Día uno
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Solrac96.
Fue un día común cuando la confianza de su labia tocó lo más sensible de mis adentros, produjo un
fluido de emociones como cuando lees un hermoso verso.
Con tan solo dos palabras, se hizo presente la excitación de mi cuerpo que llevaba rezagada algunos
ayeres; así fue como llegó él, así es como surgió esto…
Como inicio a describir la primera vez que vi aquel cuerpo varonil y una mirada de desconcerto, lo vi
cruzar la calle y desde ese entonces supe que mojaría mi cuerpo, la palpitación se hizo presente en
mi miembro y conforme avanzábamos mi mente recorría lo que podría suceder, la duda era ¿cómo
alguien como yo satisfacería un cuerpo y mente como el que tenía frente a mí?
Al llegar solo pude ver sus ojos y poco a poco fue contemplando aquel monumento; tenía una mirada
de picardía, el solo hecho de ver aquello me inducía pensamientos que nunca pensé cabrían en mí y
fue cuando le pregunté de qué manera iniciar.
Lo último de lo que fue consciente mi cuerpo fue acercarse a besar sus labios e ir bajando
lentamente por tan espectacular cuerpo, en ese momento, mi cuerpo ya no me pertenecía, lo había
robado por completo; fui besando lentamente su cuello como mi cuerpo me lo pedía, presionaba
aquel detallado torso de la manera en que abrazas una almohada cuando te encuentras lastimado,
lentamente mis brazos me pedían despojar de su armadura a tremendo caballero y fue cuando lo
despoje de su armadura, aprecié durante unos segundos lo que el momento me mostraba y
nuevamente recorrí el trayecto de sus labios a su pecho seguido por el despoje de mi playera, así
estábamos, cuerpo a cuerpo.
El ambiente era tan caliente que por unos segundos sentí que nuestros cuerpos se fusionarían, era
tanta mi excitación que mi mano sin pensarlo tomo aquel bulto el cual sobaba con la delicadeza en
que tomas una rosa para no tirar sus pétalos y su mano hizo lo mismo, lentamente lo despoje de su
pantalón y él del mío y fue cuando pude contemplar por fin aquel cuerpo que me éxito, aquellos
brazos que si no son grandes, se encuentran bien definidos, un torso en el cual se apreciaba el
trabajo que se le dedicaba, una espalda digna de morder, y al fin llegamos a aquello que me terminó
de matar, unas piernas firmemente torneadas y un trasero tan duro que podría romper una nuez con
él.
Un silencio se hizo presente por algunos segundos, acto seguido continuamos con el jugueteo de
nuestros labios y nuevamente retome el juego que mi subconsciente había iniciado, lentamente baje
nuevamente mi mano y tome su miembro, el sentir su líquido pre seminal me puso de una manera
que no puedo describir, así fue como fui bajando por ese cuerpo hasta llegar a su miembro y sin
despojarlo de la única prenda que le quedaba masajeaba su pene con mi bosa, me excitaba sentir lo
húmedo de su bóxer en mis labios y poco a poco liberé eso que me estaba volviendo loco, al verlo
no lo pensé dos veces y lo comencé a meter poco a poco a mi boca, jugueteaba su glande con mi
lengua y conforme pasaba el tiempo lo metía y sacaba de mi boca con mayor velocidad, mientras mi
manos lo masturbaban por momentos, pasaba mi lengua por sus testículos y los jugueteaba, el
escuchar los suspiros que producía conforme continuaba con el acto me ponía a mil y lentamente
recorrí nuevamente aquel cuerpo para llegar hasta su boca, esta vez nuestros labios no solo se
unían, nuestras lenguas fueron participes de glorioso espectáculo y con la adrenalina al mil él tomó
mi miembro y lo masturbo como si de eso dependiera seguir respirando y sin soltarlo beso mi cuello.
El sentir aquella lengua recorrer mi cuello y sus ligeros suspiros sobre el mismo me produjeron un
espasmo que me hizo no poder contener mis gemidos y eso parecía excitarle, sentía que le daba
poder y conforme más me retorcía él fue bajando lentamente hasta que llegó a mi pectoral y con
ligeras mordidas y jugueteos de lengua en mi pezón, generaba más de aquellos gemidos que lo
hacían subir de ritmo.
Entre el éxtasis de sentir su cuerpo recorrer el mío no me percate que ya había llegado a mi miembro
y lo introdujo en su boca y con ligeros movimiento de meter y sacar
producía el mejor placer que había sentido en años, continuamos con nuestros juegos por algunos
minutos hasta que se encontraba tumbado en la cama.
Con una sonrisa risueña pregunte -¿qué me
quieres hacer?- mientras con mi culo frotaba aquella verga que parecía estallar, él simplemente
contestaba -lo que tú quieras- mientras sonreía y daba pequeños suspiros que me ponían al mil y
sin pensarlo intente introducirlo, acto que fue fallido por el dolor que esto me produjo, al pasar un
momento con el jugueteo de besar su cuello y frotar su verga con mis nalgas, decidí intentarlo
nuevamente.
Era notorio que era algo inexperto en el acto, pero eso no me contuvo y sin pensarlo lo
introduje y con su ayuda logró entrar en su mayoría y entre suspiros de placer y dolor me fui
acostumbrando y poco a poco moviendo, a pesar de que no tener experiencia comencé a moverme
sin importar el dolor que eso me causaba, sin embargo, era más la calentura del momento y el
morbo de hacer aquello de lo que nunca estuve seguro.
Ver su cara conforme aumentaba la velocidad de movimientos me causaba placer y poco a poco el
aumento el movimiento de su pelvis de una manera en que entró el resto de aquel miembro,
provocando soltará un gemido de placer y a su vez propiciándole un golpe por el dolor que eso me
produjo.
No podía evitar la lujuria del momento y le pregunte –acaso te gusta cómo me muevo- por lo
cual él me contesto –enserio no puedo creer que nunca lo hayas hecho- el escuchar esas palabras
salir de su boca seguida de suspiros provocaba que mis movimiento fueran más veloces.
Al paso del tiempo tome un descanso y fue cuando él tomó el control de la situación y me pidió
ponerme en cuatro y poco a poco introdujo su miembro nuevamente, en verdad no sé cómo describir
lo bien que me hizo sentir aquel acto; lo hacía de una manera en la que pareciera conocer mi cuerpo
y sentir aquello que me pasaba, parecía conocer al cien mi anatomía y sin pensarlo comenzó con un
mete y saca que cada vez fue más constante, una parte de mi pedía a gritos que lo sacará y otra que
nunca lo hiciera, era una mezcla de dolor y placer, aquel dolor me generaba el mayor placer que mi
cuerpo a sentido hasta el momento y mi gemir se hizo presente; sus movimientos eran tan
constantes que podía escuchar el sonar de mis nalgas con su cuerpo y eso generaba más excitación
en mí, en verdad no quería que aquello terminará nunca pero no se lo hice saber y fue cuando decidí
cortar el momento…
Le pedí que me lo sacara y como el caballero que era, lo hizo; segundos después nuevamente
nuestras bocas se encontraron y comenzó nuevamente el juego de lenguas y besos con el que
comenzamos y al encontrarme cerca de su oído le suspiré –déjame metértelo, no tienes ideas
cuantas ganas tengo de probar esas nalgas tan firmes que te cargas- y él se negó, unos minutos
más en el mismo juego y bajo una constante insistencia lo pedí nuevamente y él accedió aunque aún
algo dudoso de su decisión; he de adelantarme a decir que una parte de él sabe que fue la mejor
que pedo tomar.
-ponte en cuatro- le dije, y él accedió y con poca delicadeza le metí mi miembro provocando que el
se alejara y lo sacara –no manches, despacio- me dijo, y nuevamente lo intentamos, debo decir que
ser delicado y considerado no es lo mío, por lo cual nuevamente repetí mi error, pero esta vez no lo
saque y aprecie aquella cara de dolor que presentaba, ver el color rojo de su rostro y cuello me puso
aún más caliente de lo que me encontraba e inicie el mete y saca de una manera muy brusca por lo
cual el me pedía que lo sacara, pero no obedecí, el escuchar el choque de sus nalgas bien
torneadas con mi cuerpo me producía un gran placer y ese sonido pudo ser la melodía más excitante
que he escuchado hasta el momento y después de unos minutos me pidió que parara y ésta vez
accedí.
Tomamos un descanso un momento mientras comentábamos un poco sobre nuestra vidas y que
más íbamos a hacer, por lo cual pregunté -¿dónde te gustaría venirte?- a lo cual no me dio una
respuesta concreta, simplemente un –no sé, ¿y ti?-, -donde a ti te guste- y él nuevamente sonrió y mientras nuevamente se incorporaba al juego me dijo –aquí- mientras señalaba mi abdomen a lo
cual respondí con una sonrisa y continuamos con el jugueteo.
Entre este lapso de tiempo nuevamente me monte en él y decidí nuevamente masajearle su pene
con mis nalgas y a él parecía gustarle y sin pensarlo me metí de un jalón su trozo produciendo
nuevamente un ardor que no podía controlar pero la adrenalina me hacía olvidar y me comencé a
mover cual puta por dinero y de una manera que yo desconocía podía hacerlo, el simplemente
jadeaba de lo que puedo afirmar era placer, así fue como continuo este juego; para suerte de ambos,
mi celular sonó y era un mensaje de mi madre por lo cual marque para conocer el motivo del mismo
y la respuesta fue sinónimo de terminar el juego.
Tras desalentadora noticia no quedo más que terminar con un par de besos y la pregunta del millón
¿quién termina primero?, entre besos y jugueteos acordamos que yo terminaría primero; él se
encontraba sobre mí y masturbaba mi pene tan rápido y de una manera tan agradable que yo gemía
de placer y de una manera como jamás lo había hecho y entre estos gemido y pequeños espasmos
solté algunos chorros de semen que rápidamente se expandieron por mi abdomen provocando aún
más excitación en mi acompañante acto seguido, el comenzó a masturbar su pene con aún más
lujuria y velocidad y unos minutos después broto aquel elixir que anhelé tener en mi desde el
momento que inició aquel juego, salieron de una manera tan potente que llegaron a mi pecho y de
solo sentirlos nuevamente solté un pequeño gemido.
Se levantó y me paso el papel para limpiarme no sin antes el tomar un poco para limpiar lo poco que
le llegó a alcanzar, así fue como terminó la primer lección de juego que me brindo, se marchó con
una promesa de seguir y enseñarme nuevas cosas, cosas que no conocía, cosas que ni mi
imaginación pensaría…
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