Desvirginé a mi sobrino el mas varonil de la familia a cambio de llenarlo de lujos, dinero y mujeres.
Hace unos días publiqué la historia de cómo un chico totalmente heterosexual, por el deseo de vivir rodeado de lujos, le da la virginidad de su culo a su tío rico de la familia. Esta es la misma historia pero vista desde los ojos del tío..
Primera parte: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/soy-hetero-pero-mi-tio-me-revienta-el-culo-a-cambio-de-cosas-y-dinero-el-se-llevo-la-virginidad-de-mi-ano/
(No es necesario que la leas, ambas son independientes y relatan los mismos hechos, solo que desde diferentes perspectivas).
No soy el tipo más guapo del mundo, de hecho, estoy por mucho bastante alejado de los estándares de belleza masculinos que la sociedad nos impone. Tengo sobre peso y a mis 49 años de edad eso no me había sentado nada bien. Por otro lado, me he acostado con quien se me ha antojado, chicos muy guapos, jóvenes, de cuerpos esculturales, masculinos, varoniles. Eso se debe a que económicamente estaba muy bien posicionado gracias a mis contactos.
En la secundaria me hice muy amigo de un chavito de una buena familia. Siempre hacíamos equipo juntos y yo terminaba haciendo todo el trabajo, mientras él se dedicaba a los deportes, a la novia o a irse de fiesta. Era muy flojo para estudiar.
Mi amigo no era el más guapo de la clase, pero tampoco era feo. Tenía un no sé qué, que lo hacía interesante, quizás era que siempre trajera dinero, que estuviera bien vestido y que siempre hubiese practicado deportes, teniendo un cuerpo bastante agradable visualmente.
Seguimos estudiando la prepa y la universidad juntos. Por su pereza en la escuela, lo había salvado varias veces de reprobar materias, por lo que me había tenido un cariño de hermanos. Sobra decir que con él fue quien salí del closet primero, estábamos terminando la secundaria cuando eso sucedió. No me rechazó, por el contrario, me apoyo. En la prepa, ya con la confianza que teníamos me lo llegué a merendar varias veces, sobre todo cuando andaba caliente y quería deslecharse. Esto se seguía repitiendo hasta ahora que somos adultos y que él está casado y con tres hijos. Las viejas costumbres nunca se olvidan.
En la universidad me llegó a invitar a varias de sus fiestas, conociendo a hijos de personas importantes. Como era el gordito buena onda que todos molestaban y no había problema alguno, pude irme metiendo en su círculo social, algo cotizado y al que no muchos podían entrar.
Con el tiempo, mi amigo se llegó a convertir en presidente municipal y me delego algunos cargos, pues yo era una persona de su total confianza, y algunas noches su amante. Ya estando en el poder, fuimos haciendo algunos chanchullos donde nos forramos de dinero por varios negocios, que ahora, me hacían gozar de una buena posición económica. Ahí fue donde fui conociendo a mas amistades poderosas y haciendo negocios con ellas.
Suelo estar siempre bien atento con los chicos que conozco, ganándome su confianza y cuando la tengo, soltándoles la mordida y prometiéndoles mil cosas para acostarme con ellos. Lo he hecho con chicos heteros casados, solteros, con hijos, estudiantes, recién egresados, del campo, de la ciudad, del gym, etc., mientras sean masculinos y estén guapos, todos son comibles y todos tienen un precio.
Compré casa en uno de los fraccionamientos más exclusivos. Donde Vivian políticos, celebridades locales y empresarios. Debo decir que si se me nota lo gay, pero soy algo discreto, por la forma en la que me crie; aquellos eran otros tiempos. Todos en la colonia saben que me gusta chupar vergas masculinas y, de hecho, uno que otro hombre que vivían acá, venía a mi casa a que lo deslechara de vez en cuando. Desde mocosos de 14 años hasta padres de familia.
El personal que trabajaba para mí en las cosas de la casa eran jóvenes bastante guapos. Venia un mucamo a limpiar la casa en las mañanas. Su uniforme era andar en bóxer apretados. Venia otro que era un jardinero, lo tenía trabajando en overol y sin camisa y calzones, y así, varios que contrataba por una semana o un mes. A todos ellos me los cogía. Armaba buenas orgias en mi casa, hasta vecinos habían venido a ellas. Mi vida es bastante activa sexualmente hablando.
Con un amigo habíamos ido a comer a una pizzería de la ciudad. Llegamos y reconocí al joven que nos atendía. Era hijo de uno de mis primos lejanos. Él no me reconoció. Me había distanciado un poco de mi familia no frecuentándolos muy a menudo, pero si los tenía en Facebook. Esa misma noche, me metí al perfil de mi primo a indagar mas y pude llegar a mi sobrino.
Estaba muy, muy guapo el muchacho. Tenía varias fotos públicas y el link a su Instagram. Subía fotos sin camisa y se le veía un cuerpazo esculpido por los mismos dioses, además, se veía que le gustaba darse una buena vida, lo cual, me generaba curiosidad pues sabía que mi primo no gozaba de una buena posición económica. Había sido de todo, electricista, mecánico, albañil, etc. Era de esos que en ningún trabajo duraba.
Su esposa trabajaba como vendedora en tiendas departamentales y cada que me la topaba la saludaba y mandaba cariños a la familia. Es así que había conocido a mi sobrino, en una de las tantas veces que la saludé, mi sobrino andaba por ahí esperándola. Lo había conocido de 4 años, luego lo volví a ver de 8 y al final, varias veces como de 12 o 13 años. Y a pesar de que se veía que iba a ser guapo, todavía no se había convertido en este manjar que ahora me estaba saboreando en mis labios. Se me había antojado comerme a aquel muchachote.
El día que fui a comer a esa pizzería noté que mi sobrino era repartidor. Como que estaba cubriendo el puesto de cajero mientras comía la persona que estaba encargada. Al llegar esa persona, mi sobrino, de nombre Aarón, había tomado la moto para ir a entregar los pedidos.
Su pantalón revelaba unas hermosas nalgas, enormes, musculosas, así como me gustaban. Si bien ya tenía bastante tiempo que lo había dejado de ver, ahora que lo tenía localizado, había visto que se había puesto delicioso. Le había metido duro al gym. Su carita conservaba la inocencia de un niño, pero su cuerpo era el de todo un joven sexualmente activo. Viril, masculino. Tenía que idear la forma para comérmelo.
Estuve llamando varias veces a la pizzería preguntando si Aarón se encontraba como repartidor. Muchas veces me la negaron hasta que me confirmaron que él era quien estaba repartiendo las pizzas. Hice mi pedido y nervioso me dediqué a esperarlo.
Cuando entró a mi casa, pude ver su cara de asombro al entrar a un fraccionamiento como el nuestro. Tenía esos hermosos chiquitos, almendrados, profundos, con una mirada muy curiosa viendo el lujo de las casas a su alrededor. Lo invité a pasar revelando mi identidad cuando estaba en la sala. Le dije que era su tío y se acordó de mí. Platicamos durante unos 15 minutos cosas triviales y lo invité a venir a la casa el fin de semana. Él accedió casi de inmediato. Ese día me gane su atención dándole $500.00 de propina.
Estuve esperando muy ansioso el fin de semana. Cuando mi sobrino llegó, traía unos jeans que le marcaban unas piernas muy ricas, unas nalgas que me pedían que las penetrara y una entallada camisa de color celeste claro que revelaban unos prominentes brazos y unos pectorales para chupar toda la noche.
Estuvimos charlando en la sala, no podía dejar de verle aquello en su entrepierna, no era nada disimulado y sabía que el notaba mis miradas, pero no decía nada. Noté que tenía mucho interés en mi posición económica así que rápidamente supe por dónde llegarle. En preguntas entre líneas, confirme mis sospechas. Su familia no tenía una buena posición económica y para darse todos sus lujos mi sobrino tenía que trabajar. sabia como llegarle, no iba a ser el primero que me comía gracias a su ambición.
Lo invité a dar un tour por la casa para aprovechar ver esas hermosas nalgas bamboleándose por ahí, que pronto serian mías. Mi sobrino quedó encantado con mi casa. Al despedirnos, lo convencí de acompañarme el día lunes a la plaza, diciéndole que le compraría un par de regalitos por eso. Aarón acepto.
Cuando nos despedimos, aproveché para sentir más cerca sus músculos, acercándolo más a mi cuerpo. Sentí su aroma juvenil. Al abrazarlo, pasé levemente mis manos sobre su amplia espalda, acariciándolo de una forma morbosa. Toqué sus brazos y un poco su espalda baja, en donde comienzan sus nalgas.
El día lunes le dije que me esperará en un cotizado restaurante de la ciudad. Ahí estaba cuando llegué. Pedimos algo de comer y platicamos un rato, su compañía era muy agradable. Le conté de algunos proyectos para despertar más su ambición. Terminando de comer fuimos a una plaza con la intensión de ver alguna película, pero ninguna fue de mi agrado.
Estando en la plaza, aproveché para llevarlo a algunas tiendas en las que solía comprarme cosas y veía que sus ojos se le salían. Muy amigablemente le dije que seleccionara lo que quisiera, que yo pagaba. No tardó en encontrar una camisa, la cual, pedí que se tallara, aprovechando para morbosearlo aún más. En la despedida intenté llevarlo a su casa, pero termino pidiendo un Uber.
Cuando estábamos esperando a que su Uber llegara, le dije que me sentía muy cómodo con él. Dándome el paquete del señor solitario que busca compañía, diciéndole que quería compartir mi dinero con alguien. El pez mordió el anzuelo al decir que él quería que alguien le comprara sus cosas. Le dije que si seguía siendo así de accesible conmigo pronto toda su situación económica cambiaria. Con la cara de incredulidad de que un extraño hiciera eso por él, se despidió de mí.
En la mañana le había marcado para que saliendo de la escuela viniera a verme y el accedió. Estando en la casa, lo invité a la piscina, negándose al inicio pues no llevaba nada que ponerse. Le dije que se pusiera cómodo, que éramos hombres y que podría quedarse en bóxer. Titubeo un poco, pero logré convencerlo. Yo me fui por un short para bañarme y al regresar, lo encontré en esa diminuta prenda. El short logro disimular mi verga, que si no era la más grande si era bastante gruesa. Tenía 15 cm de placer que hacían gemir a cualquiera que la probara. No pude evitar dar miradas indiscretas al bulto de aquel joven gallardo, masculino, varonil.
Estando en mi cuarto, aproveche para buscar un reloj que me habían regalado que no me había gustado. Era un reloj carísimo, valuado en unos $50,000 pero de esos tenía varios, incluso más caros y sabía que si se lo regalaba a mi sobrino, él no me lo rechazaría. Por el contrario, sabría que lo iba a tener en mis manos.
Noté que Aarón se puso nervioso con mis miradas lascivas y terminé disculpándome, diciéndole que tenía un cuerpo muy masculino para su edad. Había dejado la cajita cerca de una mesa en la que Aarón dejo sus prendas y lo mandé a traer frituras de la cocina, esto para poder ver esas ricas nalgas que tanto había deseado esas noches, me masturbaba pensando en poseerlo, en quitarle su virginidad anal.
Aarón trajo varias frituras y bebidas, las sirvió. No podía dejar de recorrer el cuerpo de mi sobrino hasta el punto de decir que se tenía que ir. Lo tomé muy impulsivamente de la mano lo que hizo que se asustará un poco por mi brusca reacción. Me disculpé por mi conducta.
Sin decir nada, me paré de la silla y fui por la cajita. Al regresar, la abrí frente a sus ojos, el continuaba sentado.
Yo: Tío: —Mira, ¿te gusta? Lo compré especialmente para ti—.
Parecía que a Aarón le habían comido la lengua los ratones. No dijo ni una palabra y abrió sus hermosos ojos para contemplar lo bonito de ese reloj. Aunque a mí no me gustará por lo tosco, sabía que ese modelo le gustaba a cualquier heterosexual. Le mencione que era suyo pero que antes de que se lo diera le iba a proponer algo. Su expresión cambio de asombro a intriga.
Le dije que no se tomará a mal aquello que tenía que decirle, le estuve dando vueltas al asunto porque sabía que aquello era un punto crítico. Si lograba meterle la presión adecuada ese culito sería mío, si le metía presión de mas, quizás lo perdería para siempre. Por fin, se lo deje ir sin rodeos y de una forma clara y directa.
Yo: —Quiero cogerte—.
Aarón me veía confundido, preguntándome que, qué era lo que le estaba pidiendo.
Yo: —Lo que estas oyendo. Te regalo esto si me dejas quitarte tu virginidad, porque supongo que nunca has estado con algún otro hombre, ¿verdad?—.
Esa pregunta también era decisiva, si me decía que sí, perdería levemente el interés en él al no ser el primer hombre en su vida. Si me respondía que no, entonces mis ganas de follarlo incrementarían. Se quedó un momento callado, pero me dijo que nunca había hecho nada con nadie y que estaba muy confundido de mi actitud. Me recalcó que él era heterosexual y que no podía estar con un hombre. Yo afirme que esa era una de las razones por las que me gustaba, me gustaba por su hombría y la quería para mí.
Le dije que no le diera tantas vueltas al asunto, que la respuesta era sí o no. Si era si, tendría a sus pies todo lo que quisiera. Si la respuesta era no, entonces tendría que volver a su pobreza cotidiana. Le dije que eligiera bien y que le daba unos días para decidir. Cerré la cajita y le dijé que la conservara. Que cuando pensara en su decisión viera ese regalo. Señalando que, si no lo querría él, encontraría a alguien que sí. Además, que eso era algo que muchos jóvenes hacían, que podría ser su sugar daddy.
Mi sobrino aceptó el regalo y se fue. En nuestro abrazo de despedida pude tocar sus nalgas por primera vez sin ninguna contemplación. Aunque Aarón no me dejo tocarlas a mi gusto, si las toqué lo suficiente para sentir dos globos de agua firmes y redonditas, deliciosas.
Lo deje descansar dos días de mí, sin llamadas ni mensajes, nada. Decidí dejarlo solo y sus pensamientos pues en la casa se veía bastante confundido. Yo sabía que el caería. Al tercer día le mande un mensaje diciendo que solo le quedaba un día para decidir y que, si era no, iba a pasar por mis cosas a su casa. Recibi una respuesta para vernos al otro día en mi casa y le dije que aquí lo esperaba.
Le mandé in Uber a su casa. Al llegar, me dio varias evasivas de que podríamos hacer, pero mi respuesta era clara. Era su virginidad o no quería nada. Al final, terminó cediendo a mis caprichos cuando enojado me paré y le pedí su reloj, que ya estaba usando.
Traía un pantalón blanco que lo hacían verse más sabroso y antojable de lo que ya estaba. Su pecho se asomaba en la camisa que traía y sabía que no podía dejar ir a ese bombón sin haberle roto su culo. Cuando por fin decidió, me pare atrás de él, sintiendo su nerviosismo, quizás imaginando que ahí lo haría mío, pero no, mis planes eran torturarlo más, diciéndole que en unos días seria brutalmente desvirginado. Eso si, antes de mandarlo a su casa lo tome de sus muñecas y lo jale hacia mí, ahora sí, tocando su cuerpo sin ningún reproche. Empezando por sus brazos que tanto me encantaban, metiendo mis manos en su camisa, logrando acariciar su pectoral. Lo giré para que quedáramos frente a frente y lo abrasé para manosearle las nalgas. Eran perfectas, cuando intenté meter mis manos adentro de su pantalón, mi sobrino se asustó y se zafo de mí, haciéndome soltar una carcajada.
Al otro día, para asegurar a mi presa, le escribí pidiéndole documentos pues después de su desvirginización brutal, iríamos al banco a tramitarle su tarjeta de crédito para que pudiera comprar libremente lo que quisiera.
El día en el que me iba a comer a mi sobrino llegó. Lo estaba esperando con mi bóxer nada más. Al entrar, noté que seguía usando mi reloj. Venía muy guapo, como siempre. Lo recibí dándole un juego de llaves, diciéndole que podría entrar y salir cuando quisiera y que podría traer amigos o amigas, solo que me avisara si lo haría. Le ordené que subiera a mi habitación, manoseando sus nalgas mientras subía las escaleras.
En mi cuarto había una película porno que había puesto para entra en calor. Le pedí que me acompañará a verla sentándonos en la cama. Comenzando a tocarlo por su cabello, acariciándolo lentamente, bajando por su espalda. No aguanté más, quería acción. Le pedí que se parará frente a mí y comenzará a desnudarse. Le dije que mientras lo hacía, que fuera sensual, que me provocara, que imaginará que estaba en una competencia fitness y pasará para mí. Eso me excitaba bastante, ver a un hombre seguir mis órdenes, a un macho inalcanzable para muchos.
Comencé a manosearme viendo a mi sobrino hacer eso, aquel hombre estaba obedeciéndome sin reprochar, aunque era torpe por su nerviosismo, aquella imagen era perfecta. Cuando se iba a quitar el pantalón, le dije que se diera vuelta, quería ver todo lo que me iba a comer. Casi me infarto cuando aquellas nalgas salieron a relucir en su bóxer blanco, se veían exquisitas, tenían escrito “cómeme.” Con mis ojos me comía el cuerpo de mi sobrino, lo ponía nervioso. Buscaba sus ojos para hacer contacto visual, pero él me evadía la mirada.
La película porno se paró porque ya había terminado. Le dije a mi sobrino que se subiera a la cama ya totalmente desnudo y con mi verga al mil. Encendí la cámara de mi laptop para grabar la desvirginización de mi propio sobrino. Aunque se opuso, no había mucho que pudiera hacer.
Estando en cama, le ordene que se colocará en cuatro, dejando expuesto sus musculosas nalgas a mis antojos. Tenía los ojos a punto de soltar en llanto, podía ver su humillación en todo su cuerpo.
Lo primero que quise comerme fue ese rico culo que tenía mi sobrino. Mi boca se hundió en ese par de melones musculosos que poseía, haciendo todo lo posible para separar esas musculosas nalgas y llegar hasta su virgen orificio. Mi lengua recorría las paredes de esa cavidad anal con unos antojos que, ufff… no puedo describir. Tener a ese macho así en mi cama eran una de las cosas que más me excitaban en el mundo.
Tomaba mis manos gordas y las colocaba en sus melones, los apretaba, los manoseaba a mi antojo. Mis dedos se posaban firmemente con ellas, las jugaba como si fueran pelotas, rebotando mis nalgas sobre ellas.
Jugaba también con su verga expuesta, que permanecía flácida. Una mano jugaba con sus balones, la otra lo manoseaba en la verga y mi boca seguía en busca de ese orificio, alcanzándolo en algunos momentos y hasta mordiéndolo. Podía sentir la tensión en el cuerpo de mi sobrino y los movimientos que hacia como para impedir que lo manoseara o que mi lengua se pusiera en contacto con su virginal orificio.
Mi lengua no le daba tregua a sus musculosas nalgas, quería lubricarlo lo mejor posible con mi propia saliva. Le arañaba sus musculosas piernas, tocaba su abdomen y jugaba con sus pezones, quería tener más manos para hacer todo junto, que no hubiese parte de su cuerpo que no dejara sin manosear, sin disfrutar. Tomaba mi celular para sacar fotos de aquello, tenía que guardar evidencias para poder chantajearlo después.
Por fin, mi lengua había conseguido llegar al fondo de su orificio, y así lamiéndolo, decidí meterle un dedo. Mi dedo tardo en entrar, pero cuando lo hizo, mi sobrino soltó un gemido de dolor. Pude sentir la presión de su esfínter en mi dedo, aun no se daba derrotado. Seguí haciendo presión para introducir aquel objeto extraño en el cuerpo de mi sobrino. Mas gemidos y movimientos para adelante vinieron, tomándolo con mi otra mano para acercarlo a mí, logrando penetrarlo por primera vez. Por primera vez, un macho varonil sentía un objeto extraño entrando en su cuerpo, esa era la primera desvirginización que recibía de mi parte.
Continúe el entra y saca de mi dedo en su culo. En cada cm que recorría, mi dedo era aprisionado por una rica cavidad anal que nunca había sido explorada. Seguí penetrándolo con un dedo mientras me comía sus nalgas con mi boca. Amaba morder esos balones que ahora me pertenecían.
El segundo dedo llegó, encontrando la misma resistencia que el primero. El tercer dedo logró entrar después de un rato. Mi sobrino no aguantó ser invadido de esta manera y termino sucumbiendo, cayendo sobre la cama boca abajo, dejando su culo aún más expuesto. Aproveche esta situación para dejar mis tres dedos en su culo y subirme a su espalda, tomando con mi otra mano su muñeca y poniéndole frente a su cara su reloj, en lo que le susurraba que sería mío, que sería yo quien se lo cogería por primera vez. Mi sobrino solo gemía de dolor, era como un muñeco de trapo a mi merced.
Estuvimos un par de minutos jugando a que lo penetraba con mis dedos, a que mientras lo hacía, manoseaba su verga, le daba nalgadas y me comía todo lo que yo quisiera, siempre boca abajo.
Decidí cambiar de posición, acostándome yo en mi cama y ordenando a mi sobrino que se pusiera en cuatro arriba de mí, para quedar en 69, o sea, mi cara comiéndose su verga y él comiéndose la mía. Comencé como un loco a comerme su verga flácida. Le ordené que hiciera lo mismo con la mía. Tardó en intentarlo y cuando lo hizo, sus movimientos eran torpes y sus reacciones de asco no se hicieron esperar.
En esta pose, mis manos se posaban sobre sus nalgas, separándolas e invadiéndola. Su verga dentro de mi boca poco a poco comenzaba a crecer, revelando un prominente tamaño. Manoseaba sus pezones también sin sacarme ese rico trozo de carne. Sentía los labios de mi sobrino jugando con la mía, y casi por instinto, empecé a hacer movimientos como si me cogiera su cara, lo que hizo que varias veces se quisiera vomitar.
Estaba disfrutando tanto, como pocas veces. Seguimos en esta pose varios minutos más, humillando de todas las formas en las que podía a mi viril sobrino. Mi sobrino intentó para su desvirvinización haciéndose para adelante, dejándome su culo en mi estómago, dándome una vista espectacular. Yo solo me limité a seguirlo penetrando con mis dedos.
Cuando noté que su culo ya estaba listo para recibir mi verga, lo volví a poner sobre mi cama en cuatro. Me coloqué detrás de él y comencé a jugar con mi verga, nalgueando con ella sus nalgas, pasándolo arriba y debajo de su orificio, sintiendo ese hoyito calientito con mi cabeza y dejándole mi liquido pre seminal. Quería aumentar mi humillación así que le dije a mi sobrino que él tenía que ser quien se penetrara contra mí.
Lentamente mi sobrino fue moviendo su cuerpo hacía el mío. Yo coloqué mi verga frente a su hoyito sabroso, tomándola con una mano para darle más firmeza y con la otra sus caderas. De la nada, justamente al sentir mi cabeza el contacto con su orificio, mi sobrino se detuvo, lo que me enojo un poco. Para castigar su conducta desobediente, tomé impulso con la mano con la que lo tenía agarrado y le dejé ir un buen aventón de verga, la cual, embono bastante bien, uno o dos cm más la cabeza. Esto provocó que mi sobrino se arqueara y emitiera un gemido de dolor incontrolable, pidiéndome que me detuviera.
Yo ignoré sus peticiones y dejé mi verga en donde había entrado. Sentí como se había roto su esfínter en este movimiento. Sentía una sensación tan tica al sentir mi verga presionada por ese par de melones musculosos que tenía, deseando sentir cm a cm aquella cavidad anal explorada con anterioridad con mis dedos. Mi segundo movimiento invasivo llegó, embonando mejor mi verga en su orificio.
Mi sobrino no aguanto mi segunda envestida y se calló a la cama, boca abajo. Yo seguí su movimiento sin quererme salir de su culo. Cuando caí sobre él, pude tomar ese impulso para, ahora sí, clavarle toda mi verga en su apretado culo. Sentí mi verga bien adentro, bien clavada. Mi sobrino no dejaba de gemir de dolor. Seguí ignorando sus suplicas, diciéndole que si era hombresito tenía que aguantar como los machos.
Estando los dos así acostados, yo sobre él, comencé a destrozarle ese rico culo, comenzando con un vaivén un poco lento que fue subiendo de intensidad. Tenía el vigor de un adolescente cogiendo a pesar de mis años. Quería sentir cada cm de esa cavidad varonil siendo destrozada por mi verga.
Mis gemidos de placer eran mezclados con la cama golpeándose contra la pared por la furia de mis envestidas, además de que los gemidos de mi sobrino no habían cesado ni un solo momento. Mi pelvis contra sus nalgas también producía un ruido muy rico. Las musculosas nalgas rebotaban muy bien mi cuerpo, logrando meter más profundo mi verga. Mi excitación era mayor al saber que era el primer hombre que se cogía a uno que nunca imagino ser penetrado por otro hombre.
Seguí así, cogiéndomelo de una forma brutal por varios minutos, creo que en esta pose duramos como media hora. Yo no quería detenerme, quería seguir cogiéndomelo así toda la noche.
Estaba sometiendo a mi sobrino, diciéndole que era mi puto, le daba cachetadas y escupía saliva en mis dedos para penetrarle la boca con ellos. Le decía lo mucho que me gustaba su culo y le apretaba su cabeza contra la cama. Ahora mi actitud sobre él ya no era tierna, era ruda, era salvaje.
Decidí que, si era mi puto, tenía que cogérmelo como tal, así que lo puse nuevamente en cuatro. En esa pose, volví a tomar mi verga y apuntar a su orificio, solo para penetrarlo con un fuerte golpe y continuar mi brutal invasión. Podía sentir como su esfínter palpitaba, como sus entrañas apretaban mi verga, como su cuerpo estaba caliente por adentro. Todo aquello me tenía como una bestia cogiendo a su víctima. Sus gemidos solo aumentaban mi furia, lejos de tener consideración con él, quería hacérselo más y más fuerte. Destruirle su culo.
Lo tomaba de sus hombros para tomar impulso y golpearlo más salvaje. Que mi verga entrará lo más profundo que se pudiera. Tomaba sus caderas y como un toro en brama le dejaba ir mi pelvis contra sus nalgas, paz, paz, paz, era el sonido que más se escuchaba. Tomaba mi celular algunos momentos para filmar como me cogía a mi sobrino, aunque la lap continuase grabando. Lo tomaba del pelo y le levantaba la cara justo a la cámara de mi lap.
Lo seguí cogiendo con la misma brutalidad toda esa tarde y parte de la noche. Pocas veces le vi él rostro a mi sobrino, pues su vergüenza lo hacia hundirla en la cama. Cuando lo veía, veía la cara de un hombre humillado, sobajado, dominado por otro y con muchos pensamientos de inseguridad y de duda.
Yo: —Así, así sobrino, así. Cómetela más, cómetela toda. Mira como tienes este culo, esta todo abierto. ¿Sientes cómo te la estoy metiendo? Que hombre tan mas varonil, que culo tan mas apretado. Ah, ah, ah, me encanta tu culo, mi amor. Je, je, je, ahora eres mi puto. Tienes la verga de otro hombre en tu culo. Ufff, que rico culito me estoy destruyendo. ¿así te cogías a tus viejas, verdad?—.
Cuando llegó el momento de dejarle mis hijos dentro de su culo, empecé a darle más y más rápido. Como si aquello fuese posible. Sacaba muy poco mi verga y se la volvía a meter. Si alguien me viese a la cara en ese momento, diría que tenía una expresión de inmenso placer, de lujuria, de deseo, de perversión, de maldad. Todo eso combinado al someter de esta forma a mi sobrino.
Me abrasé a su cuerpo sin dejar mi vaivén, casi recargando todo mi pesor sobre mi sobrino. Él era musculoso, seguro aguantaba todo mi peso y aún más. Aprisionaba más a mi sobrino contra mi cuerpo, jalándolo con todas mis fuerzas y poco a poco disminuyendo la intensidad en mis movimientos, pero aumentando la fuerza con la que lo penetraba. Mis gemidos cambiaron a unos ruidos de victoria. —Ah, ah, ah—. Decía una y otra vez. —Ah, ah, me vengo, ah—, comencé a gemir más fuerte.
Por fin, mi leche estaba invadiendo al culo heterosexual de mi sobrino. Un líquido viscoso salía de la boca de mi verga, inundando aquellas paredes que lo aprisionaban. El líquido caliente junto con el calor de la cavidad de mi sobrino, me hicieron perder por unos segundos contacto con la realidad. Fueron cinco disparos que le di. Sentía como quería dejar mi alma dentro de ese culo, perdiendo toda mi fuerza en él.
Mi sobrino termino sucumbiendo a mi peso y lo que había acabado de pasar. Otro hombre había dejado su semilla en su interior. Que cosa tan humillante para un macho heterosexual, ¿No lo creen así? Nos quedamos así, yo sobre mi sobrino, acostados en la cama por unos segundos, en lo que yo intentaba reponer mis fuerzas a tan brutal cogida que le había proporcionado.
Lentamente retire mi verga de ese culo que había quedado destruido, podía ver el enorme agujero que había dejado. Inmediatamente al retirar mi verga, empezó a escurrir mi leche afuera del culo de mi sobrino, escurriendo por todas sus piernas. No pude tener una cara de mayor gozo al ser este mi trofeo principal. La cara de mi sobrino era de confusión, se tocaba su culo como midiendo lo abierto que estaba.
Tío: —Hiciste un gran trabajo sobrino. Tu culo es perfecto—. Me limité a decirle mientras me levantaba de mi cama.
De la nada mi sobrino comenzó a llorar como un bebe. Esto me enterneció mucho y decidí consolarlo, abrazándolo y diciendo que todo estaba bien, mostrándole su reloj y diciéndole que vendrían mejores cosas para los dos. Se tranquilizó y se quedó con la cara hundida sobre la cama por varios minutos. Yo comenzaba a ponerme incomodo pues ya había tenido mi objetivo y quería que se fuese de ahí.
Lo vi tan mal que después cambie mi pensamiento y le ofrecí quedarse en mi casa, quizás más noche se me antojaría cogérmelo una vez más pero el rechazo la oferta. Al final decidió irse, tomando sus prendas y cambiándose nuevamente. Yo le manoseaba su musculoso cuerpo mientras él se vestía, quería seguir disfrutando más de ese cuerpo, aunque ya me lo hubiese cogido, como a tantos otros.
No podía caminar muy bien, tambaleaba un poco y se tocaba una y otra vez su orificio, como que no podía creer que le había quedado tan abierto. Bajamos a la sala a esperar el Uber que lo llevaría, que era un viejo conocido mío al que también me había cogido en un par de ocasiones. Este amigo, me traía a mis muchachos y los llevaba a su casa con toda la discreción del mundo.
Platicamos un poco en la sala, haciendo planes a futuro. Las respuestas de mi sobrino eran bastante evasivas y monosílabas, le daba pena verme a los ojos pues evadía cualquier contacto visual y mantenía su cabeza mirando hacia el suelo. Yo, por el contrario, lo veía con un aire de superioridad, de victoria, aseándome de un lado a otro en mi sala.
Por fin llegó el Uber y al despedirme, justo en la entrada de mi casa, comencé nuevamente a abusar de el. No podía irme sin desvirginarlo en todos los sentidos. Quería ser el primer hombre que se lo comiera de todos lados y solo me faltaba esa boquita.
No puso mucha resitencia pero tampoco cooperaba con el beso. Mi lengua recorrio su boca, entrando en ella y mordiendo sus labios. Meintras lo besaba, mis manos buscaban sus hermosas nalgas y las metí bajo sus pantalones, buscando ese orificio enorme que le había quedado, volviéndolo a perforar con mis dedos. Estuvimos así por unos minutos hasta que lo solté.
Camino torpemente hasta el Uber, mientras yo, con una mirada indiscreta le hacía saber a mi chofer que ese era uno más de mis muchachos. También veía el cuerpo de mi sobrino caminar torpemente y pensar en cuantos amigos más disfrutarían de ese culito heterosexual, creo que podría hacer un buen negocio con él. Mi sobrino se subió al coche y yo cerré la puerta para subir a mi habitación a tomar un rico baño y descansar.
Mientras disfrutaba de la ducha, puse en la tele la grabación de hace un momento, como música de fondo, para disfrutar de mi baño. Es así como logré penetrar a mi sobrino y aquello, apenas había comenzado.
Muchas gracias por leer mi relato.
Pienso seguir escribiendo esta historia, desarrollando más los personajes.
Y como siempre, te dejo el link del vídeo que inspiro este relato: https://ladosensible.blogspot.com/2014/03/papa-me-violo-y-lo-gravo-en-la-webcam.html
Puedes escribirme a [email protected]
Si quieres que alargue alguna de mis historias solo pídelo.
Agradezco todos los comentarios que me envían.
He tomado nota de todas sus recomendaciones y peticiones.
Gracias.
Supongo que las aventuras de Aarón apenas empiezan. Ya estamos deseosos de leer cómo continúan.
Demasiado largo aburre y quita la exitacion