penetrándome inmediatamente, que mientras lo hacía de una manera vehemente y posesiva, veo unas ratas, correr, por un rincón de ese cuarto.
En ese instante comprendí algo, o supuse algo, era un lobo con piel de cordero, mientras su verga friccionaba con total vehemencia mi membrana fecal totalmente desflorada, ante sus gemidos de placer.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!