(Diario de Álvaro #2) Mi primera penetración
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JovenGuarrete.
Ya habían pasado unos años desde mis experiencias con Iván, Christian y Alfonso.
Ahora yo tenía 10 años e iba a 5° curso.
Siempre había venido con nosotros un chico de 13 años llamado Luis que había repetido los mismos cursos que Iván.
Luis era portugués y por eso no pronunciaba muy bien el español.
Medía 1,70 metros aproximadamente, tenía el pelo negro corto y con algunas ondas, ojos negros y tez muy blanca.
También tenía una bonita barriga de esas "cerveceras" que tanto me gustan y además empezaba a tener una pelusilla (ahora que lo pienso algo fea) en el bigote, debido a que era de los mayores de la clase.
Pero Luis tenía un serio problema que causaba que todos se burlasen de él: olía mal.
Pero muy muy mal.
No era un sudor de adolescente que se produce en cualquier momento, sino un olor penetrante, rancio que se olía a varios metros.
Un día en Educación Física iba corriendo con Alfonso detrás de él.
-Luis es un cerdo.
No se ducha nunca.
Mira que acabamos de empezar a hacer deporte y ya apesta- dijo Alfonso para que lo oyese Luis, que siempre se metía con todos.
Incluso a mi me llamaba mariquita en el colegio y luego en casa nos refrotábamos casi todas las tardes que estábamos solos y nos besábamos en la mejilla y en el cuello.
-Cállate, si no quieres tener problemas a la salida- contestó Luis.
Alfonso lo adelantó haciendo gestos de arcadas y le dejó en paz el resto de la clase.
Cuando terminó la clase me tocó recoger todos los materiales con una compañera, así que cuando llegué a los vestuarios no quedaba casi nadie.
Tras lavarme las axilas y cambiarme la camiseta y los calcetines me dispuse a salir, pero me di cuenta de que Luis estaba sentado en los bancos.
Me acerqué a el porque me daba pena que todos se metiese con él, que le empujasen y que hasta le bajasen los pantalones en medio del patio para ver si tenía los calzoncillos sucios (cosa que casi siempre sucedía).
Me senté a su lado y le puse una mano sobre la espalda, pegajosa por el sudor.
-Hey, ¿estás bien?- le pregunté
-No.
¡¿Cómo quieres que esté cuando todo el mundo se mete conmigo?!- me gritó.
-Oye yo te pido perdón si alguna vez te he insultado, pero es para que ninguno de mis amigos me deje de hablar- le susurré.
En ese momento me di cuenta de que ya había recogido sus cosas pero que no se había cambiado su camiseta ni sus calcetines, ahí tenía una explicación a su desagradable peste corporal (aunque más tarde descubriría que no sería la única).
-¿De qué me sirve eso si estoy casi siempre solo?- me contestó duramente.
Estaba bastante alterado pues sus manos temblaban.
Yo quería ayudarlo.
-Si quieres podemos ser amigos fuera de la escuela, aquí no porque entonces también me insultarían a mi.
Esta tarde voy a estar sólo, ¿quieres venir a comer y a pasarla allí?- ofrecí.
-Bueno, podríamos intentarlo.
Tras comer en mi casa nos pusimos a jugar en la consola pero a mi se me terminó poniendo duro el miembro, seguramente por el olor de sudor rancio de Luis que ya empezaba a acostumbrarme así que le propuse ver porno (Christian y yo habíamos empezado a verlo con 9 años las veces que nos la cascábamos juntos) y mi sorpresa fue que él accedió.
Obviamente el veía mucho más y se masturbaba mucho más porque tenía tres años más.
Cuando nos bajamos los pantalones y los gayumbos vi que en los suyos, que eran grises, había manchas blancas, amarillas y por detrás marrones (también era ciero que no se los cambiaba con frecuencia) aunque en los míos también había una pequeña manchita marrón (por muy cuidadoso que soy siempre sale xD) y Luis se dio cuenta de que los obserbaba y empezó a poner mala cara.
Tenía que decir algo para que no se enfadase así que señalé las manchas blancas.
-¡Anda! ¿Ya echas leche?- pregunté.
Luis se relajó.
-Sí, desde hace unos meses me sale- me contestó con orgullo.
– Ahora la verás supongo.
-Guau qué suerte.
Yo todavía no la echo- y tenía gana de verla porque ni Alonso ni Christian la echaban por ser peques como yo y la de Iván tampoco la había visto porque me la había derramado en la boca y a continuación me la tragué.
Puse una página de porno gay que veía con Christian y se ve que acerté porque a Luis se le paró a los pocos minutos.
Tenía una verga muy blanca, unos huevos bastante grandes y una importante cantidad de pelos negros.
-Vaya pelambrera tienes- comenté.
-Sí jajajaja.
Ya soy un hombre.
Me tumbé a su lado y nos empezamos a masturbar.
La polla de Luis alcanzó los 14 cm mientras la mía todavía en crecimiento llegó a los 11 cm.
La de Luis estaba bastante húmeda a pesar de que no se la había descapullado entera y además se llenó la habitación de un olor dulzón, aunque también agrio que procedía de los huevotes de Luis.
Ese olor provoco que me viniera enseguida.
Como yo había terminado conmigo le pregunté a Luis si podía pajearlo a él y accedío.
Para estar más cómodo me tumbé sobre su barriga, tendo a escasos centímietros su miembro.
Lo agarré y emoecé a moverlo.
La tenía muy húmeda y desde mi posición me llegaba el pegajoso olor de su sudor.
Además estaba tumbado en la misma camisa con la que habia hecho deporte y también me llegaba su peste.
-¿Puedo chupártela?- yo ya estaba durísimo de nuevo y quería probar de cerca ese pene apestoso que además era el más grande que había visto hasta entonces.
-Si te apetece.
Se sentó en el borde de la cama y yo me puse de rodillas.
Le descapullé porque nos habíamos estado pajeando sin haberlo hecho y me azotó un olor muchísimo más nauseabundo.
Su cabeza estaba muy pegajosa y además estaba llena de grumos blancos y amarillento (yo ya sabía que eso era requesón o esmegma y que salía cuando no te lavabas bien ahí).
De dio cuenta de que me lo quedé mirando con cara asqueada.
-Venga, no me hagas esperar más que se me baja.
Como no quería probar todavía el requesón le empecé a lamer las pelotas sudadísimas y me encantó su sabor.
Se notaba que estaban sin lavar de bastante tiempo y yo me dispuse a dejárselas limpitas para que no se burlasen más de él.
Al probar su sudor de huevos me puse aún más cachondo así que ya no me daba más asco su miembro y me lo metí en la boca.
Tenía un sabor asqueroso pero como Luis ya tenía una cara de placer tremenfa se la seguí chupando hasta que se vino, aunque esta vez no tragué su semen porque sabía muy rancio y me dieron unas pequeñas naúseas.
De todos modos su pene había quedado bastante limpio pues me había comido casi todo el requesón.
Seguimos jugando videojuegos hasta que Luis se fue a su casa.
Los días siguientes que yo estaba solo volvía a invitar a Luis a mi casa para comérsela hasta que me termine acostumbrando a su mala higiene y sabor y ya no me daba asco dejársela limpita y tragarme su leche.
Un día en el colegio me invitó a ir a su casa y yo accedí encantado pues nunca había invitado a nadie y yo me sentía especial.
No vi mucho de su casa salvo su habitación, que olía igual de mal que él pero con mayor intensidad pues estaba desordenada, había ropa sucia por todos los sitios y pañuelos de papel con restos de seguramente semen de sus pajas.
Me tumbó en la cama y sin decir nada me empezó a besar en la boca.
Nunca había besado un chico en la boca y me dio algo de cosa sentir su lengua tan dentro de la mía además de que era muy baboso y la apestaba el aliento.
De todos modos le dejé hacerlo porque ya me caía bien después de haber pasado tantas tardes con él.
Se tumbó encima mío mientras me daba besos y restregaba su pantalón sobre el mío, y yo notaba su vergota dura deseando salir.
Lo levanté y me puse a bajarle los pantalones y gayumbos sucios (solo usaba tres distintos y dudo que los lavase) para mamársela, pero apartó mi cabeza con una mano.
-Hoy no quiero que me la chupes Alva.
Me gustaría penetrarte.
-¿Queeee?
-Quiero metértela por detrás para que tu así sientas rico también, como yo cuando me deslecho.
-¿Pero sabes hacer eso?
-Nunca lo he hecho, pero he visto muchos vídeos de porno y creo que podré.
Yo también los había visto y no me parecía mala idea.
Además Luis era mayor que yo y supuse que tendría más experiencia así que acepté.
-Ponte en cuatro patas con el culo al borde de la cama y ábre el hoyito que te lo tengo que lubricar para que entre bien.
Eso hice.
Empecé a notar su lengua húmeda en mi hoyito y notaba como entraba casa vez más.
Luego tendría que lavarlo porque iba a dejarlo con el pútrido olor de su aliento.
Sin darme cuenta paró, oí cómo se escupía la polla varias veces y continuación sentí un dolor enorme pues me la había metido de un golpe, y yo como que a mis 10 años no podía meterme de golpe una verga de 14 cm.
Él seguía dándome fuerte y yo notaba su huevos y su abundante bello púbico golpear mis nalgas.
Mi dolor iba disminuyende pero seguía estando ahí.
Luis se detuvo.
-Vamos a ponernos e otra forma- sacó su polla y yo noté lo mismo que cuando cagas un trozo de caca dura enorme- Ponte bocarriba.
Lo hice y me la volvió a meter.
Ahora ya no me dolió tanto y pudeo ver su cara de enorme placer y algo roja por el esfuerzo.
Mientras me daba comenzó a meterme su lengua húmeda hasta el fondo.
Mi pene rozaba su barriga rellenita y de tanto movimiento me terminé viniendo y ahí expulsé mi primer chorro de leche (ya me hacía mayor xD) pero estaba tan cachondo que aguanté hasta que Luis se vino dentro.
No noté su leche caliente por lo dolorido que tenía el culo pero sabía que Luis lo había pasado muy bien porque estaba muy sudado, sus chorros de sudor oloroso al que me había acostumbrado ya estaban arroyando por mi cuerpo.
Cuando sacó su verga estaba cubierta de caca (tened en cueta que yo era virgen y no sabía ni qué era un enema, ni que eso podía pasar).
Yo me puse rojo y le pedí disculpas.
-No pasa nada- contestó sonriendo- Es normal que salga caca si te metí algo por el culo.
Mira se limpia bien- cogió sus gayumbos sucios y se la limpió por la parte del culo, donde estaban manchas marrones.
Ahora una parte de mi caquita estaba con la suya.
Nos tumbamos en su cama y yo empecé a besarle primero en la boca y la cara y luego en todo su cuerpo.
Le lamí los pezones, la barriga.
Y así descubrí que su sudor agrio no sabía mal así que también le lamí sus sobacos peluditos y creo que lo dejé bien limpito pues al día siguiente en clase sólo olía mal su ropa y no él.
Y bueno hasta aquí llega mi primera penetración.
Seguí teniendo muchos más encuentros con Luis en su casa y en la mía durante los siguientes meses hasta que volvió con su familia a Portugal.
Guardo muy buenos recuerdos de Luis porque fue el primero en penetrarme, gracias a él empecé a interesarme en el mundo de los olores y fetiche, y, además, tuve mi primera Infección de Transmisión Sexual por su culpa.
Ya os lo cuento para terminar.
Se rescaba las bolas muy a menudo pero yo pensaba que era por tener tanto pelo ya que yo no tenía y al tenerlo no podía verle las ronchas.
Al acabar de follar siempre estábamos tumbado un rato con nuestros genitales en contacto y ahí me contagió: un día empezaron a picarme a mi también y a salirme ronchitas.
Cuando se lo dije él le preguntó a su hermano mayor que le aconsejó ir al médico.
Allí le comentaron que tenía hongos y le recetaron una cremita que compartí conmigo unos días hasta que se nos curaron.
Buenoo pues hasta aquí mi historia de hoy.
Ya sabéis: si os ha gustado puntuad y dejad comrntarios 😉 Próximamente os contaré mi primera experiencia con el fetiche de pies u otros fetiches a los 11/12 años.
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