Desvirgando a mí pequeño hermano.
Todas las familias tienen sus secretos, y este es el nuestro..
Me llamo Mateo, tengo 14 años y os voy a contar cómo desvirgué a mí pequeño hermano de tan sólo 10 años.
Era viernes por la noche en julio, yo fui a la cocina a por un vaso de agua y me encontré a mi padre sentado en la mesa.
–¿Querías algo, Mateo?
–Sólo un poco de agua –Respondí
–Bien, oye…– Hizo una pausa. –Quiero que mañana le enseñes a Rafael lo que es ser un hombre.
–¿Hablas en serio?
–Si, quiero que hagas con él lo que hice contigo cuando tenías su edad.
No negaré que durante mucho tiempo había fantaseado con hacerle cosas indecibles a mi hermanito.
–¿No te parece un poco pronto? Rafita todavía es muy inocente.
–Por eso, ya va siendo hora de que madure.
–Vale, lo haré.
–Gracias Mateo –Entonces, mi padre me dió un beso en la boca.
…
Eran las 10:00 de la mañana del día siguiente, mis padres habían salido para dejarnos intimidad. Yo llamé a mi hermanito para que viniera a mí habitación.
Él se presentó todavía en pijama: Una camiseta sin mangas y un slip.
–¡Hola Mateito! –Mi hermano me saludó muy feliz.
–Hola Rafa, ven, siéntate en mi cama. –Él me hizo caso. –Te he llamado porque papá me ha pedido que te enseñe lo que es ser un hombre.
–¿Qué me lo enseñes? ¿Y cómo va a ser?
–Acercate, y quítate la camiseta. –Se la quitó rápido, yo hice lo mismo. Miró con deseo mi pecho desnudo tostado, tonificado por el entrenamiento.
–¿Te gusta? Puedes tocar si quieres.
Se apresuró a pasar sus manos por mis pectorales y a explorar mis axilas, noté un pequeño bulto parado en su slip.
–Ahora te voy a enseñar algo más. –Bajé mi apretado boxer, y mi polla dura de 16 centímetros rodeada de una frondosa mata de vello negro saltó en dirección a su cara.
–¡Qué grande es!
–Ahora agarrala y haz lo que yo te diga.
Le expliqué cómo hacerme una paja, fue muy placentero.
–Muy bien Rafita, ahora con la boca.
Él dudó un momento, pero empujé su cabeza y metí mi glande en su boca. Se la fuí metiendo más poco a poco.
Mientras él me hacía esa tremenda mamada, yo metí mis manos en su calzoncillo e introduje mi dedo en su ano cerradito. Soltó un quejido de dolor.
–¿Mateo, qué estás haciendo?
–Ya te lo dije, enseñarte a ser un hombre.
Le dí la vuelta, lo puse a cuatro patas y le quité su ropa interior, cogí un bote de lubricante de mi mesilla y lo apliqué en la entrada de su ano.
–Esto te va a doler.
En ese momento, la metí con fuerza. Él gritó a un volumen altísimo (Si en vez de en una casa grande viviéramos en un piso, seguro que los vecinos habrían llamado a la policía al escuchar eso)
–Tranquilo Rafita, verás como en unos minutos ya no te dolerá.
Y así fue, cuando dejó de gritar y llorar y empezó a gemir como una puta saqué mi pene de su interior para cambiar de posición. Le puse al borde de la cama, levanté sus piernas sobre mis hombros y se la volví a meter violentamente. Él volvía a gritar, pero esta vez de placer, implorando frenéticamente que no parara. Seguimos así hasta que no aguanté más y me corrí dentro de él. Nos abrazamos sobre mi cama deshecha mientras mi leche escurría de su recto. Ese fue el principio, ahora follamos siempre que podemos, y Rafita está hecho todo un adicto al sexo con su hermano.
wow que rico ehhh sigue contando mas
como sigue por favor
Me has dejado con la intriga de la precuela con el papá 😅
Argumento interesante, pero te faltaron detalles para narrarlo con más calma. Además, no sé otros, pero a mí me hubiera interesado mucho conocer primero lo que tu papá te enseñó y cómo lo viviste tú.
Excelente relato. Me habría encantando que, en lugar de mis 3 hermanas mujeres, hubiese tenido hermanos varones, ya que seguramente, me habrían desvirgado y hubiese tenido sexo con los tres. Besitos.
como continua